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El Cristo Triunfante - Contents
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    Ejerced cuidado al formar amistades, 30 de mayo

    “Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada”. Santiago 1:5.CT 159.1

    Toda la sabiduría que poseemos es un don de Dios y él puede impartirla a cada persona que la solicite con fe. Salomón buscó sabiduría de Dios y él se la dio en gran medida. Pero, ¿cómo vio el universo celestial a Salomón cuando pervirtió esa sabiduría y empleó ese gran don divino en la exaltación propia? Dios lo eligió para construir el templo, pero, ¡cómo pervirtió ese legado sagrado! Estableció vínculos con naciones idólatras. De este modo, Salomón quien en ocasión de la dedicación del templo oró pidiendo que su corazón se consagrase en forma indivisa al Señor, comenzó a apartarse de Dios en su corazón. Puso en peligro los intereses de su alma al establecer amistad con los enemigos del Señor.CT 159.2

    ¡Cuánto cuidado se debe ejercer en la formación de una amistad! La amistad con el mundo rebajará la norma del principio religioso. Las esposas paganas de Salomón apartaron su corazón de Dios. Su fina sensibilidad se embotó y llegó a endurecer su corazón, pues perdió su simpatía por la humanidad y su amor por Dios. Su conciencia se marchitó y su gobierno se convirtió en una tiranía.CT 159.3

    Salomón acondicionó la senda de su propia ruina cuando al construir el templo decidió buscar artesanos de otras naciones. Dios había sido el educador de su pueblo y había determinado que éste debía confiar en su sabiduría y en el marco de los talentos que les había conferido en lo que no eran superados por ningún otro pueblo. Si mantenían sus manos limpias, su corazón puro y un propósito noble y santo, el Señor habría de impartirles su gracia. Pero Salomón fijó su vista en lo mundano en vez de poner sus ojos en Dios y halló que su supuesta fortaleza era debilidad. Trajo a Jerusalén la levadura de influencias perniciosas que se perpetuarían en la poligamia y la idolatría. No había duda alguna con respecto a quién hizo pecar a Israel.CT 159.4

    Aunque después Salomón se arrepintió, su arrepentimiento no pudo abolir las prácticas idolátricas que él mismo introdujo en la nación. En forma personal transmitimos un legado de bien o de mal. Salomón obtuvo la plata de Tarsis y el oro de Ofir a un costo espantoso: traición a compromisos sagrados. Las comunicaciones nocivas establecidas con las naciones paganas corrompieron las buenas maneras. Cuando el pueblo del Señor se apartó del Dios de toda sabiduría y se volvió a un pueblo que no amaba a Dios, a fin de obtener sabiduría y tomar decisiones, el Señor lo abandonó para que siguiera los dictados de esa sabiduría que no viene de lo alto sino de abajo.—Manuscrito 44, 1894.CT 159.5

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