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Consejos para la Iglesia - Contents
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    Una promesa hecha a Dios es obligatoria y sagrada

    Cada uno ha de ser su propio asesor, y se le deja dar según se propone en su corazón. Pero hay algunos que son culpables del mismo pecado que cometieron Ananías y Safira, pues piensan que si retienen una porción de lo que Dios pide en el sistema del diezmo, los hermanos no lo sabrán nunca. Así pensaba la pareja culpable cuyo ejemplo se nos da como advertencia. En este caso Dios demostró que escudriña el corazón. No pueden ocultársele los motivos y propósitos del hombre. Dejó a los cristianos de todas las épocas una amonestación perpetua a precaverse del pecado al cual los corazones humanos están continuamente inclinados.CPI 507.1

    Cuando se ha hecho, en presencia de nuestros hermanos, la promesa verbal o escrita de dar cierta cantidad, ellos son los testigos visibles de un contrato formalizado entre nosotros y Dios. La promesa no se hace al hombre, sino a Dios, y es como un pagaré dado a un vecino. Ninguna obligación legal tiene más fuerza para el cristiano en cuanto al desembolso de dinero, que una promesa hecha a Dios.CPI 507.2

    Las personas que hacen tales promesas a sus semejantes, no piensan generalmente en pedir que se los libre de sus compromisos. Un voto hecho a Dios, el Dador de todos los favores, es de importancia aún mayor; por lo tanto, ¿por qué habríamos de quedar libres de nuestros votos a Dios? ¿Considerará el hombre su promesa como de menos fuerza porque ha sido hecha a Dios? Por el hecho de que su voto no será llevado a los tribunales, ¿es menos válido? ¿Habrá de robar a Dios un hombre que profesa ser salvado por la sangre del infinito sacrificio de Jesucristo? ¿No resultan sus votos y sus actos pesados en las balanzas de justicia de los ángeles celestiales?CPI 507.3

    Una iglesia es responsable de las promesas hechas por sus miembros individualmente. Si ve que algún hermano descuida el cumplimiento de sus votos, debe trabajar con él bondadosa pero abiertamente. Si está en circunstancias tales que le resulta imposible pagarlo, si es un miembro digno, de corazón voluntario, entonces ayúdele compasivamente la iglesia. Así pueden sus miembros salvar la dificultad y recibir ellos mismos una bendición.23Joyas de los Testimonios 1:549, 550, 554.CPI 508.1

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