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Testimonios para la Iglesia, Tomo 2 - Contents
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    Un llamado a la iglesia

    El 2 de octubre de 1868 me fue mostrada la condición del profeso pueblo de Dios. Muchos estaban en gran oscuridad, sin embargo parecían ser insensibles a su verdadera condición. El discernimiento de un gran número de ellos parecía estar entumecido en lo que se refiere a la captación de las cosas espirituales y eternas, mientras que sus mentes parecían estar bien despiertas a los intereses mundanos. Muchos adoraban a ídolos en sus corazones y practicaban la iniquidad, lo que los separaba de Dios y los transformaba en cuerpos oscuros. Vi a muy pocos que permanecían en la luz, teniendo discernimiento y espiritualidad para descubrir estas piedras de tropiezo y quitarlas del camino. Hay hombres que están en puestos de responsabilidad en el corazón de la obra y están dormidos. Satanás los ha paralizado con el fin de que no descubran sus planes y ardides, mientras que él está activo seduciendo, engañando y destruyendo.2TPI 391.2

    Algunos que están en los puestos de vigía para advertir al pueblo del peligro han dejado de vigilar y descansan con comodidad. Son centinelas infieles. Permanecen inactivos, mientras su artero enemigo entra en el fuerte y trabaja con éxito a su lado para derribar lo que Dios mandó que se construyera. Ven que Satanás está engañando a los inexpertos e ingenuos; no obstante se quedan callados como si no tuvieran un interés especial, como si estas cosas no fueran de su incumbencia. No ven ningún peligro especial; no ven razón para dar la alarma. A ellos les parece que todo va bien, y no consideran necesario hacer sonar la trompeta con los fieles toques de advertencia que los claros testimonios les presentan, para mostrar al pueblo sus transgresiones y a la casa de Israel sus pecados. Estos reproches y advertencias interrumpen la calma de estos soñolientos centinelas amantes de la comodidad, y se sienten disgustados. Dicen en su corazón, si no en palabras: “No merecemos esto. Es demasiado severo, demasiado duro. Estos hombres están preocupados y excitados sin necesidad, y parecen no estar dispuestos a dejarnos descansar en paz. ‘Os preocupáis demasiado, considerando que toda la congregación es santa, todos y cada uno de ellos’. No nos dejan sentirnos cómodos, ni en paz ni felices. A estos vigías irrazonables y difíciles de complacer sólo los satisface el trabajo, la fatiga, y la incesante vigilancia. ¿Por qué no profetizan cosas gratas, y gritan: paz, paz? Así todo iría mejor”.2TPI 391.3

    Estos son los verdaderos sentimientos de muchos de nuestro pueblo. Y Satanás se alegra ante su éxito en controlar las mentes de tantos que profesan ser cristianos. Los ha engañado, ha entumecido su discernimiento, y ha plantado su estandarte infernal en medio de ellos, y ellos están tan completamente engañados que no lo reconocen. El pueblo no ha erigido imágenes talladas, sin embargo su pecado no es menor a la vista de Dios. Adoran a Mammón. Aman las ganancias mundanas. Algunos sacrifican su conciencia para obtener su objetivo. El profeso pueblo de Dios es egoísta y ególatra. Aman las cosas de este mundo, y son amigos de las obras de las tinieblas. Se complacen en la injusticia. No tienen amor a Dios ni a sus semejantes. Son idólatras, y son peores, mucho peores, a la vista de Dios que los paganos, adoradores de imágenes talladas que no conocen nada mejor.2TPI 392.1

    Se requiere que los seguidores de Cristo salgan del mundo, y estén separados, y no toquen lo inmundo, para tener la promesa de ser los hijos e hijas del Altísimo, miembros de la familia real. Pero si no cumplen con las condiciones, no puede cumplirse en ellos la promesa. Una profesión de cristianismo no es nada a la vista de Dios; pero la sincera, humilde, voluntaria obediencia a sus requerimientos señala a sus hijos adoptivos, a los receptores de su gracia, a los participantes de su gran salvación. Estos serán distintos, un espectáculo para el mundo, los ángeles y los hombres. Se notará su carácter peculiar y santo, que los separará claramente del mundo, de sus afectos y lujuria.2TPI 392.2

