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Mente, Cáracter y Personalidad 1 - Contents
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    Capítulo 2—El cristiano y la psicología

    Las leyes de la mente fueron ordenadas por Dios—El que creó la mente y ordenó sus leyes, dispuso su desarrollo de acuerdo con ellas*Nota: Existe perfecta armonía entre la Biblia y la ciencia verdadera. La psicología es la ciencia y el estudio de la mente y del comportamiento humano.—Los compiladores..—La Educación, 41 (1903).1MCP89 10.1

    Los verdaderos principios de la psicología en las Escrituras—Los verdaderos principios de psicología se encuentran en las Sagradas Escrituras. El hombre no sabe lo que vale. Obra de acuerdo con su temperamento sin convertir, porque no contempla a Jesús, Autor y Consumador de su fe. El que acude a Jesús, el que cree en él y lo convierte en su Ejemplo, comprende el significado de las palabras: “Dióles potestad de ser hechos hijos de Dios.”...1MCP89 10.2

    Los que experimentan la verdadera conversión comprenderán, con clara percepción, la responsabilidad que tienen ante Dios de obrar su propia salvación con temor y temblor, y de completar su restablecimiento de la lepra del pecado. Tal condición los conducirá con humildad y fe a depositar su confianza en Dios.—MeM 181 (1902).1MCP89 10.3

    La mente dedicada a Dios se desarrolla armoniosamente—Dios toma a los hombres cono son, y los educa para su servicio, si ellos quieren entregarse a él. El Espíritu de Dios, recibido en el alma, vivifica todas sus facultades. Bajo la dirección del Espíritu Santo, la mente, consagrada sin reservas a Dios, se desarrolla armoniosamente, y queda fortalecida para comprender y cumplir lo que Dios requiere. El carácter débil y vacilante se vuelve fuerte y firme. La devoción continua establece una relación tan íntima entre Jesús y sus discípulos que el cristiano se vuelve más semejante a su Maestro en carácter. Tiene una visión más clara y amplia. Su discernimiento es más penetrante, su criterio mejor equilibrado. Queda tan avivado por el poder vivificador del Sol de justicia, que es habilitado para llevar mucho fruto para gloria de Dios.—Obreros Evangélicos, 302, 303 (1915).1MCP89 11.1

    La ciencia de una vida cristiana pura—La ciencia de una vida cristiana pura, íntegra y consecuente se obtiene mediante el estudio de la Palabra de Dios. Esta es la más elevada educación que cualquier ser terrenal puede obtener. Estas son las lecciones que se deben enseñar a los estudiantes en nuestras escuelas, para que puedan salir con pensamientos puros y mentes y corazones limpios, preparados para ascender la escalera del progreso y practicar las virtudes cristianas. Por esto deseamos que nuestras escuelas estén relacionadas con nuestros sanatorios, y nuestros sanatorios con nuestras escuelas. Estas instituciones han de ser dirigidas con la sencillez del Evangelio que se presenta en el Antiguo. Testamento y en el Nuevo.—Manuscrito 86, 1905.1MCP89 11.2

    Rodeados por una atmósfera de paz—Todos los que están en la escuela de Dios necesitan de una hora tranquila para la meditación, a solas consigo mismos, con la naturaleza y con Dios... Cada uno de nosotros ha de oír la voz de Dios hablar a su corazón. Cuando toda otra voz calla, y tranquilos en su presencia esperamos, el silencio del alma hace más perceptible la voz de Dios. El nos dice: “Estad quietos, y conoced que yo soy Dios”. Salmos 46:10... En medio de la presurosa muchedumbre y de las intensas actividades de la vida, el que así se refrigera se verá envuelto en un ambiente de luz y paz. Recibirá nuevo caudal de fuerza física y mental.—El Ministerio de Curación, 37 (1905).1MCP89 11.3

    La religión de Cristo es un remedio efectivo—Satanás es el originador de la enfermedad; y el médico lucha contra su obra y poder. Por doquiera prevalece la enfermedad mental... Los incrédulos han sacado partido de estos casos desgraciados [en los cuales alguna dificultad en el hogar, el remordimiento por el pecado, el temor de un infierno que arde eternamente, han desequilibrado la mente] para atribuir la locura a la religión. Pero ésta es una grosera calumnia, y no les agradará tener que arrostrarla algún día. Lejos de ser causa de locura, la religión de Cristo es uno de sus remedios más eficaces; porque es un calmante poderoso para los nervios.—Joyas de los Testimonios 2:143, 144 (1885).1MCP89 12.1

    Entramos en la región de la paz—Cuando las tentaciones os asalten, cuando los cuidados, las perplejidades y las tinieblas parezcan envolver vuestra alma, mirad hacia el punto en que visteis la luz por última vez... Al entrar en comunión con el Salvador entramos en la región de la paz.—El Ministerio de Curación, 193 (1905).1MCP89 12.2

