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Consejos para la Iglesia - Contents
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    El don profético y Elena G. de White

    Preparación para enfrentar la crisis

    Todos los adventistas del séptimo día aguardan con anhelo el día cuando Jesús vendrá para llevarlos al hogar celestial que ha ido a prepararles. En aquella tierra mejor no habrá más pecado, ni chascos, ni hambre, ni pobreza, ni enfermedad, y no habrá muerte. Cuando el apóstol Juan contempló los privilegios que aguardan al fiel, exclamó: “Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios... Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es”. 1 Juan 3:1, 2.CPI 12.1

    Ser semejantes a Jesús en carácter es el ideal de Dios para su pueblo. Desde el principio, fue el plan de Dios que los miembros de la familia humana, creados a su imagen, desarrollaran caracteres semejantes al suyo. Para lograr esto, nuestros primeros padres iban a recibir instrucción de Cristo y de los ángeles en conversaciones cara a cara. Pero después que Adán y Eva pecaron, ya no pudieron hablar libremente con los seres celestiales cara a cara.CPI 12.2

    Para que la familia humana no quedara sin dirección, Dios eligió otros medios para revelar su voluntad a su pueblo, uno de los cuales fue por medio de los profetas. Dios dijo a Israel: “Cuando haya entre vosotros profeta de Jehová, le apareceré en visión, en sueños hablaré con él”. Números 12:6.CPI 12.3

    El propósito de Dios es que su pueblo esté informado e instruido, que conozca y entienda no sólo los tiempos en los cuales vive sino también lo que va a suceder. “Porque no hará nada Jehová el Señor, sin que revele su secreto a sus siervos los profetas”. Amós 3:7. Esto pone en contraste al pueblo de Dios, los “hijos de luz” (1 Tesalonicenses 5:5), con la gente del mundo.CPI 13.1

    La obra del profeta incluye mucho más que anunciar lo que ocurrirá en el futuro. Moisés, un profeta de Dios que escribió 6 libros de la Biblia, escribió muy poco acerca de lo que iba a suceder en el futuro. Oseas describe su obra en su significado más amplio: “Y por un profeta Jehová hizo subir a Israel de Egipto, y por un profeta fue guardado”. Oseas 12:13.CPI 13.2

    Un profeta no es alguien designado para ese cargo por sus semejantes, ni tampoco se nombra a sí mismo. La elección de una persona para ser profeta está completamente en las manos de Dios. Tanto hombres como mujeres han sido elegidos ocasionalmente por Dios para hablar por él.CPI 13.3

    Estos profetas, estos hombres y mujeres elegidos por Dios como canales de comunicación, hablaron y escribieron lo que Dios les reveló en santas visiones. La preciosa Palabra de Dios contiene sus mensajes. Por medio de estos profetas, los miembros de la familia humana han sido guiados a una comprensión del continuo conflicto por las almas de los hombres, el conflicto entre Cristo y sus ángeles y Satanás y sus ángeles. Sus escritos nos guían para poder comprender este conflicto en los días finales de la historia de este mundo, y los medios que Dios ha provisto para cuidar de su obra y para perfeccionar los caracteres de su pueblo.CPI 13.4

    Los apóstoles, los últimos escritores de la Biblia, nos dan un cuadro claro de los acontecimientos de los últimos días. Pablo escribió acerca de los “tiempos peligrosos”, y Pedro exhortó acerca de los burladores que andan según sus propias concupiscencias y dicen: “¿Dónde está la promesa de su advenimiento?” En ese tiempo la iglesia estará en lucha, porque Juan vio a Satanás “que se fue a hacer guerra contra el resto”. El apóstol Juan identifica a los miembros de la iglesia de los últimos días como “la iglesia remanente”, como “los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo”, señalándola como una iglesia que guarda los mandamientos. Apocalipsis 12:17. Esta iglesia remanente también tendría el “testimonio de Jesús”, que es “el espíritu de la profecía”. Apocalipsis 19:10. Pablo declara que la iglesia que espera anhelante la venida de Cristo no carecerá de ningún don. 1 Corintios 1:7, 8. Sería bendecida con el don del testimonio de Cristo.CPI 14.1

    Queda claro, pues, que cuando en el plan de Dios surgiera la iglesia de los últimos días, tendría en su medio el espíritu de profecía. Cuán razonable es que Dios hable a su pueblo que vive en los últimos días de la historia de la misma manera que habló a su pueblo en tiempos de gran necesidad en los siglos pasados.CPI 14.2

    Cuando esta iglesia de la profecía, la Iglesia Adventista del Séptimo Día, surgió a mediados del siglo XIX, se escuchó una voz entre nosotros que decía, “Dios me ha mostrado en santa visión”. Estas no eran palabras jactanciosas, sino la declaración de una joven de 17 años que había sido llamada para hablar en nombre de Dios. Durante 70 años de ministerio fiel se escuchó esa voz, guiando, corrigiendo e instruyendo. Y esa voz aún se oye hoy a través de miles de páginas escritas por la mensajera elegida del Señor, Elena G. de White.CPI 14.3

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