Número 6—Testimonio para la iglesia
Se reprende la negligencia
Queridos hermanos y hermanas: Dios nuevamente me ha visitado en su misericordia, en tiempo de congoja y aflicción. El 23 de diciembre de 1860 fui tomada en visión y se me mostraron los errores cometidos por ciertas personas que han afectado a la causa. No me atrevo a retener el testimonio para la iglesia a fin de evitar herir los sentimientos de algunas personas.1TPI 193.1
Se me mostró la condición espiritual pobre del pueblo de Dios; y vi que Dios no se había alejado de él, sino que el pueblo se había apartado de Dios, y se había tornado indiferente. Poseen la teoría de la verdad pero no tienen su poder salvador. A medida que nos aproximamos al final del tiempo, Satanás desciende con gran poder, sabiendo que tiene poco tiempo. Su poder se ejercerá especialmente contra el pueblo remanente. Dará batalla contra ellos y tratará de dividirlos y esparcirlos para que se debiliten y sean derrotados. El pueblo de Dios debiera avanzar con entendimiento, y debiera unirse en sus esfuerzos. Debieran tener un mismo propósito y discernimiento, porque entonces sus esfuerzos no se perderían, sino que ejercerían una influencia poderosa en la edificación de la causa de la verdad presente. Es necesario mantener el orden, y debe actuarse con unidad en este propósito, porque en caso contrario Satanás sacará ventaja.1TPI 193.2
Vi que el enemigo actuaría en toda forma posible para desalentar al pueblo de Dios, para confundirlo y presentarle dificultades, y que el pueblo de Dios debía avanzar con discernimiento y prepararse para resistir los ataques de Satanás. Los asuntos pertenecientes a la iglesia no deben dejarse inconclusos. Hay que tomar las medidas necesarias para asegurar la propiedad de la iglesia para la causa de Dios, a fin de que la obra no se atrase en su progreso y para que los medios que los hermanos desean dedicar a la causa de Dios no sean traspasados a las filas del enemigo. Vi que el pueblo de Dios debía actuar con sabiduría y no dejar nada por hacer de su parte para colocar los negocios de la iglesia en una condición segura. Después de haber hecho todo lo que podían hacer, deben confiar en el Señor para que él dirija las cosas de modo que Satanás no saque ventaja del pueblo remanente de Dios. Ha llegado el tiempo cuando Satanás se pondrá a la obra. Nos espera un futuro tormentoso, por lo que la iglesia debiera despertar a fin de anticiparse en su actuación para permanecer firmes contra los planes del enemigo. Es tiempo de hacer algo. A Dios no le agrada que su pueblo deje inconclusos los asuntos de la iglesia, y que permita que el enemigo obtenga plena ventaja y control de los asuntos según le plazca.1TPI 193.3
Se me mostró la posición errada que había sido adoptada por el hermano B en la Review concerniente a asuntos de organización, y la influencia perjudicial ejercida. Él no pesó suficientemente el asunto. Sus artículos estaban perfectamente calculados para ejercer una influencia dispersadora, para conducir las mentes a conclusiones erróneas y para animar a muchos en sus ideas negligentes acerca de cómo deben manejarse las cosas en la causa de Dios. Los que no sienten sobre sí el peso de esta causa, tampoco sienten la necesidad de que se haga algo para establecer orden en la iglesia.1TPI 194.1
Quienes han llevado la carga durante mucho tiempo miran al futuro y pesan los asuntos. Están convencidos de que es necesario tomar medidas para colocar los asuntos de la iglesia en una posición más segura, para evitar que Satanás entre y saque ventaja. Los artículos del hermano B han inducido a los que sienten temor por el orden, a considerar con sospecha la sugerencia de personas que por la providencia especial de Dios participan en las cuestiones importantes de la iglesia. Y cuando él vio que su posición no podía permanecer, no reconoció francamente su error ni trabajó para borrar la impresión equivocada que había causado.1TPI 194.2
Vi que el hermano B era damasiado cómodo y negligente. Le ha faltado energía, porque ha considerado una virtud dejar que el Señor haga lo que el Señor quería que él hiciera. El Señor interviene en nuestro favor únicamente en casos de gran emergencia. Nosotros tenemos un trabajo que debemos hacer, tenemos cargas y responsabilidades que llevar, y al cumplir con esos deberes aumentamos nuestra experiencia. El hermano B manifiesta el mismo carácter en las cuestiones espirituales que en sus asuntos temporales. Tiene falta de celo y entusiasmo para llevar a cabo un trabajo. Todos debieran actuar con más discreción y sabiduría concerniente a las cosas de Dios de lo que han manifestado en las cosas temporales para asegurarse una posición terrenal.1TPI 194.3
