Capítulo 26—¡Ha resucitado!
Se tomaron las mayores precauciones para asegurar la tumba del Salvador. Cerraron la entrada con una gran piedra, y sobre ella colocaron el sello romano, de tal manera que la piedra no pudiera ser quitada sin romper el sello.UE 140.1
Alrededor de la tumba vigilaba una guardia de soldados romanos. Tenían órdenes estrictas de mantenerse en vela, para que el cuerpo de Jesús no fuera tocado. Algunos de ellos andaban constantemente de aquí para allá, mientras otros descansaban sobre el suelo en las inmediaciones.UE 140.2
Pero había otra guardia invisible que también custodiaba la tumba. Los poderosos ángeles del cielo estaban allí. Utilizando su poder, cualquiera de ellos podía haber herido a todo el ejército romano.UE 141.1