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Manuscritos Inéditos Tomo 3 (Contiene los manuscritos 162-209) - Contents
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    Manuscrito 208 - Cristo es nuestro ejemplo

    Estamos formando caracteres para el cielo. Ningún carácter se perfeccionará sin pasar por la prueba y el sufrimiento. Tenemos que ser sometidos a pruebas. Cristo soportó la prueba del carácter en favor de nosotros, para que nosotros podamos pasarla por nosotros mismos gracias a la fortaleza divina que nos concede. Jesús es nuestro ejemplo de paciencia, tolerancia, mansedumbre y humildad. Discrepaba con todo el mundo impío, y estaba en guerra con él, y sin embargo no dio rienda suelta ni a la pasión ni a la violencia, ya sea mediante palabras o actos, aunque recibió un vergonzoso maltrato en cambio de sus buenas acciones. Se lo afligió, se lo rechazó y se lo trató con desprecio, pero él no tomó represalias. Tenía dominio propio, dignidad y grandeza. Sufrió con calma y respondió a los malos tratos solo con compasión, piedad y amor.3MI 357.1

    Imiten a su Redentor en estas cosas. No se salgan de quicio cuando las cosas salen mal. No se sulfuren ni pierdan el dominio propio porque piensan que las cosas no son como debieran ser. El que otros obren mal no los excusa a ustedes para hacer lo mismo. El fruto de dos errores no es una cosa correcta. Tienen victorias que ganar para vencer como Cristo venció.3MI 357.2

    Cristo jamás murmuró; jamás manifestó descontento, disgusto o resentimiento. Nunca se descorazonó, se desanimó, se enojó o se enfureció. Era paciente, tranquilo y lleno de dominio propio en medio de las circunstancias más enojosas y difíciles. Realizaba todas sus obras con una tranquila dignidad y con delicadeza, no importa qué conmoción se pudiera estar produciendo a su alrededor. El aplauso no lo entusiasmaba. No temía las amenazas de sus enemigos. Se movía en un mundo de excitación, violencia y crimen, tal como el sol se mueve por encima de las nubes. Estaba por encima de las pasiones humanas, los disturbios y las pruebas. Avanzaba como el sol por encima de todo ello. Pero no era indiferente a los males de la humanidad. Su corazón se conmovía por los sufrimientos y las necesidades de sus hermanos como si él mismo fuera el afligido. Poseía una gozosa calma interior, una serena paz. Su voluntad siempre estaba subordinada a la de su Padre. «No se haga mi voluntad, sino la tuya”, fueron las palabras que surgieron de sus labios pálidos y temblorosos.3MI 358.1

    Anhelamos y oramos que la gracia de Dios pueda venir a vuestro corazón. Queremos que os rindáis por entero a Dios [...]. Que Dios os ayude a todos a andar humildemente y con cuidado es nuestra oración.— Carta 51a, 1874, pp. 2, 3, 4 (a «Queridos hijos, Edson y Emma White”, 11 de septiembre de 1874).3MI 358.2

    Ustedes creen en la reforma pro salud, pero corren el peligro de poner ante las personas que están a su cuidado una alimentación paupérrima. Los jóvenes aprecian la buena comida, y no deberíamos poner delante de ellos platos insípidos. No es prudente preparar comida en tan grandes cantidades que deban quedar sobras para que aparezcan una y otra vez en la mesa. Lo sabio es cocinar solo una porción limitada, porque con el tiempo cálido la comida se agria rápidamente y en este estado no es apta para entrar en el estómago humano.3MI 358.3

    Su esposo necesita alimentos abundantes, sanos y nutritivos. No permita que la reforma pro salud se convierta en la deformación pro salud. Si usted quiere ascender a un nivel superior, puede ser una luz que brille en medio de las tinieblas que la rodean. Le escribo estas cosas porque corre usted el peligro de cometer errores, y deseo que usted obre sabiamente para la salud de los miembros de su familia. Ningún miembro de su familia me ha hablado de este asunto, pero me han sido presentadas escenas en las que se me ha mostrado que los alimentos que usted pone en su mesa no son siempre aceptables.— Carta 184, 1908, pp. 1, 2 (al Sr. y la Sra. Hurlbutt, 2 de junio de 1908).3MI 358.4

    Patrimonio White,

    mayo de 1968

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