Pero si bien es cierto que el pueblo de Dios está justificado en su esfuerzo por asegurar la propiedad de la iglesia por medios legales, debieran cuidar de mantener su carácter peculiar y santo. Vi que personas no consagradas se aprovecharían de la posición que la iglesia ha tomado recientemente: se extralimitarán, llevarán las cosas hasta posiciones extremas y dañarán la causa de Dios. Algunos actuarán sin sabiduría ni juicio, iniciarán juicios legales que habrían podido evitarse, se mezclarán con el mundo, participarán de su espíritu e influirán en otros para que también sigan su ejemplo. Un cristiano profeso que actúa imprudentemente hace mucho daño a la causa de la verdad presente. El mal se arraiga con más facilidad que el bien, y florece cuando el bien y la justicia languidecen por no recibir una nutrición cuidadosa.1TPI 195.1
Se me llamó la atención hacia el pasado y vi que en cada paso importante, en cada decisión efectuada o punto ganado por el pueblo de Dios, se han levantado algunos y han llevado los asuntos hasta los extremos; han actuado en forma extravagante, lo cual ha disgustado a los creyentes, han puesto en dificultades al pueblo de Dios y han desprestigiado la causa de Dios. El pueblo que Dios está conduciendo en estos últimos días será afligido por tales cosas. Pero se evitará mucho mal si los ministros de Cristo mantienen unidad de pensamiento, si permanecen unidos en sus planes de acción y en sus esfuerzos. Si se mantienen juntos, si se apoyan unos a otros y reprueban fielmente el mal, harán que éste pronto desaparezca. Pero Satanás ha controlado demasiado estos asuntos. Hay miembros de iglesia, y aun predicadores, que han simpatizado con personas desleales que han sido reprochadas por sus errores, lo cual ha producido como resultado división en los sentimientos. El que ha salido a cumplir su desagradable deber reprochando fielmente el error y el mal, se siente afligido y herido porque no recibe plena simpatía de sus hermanos en la predicación. Vuelve desanimado después de haber cumplido esos dolorosos deberes, deja caer su cruz y retiene los testimonios definidos y directos. Su alma queda envuelta en tinieblas y la iglesia sufre por faltar precisamente el testimonio que Dios se había propuesto que viviera entre su pueblo. Se cumple el propósito de Satanás cuando se suprime el testimonio fiel. Los que simpatizan fácilmente con el mal lo consideran como virtud pero no comprenden que están ejerciendo una influencia desorganizadora y que ellos mismos están ayudando a llevar a cabo los planes de Satanás.1TPI 195.2
Vi que muchas almas habían sido destruidas por sus hermanos que habían simpatizado fácilmente con ellas, cuando su única esperanza consistía en que se les ayudara a ver y comprender el resultado completo de sus males. Pero al aceptar ansiosamente la simpatía de sus hermanos imprudentes, reciben la impresión de que han sido maltratados; y si intentan volver sobre sus pasos para enmendarse, lo hacen sin mucho interés. Dividen el asunto para que satisfaga sus sentimientos naturales, culpan al que los ha reprochado y así solucionan el asunto. No examinan su situación hasta el fondo, no la remedian, por lo que vuelven a caer en el mismo mal porque no se les permitió que comprobaran el resultado total de su conducta errada, ni que se humillaran a sí mismos delante de Dios y le permitieran que él los restaurara. Los que han manifestado falsa simpatía han obrado en directa oposición al parecer de Cristo y de los ángeles ministradores.1TPI 196.1
Los ministros de Cristo debieran levantarse y dedicarse con todas sus energías a llevar a cabo la obra de Dios. No se excusa a los siervos de Dios si ellos retienen los testimonios directos. Debieran censurar y desaprobar el mal y no permitir que un hermano viva en pecado. A continuación deseo presentar una parte de una carta que escribí al hermano C:1TPI 196.2
“Se me mostraron algunas cosas con respecto a usted. Vi que el testimonio vivo y certero había sido anulado en la iglesia. Usted no ha estado en armonía con el testimonio directo. Usted se ha resistido a combatir decididamente el mal, y se ha molestado con los que se sentían compelidos a hacerlo. Los miembros desleales han gozado de su simpatía. Esto ha tendido a convertirlo a usted en un hombre débil. Usted no se ha mantenido unido con el testimonio definido y directo que debiera haberse presentado claramente a la persona implicada.1TPI 196.3
“No se excusa a los siervos de Dios si retienen el testimonio directo. Deben censurar y desaprobar el mal y no permitir que exista pecado en un hermano. Con frecuencia usted ha extendido sus manos para proteger a las personas de la censura que merecían y la corrección que el Señor se proponía que recibieran. Si esas personas no logran reformarse, eso se acredita a su cuenta. En lugar de vigilar las señales de peligro y de hacérselas saber, usted ha ejercido su influencia contra los que han seguido sus convicciones acerca del deber y reprobado y amonestado a los que yerran.1TPI 196.4