    Toda ansiedad indebida desaparecerá—Cuando los hombres van a su trabajo o están orando; cuando descansan o se levantan por la mañana; cuando el rico se sacia en el palacio, o cuando el pobre reúne a sus hijos alrededor de su escasa mesa, el Padre celestial vigila tiernamente a todos. No se derraman lágrimas sin que El lo note. No hay sonrisa que para El pase inadvertida.1MCP89 12.3

    Si creyéramos plenamente esto, toda ansiedad indebida desaparecería. Nuestras vidas no estarían tan llenas de desengaños como ahora; porque cada cosa, grande o pequeña, debe dejarse en las manos de Dios, quien no se confunde por la multiplicidad de los cuidados, ni se abruma por su peso. Gozaríamos entonces del reposo del alma al cual muchos han sido por largo tiempo extraños.—El Camino a Cristo, 85 (1892).1MCP89 12.4

    Adiestrar el alma mediante la disciplina—Cristianos, ¿se revela Cristo en nosotros? Debemos trabajar para obtener cuerpos sanos y mentes robustas que no se debiliten con facilidad, mentes que miren más allá de sí mismas a la causa y al resultado de cada movimiento que se hace. Entonces estaremos en condiciones de sufrir penalidades como buenos soldados. Necesitamos mentes que puedan ver las dificultades y superarlas con la sabiduría que viene de Dios, que pueda afrontar problemas difíciles y vencerlos. El problema más difícil es crucificar el yo, sufrir penalidades en las experiencias espirituales, adiestrar el alma mediante severa disciplina. Esto no producirá, tal vez, la mejor satisfacción al alma al principio, pero la consecuencia será paz y felicidad.—Carta 43, 1899.1MCP89 13.1

    Cristo tiene poder para vigorizar y restaurar—Y al par que Cristo abre el cielo al hombre, la vida que imparte abre el corazón del hombre al cielo. El pecado no sólo nos aparta de Dios, sino que destruye en el alma humana el deseo y la aptitud para conocerlo. La misión de Cristo consiste en deshacer toda esta obra del mal. El tiene poder para vigorizar y restaurar las facultades del alma paralizadas por el pecado, la mente oscurecida, y la voluntad pervertida. Abre ante nosotros las riquezas del universo y nos imparte poder para discernir estos tesoros y apropiarnos de ellos.—La Educación, 28, 29 (1903).1MCP89 13.2

    Dios o Satanás controlan—Satanás controla toda mente que no se halla en forma decidida bajo el gobierno del Espíritu de Dios.—Testimonios para los Ministros, 79 (1895).1MCP89 13.3

    Cada pecado acariciado debilita el carácter—Y nadie se lisonjee pensando que los pecados acariciados por un tiempo pueden ser fácilmente abandonados en alguna ocasión futura. Esto no es así. Cada pecado acariciado debilita el carácter y fortalece el hábito; y el resultado es una depravación física, mental y moral. Podéis arrepentiros del mal que habéis hecho, y encaminar vuestros pies por senderos rectos; pero el amoldamiento de vuestra mente y vuestra familiaridad con el mal, os harán difícil distinguir entre lo correcto y lo erróneo. Mediante los malos hábitos que hayáis formado, Satanás os asaltará repetidas veces.—Palabras de Vida del Gran Maestro, 224; 195 (1900).1MCP89 13.4

    Las cualidades psicológicas del maestro—Los hábitos y principios de un maestro deben considerarse como de mayor importancia que su preparación literaria. Si es un cristiano sincero, sentirá la necesidad de interesarse por igual en la educación física, mental, moral y espiritual de sus alumnos.1MCP89 14.1

    A fin de ejercer la debida influencia, debe tener perfecto dominio de sí mismo y su propio corazón debe estar henchido de amor por sus alumnos, cosa que se revelará en su mirada, sus palabras y actos. Debe ser de carácter firme, para poder amoldar la mente de sus alumnos, como también instruirlos en las ciencias. La primera educación de los jóvenes modela generalmente su carácter para toda la vida. Los que tratan con los jóvenes deben ser cuidadosos para despertar sus cualidades mentales, a fin de que sepan dirigir sus facultades de manera que puedan ejercitarlas con el mayor provecho.—Joyas de los Testimonios 1:318 (1872).1MCP89 14.2

    El hombre ha de llegar a ser una nueva criatura—Los hombres han de llegar a ser súbditos del reino de Cristo. Mediante el poder divino que se les imputó han de volver a su lealtad. Por medio de leyes y recursos Dios ha ordenado una comunicación celestial con la vida espiritual del hombre que en su operación es tan misteriosa como la ciencia y la acción del viento. Juan 3:7, 8. Cristo declaró: “Mi reino no es de este mundo”. Juan 18:36. Aun cuando graba su influencia en los gobernantes terrenales, no puede recibir la menor impresión de ellos sin arruinar la semejanza divina.1MCP89 14.3