    Vi que sólo pocos de entre nosotros se ajustan a esta descripción. Su amor a Dios es de palabra, no de hecho y en verdad. Su proceder, sus obras, testifican que no son hijos de la luz sino de las tinieblas. No han obrado según Dios sino por egoísmo, y en injusticia. Sus corazones son extraños a su gracia renovadora. No han experimentado el poder transformador que los lleva a andar como Cristo anduvo. Los que son ramas vivas de la vid celestial participarán de la savia y el alimento de la vid. No serán ramas marchitas sin fruto, sino que mostrarán vida y vigor, y florecerán y darán fruto para la gloria de Dios. Se preocuparán por apartarse de toda iniquidad y por perfeccionar su santidad en el temor de Dios.2TPI 393.1

    Como el antiguo Israel, la iglesia ha deshonrado a su Dios apartándose de la luz, descuidando sus deberes, y abusando del alto y exaltado privilegio de ser de un carácter peculiar y santo. Sus miembros han violado el pacto por el que prometieron vivir por Dios y sólo por él. Se han unido con los egoístas y amadores del mundo. Han fomentado el orgullo, el amor por el placer y el pecado, y Cristo se ha apartado de ellos. Su Espíritu se ha extinguido en la iglesia. Satanás trabaja hombro con hombro con los profesos cristianos; no obstante les falta tanto discernimiento espiritual que no lo detectan. No sienten la responsabilidad de la obra. Las solemnes verdades que profesan creer no son una realidad para ellos. No tienen una fe genuina. Los hombres y mujeres actuarán de acuerdo con la fe que en realidad poseen. Por sus frutos los conoceréis. No su profesión de fe, sino los frutos que llevan, muestran la clase de árbol del que dependen. Muchos tienen una forma de piedad, sus nombres están en los registros de la iglesia; pero tienen un registro manchado en el Cielo. El ángel registrador ha escrito fielmente sus obras. Cada acto egoísta, cada palabra equivocada, cada deber no realizado, cada pecado secreto, cada astuto fingimiento está fielmente asentado en el libro de registros que lleva el ángel registrador.2TPI 393.2

    Una gran cantidad de los que profesan ser siervos de Cristo no lo son en realidad. Están engañando a sus almas para su propia destrucción. Mientras profesan ser siervos de Cristo, no viven en obediencia a su voluntad. “¿No sabéis que si os sometéis a alguien como esclavos para obedecerle, sois esclavos de aquel a quien obedecéis, sea del pecado para muerte, o sea de la obediencia para justicia?” Muchos, mientras profesan ser siervos de Cristo, obedecen a otro amo, trabajando diariamente en contra del Maestro al que profesan servir. “Ninguno puede servir a dos Señores; o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y las riquezas”. Mateo 6:24.2TPI 394.1

    Intereses mundanos y egoístas ocupan el alma, la mente y el vigor de los profesos seguidores de Dios. En todos sus intereses y objetivos son siervos de Mammón. No han experimentado la crucifixión al mundo, con sus afectos y lujuria. Pero pocos de entre los muchos que profesan ser seguidores de Cristo pueden decir con el apóstol: “Pero lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo me es crucificado a mí, y yo al mundo”. Gálatas 6:14. “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí: y lo que ahora vivo en la came, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a si mismo por mí”. Gálatas 2:20. Si una obediencia voluntaria y un verdadero amor caracterizan las vidas del pueblo de Dios, su luz brillará con un brillo santo hacia el mundo.2TPI 394.2

    Las palabras que Cristo dirigió a sus discípulos estaban dedicadas a todos los que habrian de creer en su nombre: “Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres”. Mateo 5:13. Una profesión de santidad sin el principio viviente es tan completamente sin valor como la sal sin sus cualidades preservativas. Un profeso cristiano sin principios es un objeto de escarnio, un reproche para Cristo, una deshonra para su nombre. “Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. Asi alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos”. Mateo 5:14-16.2TPI 394.3

    Las buenas obras del pueblo de Dios tienen una influencia más poderosa que las palabras. Al ver su vida virtuosa y sus actos generosos el que los observa desea la misma justicia que produjo tan buenos frutos. Se siente cautivado por ese poder de Dios que transforma a los egoístas seres humanos a la imagen divina, y Dios recibe honra y su nombre, gloria. Pero el hecho de que el pueblo de Dios está esclavizado por el mundo deshonra al Señor y desacredita su causa. Su pueblo está en amistad con el mundo, el enemigo de Dios. Su única esperanza de salvación es separarse del mundo y celosamente mantener su carácter de pueblo apartado, santo y peculiar. ¡Oh! ¿por qué el pueblo de Dios insiste en no cumplir con los requerimientos expresos de su Palabra? Si lo hicieran tomarían conciencia de las excelentes bendiciones dadas gratuitamente por Dios a los humildes y obedientes.2TPI 395.1

