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El Cristo Triunfante - Contents
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    “El señor ha resucitado”, 18 de octubre

    “Entonces ellos contaban las cosas que les habían acontecido en el camino, y cómo le habían reconocido al partir el pan. Mientras ellos aún hablaban de estas cosas, Jesús se puso en medio de ellos, y les dijo: Paz a vosotros”. Lucas 24:35, 36.CT 300.1

    Los viajeros encontraron a todos sorprendidos y excitados. Las voces de los que estaban en la pieza estallaron en agradecimiento y alabanza diciendo: “Ha resucitado el Señor verdaderamente, y ha aparecido a Simón”. Entonces los dos viajeros, jadeantes aún por la prisa con que habían realizado su viaje, contaron la historia maravillosa de cómo, mientras viajaban en medio del desaliento y la desesperación, se unió a ellos un extraño. Con una mezcla de sorpresa y esperanza narraron cómo les había explicado las Escrituras y acerca de la invitación que le hicieran a permanecer con ellos. Dieron detalles de la comida que habían preparado y cuando aquél huésped extendió sus manos para partir el pan, entonces lo reconocieron...CT 300.2

    Apenas acabado su relato, y mientras algunos decían que no lo podían creer porque era demasiado bueno para ser verdad, vieron a otra persona delante de ellos. Todos los ojos se fijaron en el extraño. Nadie había llamado para pedir entrada. Ninguna pisada se había dejado oír. Los discípulos, sorprendidos, se preguntaron lo que esto significaba. Oyeron entonces una voz que no era otra que la de su Maestro. Claras fueron las palabras de sus labios: “Paz a vosotros”.CT 300.3

    “Y cuando les hubo dicho esto—dice Juan—, los discípulos se regocijaron viendo al Señor. Entonces Jesús les dijo otra vez: Paz a vosotros: como me envió el Padre, así también yo os envío. Y habiendo dicho esto sopló y les dijo: Recibid el Espíritu Santo”...CT 300.4

    Nadie debiera aventurarse con arrogancia en la obra de Dios. Los hombres y las mujeres no debieran avanzar a menos que el Espíritu Santo se manifieste en ellos. Sólo bajo la orientación del Espíritu Santo los seguidores de Cristo trabajarán como lo hizo el Señor.CT 300.5

    Aquella noche. Cristo les mostró a sus discípulos sus manos y sus pies, para que ninguna duda hubiera en sus mentes de que él era el Cristo. “Mirad mis manos y mis pies, que yo mismo soy; palpad y ved, porque un espíritu no tiene carne ni huesos como veis que yo tengo... Estas son las palabras que os hablé, estando aún con vosotros: que era necesario que se cumpliese todo lo que está escrito de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos. Entonces les abrió el entendimiento para que comprendiesen las Escrituras; y les dijo: Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo padeciese y resucitase de los muertos al tercer día”.—Manuscrito 113, 1897.CT 300.6

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