    Tan espiritual es el carácter de la obra de Dios sobre el corazón humano que la recibe que hace de cada uno una nueva criatura sin destruir o debilitar ninguna habilidad o capacidad que Dios dio al hombre. Purifica cada atributo capacitándolo para la conexión con la naturaleza divina. Lo que nace del Espíritu es Espíritu, y cuando el hombre nace de lo alto, una paz celestial satura el alma.—Manuscrito 1, 1897.1MCP89 15.1

    Lo bueno excluye lo malo—Padres, vosotros sois los que decidís si la mente de vuestros hijos se ha de llenar de pensamientos ennoblecedores, o de sentimientos viciosos. No podéis mantener sin ocupación sus mentes activas, ni ahuyentar el mal con el ceño. Únicamente inculcando los debidos principios podéis destruir los malos pensamientos. El enemigo sembrará cizaña en los corazones de los hijos a menos que los padres siembren en ellos las semillas de la verdad. Las instrucciones buenas y sanas son el único preventivo contra las compañías malas que corrompen los buenos modales. La verdad protegerá al alma de las tentaciones sin fin que habrá de arrostrar.—Consejos para los Maestros Padres y Alumnos, 116; 93, 94 (1913).1MCP89 15.2

    Sólo un día es mío—Día por día todos somos probados, corregidos y educados para ser útiles en esta vida. Pensad en esto: sólo un día por vez. Un día es mío. Haré en este día lo mejor que pueda. Usaré mi talento del habla para ser una bendición para algún otro; un ayudador, un consolador, un ejemplo que el Señor, mi Salvador, apruebe. Me ejercitaré en paciencia, bondad, clemencia; que las virtudes cristianas puedan desarrollarse en mí hoy.—En Lugares Celestiales, 229 (1901).1MCP89 15.3

    Cada mañana conságrate tú mismo, alma, cuerpo y espíritu a Dios. Establece hábitos de devoción y confía más y más en tu Salvador. Puedes creer con toda confianza que el Señor Jesús te ama y desea que crezcas a la estatura de su carácter. El desea que crezcas en su amor, que te multipliques y te fortalezcas en toda la plenitud del amor divino. Entonces obtendrás un conocimiento del más alto valor para el tiempo y la eternidad.—Carta 36, 1901; In Heavenly Places, 227.1MCP89 15.4

    Cómo pueden desarrollarse mentes bien equilibradas—El trabajo es una bendición. No es posible disfrutar de salud sin trabajo. Hay que ejercitar todas las facultades para que puedan desarrollarse debidamente y para que tanto hombres como mujeres posean una mente bien equilibrada.—ECR 33 (1872).1MCP89 16.1

    El conocimiento y la ciencia deben ser vitalizados por el Espíritu Santo—Los talentos de una persona prestan la máxima utilidad sólo cuando son puestos bajo el control completo del Espíritu de Dios. Los preceptos y principios de la religión son los primeros pasos en la adquisición del conocimiento, y se ubican en los fundamentos mismos de la verdadera educación. El conocimiento y la ciencia deben ser vitalizados por el Espíritu de Dios a fin de servir a los propósitos más nobles.1MCP89 16.2

    Sólo el cristiano puede usar correctamente el conocimiento. La ciencia, para ser plenamente apreciada, debe ser considerada desde un punto de vista religioso. Entonces, todos adorarán al Dios de la ciencia. El corazón que ha sido ennoblecido por la gracia de Dios puede comprender mejor el verdadero valor de la educación. Los atributos de Dios, tal como se observan en sus obras creadas, sólo pueden apreciarse cuando conocemos al Creador.1MCP89 16.3

    Los maestros deben estar familiarizados no sólo con la teoría de la verdad sino deben tener también un conocimiento experimental del camino de la santidad para conducir a los jóvenes a las fuentes de la verdad, al Cordero de Dios que quitó el pecado del mundo. El conocimiento es poder para bien sólo cuando está unido con la verdadera piedad. Un alma vaciada del yo será noble. Cuando Cristo more en el corazón por la fe seremos sabios a la vista de Dios.—Manuscrito 44, 1894.1MCP89 16.4

    El ser entero debe abrirse a las influencias sanadoras del cielo—Cristo es el manantial de la vida. Lo que muchos necesitan es un conocimiento más claro de él; necesitan que se les enseñe con paciencia y bondad, pero también con fervor, a abrir de par en par todo su ser a las influencias curativas del Cielo. Cuando el sol del amor de Dios ilumina los obscuros rincones del alma, el cansancio y el descontento pasan, y satisfacciones gratas vigorizan la mente, al par que dan salud y energía al cuerpo.—El Ministerio de Curación, 191 (1905).1MCP89 17.1

    Las gracias no se desarrollan en un momento—Las preciosas gracias del Espíritu Santo no se desarrollan en un momento. El valor, la mansedumbre, la fe, la confianza inquebrantable en el poder de Dios para salvar, se adquieren por la experiencia de años. Los hijos de Dios han de sellar su destino mediante una vida de santo esfuerzo y de firme adhesión a lo justo.—El Ministerio de Curación, 360 (1905).1MCP89 17.2

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