    Me sentí azorada al ver la terrible oscuridad de muchos de los miembros de nuestras iglesias. La falta de verdadera santidad era tal que eran cuerpos de oscuridad y muerte, en lugar de ser la luz del mundo. Muchos profesaban amar a Dios, pero lo negaban en sus obras. No lo amaban, servían ni obedecían. Sus propios intereses egoístas estaban en primer lugar. Un gran número parecía tener una alarmante carencia de principios. Influencias no consagradas los desviaban y parecían no estar bien arraigados. Pregunté qué significaban estas cosas. ¿Por qué había tal falta de espiritualidad, y tan pocos que tuvieran una experiencia viva de las cosas religiosas? Se me señalaron las palabras del profeta: “Hijo de hombre, estos hombres han puesto sus ídolos en su corazón, y han establecido el tropiezo de su maldad delante de su rostro. ¿Acaso he de ser yo en modo alguno consultado por ellos? Háblales, por tanto, diles: Así ha dicho Jehová el Señor: Cualquier hombre de la casa de Israel que hubiere puesto sus ídolos en su corazón, y establecido el tropiezo de su maldad delante de su rostro, y viniere al profeta, yo Jehová responderé al que viniere conforme a la multitud de sus ídolos, para tomar a la casa de Israel por el corazón, ya que se han apartado de mí todos ellos por sus ídolos”. Ezequiel 14:3-5.2TPI 395.2

    Se me mostró que el pueblo de Dios se había descarriado. No tiene su mira en la gloria de Dios. Su propia gloria es lo que importa. Tratan de gloriarse a sí mismos y no obstante se llaman cristianos. La santidad de corazón y la pureza de la vida era el gran tema de las enseñanzas de Cristo. En el Sermón del Monte, después de especificar lo que debe y no debe hacerse para recibir bendiciones, dice: “Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto”. Mateo 5:48.2TPI 396.1

    La perfección, la santidad, nada menos que esto, les permitiría practicar los principios que él les había dado. Sin esta santidad el corazón humano es egoísta, pecador y perverso. La santidad hará que el que la posee lleve frutos y abunde en buenas obras. Nunca se cansará de hacer el bien, tampoco tratará de escalar posiciones en este mundo. Solamente pondrá su interés en el momento cuando la Majestad del Cielo exaltará a los santificados a su trono. Entonces les dirá: “Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo”. Mateo 25:34. Luego el Señor enumerará las obras de abnegación, misericordia, compasión y justicia, que ellos han hecho. La santidad del corazón producirá buenas acciones. Es la ausencia de espiritualidad, de santidad, lo que lleva a las malas acciones, a la envidia, al odio, a los celos, a las malas sospechas, y a todo pecado odioso y abominable.2TPI 396.2

    En el temor de Dios he tratado de presentar al pueblo sus riesgos y sus pecados, y me he esforzado, poniendo en mi debilidad lo mejor de mí misma, para despertarlos. He anunciado cosas sorprendentes que, si hubiesen creído, les habrían causado angustia y terror, y los hubieran llevado a ser celosos y arrepentirse de sus pecados e iniquidades. Les he dicho que, de acuerdo a lo que se me mostró, sólo un pequeño número de los que ahora profesan creer en la verdad serían al fin salvos, no porque no podían ser salvos, sino porque no quisieron ser salvos del modo indicado por Dios. El camino señalado por nuestro divino Señor es demasiado angosto y la puerta demasiado estrecha para admitirlos mientras que estén sujetos al mundo o mientras abriguen egoísmo o pecado de cualquier tipo. No hay lugar para estas cosas; y sin embargo hay sólo pocos que aceptan separarse de ellas, para poder andar por la senda angosta y entrar por la puerta estrecha.2TPI 396.3

