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Manuscritos Inéditos Tomo 3 (Contiene los manuscritos 162-209) - Contents
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    Manuscrito 194 - Material sobre Stephen N. Haskell

    Durante un tiempo, el país venía padeciendo una sequía, pero nuestro cisterna solo llevaba acabado unos días cuando tuvimos benditos chaparrones del cielo que llenaron los depósitos y medio llenaron la gran cisterna [...]. Después de unas semanas llegó otro aguacero, que llenó la cisterna hasta rebosar. Si no hay más lluvia durante este trimestre, la escuela tiene suficiente para satisfacer todas sus necesidades. Así el Señor nos ha favorecido.— Carta 132, 1897, pp. 1, 2 (a la Sra. Wessels, 24 de junio de 1897).3MI 237.1

    En el hermano Haskell y su esposa el Señor nos ha enviado la ayuda precisa [...]. Él presenta la verdad de una manera clara y fervorosa que transmite su propia seguridad al corazón de los que la oyen. Como enfermera y maestra, la hermana Haskell no podría ser superada. Es tan firme a los principios como una roca, y no tiene predilección especial por nadie. Ama a todos y ayuda a todos.— Carta 99, 1897, pp. 3, 4 (al pastor Olsen y a su esposa, 19 de agosto de 1897).3MI 237.2

    Ella se hace cargo de las cosas con máxima seriedad, sin miedo a acometer ningún trabajo. No dice: «Vayan”, sino que dice: «Vengan, haremos esto o aquello”, y hacen de buena gana lo que les indica. Hemos tenido preciosísima instrucción de la Palabra tanto del hermano Haskell como de su esposa.— Carta 33, 1897, p. 4 (a Gilbert Collins, 9 de junio de 1897).3MI 238.1

    Desde luego, es el sitio más bonito de todo el terreno. No podemos ver dónde puede haber un lugar mejor que tenga más ventajas, y, dado que todo nuestro avance y nuestros favores provienen de Dios, le presentaremos la mejor ofrenda que tenemos, y diremos: Lo recibido de tu mano de gracia te damos [...].3MI 238.2

    Todos parecían trabajar de buena gana y con gran placer [...]. Mi gran banco de carpintero es cargado en una carreta y llevado al terreno en el que ha de edificarse la capilla. No hay manos ociosas por aquí ahora. — Manuscrito 175, 1897, pp. 15, 27, 28 (Diario, 1-31 de agosto de 1897).3MI 238.3

    Ciertamente, tuvimos la sensación de que el Señor Jesús estaba en medio de nosotros cuando presentamos nuestra capilla a Dios y suplicamos que su bendición descansara constantemente sobre ella. — Carta 178, 1897, p. 1 (al pastor J. E. White y su esposa, 18 de octubre de 1897).3MI 238.4

    Me alegro de que usted está donde está. No se desanime. Salude a la gente teniendo un semblante cargado de valor. Mantenga la mirada fija en su Líder. Rostros oscuros y sombríos se enfrentarán con usted, pero los brillantes rayos del Sol de justicia desvanecerán esta situación, y usted tendrá la victoria en Dios [...]. Espere todo lo posible que Dios pueda darle. No hable de dudas; no medite sobre las dudas. Dios tiene un pueblo tan firme a los principios como el acero, pero sus integrantes están confundidos. Caminan como los ciegos. Ayúdelos, por el amor de Cristo, ayúdelos.— Carta 218, 1899, p. 4 (al pastor S. N. Haskell y su esposa, 29 de noviembre de 1899).3MI 238.5

    Las cosas de las que ustedes escriben son, simplemente, imaginaciones insensatas [...]. Los maestros que las abrigan necesitan aprender de nuevo los principios de nuestra fe [...]. Hacer las declaraciones que hacen y mantener las nociones que mantienen es como descender de la más alta cota a la que la verdad de la Palabra lleva a los hombres hasta el nivel más bajo. Dios no trabaja con gente de este tipo. Habiendo perdido las grandes verdades de la Palabra de Dios, que se centran en el mensaje del tercer ángel, han suplido su lugar con fábulas [...].3MI 238.6

    No den la impresión de que hay muchos que vayan a extremos insensatos. Hay mentes desequilibradas que están listas a aprovechar cualquier cosa de carácter fantástico. Pero yo les digo que hay muchos en Estados Unidos que son tan fieles a los principios como el acero, y estos serán ayudados y bendecidos [...]. Debemos permitir que los grandes principios del mensaje del tercer ángel destaquen claros y nítidos. Los grandes pilares de nuestra fe soportarán todo el peso que pueda ponerse sobre ellos [...].3MI 239.1

    El Señor tiene ante su vista personas afligidas y amadas que soportan el padecimiento de las debilidades corporales. A ellas se prometen cuidado y gracia especiales. Sus pruebas no serán mayores de las que puedan soportar [...].3MI 239.2

