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Mente, Cáracter y Personalidad 1 - Contents
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    Capítulo 38—Equilibrio en la educación

    La educación tiene implicaciones eternas—La educación es una obra cuyos efectos se verán durante los siglos sin fin de la eternidad.—Joyas de los Testimonios 2:427 (1900).1MCP89 369.1

    Restaurar la armonía en el ser—El verdadero propósito de la educación es restaurar la imagen de Dios en el alma. En el principio, Dios creó al hombre a su propia semejanza. Le dotó de cualidades nobles. Su mente era equilibrada, y todas las facultades de su ser eran armoniosas. Pero la caída y sus resultados pervirtieron estos dones. El pecado echó a perder y casi hizo desaparecer la imagen de Dios en el hombre. Restaurar ésta fue el objeto con que se concibió el plan de la salvación y se le concedió un tiempo de gracia al hombre. Hacerle volver a la perfección original en la que fue creado, es el gran objeto de la vida, el objeto en que estriba todo lo demás. Es obra de los padres y maestros, en la educación de la juventud, cooperar con el propósito divino; y al hacerlo son “coadjutores... de Dios”. 1 Corintios 3:9.—Historia de los Patriarcas y Profetas, 645, 646 (1890).1MCP89 369.2

    Desarrollar todas las capacidades—Todas las distintas capacidades que el hombre posee—de la mente, del alma y del cuerpo—le fueron dadas por Dios para que las dedique a alcanzar el más alto grado de excelencia posible. Pero esta cultura no puede ser egoísta ni exclusiva; porque el carácter de Dios, cuya semejanza hemos de recibir, es benevolencia y amor. Toda facultad y todo atributo con que el Creador nos haya dotado deben emplearse para su gloria y para el ennoblecimiento de nuestros semejantes. Y en este empleo se halla la ocupación más pura, más noble y más feliz.—Historia de los Patriarcas y Profetas, 646 (1890).1MCP89 369.3

    La verdadera educación es abarcante—La verdadera educación significa más que seguir cierto curso de estudios. Es amplia. Incluye el desarrollo armonioso de todas las facultades físicas y mentales. Enseña a amar y temer a Dios, y es una preparación para el fiel cumplimiento de los deberes de la vida.—Consejos para los Maestros Padres y Alumnos, 63; 53 (1913).1MCP89 370.1

    El desarrollo simétrico para todos los deberes—Y todos los que quieran ser obreros juntamente con Dios, deben esforzarse por alcanzar la perfección de cada órgano del cuerpo y cada cualidad de la mente. La verdadera educación es la preparación de las facultades físicas, mentales y morales para la ejecución de todo deber; es el adiestramiento del cuerpo, la mente y el alma para el servicio divino. Esta es la educación que perdurará en la vida eterna.—Palabras de Vida del Gran Maestro, 265; 231 (1900).1MCP89 370.2

    Todas las facultades han de alcanzar su máximo potencial—Dios quiere que el colegio en Battle Creek llegue a una más elevada norma de cultura intelectual y moral que cualquier otra institución de su tipo en nuestro país. Debería enseñarse a los jóvenes la importancia de cultivar las facultades físicas, mentales y morales para que puedan alcanzar no sólo los más elevados logros en las ciencias, sino que, por medio del conocimiento de Dios, puedan ser educados para glorificarlo; que puedan desarrollar caracteres simétricos, y así estar preparados para ser útiles en este mundo y obtener la idoneidad moral para la vida inmortal.—Testimonies for the Church 4:425 (1880).1MCP89 370.3

    El conocimiento de todas las ciencias es poder—Las escuelas establecidas entre nosotros son asuntos de grave responsabilidad, porque están involucrados intereses importantes. De una manera especial nuestras escuelas son un espectáculo a los ángeles y a los hombres. El conocimiento de las ciencias de todo tipo es poder, y es el propósito de Dios que se enseñe ciencia avanzada en nuestras escuelas como preparación para la obra que ha de preceder a las escenas finales de la historia de la tierra. La verdad ha de ir a los lugares más remotos de la tierra, por medio de agentes preparados para la obra. Pero aunque el conocimiento de la ciencia es poder, el conocimiento que Jesús en persona vino a impartir al mundo era el conocimiento del Evangelio. La luz de la verdad había de enviar sus brillantes rayos a las partes más lejanas de la tierra, y la aceptación o el rechazo del mensaje de Dios involucra el destino eterno de las almas.—The Review and Herald, 1 de diciembre de 1891; Fundamentals of Christian Education, 186.1MCP89 371.1