    Las palabras del Señor son claras: “Esforzaos a entrar por la puerta angosta: porque os digo que muchos procurarán entrar y no podrán”. Lucas 13:24. No todos los profesos cristianos son cristianos de corazón. Hay pecadores en Sión ahora, como los había en la antigüedad. Isaías se refiere a ellos cuando habla del día de Dios: “Los pecadores se asombraron en Sión, espanto sobrecogió a los hipócritas. ¿Quién de nosotros morará con el fuego consumidor? ¿Quién de nosotros habitará con las llamas eternas? El que camina en justicia y habla lo recto; el que aborrece la ganancia de violencias, el que sacude sus manos para no recibir cohecho, el que tapa sus oídos para no oír propuestas sanguinarias; el que cierra sus ojos para no ver cosa mala; éste habitará en las alturas; fortaleza de rocas será su lugar de refugio; se le dará su pan, y sus aguas estarán seguras”. Isaías 33:14-16.2TPI 397.1

    Hay hipócritas que tiemblan cuando pueden verse a sí mismos. Su propia vileza los aterrorizará en aquel día que llegará pronto, un día en que “Jehová sale de su lugar para castigar al morador de la tierra por su maldad contra él”. Isaías 26:21. ¡Oh, quisiera que pudieran ser presa del terror, que pudieran tener una sensación vívida de su condición y despertar mientras haya misericordia y esperanza, confesar sus pecados, y humillar sus almas grandemente delante de Dios, para que él pueda perdonar sus transgresiones y restaurar sus pecados! El pueblo de Dios no está preparado para las aterradoras, angustiosas escenas que tenemos por delante, para permanecer libre del mal y las pasiones entre los peligros y corrupciones de esta era degenerada. No tienen puesta la armadura de la justicia, y no están preparados para luchar en contra de la predominante iniquidad. Muchos no obedecen los mandamientos de Dios, no obstante profesan hacerlo. Si fueran fieles en obedecer todos los estatutos de Dios tendrían un poder que llevaría convicción a los corazones de los incrédulos.2TPI 397.2

    He tratado de cumplir con mi deber. He señalado los pecados específicos de algunos. Se me mostró que en la sabiduría de Dios no serían revelados los pecados y errores de todos. Todos tendrían luz suficiente para ver sus pecados y errores, si así lo deseaban y sinceramente anhelaban dejarlos, y perfeccionar la santidad en el temor del Señor. Podrían ver qué pecados Dios señalaba y desaprobaba en los demás. Si ellos acariciaban estos mismos pecados, debían darse cuenta de que Dios los aborrecía y estaban separados de él; y que a menos que celosamente se propusieran dejarlos de lado serían dejados en tinieblas. Dios es demasiado puro para contemplar la iniquidad. Un pecado es tan lamentable a su vista en un caso como en el otro. No hará excepciones un Dios imparcial. Estos testimonios individuales están dirigidos a todos los que son culpables, aunque sus nombres puedan no estar ligados con el testimonio especial presentado; y si las personas pasan por alto y encubren sus propios pecados porque sus nombres no son mencionados específicamente, Dios no los hará prosperar. No pueden avanzar en la vida divina, sino que llegarán a estar cada vez más en tinieblas, hasta que la luz del Cielo se apartará completamente de ellos.2TPI 397.3

    Los que profesan santidad, pero no están santificados por la verdad que profesan, no cambiarán sustancialmente su proceder, el cual -según saben- es desagradable a la vista de Dios, porque no se los ha hecho pasar por la prueba de ser censurados individualmente por sus pecados. Ven, por medio de los testimonios de otros, que se les presenta fielmente su caso. Están fomentando el mismo mal. Al continuar en su camino de pecado, violan sus conciencias, endurecen sus corazones, y se mantienen altivos, exactamente como lo hubiesen hecho si el testimonio hubiera sido dirigido directamente a ellos. Al pasarlo por alto y negarse a dejar de lado sus pecados y corregir sus errores por medio de la humilde confesión, el arrepentimiento y la humillación, eligen su propio camino, y son abandonados a él, y finalmente son tomados cautivos por Satanás y sujetos a su voluntad. Pueden llegar a ser muy osados porque pueden ocultar sus pecados de los demás y porque los juicios de Dios no los alcanzan de un modo visible. Pueden ser aparentemente prósperos en este mundo. Pueden engañar a los pobres, miopes mortales y ser considerados como ejemplos de piedad aunque estén en sus pecados. Pero no pueden engañar a Dios. “Por cuanto no se ejecuta luego sentencia sobre la mala obra, el corazón de los hijos de los hombres está en ellos dispuesto para hacer el mal. Aunque el pecador haga mal cien veces, y prolongue sus días, con todo yo también sé que les irá bien a los que a Dios temen, los que temen ante su presencia; y que no le irá bien al impío, ni le serán prolongados los días, que son como sombra; por cuanto no teme delante de la presencia de Dios”. Eclesiastés 8:11-13. Aunque la vida de un pecador pueda prolongarse en la tierra, sin embargo no será así en la tierra nueva. Deberá estar entre el grupo que David menciona en su salmo: “Pues de aquí a poco no existirá el malo; observarás su lugar, y no estará allí. Pero los mansos heredarán la tierra”. Salmos 37:10-11.2TPI 398.1

