Capítulo 74—El canto de los redimidos
Un adelanto de la inefable gloria del cielo—Se me recordó luego la gloria del cielo, el tesoro allegado allí por los fieles. Todo era hermoso y lleno de gloria. Los ángeles cantaban un hermoso himno, luego dejaban de cantar y se quitaban las coronas deslumbrantes, las echaban a los pies del glorioso Jesús, y con voces melodiosas clamaban: “¡Gloria! ¡Aleluya! Me uní con ellos en sus cantos de alabanza y honor al Cordero, y cada vez que abría la boca para loarle, me dominaba un inefable sentido de la gloria que me rodeaba.—Primeros Escritos, 66.VEUC 514.1
Los cantos de los santos—Y todos exclamamos: “¡Aleluya! Muy poco nos ha costado el cielo”. Pulsamos entonces nuestras áureas arpas, cuyos ecos resonaron en las bóvedas del cielo.—Primeros Escritos, 17.VEUC 514.2
Los cantos de los hijos de Dios—Toda la naturaleza, en su incomparable belleza, ofrecerá a Dios tributo de alabanza y adoración. El mundo quedará bañado en luz celestial. La luz de la luna será como la del sol, y la luz del sol siete veces más intensa que ahora. Los años transcurrirán alegremente. Y sobre todo, las estrellas de la mañana cantarán juntas, y los hijos de Dios clamarán de gozo, mientras que Dios y Cristo declararán a una voz que, “ya no habrá más pecado, ya no habrá más muerte”.—El Ministerio de Curación, 405.VEUC 515.1
El coro de los redimidos y los ángeles—Deteneos en el umbral de la eternidad, y oid la misericordiosa bienvenida dada a los que en esta vida cooperaron con Cristo, y consideraron como un privilegio y un honor sufrir por su causa. Con los ángeles, echan sus coronas a los pies del Redentor, exclamando: “El Cordero que fue inmolado es digno de tomar el poder y riquezas y sabiduría, y fortaleza, y honra, y gloria, y alabanza... Al que está sentado en el trono, y al Cordero, sea la bendición, y la honra, y la gloria, y el poder, para siempre jamás”. Apocalipsis 5:12, 13.VEUC 515.2
Allí los redimidos saludan a quienes los encaminaron hacia el Salvador. Se unen en alabanzas a Aquel que murió para que los humanos gozaran una vida tan duradera como la de Dios. Acabó el conflicto. Concluyeron las tribulaciones y las luchas; los cantos de victoria llenan todo el cielo, al rodear los rescatados el trono de Dios. Todos entonan el alegre coro: “Digno, digno es el Cordero que fue inmolado”, y que nos rescató para Dios.—El Ministerio de Curación, 405.VEUC 515.3
El canto de Moisés y del Cordero—Este canto y la gran liberación que conmemoraba, hicieron una impresión imborrable en la memoria del pueblo hebreo. Siglo tras siglo fue repetido por los profetas y los cantores de Israel para atestiguar, que Jehová es la fortaleza y la liberación de los que confían en él.VEUC 516.1
Ese canto no pertenece sólo al pueblo judío. Indica la futura destrucción de los enemigos de la justicia, y señala la victoria final del Israel de Dios. El profeta de Patmos vió la multitud vestida de blanco, “los que habían alcanzado la victoria”, que estaban sobre “un mar de vidrio mezclado con fuego”, teniendo las arpas de Dios. Y cantan el cántico de Moisés siervo de Dios, y el cántico del Cordero”. Apocalipsis 15:2, 3.VEUC 516.2
“No a nosotros, oh Jehová, no a nosotros, sino a tu nombre da gloria; por tu misericordia, por tu verdad”. Salmos 115:1. Tal fue el espíritu que saturaba el canto de liberación de Israel, y es el espíritu que debe morar en el corazón de los que aman y temen a Dios. Al libertar nuestras almas de la esclavitud del pecado, Dios ha obrado para nosotros una liberación todavía mayor, que la de los hebreos ante el mar Rojo. Como la hueste hebrea, nosotros debemos alabar al Señor con nuestro corazón, nuestra alma, y nuestra voz, por “sus maravillas para con los hijos de los hombres”. Salmos 107:8. Los que meditan en las grandes misericordias de Dios, y no olvidan sus dones menores, se llenan de felicidad, y cantan en sus corazones al Señor.VEUC 516.3
Las bendiciones diarias que recibimos de la mano de Dios, y sobre todo, la muerte de Jesús para poner la felicidad y el cielo a nuestro alcance, debieran ser objeto de constante gratitud.VEUC 517.1
¡Qué compasión, qué amor sin par, nos ha manifestado Dios a nosotros, perdidos pecadores, al unirnos a él, para que seamos su tesoro especial! ¡Qué sacrificio ha hecho nuestro Redentor, para que podamos ser llamados hijos de Dios! Debiéramos alabar a Dios, por la bendita esperanza que nos ofrece en el gran plan de redención; debiéramos alabarle por la herencia celestial, y por sus ricas promesas; debiéramos alabarle porque Jesús vive para interceder por nosotros.—Historia de los Patriarcas y Profetas, 293, 294.VEUC 517.2