    Los jóvenes han de ser pensadores—Cada ser humano, creado a la imagen de Dios, está dotado de una facultad semejante a la del Creador: la individualidad, la facultad de pensar y hacer. Los hombres en quienes se desarrolla esta facultad son los que llevan responsabilidades, los que dirigen empresas, los que influyen sobre el carácter. La obra de la verdadera educación consiste en desarrollar esta facultad, en educar a los jóvenes para que sean pensadores, y no meros reflectores de los pensamientos de otros hombres.1MCP89 371.2

    En vez de restringir su estudio a lo que los hombres han dicho o escrito, los estudiantes deben ser dirigidos a las fuentes de la verdad, a los vastos campos abiertos a la investigación en la naturaleza y en la revelación. Contemplen las grandes realidades del deber y del destino, y la mente se expandirá y robustecerá. En vez de jóvenes educados, pero débiles, las instituciones del saber debieran producir hombres fuertes para pensar y obrar, hombres que sean amos y no esclavos de las circunstancias, hombres que posean amplitud de mente, claridad de pensamiento y valor para defender sus convicciones.—La Educación, 17, 18 (1903).1MCP89 371.3

    La verdadera educación desarrolla el carácter—La educación y el adiestramiento de los jóvenes es una obra importante y solemne. El gran objetivo que ha de lograrse debería ser el apropiado desarrollo del carácter, que la persona pueda estar preparada adecuadamente para cumplir los deberes de la vida presente y entrar al fin en la vida futura e inmortal. La eternidad revelará la manera en que se ha realizado el trabajo. Si los ministros y los maestros sintieran plenamente su responsabilidad, veríamos hoy un estado diferente de cosas en el mundo. Pero son demasiado estrechos en sus opiniones y propósitos. No se dan cuenta de la importancia de su obra ni de sus resultados.—Testimonies for the Church 4:418 (1880).1MCP89 372.1

    El mayor valor es edificar el carácter—Los alumnos [en la escuela de Avondale] trabajan duramente y con fidelidad. Están acrecentando la fortaleza de sus nervios y su solidez, como también su actividad muscular. Esta es la debida educación; como resultado de ella nuestras escuelas producirán hombres que no serán ni débiles ni ineficientes y unilateralmente educados, sino que dispondrán de una preparación equilibrada, tanto en lo físico como en lo moral y lo espiritual.1MCP89 372.2

    Los edificadores del carácter no deben olvidarse de poner un fundamento que permita que la educación sea del máximo valor. Exigirá abnegación, pero hay que hacerlo. El adiestramiento físico, debidamente dirigido, prepara para el trabajo mental intenso. Pero cuando se atiende uno solo de estos factores, el resultado es siempre un ser humano deficiente.1MCP89 372.3

    El trabajo físico intenso, combinado con el esfuerzo mental, mantiene la mente y el ánimo en mejores condiciones de salud, y el trabajo se hace mucho mejor. Con esta preparación, los alumnos saldrán de nuestros colegios educados para la vida práctica, aptos para emplear sus facultades intelectuales de la mejor manera. El ejercicio físico y el mental deben combinarse si queremos hacer justicia a nuestros alumnos. Aquí hemos estado cumpliendo este plan satisfactoriamente, a pesar de la incomodidad con que trabajan los alumnos.—Testimonios para los Ministros, 241, 242 (1895).1MCP89 373.1

    Muchos no comprenden los verdaderos principios—Muchos estudiantes están tan apurados por completar su educación que no son cabales en nada de lo que emprenden. Pocos tienen el suficiente valor y dominio propio como para actuar por principios. La mayoría de los alumnos dejan de entender el verdadero objetivo de la educación, y por ello dejan de actuar como para alcanzarlo. Se aplican al estudio de las matemáticas o de las lenguas, mientras descuidan el estudio mucho más esencial para la felicidad y el éxito de la vida. Muchos que pueden explorar las profundidades de la tierra con el geólogo o atravesar los cielos con el astrónomo no muestran el menor interés en el maravilloso mecanismo de su propio cuerpo. Otros pueden decir cuántos huesos hay en el esqueleto humano y describir correctamente cada órgano del cuerpo, y sin embargo son tan ignorantes de las leyes de la salud y la curación de las enfermedades, como si la vida fuera controlada por el destino ciego en lugar de serlo mediante leyes definidas e invariables.—The Signs of the Times, 29 de junio de 1882; Fundamentals of Christian Education, 71, 72.1MCP89 373.2