    Tengo palabras que hablar a los jóvenes que han estado enseñando la verdad: Prediquen la Palabra [...]. Que los que son tentados a dejarse llevar por doctrinas fantasiosas e imaginarias ahonden profundamente el pozo en las canteras de verdad celestial y obtengan el tesoro que significa vida eterna para el receptor. En la Palabra hay ideas preciosísimas. Estas serán obtenidas por los que estudien con fervor; porque los ángeles celestiales dirigirán la búsqueda; pero los ángeles nunca llevan la mente a espaciarse en bagatelas como si fueran la palabra de Dios [...].3MI 239.3

    En el gran día de Dios, todos los que sean fieles y sinceros recibirán el toque sanador del divino Restaurador. El Dador de la vida quitará toda deformidad y les dará vida eterna.— Carta 207, 1899, pp. 1-3, 7, 8, 10 (a los hermanos Haskell e Irwin, mecanografiado el 15 de diciembre de 1899).3MI 239.4

    Usted me ha sido presentado como alguien que tiene un mensaje para nuestras ciudades, no meramente para la zona metropolitana de Nueva York, sino para muchas otras ciudades de Estados Unidos [...].3MI 239.5

    Hermano mío, debe tener períodos de reposo en los que pasar algún tiempo en el campo. Se me ha indicado que durante el verano usted debería dejar el calor de la ciudad en busca de una atmósfera más fresca. Sus nervios cansados responderán al grato reposo de las bonitas escenas de la naturaleza.— Carta 79, 1902, pp. 1, 2 (al pastor E. E. Franke, 23 de mayo de 1902).3MI 239.6

    Guardando cuidadosamente su espíritu, puede usted ponerse bajo la influencia del dulce Espíritu de Cristo, ser guiado por él [...]. Nunca haga nada que disperse a las ovejas de los pastos de Cristo.— Carta 38, 1902, p. 4 (al pastor E. E. Franke, 2 de marzo de 1902).3MI 239.7

    Su peligro, mi querido hermano, radica en cometer el grave error de suponer que el éxito depende de atraer una gran concurrencia mediante un alarde exterior. Introducir cualquier cosa de naturaleza teatral en la predicación de la palabra de Dios es usar fuego común en vez del fuego sagrado prendido por el Señor [...]. Cumpla su trabajo con mayor humildad y llévelo adelante mediante métodos como los de Cristo. Que la victoria sea de la verdad. Por amor de Cristo, no estorbe su avance con sus propias invenciones.— Carta 51, 1902, pp. 5, 6 (al pastor E. E. Franke, 20 de marzo de 1902).3MI 240.1

    Sus apasionados discursos son una deshonra para Dios, una vergüenza para usted y un sabor de muerte para los que los oyen. Suponiendo que mientras usted pronuncia palabras como muchas que ha hablado en el pasado Dios dijera: «Elimínenlo”, ¿cuál sería su futuro? Usted no podría encontrar un lugar en el cielo porque, si fuera admitido allí, crearía una rebelión si no lo nombran gobernante supremo.— Carta 21, 1901, p. 10 (al pastor E. E. Franke, 5 de octubre de 1900).3MI 240.2

    Dios desea que usted se una con sus hermanos en el trabajo que realiza. Si usted no hace esto, Satanás sin duda lo hará caer en su trampa. — Carta 19, 1901, p. 17 (al pastor E. E. Franke, mecanografiado el 29 de enero de 1901).3MI 240.3

    No eche a perder su influencia con trabajo excesivo en un empeño por lograr alguna gran cosa. Cuando se preocupa como consecuencia del exceso de trabajo, cada palabra adversa aparece ante usted en caracteres grandes y en negrita y usted empieza de inmediato a cargar contra los que cree que están intentando trabajar contra usted. Sus precipitadas palabras son inesperadas, porque a menudo no hay razón alguna para tal arrebato. Estas cosas empañan muchísimo su influencia. — Carta 193, 1903, pp. 4, 5 (al pastor E. E. Franke, 1 de septiembre de 1903).3MI 240.4

    Esfuércese. La providencia de Dios, ciertamente, abrirá su camino y le dará preciosas victorias [...]. Él estuvo en la marcha de usted a la ciudad de Nueva York. — Carta 132, 1901, p. 8 (a S. N. Haskell, 7 de octubre de 1901).3MI 240.5

    Sé que el Señor dispuso que el pastor Franke estuviera en su puesto y su lugar, hablando a grandes congregaciones. Luego, cuando se despierta un interés, muchos se beneficiarían del trabajo que usted puede hacer. Nadie ha de buscar obstruir el camino que Dios ha asignado al pastor Franke o el trabajo que ha asignado al pastor Haskell [...].3MI 240.6

    Hermano Haskell, usted no puede hacer el trabajo que ha de hacerse para obtener una gran concurrencia. Dios envió al pastor Franke para que haga lo que usted no puede hacer. Fue su designio que usted se combinase con el pastor Franke y realizara la parte del trabajo que él no puede hacer. — Carta 171, 1902, p. 1 (al pastor S. N. Haskell, julio de 1902).3MI 241.1

    El predicador nunca debería poner el yo en su trabajo; porque al atraer la atención de los oyentes a sí mismo, desvía su atención de Cristo [...]. Que ningún hombre se entreteja en la obra de Dios.— Carta 49, 1902, p. 5 (al pastor S. N. Haskell, 5 de febrero de 1902).3MI 241.2