El Rey en su belleza e incomparable encanto—Aquellos que, con prescindencia de todas las demás cosas, se colocan en las manos de Dios, para ser y hacer todo lo que él quiere que sean y hagan, verán al Rey en su hermosura. Contemplarán su incomparable encanto, y pulsando sus áureas arpas, llenarán todo el cielo de rica música, y de cantos entonados al Cordero.—El Evangelismo, 367.VEUC 517.3
Los cánticos de los benditos—Los ángeles están esperando con ferviente expectativa el triunfo final del pueblo de Dios, cuando serafines y querubines, y los “miles y cien miles” intensificarán los cánticos de los bendecidos, y celebrarán el triunfo de los logros mediadores en la recuperación del hombre.—Meditaciones matinales, 316.VEUC 517.4
Las palmas de victoria y las arpas brillantes—A todos se les pone en la mano la palma de la victoria, y el arpa brillante. Luego que los ángeles que mandan dan la nota, todas las manos tocan con maestría las cuerdas de las arpas, produciendo dulce música en ricos y melodiosos acordes. Dicha indecible estremece todos los corazones, y cada voz se eleva en alabanzas de agradecimiento. “Al que nos amó, y nos ha lavado de nuestros pecados con su sangre, y nos ha hecho reyes y sacerdotes para Dios y su Padre; a él sea gloria e imperio para siempre jamás”. Apocalipsis 1:5, 6.—Seguridad y Paz en el Conflicto de los Siglos, 704.VEUC 518.1
El sonido de la música en el cielo—El profeta percibe allí sonido de música y de canto, cual no ha sido oído por oído mortal alguno, ni concebido por mente humana alguna, a no ser en visiones de Dios. “Y los redimidos de Jehová volverán, y vendrán a Sión con alegría; y gozo perpetuo será sobre sus cabezas: y retendrán el gozo y alegría, y huirá la tristeza y el gemido”. Isaías 35:10. “Hallarse ha en ella alegría y gozo, alabanza, y voz de cantar”. Isaías 51:3. “Y habrá cantores con músicos de flautas”. Salmos 87:7. Estos alzarán su voz, cantarán gozosos en la grandeza de Jehová”. Isaías 24:14.—La Historia de Profetas y Reyes, 539.VEUC 518.2
El canto de los 144.000—Estos son los que están sobre el monte de Sión con el Cordero, teniendo el nombre del Padre escrito en sus frentes. Cantan el nuevo himno delante del trono, ese himno que nadie puede aprender, sino los ciento cuarenta y cuatro mil, que fueron redimidos de la tierra.—La Historia de Profetas y Reyes, 434.VEUC 519.1
Aclamación en la tierra nueva—En su cumbre, se asentarán sus pies cuando vuelva. No como varón de dolores, sino como glorioso y triunfante rey, estará sobre el monte de los Olivos mientras que los aleluyas hebreos se mezclan con los hosannas gentiles, y las voces de la grande hueste de los redimidos hagan resonar esta aclamación: Coronadle, Señor de todos.—El Deseado de Todas las Gentes, 769, 770.VEUC 519.2
La alabanza de sábado en sábado—Cuando se produzca “la restauración de todas las cosas, de la cual habló Dios por boca de sus santos profetas, que ha habido desde la antigüedad”, el sábado de la creación, el día en que Cristo descansó en la tumba de José, será todavía un día de reposo y regocijo. El cielo y la tierra se unirán en alabanza, mientras que “de sábado en sábado”, las naciones de los salvos adorarán con gozo a Dios y al Cordero.—El Deseado de Todas las Gentes, 714.VEUC 519.3
Un coro eterno de alabanza—Y a medida que los años de la eternidad transcurran, traerán consigo revelaciones más ricas y aún más gloriosas respecto de Dios y de Cristo. Así como el conocimiento es progresivo, así también el amor, la reverencia y la dicha irán en aumento. Cuanto más sepan los hombres acerca de Dios, tanto más admirarán su carácter. A medida que Jesús les descubra la riqueza de la redención y los hechos asombrosos del gran conflicto con Satanás, los corazones de los redimidos se estremecerán con gratitud siempre más ferviente, y con arrebatadora alegría tocarán sus arpas de oro; y miríadas de miríadas y millares de voces, se unirán para engrosar el potente coro de alabanza.VEUC 519.4
“Y toda cosa creada que esté en el cielo, y sobre la tierra, y debajo de la tierra, y sobre el mar, y a todas las cosas que hay en ellos, las oí decir: ¡Bendición, y honra y gloria y dominio al que está sentado sobre el trono, y al Cordero, por los siglos de los siglos!” Apocalipsis 5:13 (VM).VEUC 520.1
El conflicto ha terminado. Ya no hay más pecado, ni pecadores. Todo el universo está purificado. La misma pulsación de armonía y de gozo late en toda la creación. De Aquel que todo lo creó manan vida, luz y contentamiento por toda la extensión del espacio infinito. Desde el átomo más imperceptible, hasta el mundo más vasto, todas las cosas animadas e inanimadas, declaran en su belleza sin mácula, y en júbilo perfecto, que Dios es amor.—Seguridad y Paz en el Conflicto de los Siglos, 736, 737.VEUC 520.2