    La educación no es sólo la del cerebro—Los alumnos que han obtenido conocimiento de los libros sin adquirir un conocimiento del trabajo práctico no pueden aseverar que tienen una educación simétrica. Las energías que debieran haberse consagrado a los quehaceres de diversos ramos, han sido descuidadas. La educación no consiste en usar solamente el cerebro. El trabajo físico es parte también de la educación esencial para todo joven. Falta una fase importante de la educación si no se enseña al alumno a dedicarse a un trabajo útil.—Consejos para los Maestros Padres y Alumnos, 292, 293; 235 (1913).1MCP89 373.3

    Se debe esforzar la mente y el cuerpo por igual—Mucho se ha dicho y escrito con respecto a la importancia de educar la mente para servir al máximo. Esto ha llevado a veces a la opinión de que si se educa el intelecto para desarrollar sus más elevadas capacidades, se fortalecerán la naturaleza física y moral para el desarrollo de un hombre completo. El tiempo y la experiencia han demostrado que esto es un error. Hemos visto hombres y mujeres que se graduaron de los colegios que de ningún modo estaban capacitados para usar adecuadamente el maravilloso organismo físico con que Dios los proveyó. El cuerpo entero está diseñado para la acción, no para la inacción.1MCP89 374.1

    Si no se ejercitan las capacidades físicas tanto como las mentales, se fuerzan en exceso estas últimas. A menos que cada parte de la maquinaria humana realice sus tareas asignadas, las capacidades mentales no pueden ser usadas al máximo por largo tiempo. Las capacidades naturales deben ser gobernadas por las leyes naturales, y las facultades deben ser educadas para trabajar en forma armoniosa y de acuerdo con estas leyes. Los maestros de nuestras escuelas no pueden descuidar ninguno de estos detalles sin rehuir su responsabilidad. El orgullo puede conducirlos a procurar alcanzar una elevada norma mundana de logros intelectuales a fin de que los alumnos hagan una demostración brillante; pero cuando se viene a las adquisiciones sólidas—las que son esenciales para capacitar a los hombres y las mujeres para todas las emergencias de la vida práctica—tales alumnos sólo están parcialmente preparados para hacer de la vida un éxito. Su educación defectuosa a menudo los conduce al fracaso en cualquier ramo de trabajo que emprendan.—Testimonies for the Church 5:522 (1889).1MCP89 374.2

    No para rehuir las cargas de la vida—Instrúyase a los jóvenes en el sentido de que la educación no tiene como propósito enseñarles a esquivar las tareas desagradables ni las pesadas responsabilidades de la vida; que su propósito, en cambio, consiste en alivianar el trabajo mediante la enseñanza de mejores métodos y la fijación de metas más elevadas. Enséñeseles que el verdadero propósito de la vida no consiste en obtener toda la ganancia posible para sí mismo, sino en honrar a su Hacedor al hacer su parte en una tarea que beneficie al mundo, y al ayudar a los que son más débiles e ignorantes.—La Educación, 221, 222 (1903).1MCP89 375.1

    Se necesita un desarrollo armonioso—El correcto empleo de uno mismo es la lección más valiosa que se puede aprender. No debemos realizar trabajo mental y detenernos allí, ni hacer trabajo físico solamente; debemos emplear de la mejor manera las diversas piezas que componen la maquinaria humana: el cerebro, los huesos, los músculos, la cabeza y el corazón.—The Youth’s Instructor, 7 de abril de 1898; HHD 173.1MCP89 375.2

    La ignorancia no aumenta la espiritualidad—Los jóvenes no deberían ocuparse en la obra de explicar las Escrituras y disertar sobre las profecías, cuando no conocen las importantes verdades bíblicas que tratan de dar a conocer a otros. Pueden ser deficientes en los ramos comunes de educación y dejar, por tanto, de hacer el bien que podrían si hubiesen gozado de las ventajas de una buena escuela. La ignorancia no aumenta la humildad o espiritualidad de ningún seguidor profeso de Cristo. Un cristiano intelectual apreciará mejor que nadie las verdades de la Palabra divina. Cristo puede ser glorificado mejor por los que le sirven inteligentemente. El gran objeto de la educación es habilitarnos para hacer uso de las facultades que Dios nos ha dado, de manera tal que exponga mejor la religión de la Biblia y se acreciente la gloria de Dios.—ECR 39 (1872).1MCP89 375.3