    Se promete misericordia y verdad a los humildes y penitentes, pero el juicio está preparado para los pecadores y rebeldes. “Justicia y juicio son el cimiento de tu trono”. Un pueblo malvado y adúltero no escapará a la ira de Dios y al castigo que justamente merece. El hombre ha caído; y será la obra de toda una vida, ya sea larga o corta, recuperarse de esa caída, y restaurar, por medio de Cristo, la imagen divina que perdiera por el pecado y las continuas transgresiones. Dios requiere una completa transformación del alma, cuerpo, y espíritu a fin de recuperar la condición perdida por medio de Adán. Dios misericordiosamente envía rayos de luz para mostrar al hombre su verdadera condición. Si se empeña en no andar en la luz es porque es evidente que se complace en las tinieblas. No se acerca a la luz por temor de ser reconvenido por sus obras.2TPI 399.1

    El caso de N. Fuller ha apenado y angustiado mi espíritu en gran manera. Es terrible que se haya entregado al control de Satanás y que haya obrado iniquidad como lo ha hecho. Creo que es la voluntad de Dios que este caso de hipocresía e infamia sea traído a la luz de un modo tal que resulte de advertencia a otros. He quí un hombre que conocía las enseñanzas de la Biblia, y que había escuchado personalmente los testimonios presentados por mí en contra de los pecados que él practicaba. Más de una vez me había oído hablar decididamente acerca de los principales pecados de esta generación, me había oído decir que la corrupción abundaba en todo lugar, que las bajas pasiones controlaban generalmente a los hombres y las mujeres, que entre las masas se cometían continuamente los crímenes más sombríos, y se contaminaban en su propia corrupción. Las iglesias nominales están llenas de fornicación y adulterio, crimen y asesinato, como resultado de las bajas pasiones y la concupiscencia; pero estas cosas se mantienen ocultas. Hay ministros que ocupan altos cargos, que son culpables; sin embargo un manto de santidad cubre sus oscuros actos, y continúan año tras año con su proceder hipócrita. Los pecados de las iglesias nominales han alcanzado al cielo, y los honestos de corazón recibirán luz y saldrán de entre ellos.2TPI 399.2

    De acuerdo con la luz que Dios me ha dado, un gran número de los adventistas del primer día [domingo] consideran la fornicación y el adulterio como pecados que Dios pasa por alto. Estos pecados se practican muy comúnmente. No reconocen las exigencias de la ley de Dios. Han transgredido los mandamientos del gran Jehová y celosamente enseñan a sus oidores a hacer lo mismo, declarando que la ley de Dios ha sido abolida y no tiene jurisdicción sobre ellos. De acuerdo con este libre estado de cosas, el pecado no parece tan tremendamente pecaminoso; “pues por la ley es el conocimiento del pecado”. Podemos encontrar en este grupo a hombres que han de engañar, mentir, y dar rienda suelta a sus concupiscencias. Pero los hombres que reconocen como vigentes los Diez Mandamientos, que observan el cuarto mandamiento del Decálogo, debieran practicar en sus vidas los principios de los diez preceptos promulgados con sobrecogedora grandiosidad en el Sinaí.2TPI 400.1

    Los adventistas del séptimo día, que profesan esperar y amar la aparición de Cristo, no debieran seguir el proceder de los mundanos. Estos no son la regla para los observadores de los mandamientos. Tampoco debieran tomar ejemplo de los adventistas del primer día, que se niegan a reconocer las demandas de la ley de Dios y la pisotean. Esta clase de gente no debiera ser criterio para ellos. Los adventistas que guardan los mandamientos ocupan un lugar especial exaltado. Juan los vio en una santa visión y los describió así: “He aquí los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús”. Apocalipsis 14:12.2TPI 400.2

