27—Enseñanzas de 2 Pedro 1

«SIMÓN PEDRO, siervo y apóstol de Jesucristo, a los que habéis alcanzado, por la justicia de nuestro Dios y Salvador Jesucristo, una fe igualmente preciosa que la nuestra: Gracia y paz os sean multiplicadas, en el conocimiento de Dios y de nuestro Señor Jesús. Todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia; por medio de estas cosas nos ha dado preciosas y grandísimas promesas”. Observen cuidadosamente el lenguaje, porque en el juicio todo aquel que alguna vez haya tenido el privilegio de escuchar o leer estas palabras será responsable por la forma en que las reciba. «Por medio de estas cosas nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas lleguéis a ser participantes de la naturaleza divina», copartícipes del poder, de la gracia y de las oportunidades divinas.SE2 247.1

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Sermón predicado en una reunión campestre en Petaluma, California, la tarde del sábado 7 de junio de 1902. Manuscrito 77, 1902.

¿Será posible que los caídos hijos e hijas de Adán permanezcan en una posición privilegiada, capaces de triunfar? Sí, ese es el gran privilegio que se les concede. Ellos podrán ser «participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de las pasiones”.SE2 248.1

La vida cristiana es una lucha constante. La iglesia militante no es la iglesia triunfante. Pablo dice: «Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este mundo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes» (Efe. 6: 12). Debemos enfrentar a seres humanos poderosos e influyentes, que en la controversia están del lado de Satanás; asimismo, debemos enfrentar agencias invisibles del mal. Ojalá que nos encuentren formando parte del bando correcto.SE2 248.2