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    Capítulo 22—La comisión de manuscritos

    Selección de la comisión de manuscritos—Debe ejercerse mucho cuidado al elegir los miembros de una comisión de manuscritos. Los hombres que han de pronunciarse acerca de los libros ofrecidos para la publicación deben ser pocos y bien escogidos. Únicamente los que tienen un conocimiento experimental de lo que es escribir, están capacitados para actuar en este cargo. Debe escogerse únicamente a aquellos cuyo corazón está bajo el control del Espíritu de Dios. Deben ser hombres de oración, hombres que no se ensalcen a sí mismos, sino que amen y teman a Dios y respeten a sus hermanos. Únicamente aquellos que, desconfiando de sí mismos, sean dirigidos por la sabiduría divina, resultan competentes para este cargo importante.—Joyas de los Testimonios 3:160.OP 159.1

    Debe elegirse a hombres de experiencia—Se han puesto manuscritos para revisar en las manos de hombres cuyo entendimiento estaba tan cegado que no podían discernir la importancia espiritual del tema que estaban tratando. Más aún, no tenían verdadero conocimiento en la preparación de libros. Ni tenían estudios ni práctica en la producción literaria. Hay hombres que se sentaron a juzgar manuscritos y libros, imprudentemente puestos en sus manos, que debían haber renunciado a servir en tal cargo. Hubiera sido honesto de su parte decir: “Yo no tengo experiencia en este tipo de trabajo, y realmente sería una injusticia para mí y para otros dar mi opinión. Perdónenme, hermanos; en lugar de instruir a otros, yo necesito que alguien me enseñe”. Pero esto estaba lejos de su pensamiento. Se expresaron con entera libertad respecto de temas de los cuales no sabían nada. Se aceptaron conclusiones como provenientes de hombres sabios, cuando simplemente eran opiniones de novicios.—Manuscrito 14, 1896.OP 159.2

    Consejo a la comisión de manuscritos—Tengo algo que decir con relación a la preparación de manuscritos. Hay peligros de los cuales nuestra comisión de libros necesita precaverse. Los hombres que tienen alguna parte en el servicio de Dios deberían ser cuidadosos para no usar fuego común en lugar del fuego sagrado. Deben velar, orar y ser cuidadosos para que su propio corazón esté bajo el control del Espíritu de Dios. Si, como Daniel, son hombres de ferviente oración, serán cuidadosos en sus palabras y conducta. No se exaltarán a sí mismos, sino amarán y temerán a Dios, y respetarán a sus hermanos. Orarán pidiendo gracia para mantenerse fieles y sin mancha de egoísmo en su relación con la obra de Dios. No se descuidará, ni se oirán quejas, ni se tomarán medidas injustas contra un hombre a quien Dios ha usado en su obra...OP 160.1

    Los hombres colocados para juzgar si un libro es digno de publicación deberían ser pocos y bien elegidos. Los hombres que nunca escribieron un libro, ni tuvieron experiencia en esta línea de trabajo, no pueden tener una clara percepción de estos temas, y nunca deberían ser puestos en una comisión para juzgar o estimar el valor de un libro. Ellos pueden hablar de esos temas como si fueran competentes para juzgar, pero ignoran el tema que se presenta ante ellos...OP 160.2

    Muchos libros no se han publicado para la gloria de Dios, sino sencillamente porque los autores deseaban hacer un libro. Los hombres han considerado que tenían el derecho de poner en circulación libros que no eran de ningún modo necesarios, para ganar un poco de dinero para sí mismos. Otras personas sintieron que su producción era necesaria, y se ofendieron mucho cuando no se los reconoció como autores...OP 161.1

    El Señor quiere tener en relación con su obra a hombres de juicio sólido, pues de otro modo el mundo se inundará con una clase de publicaciones que sería mejor no tener. Y su pueblo ha de aprender a hacer justicia, a amar misericordia y a humillarse ante su Dios.—Carta 208, 1899.OP 161.2

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