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El Cristo Triunfante - Contents
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    Jesús nos dará la vida eterna, 31 de agosto

    “Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo a quien has enviado”. Juan 17:3.CT 252.1

    El Señor les dijo a sus discípulos cuando estuvo con ellos. “Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podréis sobrellevar”. Jesús pudo haber revelado a sus discípulos cosas que atraparan la atención de ellos y los llevaran a perder de vista lecciones anteriores que él deseaba que llegaran a ser el pensamiento más entrañable de sus seguidores. Retuvo, entonces, aquellas cosas que habrían resultado sorprendentes a los oídos de ellos y que hubieran dado lugar a alguna objeción trivial que habría creado una interpretación errónea. Jesús no dio lugar para que personas de poca fe y piedad interpretaran erróneamente la verdad y crearan, de este modo, movimientos cismáticosCT 252.2

    Jesús pudo haber presentado misterios que habrían sido el tema de reflexión e investigación a lo largo de la historia hasta el tiempo del fin. Él es la fuente de toda verdadera ciencia; él pudo haber guiado al pueblo a investigar los misterios y de una época a la otra sus mentes habrían sido completamente absorbidas al grado de que no hubieran sentido deseo alguno de comer la carne y beber la sangre del Hijo de Dios.CT 252.3

    Jesús sabía muy bien que Satanás trabaja constantemente para despertar la curiosidad y ocupar las mentes de las personas con conjeturas. De este modo, el enemigo intentaba eclipsar la gran verdad que Cristo deseaba poner delante de sus mentes. “Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado”.CT 252.4

    Hay una lección para nosotros en las palabras que Cristo pronunció luego de alimentar a los cinco mil. Dijo: “Recoged los pedazos que sobraron, para que no se pierda nada”. Estas palabras significan mucho más que la recolección que debieron realizar los discípulos de las porciones de pan esparcidas. Debían tomar sus palabras; debían estudiar las Escrituras y atesorar cada rayo de luz. En vez de buscar un conocimiento que Dios no había revelado, debían recoger cuidadosamente lo que él les había dado.CT 252.5

    Satanás ha tratado de eclipsar de las mentes humanas el conocimiento de Dios y erradicar de sus corazones los atributos divinos... Lo que Dios había dado a conocer se interpretó erróneamente, se pervirtió y se entremezcló con los engaños satánicos. Satanás citó las Escrituras con el fin de engañar... Cristo vino a ajustar las verdades que habían sido alteradas y puestas al servicio del error. El las recuperó, las repitió y determinó que permanecieran para siempre.—Manuscrito 32, 1896.CT 252.6

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