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    Capítulo 3—Fundamentos, pilares e hitos

    Los pioneros deben hablar—Dios me ha dado luz respecto de las publicaciones. ¿Cuál es? El ha dicho que los muertos deben hablar. ¿Cómo? Sus obras siguen después de ellos. Hemos de repetir las palabras de los pioneros de nuestra obra, que sabían cuánto costaba escudriñar la verdad como si fuera un tesoro escondido, y que trabajaron para poner el fundamento de nuestra obra. Avanzaron paso a paso bajo la influencia del Espíritu de Dios. Uno por uno, estos pioneros están desapareciendo. La palabra que me fue dada es: Impriman nuevamente lo que esos hombres escribieron en el pasado. Que los artículos de The Signs of the Times no sean largos ni de letra muy pequeña. No traten de poner todo en un solo número del periódico. Sea la escritura buena, y haya en el periódico experiencias vivas y fervientes.OP 28.1

    No hace mucho tomé un ejemplar del Bible Echo.*Bible Echo [Eco de la Biblia], algunas veces citado como Echo, fue publicado en Australia en 1885 como un semanario misionero. En 1903 se convirtió en The Australian Signs of the Times [Señales de los Tiempos Australiano]. Mientras lo hojeaba, vi un artículo del pastor Haskell y otro del pastor Corliss. Al dejar la revista dije: “Estos artículos deben ser reimpresos. Hay verdad y poder en ellos. Esos hombres hablaron inspirados por el Espíritu Santo”.OP 28.2

    Manténganse delante de nuestro pueblo las verdades que son el fundamento de nuestra fe. Algunos se apartarán de la fe, escuchando a los espíritus seductores y las doctrinas de demonios. Hablan de ciencia y el enemigo viene y les da abundancia de ciencia; pero no es la ciencia de la salvación. No es la ciencia de la humildad, de la consagración o de la santificación del Espíritu. Hemos de entender ahora cuáles son los pilares de nuestra fe, las verdades que han hecho de nosotros el pueblo que somos, guiándonos paso a paso.—The Review and Herald, 25 de mayo de 1905.OP 29.1

    El mensaje que debemos presentar—Nuestra lección para el momento presente es: ¿Cómo podemos entender y presentar más claramente el evangelio que Cristo en persona le dio a Juan en la isla de Patmos, ese evangelio que se presenta como “la revelación de Jesucristo”? Hemos de presentar a nuestro pueblo una clara explicación del Apocalipsis. Hemos de darles la palabra de Dios tal como es, con tan pocas explicaciones nuestras como sea posible. Ninguna mente puede hacer esto sola. Aunque se nos ha confiado la verdad más grande e importante alguna vez dada al mundo, somos sólo infantes en lo que respecta a la comprensión de la verdad en todas sus dimensiones. Cristo es el gran Maestro, y debemos esforzar nuestra mente para que comprenda lo que reveló a Juan y lo defina claramente. Estamos afrontando los problemas más importantes que los hombres hayan de afrontar alguna vez.OP 29.2

    El tema de mayor importancia es el mensaje del tercer ángel, que incluye los mensajes del primero y segundo ángeles. Todos deberían comprender las verdades contenidas en estos mensajes y demostrarlo en su vida diaria, pues es esencial para su salvación. Tenemos que estudiar con fervor y oración a fin de entender estas grandiosas verdades.—Carta 97, 1902.OP 30.1

    Se definen los hitos—En Minneapolis Dios dio a su pueblo, en un nuevo engarce, algunas gemas de verdad. Esta luz del cielo fue rechazada por algunos con toda la testarudez que los judíos mostraron al rechazar a Cristo, y se habló mucho de mantenerse junto a los hitos antiguos. Pero había evidencias de que no sabían cuáles eran los hitos antiguos. Había evidencia y lógica procedentes de la Palabra que la recomendaban a la conciencia; pero la mente de los hombres estaba cerrada, sellada contra la entrada de luz, porque habían decidido que era un error peligroso modificar los “hitos antiguos”, cuando en realidad no se movía ninguno de esos hitos antiguos, sino que esos hombres habían pervertido el concepto de lo que era un hito antiguo.OP 30.2

