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Mente, Cáracter y Personalidad 1 - Contents
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    Capítulo 14—Ejercicio

    La ley de la acción obediente—Todos los seres celestiales están en constante actividad, y el Señor Jesús, en su vida de trabajos prácticos, ha dejado un ejemplo para cada uno. Dios ha establecido en los cielos la ley de la acción obediente.1Nota: La ley de acción obediente merece un estudio cuidadoso. La acción no sólo promueve la salud física, sino que nos pone en armonía con los otros y con el universo. Silenciosa pero incesantemente, los objetos de su creación realizan su tarea asignada. El océano está en constante movimiento. El pasto que crece, “que hoy es y mañana es echado en el horno”, realiza su misión, vistiendo los campos con belleza. Las hojas son movidas por el viento, y sin embargo no se ve mano alguna que las toque. El sol, la luna y las estrellas son útiles y gloriosas al cumplir la misión para ellos designada. Y el hombre, su mente y su cuerpo creados a la semejanza misma de Dios, debe estar activo a fin de ocupar el lugar que se le ha designado. El hombre no ha de estar ocioso. La ociosidad es pecado.—Carta 103, 1900.1MCP89 118.1

    La máquina del cuerpo debe continuar su obra—Estudien el plan del Señor con respecto a Adán, quien fue creado puro, santo y sano. Se le dio algo para hacer. Había de usar los órganos que Dios le había dado. No podría haber estado ocioso. Su cerebro debía trabajar, no en forma mecánica, como una simple máquina. En todo tiempo la maquinaria del cuerpo continúa su obra; el corazón palpita, realizando regularmente la tarea que le fue asignada como una máquina de vapor, impulsando su corriente carmesí por todas partes del cuerpo. Acción, acción, es lo que satura toda la máquina viviente. Cada órgano debe hacer su obra asignada. Si continúa la inacción física, habrá cada vez menos actividad en el cerebro.—Carta 103, 1900.1MCP89 118.2

    Ejercicio al aire libre—El sistema entero necesita la influencia vigorizadora del ejercicio al aire libre. Unas pocas horas de trabajo manual cada día tienden a renovar el vigor físico y descansa y relaja la mente.—Testimonies for the Church 4:264, 265 (1876).1MCP89 119.1

    El aire, el aire, precioso don del cielo que todos pueden tener, lo bendecirá con su influencia vigorizadora si no le impide la entrada. Déle la bienvenida, cultive el amor por él, y le demostrará que es un excelente tranquilizante para los nervios. El aire debe estar en constante circulación para mantenerse puro. La influencia del aire puro y fresco promueve la circulación saludable de la sangre a través del sistema. Refresca el cuerpo y tiende a volverlo fuerte y sano, mientras al mismo tiempo, su influencia se siente definidamente en la mente, a la que imparte una medida de calma y serenidad. Estimula el apetito, perfecciona la digestión de los alimentos, e induce un sueño tranquilo y profundo.—Testimonies for the Church 1:702 (1868).1MCP89 119.2

    La inactividad es causa fructífera de enfermedades—La inacción es causa fecunda de enfermedades. El ejercicio aviva y regula la circulación de la sangre; pero en la ociosidad la sangre no circula con libertad, ni se efectúa su renovación, tan necesaria para la vida y la salud. La piel también se vuelve inactiva. Las impurezas no son eliminadas como podrían serlo si un ejercicio activo estimulara la circulación, mantuviera la piel en condición de salud, y llenara los pulmones con aire puro y fresco. Tal estado del organismo impone una doble carga a los órganos excretorios y acaba en enfermedad.—El Ministerio de Curación, 182 (1905).1MCP89 119.3

    La regulación juiciosa del ejercicio—El ejercicio físico bien dirigido, que emplea las fuerzas sin abusar de ellas, resultará en un agente curativo efectivo.—Manuscrito 2, 1870.1MCP89 120.1

    Impide que la mente trabaje en exceso—El trabajo físico no impedirá el cultivo de la inteligencia. Lejos de ello. Las ventajas obtenidas por el trabajo físico servirán de contrapeso a una persona, e impedirán que la mente sea recargada. La fatiga recaerá sobre los músculos y aliviará al cerebro cansado. Hay muchas jovencitas inquietas e inútiles que consideran poco femenino el ocuparse en el trabajo activo. Pero sus caracteres son demasiado transparentes para engañar a personas sensatas con respecto a su inutilidad...1MCP89 120.2

    Ser señorita no significa ser frágil, desvalida, estar sobrecargada de adornos y reír tontamente. Se necesita más bien un cuerpo sano para tener una inteligencia sana. La salud física y un conocimiento práctico de todos los deberes domésticos necesarios, jamás constituirán un obstáculo para una inteligencia bien desarrollada; ambos son altamente importantes para una señorita.—ECR 31 (1872).1MCP89 120.3