    La educación requiere esfuerzos esmerados—Los maestros deben inducir a los alumnos a pensar y a comprender claramente la verdad por sí mismos. No basta que el maestro explique o que el alumno crea; se ha de provocar la investigación e incitar al alumno a enunciar la verdad en su propio lenguaje para demostrar que ve su fuerza y se la aplica. Con esmerado esfuerzo deben grabarse así en la mente las verdades vitales. Podrá ser éste un procedimiento lento; pero vale más que recorrer con demasiada prisa asuntos importantes sin darles la consideración debida. Dios espera de sus instituciones que sobrepujen a las del mundo por cuanto le representan. Los hombres verdaderamente unidos con Dios mostrarán al mundo que él es quien maneja el timón.—Joyas de los Testimonios 2:427 (1900).1MCP89 375.4

    Establecer hitos bien definidos—Establezcan los jóvenes hitos bien definidos mediante los cuales puedan guiarse en las emergencias. Cuando venga una crisis que exija poderes físicos activos y bien desarrollados y una mente clara, fuerte y práctica; cuando se deba hacer un trabajo difícil en el que cada movimiento sea importante, y en el que las perplejidades sólo puedan afrontarse buscando la sabiduría de Dios, entonces los jóvenes que hayan aprendido a vencer las dificultades por el ferviente esfuerzo podrán responder al llamado por obreros: “Heme aquí, envíame a mí”. Sean los corazones de los jóvenes y las señoritas tan transparentes como el cristal; que sus pensamientos no sean triviales sino santificados por la virtud y la santidad. No necesitan ser de otra manera. Con la pureza del pensamiento mediante la santificación del Espíritu, sus vidas pueden ser refinadas, elevadas y ennoblecidas.—Special Testimonies, Serie B, 1:31, 32, julio de 1900.1MCP89 376.1

    Es importante la formación de hábitos correctos—Debiera ser el firme propósito de cada joven apuntar alto en todos sus planes para la obra de su vida. Adopten para su gobierno en todas las cosas la norma que presenta la Palabra de Dios. Este es el deber positivo del cristiano, y debiera ser también su placer positivo. Cultiven el respeto por sí mismos porque ustedes son la posesión adquirida de Cristo.1MCP89 376.2

    El éxito en la formación de hábitos correctos, el progreso en lo que es noble y justo, les dará una influencia que todos valorarán. Vivan para algo además del yo.1MCP89 377.1

    Si sus motivos son puros y abnegados, si siempre están buscando el trabajo que alguien debe hacer, si siempre están atentos para mostrar atenciones bondadosas y actos de cortesía, inconscientemente están edificando su propio monumento. Esta es la obra que Dios invita a realizar a todo niño y joven.—Special Testimonies, Serie B, 1:32, julio de 1900.1MCP89 377.2

    El sostenerse a sí mismos es una parte importante de la educación—Mientras estudian, muchos alumnos recibirán una educación más valiosa si se sostienen a sí mismos. En vez de incurrir en deudas o depender del sacrificio de los padres, los jóvenes de ambos sexos deben depender de sí mismos. Así apreciarán el valor del dinero y el tiempo, las fuerzas y las oportunidades, y estarán menos expuestos a la tentación de adquirir hábitos de ociocidad y derroche. Las lecciones de economía, laboriosidad, abnegación, administración práctica de los negocios y firmeza de propósito que así aprendan, constituirán una parte importante del equipo necesario para librar la batalla de la vida. Y la lección del sostén propio, aprendida por el alumno, contribuirá en gran medida a preservar las instituciones de enseñanza de las deudas con las cuales tantos colegios han tenido que luchar, y que han contribuido a menoscabar su utilidad.—La Educación, 221 (1903).1MCP89 377.3

    La educación moldea la organización social—En el mundo entero la sociedad está en desorden, y se necesita una transformación radical. La educación dada a la juventud moldeará toda la organización social.—El Ministerio de Curación, 317 (1905).1MCP89 377.4

    Necesidad de enseñar agricultura—Nuestros colegios podrían ayudar eficazmente a disminuir la desocupación. Miles de seres impotentes y hambrientos, que diariamente incrementan las filas de los criminales, podrían ganarse la vida en forma feliz, sana e independiente, si se los orientara hacia el trabajo de labrar la tierra para que lo hicieran con inteligencia y habilidad.—La Educación, 220 (1903).1MCP89 377.5

