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Consejos para la Iglesia - Contents
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    El cuidado de los huérfanos

    Entre todos aquellos cuyas necesidades requieren nuestro interés, las viudas y los huérfanos tienen el mayor derecho a nuestra tierna simpatía. Son objeto del cuidado especial del Señor. Dios los confía a los cristianos. “La religión pura y sin mácula delante de Dios el Padre es esta: Visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha del mundo”. Santiago 1:27.CPI 518.3

    Más de un padre que murió en la fe, confiado en la eterna promesa de Dios, dejó a sus amados en la plena seguridad de que el Señor los cuidaría. Y ¿cómo provee el Señor para estos enlutados? No realiza un milagro enviando maná del cielo, no manda cuervos que les lleven alimento, sino que realiza un milagro en los corazones humanos, expulsando el egoísmo del alma y abriendo las fuentes de la benevolencia. Prueba el amor de quienes profesan seguirle, confiando a sus tiernas misericordias a los afligidos y a los enlutados.CPI 518.4

    Que aquellos que aman al Señor abran su corazón y sus hogares para recibir a estos niños. No es el mejor plan cuidar a los huérfanos en grandes instituciones. Si no tienen parientes que puedan sostenerlos, los miembros de nuestras iglesias deben adoptar a estos pequeñuelos en sus familias o hallar hogares apropiados para ellos en otras casas.CPI 519.1

    Estos niños son en un sentido especial seres a quienes Cristo mira, y dejarlos en el descuido es ofenderlo a él. Todo acto bondadoso hecho a ellos en el nombre de Jesús es aceptado por él como hecho a sí mismo.12Joyas de los Testimonios 2:519.CPI 519.2

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