    Sin ejercicio la mente no puede funcionar bien—Para un joven sano, el ejercicio riguroso y enérgico fortalece el cerebro, los huesos y los músculos. Y es una preparación esencial para la difícil tarea de un médico. Sin tal ejercicio la mente no puede funcionar bien. No puede producir los actos rápidos y claros que darán amplitud a sus facultades. Llega a estar inactiva. Tal joven nunca, nunca llegará a ser lo que Dios quiso que fuera. El ha establecido tantos lugares de descanso que llega a ser como un charco de agua estancada. La atmósfera que lo rodea está cargado con miasmas morales.—Carta 103, 1900.1MCP89 120.4

    El esfuerzo mental se restringe cuando se descuida el ejercicio físico—Los que están empeñados en labor mental constante, ora sea estudiando o predicando, necesitan descanso y cambio. El estudiante ferviente ejercita constantemente su cerebro, demasiado a menudo, mientras descuida el ejercicio físico; y como resultado, las facultades corporales quedan debilitadas y restringido el esfuerzo mental. Así deja el estudiante de hacer la obra que podría haber hecho, si hubiese trabajado prudentemente.—Obreros Evangélicos, 254 (1893).1MCP89 121.1

    Empléense por igual las facultades físicas y mentales—Empléense por igual las facultades mentales y físicas, y la mente del alumno será refrigerada. Si está enfermo, con frecuencia el ejercicio físico le ayudará a recobrar la normalidad. Cuando los estudiantes salen del colegio, debieran tener mejor salud y una mejor comprensión de las leyes de la vida que cuando entraron en él. Debiera preservarse la salud tan sagradamente como el carácter.—Conducción del Niño, 321 (1890).1MCP89 121.2

    El ejercicio es un agente curativo—Cuando los inválidos no tienen nada en que invertir su tiempo y atención, concentran sus pensamientos en sí mismos y se vuelven morbosos e irritables. Muchas veces se espacian en lo mal que se sienten, hasta figurarse que están mucho peor de lo que están y creer que no pueden hacer absolutamente nada.1MCP89 121.3

    En todos estos casos un ejercicio físico bien dirigido resultaría un remedio eficaz. En algunos casos es indispensable para la recuperación de la salud. La voluntad acompaña al trabajo manual; y lo que necesitan esos inválidos es que se les despierte la voluntad. Cuando la voluntad duerme, la imaginación se vuelve anormal y se hace imposible resistir a la enfermedad.—El Ministerio de Curación, 183 (1905).1MCP89 121.4

    El sistema de no hacer nada es peligroso—El sistema de no hacer nada es peligroso en cualquier caso. Es un gran error la idea de que los que han abusado de sus facultades mentales y físicas, o que han quebrantado su cuerpo y su mente, deben suspender toda actividad a fin de recuperar la salud. Hay casos en que el descanso completo por un tiempo detendrá una enfermedad seria, pero en el caso de inválidos confirmados rara vez es necesario.—Manuscrito 2, 1870.1MCP89 121.5

    La inactividad es la mayor maldición para la mayoría de los inválidos—La inactividad es la mayor maldición que podría caer sobre la mayoría de los inválidos. Esto es especialmente cierto de aquellos cuyos problemas fueron causados o agravados por prácticas impuras.1MCP89 122.1

    Una ocupación liviana en trabajo útil, mientras no agote la mente o el cuerpo, tiene una influencia favorable sobre ambos. Fortalece los músculos, mejora la circulación, y le da al inválido la satisfacción de saber que no es totalmente inútil en este mundo atareado. Al principio tal vez pueda hacer muy poco; pero pronto verá que sus fuerzas aumentan, y la cantidad de trabajo hecho aumenta en forma correspondiente.1MCP89 122.2

    Los médicos a menudo aconsejan a sus pacientes a hacer un viaje por mar, a ir a una fuente termal o visitar lugares diferentes para cambiar de clima a fin de recuperar la salud, cuando en nueve de cada diez casos si comieran en forma moderada y realizaran ejercicios saludables y con alegría, se sanarían y ahorrarían tiempo y dinero.—Manuscrito 2, 1870; véase también El Ministerio de Curación, 183 (1905).1MCP89 122.3

    El ejercicio debe ser sistemático (consejo a una madre inválida)—El Señor le ha dado una tarea que hacer que El no hará por usted. Usted debería actuar por principio, en armonía con la ley natural, sin considerar sus sentimientos. Usted debería comenzar a actuar según la luz que Dios le ha dado. Tal vez no sea capaz de hacer todo de una vez, pero puede hacer mucho si avanza gradualmente por fe, creyendo que Dios será su ayudador, y que El la fortalecerá.1MCP89 122.4