    La educación continúa toda la vida—En la escuela de Cristo, los estudiantes nunca se gradúan. Entre los alumnos se cuentan tanto viejos como jóvenes. Los que prestan atención a las instrucciones del divino Maestro, adelantan constantemente en sabiduría, refinamiento y nobleza del alma. Y así están preparados para entrar en aquella escuela superior donde el progreso continuará durante toda la eternidad.—Consejos para los Maestros Padres y Alumnos, 50; 41 (1913).1MCP89 378.1

    La verdadera ambición—Queridos jóvenes, ¿cuál es el blanco y el propósito de la vida de ustedes? ¿Ambicionan una educación a fin de tener renombre y posición en el mundo? ¿Han pensado lo que no se atreven a expresar, de que un día puedan estar en la cima de la grandeza intelectual; que pueden sentarse en los concilios deliberantes y legislativos y ayuden a dictar leyes para la nación? No hay nada de malo en esas aspiraciones. Cada uno de ustedes puede dejar su huella. No deberían conformarse con logros insignificantes. Apunten alto y no escatimen esfuerzos para alcanzar esa norma.—The Review and Herald, 19 de agosto de 1884; Fundamentals of Christian Education, 82.1MCP89 378.2

    El conocimiento más esencial—Progresen los jóvenes tan rápidamente y tanto como puedan en la adquisición de conocimientos... Al aprender algo, comuníquenlo a otros... Así su inteligencia adquirirá disciplina y poder. El uso que hagan de sus conocimientos determinará el valor de su educación. Dedicar mucho tiempo al estudio, sin hacer esfuerzo alguno por comunicar a otros lo que se aprende, es a menudo un impedimento más bien que una ayuda para el verdadero desarrollo. En el hogar y en la escuela debe el estudiante esforzarse por aprender a estudiar y a comunicar el conocimiento adquirido. Cualquiera que sea su vocación, tendrá que aprender y enseñar durante toda su vida.—El Ministerio de Curación, 313 (1905).1MCP89 378.3

    La educación más esencial para que obtengan nuestros jóvenes hoy, y que los preparará para los grados más altos en la escuela de arriba, es una educación que les enseñará cómo revelar la voluntad de Dios al mundo.—The Review and Herald, 24 de octubre de 1907; Fundamentals of Christian Education, 512.1MCP89 379.1

    El conocimiento esencial es el conocimiento de Dios y de Aquel a quien envió.1MCP89 379.2

    Todo niño y todo joven deben tener algún conocimiento de sí mismos. Deben conocer la habitación física que Dios les ha dado, y las leyes mediante las cuales pueden conservarla sana. Todos deben obtener una comprensión cabal de los ramos comunes de la educación. Todos deben adquirir una preparación industrial que haga de ellos hombres y mujeres prácticos, idóneos para los deberes de la vida diaria. A esto hay que añadir la enseñanza y la experiencia práctica en varios ramos del esfuerzo misionero.—El Ministerio de Curación, 312, 313 (1905).1MCP89 379.3

    ¿Qué “curso universitario” puede igualar a éste?—“Cercano está el día grande de Jehová, cercano y muy próximo”. Tenemos un mundo que amonestar... Miles de jóvenes... debieran estar entregándose a esta obra... Preste todo educador cristiano... y ayude a los jóvenes que están bajo su cuidado a obtener la preparación necesaria para unirse a las filas de los obreros.1MCP89 379.4

    No hay tarea en el que sea posible a los jóvenes recibir mayor beneficio... Colaboran con los ángeles, o más bien, son los instrumentos humanos por medio de los cuales aquellos llevan a cabo su misión. Los ángeles hablan por medio de sus voces y trabajan por medio de sus manos. Y los obreros humanos al cooperar con los agentes celestiales, reciben el beneficio de su educación y su experiencia. Como medio educativo, ¿qué “curso universitario” puede igualar a éste?—La Educación, 270, 271 (1903).1MCP89 379.5

    Es esencial impartir conocimiento—Es necesario para su completa educación que los estudiantes tengan tiempo para hacer obra misionera, tiempo para familiarizarse con las necesidades espirituales de las familias que viven en derredor de ellos. No deben estar tan recargados de estudios que no tengan tiempo para usar el conocimiento que han adquirido. Tienen que ser estimulados a hacer esfuerzos misioneros en favor de los que están en el error, llegando a conocerlos y llevándoles la verdad. Trabajando con humildad, buscando sabiduría de Cristo, orando y velando en oración, pueden comunicar a otros el conocimiento que ha enriquecido sus vidas.—Consejos para los Maestros Padres y Alumnos, 531, 532; 422 (1913).1MCP89 380.1

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