    El año 1844 fue un período de grandes acontecimientos, y abrió ante nuestros asombrados ojos la purificación del santuario, hecho que sucede en el cielo y que tiene una decidida relación con el pueblo de Dios sobre la Tierra. [También] los tres mensajes angélicos presentan el estandarte sobre el que está escrito: “Los mandamientos de Dios y la fe de Jesús”. Uno de los hitos de este mensaje es el templo de Dios—que su pueblo, amante de la verdad, vio en el cielo—y el arca que contiene su Ley. La luz del sábado del cuarto mandamiento brilló con fuertes rayos en el sendero de los transgresores de la Ley de Dios. Que los malvados no tengan acceso a la inmortalidad es uno de los hitos antiguos. No puedo recordar otra cosa que sea considerada como hito antiguo. Todo este movimiento acerca de cambiar los hitos es pura imaginación.OP 30.3

    Ahora, en este tiempo, Dios quiere dar un nuevo y fuerte impulso a su obra. Satanás lo percibe y está decidido a impedirlo. Si él puede engañar a las personas que pretenden creer la verdad presente, [y hacerles creer que] la obra que Dios quiere hacer en favor de su pueblo es modificar los hitos antiguos (lo que deberían resistir con el celo más decidido), entonces se alegra por haberlos engañado. La obra para este tiempo ciertamente ha sido una obra con diversos impedimentos, a causa de una errónea presentación de los temas ante la mente de nuestro pueblo. Lo que es alimento para las iglesias ha sido considerado como peligroso y no les está siendo provisto. Esta diferencia de ideas perturba la fe, provoca apostasías, quebranta la unidad, siembra discordia, y todo porque no saben que están luchando entre sí. Hermanos, ¿no es mejor ser sensatos? El cielo está mirándonos. ¿Qué debemos pensar de los acontecimientos recientes? Mientras estemos en esta condición, construyendo barreras, nos privamos de gran luz y preciosas ventajas. Precisamente ahora, cuando tanto la necesitamos, nos ubicamos donde la luz no nos puede ser comunicada desde el cielo para que podamos transmitirla a otros.—Manuscrito 13, 1889.OP 31.1

    Permitamos que los pioneros identifiquen la verdad—Cuando el poder de Dios testifique acerca de la verdad, ésta permanecerá para siempre como verdad. No debe aceptarse ninguna suposición posterior contraria a la luz que Dios ha dado. Se levantarán hombres cuyas interpretaciones de la Escritura les parecerá la verdad, pero no será la verdad. Dios nos ha dado la verdad para este tiempo como fundamento de nuestra fe. El mismo nos ha enseñado qué es la verdad. Se levantarán uno y otro con nueva luz que contradecirá la luz que Dios ha dado con demostraciones de su Espíritu Santo.OP 31.2

    Todavía viven unos pocos que pasaron por esta experiencia obtenida al establecer esta verdad. Dios ha sostenido con amor la vida de ellos para repetir y repetir hasta el fin de sus vidas la experiencia por la cual atravesaron, así como Juan el apóstol, hasta el mismo fin de su vida. Y los portaestandartes que cayeron por la muerte han de hablar por medio de la reimpresión de sus escritos. Se me ha instruido que de esta manera se oirá su voz. Han de dar su testimonio de lo que constituye la verdad para este tiempo.OP 32.1

    No recibamos las palabras de los que vienen con un mensaje que contradiga los puntos esenciales de nuestra fe. Reúnen gran cantidad de textos de las Escrituras y los apilan como prueba de las teorías que sostienen. Esto se ha hecho una y otra vez durante los últimos cincuenta años. Mientras las Escrituras sean la palabra de Dios y deba ser respetada, si la aplicación de ellas modifica siquiera un pilar del fundamento que Dios ha sostenido estos cincuenta años, se comete un gran error. El que haga tal aplicación no conoce la maravillosa demostración del Espíritu Santo, que dio poder y fuerza a los mensajes pasados que llegaron al pueblo de Dios.—Preach the Word, 5 (1905).OP 32.2

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