    Usted podría hacer ejercicio al caminar y realizar las tareas que exijan trabajo liviano en su hogar y no depender tanto de otros. La conciencia de que usted puede hacerlo le dará mayores fuerzas. Si sus manos estuvieran más ocupadas y su cerebro menos activo en hacer planes para otros, su fortaleza física y mental aumentarían. Su cerebro no está ocioso, pero no hay un trabajo correspondiente por parte de los otros órganos del cuerpo.1MCP89 122.5

    El ejercicio, para ser realmente una ventaja para usted, debería ser sistematizado y dirigido a los órganos debilitados a fin de que puedan ser fortalecidos por el uso. La cura por movimiento [masaje] es de gran beneficio para una clase de pacientes que están demasiado débiles para hacer ejercicio. Pero que todos los enfermos confíen en ella, dependiendo de ella, mientras descuidan el ejercitar sus músculos por sí mismos, es un gran error.—Testimonies for the Church 3:76 (1872).1MCP89 123.1

    La presente marea de corrupción resulta del abuso de cuerpos y mentes—La marea de corrupción que está cubriendo al mundo es el resultado del mal uso y del abuso de la maquinaria humana. Hombres, mujeres y niños deberían aprender a trabajar con sus manos. Entonces el cerebro no trabajará en exceso, en desmedro de todo el organismo.—Carta 145, 1897.1MCP89 123.2

    El esfuerzo de la mente y del cuerpo tienden a prevenir pensamientos impuros—Un esfuerzo proporcionado de las facultades de la mente y del cuerpo prevendrán la tendencia a tener pensamientos y actos impuros. Los maestros deberían entender esto. Debieran enseñar a los alumnos que los pensamientos y actos puros dependen de la manera en que realizan sus estudios. Los actos rectos dependen del pensamiento recto. El ejercicio en tareas agrícolas y en las diversas ramas del trabajo son una salvaguardia maravillosa contra el esfuerzo indebido del cerebro. Ningún hombre, mujer o niño podrá mantener su salud si deja de usar las facultades que Dios le dio. No puede guardar a conciencia los mandamientos de Dios. No puede amar a Dios por sobre todas las cosas y a su prójimo como a sí mismo.—Carta 145, 1897.1MCP89 123.3

    Cada día algo de trabajo manual—Según la luz que se me ha dado, si nuestros ministros realizaran más trabajo físico cosecharían bendiciones en relación con la salud... Es una necesidad definida para la salud física y la claridad mental el realizar alguna clase de trabajo manual durante el día. En esta forma la sangre es llevada del cerebro a otras partes del cuerpo.—El Evangelismo, 479 (1899).1MCP89 124.1

    Cada estudiante debería hacer ejercicio—Todo estudiante debiera dedicar una porción de cada día a un trabajo físico activo. Así se adquirirían hábitos de aplicación y laboriosidad, y se formaría un espíritu de confianza propia, al mismo tiempo que se escudaría al joven contra muchas prácticas malas y degradantes que tan a menudo son los resultados del ocio. Todo esto cuadra con el fin principal de la educación; porque al estimular la actividad, la diligencia y la pureza, nos ponemos en armonía con el Creador.—Historia de los Patriarcas y Profetas, 651 (1890).1MCP89 124.2

    Se puede estudiar con provecho tanto el adiestramiento físico como la disciplina religiosa que se practicaban en las escuelas de los hebreos. El valor de esta educación no se aprecia debidamente. Hay una estrecha relación entre la mente y el cuerpo, y para alcanzar un alto nivel de dotes morales e intelectuales, debemos acatar las leyes que gobiernan nuestro ser físico. Para alcanzar un carácter fuerte y bien equilibrado, deben ejercitarse y desarrollarse nuestras fuerzas, tanto mentales como corporales. ¿Qué estudio puede ser más importante para los jóvenes que el de este maravilloso organismo que Dios nos ha encomendado y de las leyes por las cuales ha de conservarse en buena salud?—Historia de los Patriarcas y Profetas, 650 (1890).1MCP89 124.3

    El ejercicio físico da vida—Cuando el cuerpo está inactivo, la sangre fluye perezosamente y los músculos disminuyen en medida y poder... El ejercicio físico, y el uso abundante de aire y de luz solas—bendiciones que el cielo ha derramado abundantemente sobre todos—le proporcionarían vida y fuerza a más de un extenuado inválido... El trabajo es una bendición y no una maldición. El trabajo diligente resguarda a muchos, jóvenes y viejos, de las trampas de aquel que “encuentra algún mal para que hagan las manos ociosas”. Que ninguno se avergüence del trabajo, porque el trabajo honrado es ennoblecedor. Mientras las manos están ocupadas en las tareas más comunes, la mente debe estar llena con pensamientos elevados y santos.—The Youth’s Instructor, 27 de febrero de 1902; Nuestra Elavada Vocacion, 225.1MCP89 124.4

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