La obra en el gran Nueva York
Santa Helena, California,
1 de septiembre de 1902.
Ha llegado el tiempo de realizar esfuerzos decididos en favor de la proclamación de la verdad en nuestras grandes ciudades. Se debe presentar el mensaje con tanto poder que se convenzan los que lo escuchen. Dios suscitará obreros para que realicen esta labor. Que nadie estorbe a estos hombres a quienes Dios ha comisionado. No los impidan. Dios les ha asignado su tarea. Llegarán a ocupar responsabilidades influyentes y peculiares y proclamarán la verdad en los lugares menos prometedores. Algunos que antes eran enemigos de la verdad se transformarán en valiosos colaboradores, y harán avanzar la obra con sus propios medios e influencia.7TPI 39.1
En estas grandes ciudades se deberían establecer estaciones misioneras donde se puedan entrenar obreros para que presenten a la gente el mensaje especial para este tiempo. Se necesita toda la instrucción que estos centros misioneros puedan ofrecer.7TPI 39.2
En Nueva York se comenzó un centro misionero bajo la dirección de Dios. Se debería continuar esta obra con el poder del mismo Espíritu que nos guió en su establecimiento. Los que tienen que soportar la responsabilidad del trabajo en el gran Nueva York debieran tener la ayuda de los mejores obreros que pudieran conseguirse. Establézcase aquí un centro de trabajo para Dios, y que todo lo que se haga en él constituya un símbolo de la obra que el Señor desea realizar en el mundo.7TPI 39.3
Si hombres y mujeres de experiencia pudieran establecer obra médica misionera en este gran centro, y representar correctamente los verdaderos principios médico misioneros, esto contribuiría poderosamente a dejar una impresión correcta en el ánimo de la gente.7TPI 39.4
En cada ciudad donde se entre se debería colocar un fundamento sólido sobre el cual se pueda construir un trabajo permanente. Se deben seguir los métodos del Señor. El obrero podrá tener acceso a muchas personas que buscan la verdad al hacer una obra de casa en casa, dando estudios bíblicos a las familias. Enseñará a la gente el camino del Señor mediante el estudio de las Escrituras, por medio de la oración y el ejercicio de la fe.7TPI 39.5
El Señor tiene muchas preciosas almas que no han doblado su rodilla ante Baal en el gran Nueva York, además de muchos otros que han caminado por ignorancia en los senderos del error. Sobre ellos debe brillar la luz de la verdad, para que puedan ver a Cristo como el camino, la verdad y la vida.7TPI 40.1
Hemos de presentar la verdad en el amor de Cristo. La obra no debiera ir acompañada de ninguna extravagancia ni aspaviento. Se la debe realizar según la orden de Cristo. Se la hará avanzar con humildad y en la sencillez del Evangelio. Que los obreros no se dejen intimidar por las apariencias externas, por amenazantes que parezcan. Prediquen la Palabra, y mediante su Espíritu Santo el Señor enviará la convicción a los creyentes.7TPI 40.2
Después que la verdad haya impresionado los corazones, y hombres y mujeres la hayan aceptado, estas personas han de ser tratadas como pertenecientes a Cristo y no como propiedad humana. Ningún ser humano pretenderá atar a otros a sí mismo, como si quisiera controlarlos, diciéndoles que deben hacer esto y prohibiéndoles realizar lo otro, mandando y dictando órdenes como si fuera un oficial a cargo de una compañía de soldados. Así hacían los sacerdotes y dirigentes del tiempo de Cristo, pero esta forma de actuar no es correcta. Los obreros han de avanzar unidos en Cristo, pero no se ejercerá ninguna autoridad insensata sobre los que aceptan la verdad. La mansedumbre de Cristo debe caracterizar todo lo que se diga y haga.7TPI 40.3
Que el obrero demuestre su crecimiento en la gracia sometiéndose a la voluntad de Dios. De este modo obtendrá una rica experiencia. Al recibir a Cristo por la fe, al creer en él y obedecer sus palabras, experimentará una intensificación de sus esfuerzos; practicará una fe que obra por el amor y purifica el alma. En su vida se observará el fruto del Espíritu, mientras que la eficacia del Espíritu se verá en su trabajo.7TPI 40.4
Cristo es nuestro ejemplo, nuestra inspiración y nuestro “galardón en manera grande”. “Vosotros sois labranza de Dios, edificio de Dios”. 1 Corintios 3:9. Dios es el Maestro constructor, pero al hombre le corresponde realizar una parte. Debe colaborar con Dios. “Nosotros somos colaboradores de Dios”. vers. 9. Nunca olvidemos las palabras: “colaboradores de Dios”.7TPI 40.5
Nunca se olviden que su fuerza y su victoria consisten en trabajar juntamente con Cristo como su Salvador personal. Esta es la parte que le toca realizar a cada uno. A los que actúan así se les da la promesa: “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios”. Juan 1:12. Cristo declara: “Separados de mí nada podéis hacer”. Juan 15:5. Y el alma humilde y creyente contesta: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”. Filipenses 4:13.7TPI 41.1
Cristo es el Redentor comprensivo y compasivo. El nos dejó su cometido: “Id por todo el mundo”. Marcos 16:15. Todos han de escuchar el mensaje de amonestación. A los que participan en la carrera cristiana les espera un precio del más alto valor. Y los que corren con paciencia recibirán una corona de vida que nunca se marchitará.7TPI 41.2