    Usted debe estar en la Asociación General. Coordine las reunio- nes para que pueda ser así. Es mi oración que el Señor lo dirija y lo guíe. Solamente aférrese a esa mano que es poderosa para salvar y librar. Solamente confíe en él y escóndase en él, y él obrará por usted [...]. Cabalgue todo lo que pueda. Escriba poco que le suponga cansancio. Resérvese de todas las maneras que pueda. Hay trabajo para todos los que puedan trabajar, y la fuerza de usted será necesaria. Acérquese a Jesús cada vez más y él le dará paz y reposo [...]. Esfuércese y no desmaye en espíritu ni desconfíe de Dios por un momento.— Carta 4, 1880, p. 2, 3 (al pastor S. N. Haskell, 26 de agosto de 1880).3MI 241.3

    No debemos pensar en la derrota, sino en la victoria. Por intimidantes que puedan ser las circunstancias, aférrese de las promesas de Dios. Son para nosotros. Ninguno somos por nosotros mismos idóneos para la obra. En nuestra conexión con Dios estriba nuestro éxito. La fe, la fe viviente y activa, debe ser introducida en nuestras labores como nunca antes. La fe es el medio de conexión entre la debilidad humana y el poder divino.— Carta 24, 1888, p. 3 (al pastor S. N. Haskell, 24 de enero de 1888).3MI 241.4

    Debemos tratar con ternura a aquellos que hacen que resulte difícil creer. Si una vez se aferran de esa fe que obra por el amor y purifica el alma, ¡qué gozo entrará en su experiencia! Debemos tener pena de ellos y orar por ellos. Pero no debe revelarse ninguna acritud de expresión; ni una palabra de desaliento debe salir de nuestros labios hacia ninguna alma que viva. No podemos saber qué daño puede resultar de una palabra pronunciada sin consideración. «Practiquen el amor fraternal, sean compasivos y humildes» (1 Ped. 3: 8, NVI). Si nos fundimos en el amor de Cristo, si nos hacemos como niñitos, tenemos más seguridad de entrar en el cielo. — Carta 121, 1898, pp. 3, 4 (al pastor S. N. Haskell y su esposa, 12 de diciembre de 1898).3MI 241.5

    Me pregunta usted por qué se despierta de noche y se encuentra rodeado de oscuridad. A menudo me siento así yo misma; pero estos sentimientos de abatimiento no son ninguna evidencia de que Dios nos haya abandonado a usted o a mí [...]. Los sentimientos sombríos no indican que las promesas divinas sean inválidas. Uno considera sus propios sentimientos, y dado que la perspectiva de uno no es todo esplendor, uno comienza a llevar más ceñida la prenda de la pesadumbre en torno al alma. Miramos a nuestro interior y pensamos que Dios nos ha abandonado. Hay que recurrir a Cristo [...]. Entrando en comunión con el Salvador, entramos en la región de paz [...]. Debemos ejercitar la fe constantemente, y confiar en Dios con independencia de cuáles puedan ser nuestros sentimientos [...]. Hemos de estar de buen ánimo, sabiendo que Cristo ha vencido al mundo. Tendremos tribulación en el mundo, pero paz en Jesucristo. Hermano mío, deje de mirar a su interior, y recurra a Jesús, que es su único ayudador.— Carta 26, 1895, pp. 7, 8, 10 (al pastor S. N. Haskell, 11 de octubre de 1895).3MI 242.1

    Jesús vive; ha resucitado, ha resucitado, vive por la eternidad. No tenga usted la sensación de que lleva la carga. Es verdad que lleva el yugo, pero, ¿a quién usted está aferrado? Con un personaje que es nada menos que su Redentor. Satanás proyectará su sombra infernal atravesando la senda de usted; usted no puede esperar otra cosa; pero proyectó la misma sombra oscura al resplandor de Cristo [...]. No mire los desalientos; medite en lo precioso que es Jesús.3MI 242.2

    Su memoria será renovada por el Espíritu Santo. ¿Puede usted olvidar lo que Jesús ha hecho por usted? [...]. Usted fue apartado de sí mismo; sus pensamientos más profundos y más dulces estaban en su precioso Salvador, su cuidado, su seguridad, su amor. ¡Cómo salieron hacia él los deseos de usted!3MI 242.3

    Todas sus esperanzas descansaron en él, todas sus expectativas se asociaron con él. Bueno, él sigue amándolo; tiene el bálsamo que puede sanar cada herida y usted puede reposar en él [...].3MI 242.4

    El Consolador será para usted todo lo que usted desea. Será compensado con el Espíritu de Dios, la importancia del mensaje y la obra. Sé que el Señor está dispuesto a revelarle a usted las cosas maravillosas de su ley. Oh, que todos reconozcan que usted ha estado con Jesús. — Carta 30a, 1892, pp. 10, 11 (al pastor S. N. Haskell, 6 de septiembre de 1892).3MI 242.5

    Patrimonio White,

    1 de diciembre de 1966

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