“Estos son tiempos peligrosos para la iglesia de Dios, y el mayor peligro actual es el autoengaño. Personas que profesan creer la verdad están ciegas a su propio peligro y errores. Han alcanzado la norma de piedad establecida por sus amigos y ellos mismos están en comunión con sus hermanos y se encuentran satisfechos, pero en realidad no alcanzan a satisfacer la norma del Evangelio establecida por nuestro Señor divino. Si consienten que haya iniquidad en sus corazones, el Señor no los escuchará. Pero en el caso de muchos, no sólo consienten la iniquidad en el corazón, sino que la llevan a cabo abiertamente en la vida; sin embargo, en muchos casos los pecadores no son reprochados.1TPI 197.1
“Se me llamó la atención a _____. Los sentimientos que usted entonces manifestaba eran errados. Debiera haberse mantenido lado a lado con el pastor D y haber llevado a cabo la obra debida, tomando en cuenta y reprochando los errores individuales. Debido a su falta de valor moral para reprochar el mal, usted ha echado sobre el pastor D la carga que usted mismo merecía. Usted ha ejercido influencia sobre otros. La buena obra que Dios se había propuesto que usted cumpliera para con ciertas personas no fue llevada a cabo, y esas personas han sido llenadas de orgullo por Satanás. Si usted se hubiera mantenido de parte del consejo de Dios en ese momento, se habría ejercido una influencia positiva en la causa de Dios. El Espíritu del Señor ha sido afligido. Y esta falta de unión desanima a los obreros a quienes Dios ha encargado de presentar los reproches.1TPI 197.2
“Se me mostró que usted ha estado equivocado al simpatizar con E. La conducta que usted ha adoptado con respecto a él ha dañado su influencia y ha perjudicado mucho la causa de Dios. Es imposible que los miembros de la iglesia de Dios se mantengan en comunión con E. El se ha colocado en un lugar en el que no puede ser ayudado por la iglesia, donde la iglesia no puede tener comunión con él ni él tener voz en la iglesia. Se ha ubicado en ese lugar a pesar de que tenía luz y verdad. Ha elegido tercamente su propio comportamiento y ha rehusado escuchar el reproche. Ha seguido las inclinaciones de su corazón corrompido, ha violado la santa ley de Dios y ha acarreado oprobio sobre la causa de la verdad presente. Si alguna vez se arrepiente sinceramente, la iglesia no debe ocuparse de su caso. Si va al cielo debe hacerlo solo, sin la comunión de la iglesia. El reproche de Dios y de la iglesia debe permanecer permanentemente sobre él, para que la norma de moralidad no sea rebajada hasta el polvo. El Señor siente desagrado por su proceder en estas cosas.1TPI 197.3
“Usted ha dañado la causa de Dios; su comportamiento obstinado ha herido los corazones del pueblo de Dios. Su influencia estimula una actitud de negligencia en la iglesia. Usted debiera escuchar el testimonio vivo y directo. Apártese del camino de la obra de Dios y no se interponga entre Dios y su pueblo. Usted ha descartado durante mucho tiempo el testimonio definido y se ha opuesto a la severa censura que Dios le envía para desaprobar sus males individuales. Dios está corrigiendo, probando y purificando a su pueblo. Apártese del camino para no poner estorbos a su obra. El no aceptará un testimonio suave. Los ministros deben dar su advertencia en alta voz y no callar. El Señor le ha dado un poderoso testimonio, calculado para fortalecer a la iglesia y despertar a los incrédulos. Pero usted debe corregir sus deficiencias, porque en caso contrario su testimonio carecerá de poder y su influencia perjudicará a la causa de Dios. La gente lo mira a usted como un ejemplo. No la engañe. Deje que su influencia se ejerza para corregir los males que existen en su familia y en la iglesia”.1TPI 198.1
Se me mostró que el Señor está reviviendo el testimonio vivo y directo, que contribuirá a desarrollar el carácter y a purificar la iglesia. Pero mientras se nos ordena que nos separemos del mundo, no es necesario que nos convirtamos en personas ásperas y ordinarias, que nos rebajemos a un nivel de vulgaridad y presentemos nuestras observaciones con rudeza. La verdad tiene el propósito de elevar al que la recibe, de refinar su gusto y santificar su juicio. Debiera efectuarse un esfuerzo constante para imitar al grupo con el que esperamos unirnos pronto, es decir, los ángeles de Dios que nunca han caído en pecado. El carácter debe ser santo, los modales deben ser agradables y las palabras sin engaño, y así seguiremos avanzando paso a paso hasta que estemos preparados para la traslación. 1TPI 198.2
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