Loading...
Larger font
Smaller font
Copy
Print
Contents
El Cristo Triunfante - Contents
  • Results
  • Related
  • Featured
No results found for: "".
  • Weighted Relevancy
  • Content Sequence
  • Relevancy
  • Earliest First
  • Latest First
    Larger font
    Smaller font
    Copy
    Print
    Contents

    Ninguna posición es demasiado humilde para no ser honrada en Cristo, 13 de agosto

    “¿No es éste el carpintero, hijo de María, hermano de Jacobo, de José, de Judas y de Simón? ¿No están también aquí con nosotros sus hermanas? Y se escandalizaban de él”. Marcos 6:3.CT 234.1

    La vida de humillación de Cristo debería ser una lección para todos los que desean exaltarse por encima de otros. Aunque no hubo en él ninguna mancha de pecado en su carácter, sin embargo, él condescendió en restablecer los lazos entre la humanidad caída y su divinidad...CT 234.2

    En forma humilde Cristo comenzó su grandiosa labor destinada a elevar a la raza caída de su degradada condición de pecado, recuperándola por su poder divino, que había vinculado con la humanidad. Luego de pasar por las grandes ciudades y por los renombrados centros de aprendizaje y supuesta sapiencia, él estableció su morada en la humilde y oscura villa de Nazaret. La mayor parte de su vida transcurrió en este lugar, de donde—de acuerdo al concepto popular—nada bueno podía salir. La misma senda que debe transitar el pobre, el descuidado, el doliente y el afligido, él la recorrió aquí en la tierra cargando sobre sí todas las angustias que el afligido debe sobrellevar... Su familia no se distinguió por el aprendizaje, las riquezas o la posición social. Por muchos años se desempeñó en la profesión de carpintero...CT 234.3

    Los judíos habían presumido con orgullo que el Cristo habría de venir como un rey, para conquistar a sus enemigos y hollar a los paganos en su ira. Pero, la vida humilde y sencilla que llevó nuestro Salvador, y que debiera haberlo colocado en los corazones del pueblo y despertado confianza en su misión, ofendía y desilusionaba a los judíos y todos sabemos el trato que le ofrecieron...CT 234.4

    Cristo no exaltó al pueblo atendiendo su orgullo. Él se humilló a sí mismo y llegó a ser obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. A menos que el orgullo humano sea humillado y sometido, a menos que el corazón obcecado sea enternecido por el Espíritu de Cristo, no será posible que él implante su semejanza divina en nosotros. Él, el humilde Nazareno, pudo haber manifestado su desprecio ante el orgullo del mundo, pues era el Comandante de las huestes celestiales. Pero vino a nuestro mundo en forma humilde a fin de demostrar que el cielo no respeta ni honra las riquezas, ni la posición, ni la autoridad o los títulos honorables, sino a quienes siguen a Cristo y asumen como honorable cualquier puesto del deber en virtud del carácter conferido por el poder de su gracia.CT 234.5

    A ningún ser humano se asegura el enaltecimiento del yo lleno de orgullo. “Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es el santo: Yo habito en la altura y la santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados”.—Carta 81, 1896.CT 234.6

    Larger font
    Smaller font
    Copy
    Print
    Contents