    El Señor hizo un pacto especial con el antiguo Israel: “Ahora pues, si diereis oído a mi voz, y guardareis mi pacto, vosotros seréis mi especial tesoro sobre todos los pueblos; porque mía es toda la tierra. Y vosotros me seréis un reino de sacerdotes, y gente santa”. Éxodo 19:5-6. Se dirige al pueblo que guarda sus mandamientos en estos últimos días diciendo: “Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable”. “Amados, yo os ruego como a extranjeros y peregrinos, que os abstengáis de los deseos carnales que batallan contra el alma”.2TPI 400.3

    No todos los que profesan guardar los mandamientos de Dios guardan sus cuerpos en santificación y honor. El más solemne mensaje que alguna vez haya sido encomendado a mortales ha sido confiado a este pueblo, y pueden tener una influencia poderosa si permiten que este mensaje los santifique. Profesan estar asentados sobre el elevado pedestal de la verdad eterna, y guardar todos los mandamientos de Dios; por lo tanto, si se complacen en el pecado, y cometen fornicación y adulterio, su crimen es diez veces más grande que el de las personas que he mencionado, quienes no reconocen la vigencia de la ley de Dios. De un modo muy especial los que profesan guardar la ley de Dios lo deshonran y desacreditan la verdad al transgredir sus preceptos.2TPI 401.1

    Fue el predominio de este mismo pecado, la fornicación entre el pueblo del antiguo Israel, lo que les acarreó la manifestación clara del desagrado de Dios. Sus juicios luego siguieron inmediatamente a su infame pecado; miles cayeron, y sus cuerpos corruptos fueron abandonados en el desierto. “Pero de los más de ellos no se agradó Dios; por lo cual quedaron postrados en el desierto. Mas estas cosas sucedieron como ejemplos para nosotros, para que no codiciemos cosas malas, como ellos codiciaron. No seáis idólatras, como algunos de ellos, según está escrito: Se sentó el pueblo a comer y a beber, y se levantó a jugar. Ni forniquemos, como algunos de ellos fornicaron, y cayeron en un día veintitrés mil. Ni tentemos al Señor, como también algunos de ellos le tentaron, y perecieron por las serpientes. Ni murmuréis, como algunos de ellos murmuraron, y perecieron por el destructor. Y estas cosas les acontecieron como ejemplo, y están escritas para amonestarnos a nosotros, a quienes han alcanzado los fines de los siglos. Así que, el que piensa estar firme, mire no caiga”. 1 Corintios 10:5-12.2TPI 401.2

    Sobre todos los demás pueblos del mundo, los adventistas del séptimo día debieran ser modelos de piedad, santos de corazón y conducta. Afirmé en presencia de N. Fuller que del pueblo escogido por Dios como su tesoro peculiar, se requería que fuese elevado, refinado y santificado, partícipe de la naturaleza divina, habiendo escapado a la corrupción que está en el mundo por la concupiscencia. Si los que hacen tan alta profesión de fe se complacen en el pecado y la iniquidad, su culpa será muy grande. El Señor reprende los pecados de uno para que los demás también se sientan amonestados y teman.2TPI 401.3

    Las amonestaciones y reprensiones no se dan a los que yerran entre los adventistas porque su vida sea más censurable que la de los profesos cristianos de las iglesias nominales, no porque su ejemplo o sus actos sean peores que los de los adventistas que no quieren prestar obediencia a los requisitos de la ley de Dios; sino porque tienen gran luz, y porque por su profesión de fe han asumido la posición de pueblo especial y escogido de Dios, y llevan la ley de Dios escrita en su corazón. Al prestar obediencia a las leyes de su gobierno manifiestan su lealtad al Dios del Cielo. Son los representantes de Dios en la tierra. Cualquier pecado que haya en ellos los separa de Dios, y de una manera especial, deshonra su nombre y brinda a los enemigos de su santa ley la ocasión de echar oprobio sobre su causa y su pueblo, a quien ha llamado “linaje escogido, real sacerdocio, gente santa, pueblo adquirido” (1 Pedro 2:9), a fin de que manifiesten las alabanzas de Aquel que los ha llamado de las tinieblas a su luz admirable.2TPI 402.1

    Las personas que se oponen a la ley del gran Jehová, y que consideran virtud especial el hablar, escribir y actuar en la forma más acerba y odiosa para revelar el desprecio que sienten por aquella ley, pueden hacer una exaltada profesión de amar a Dios y aparentar mucho celo religioso, como lo hacían los príncipes de los sacerdotes y ancianos judíos; y sin embargo, en el día de Dios, la Majestad del cielo dirá de ellos: “Hallado falto”. “Por la ley es el conocimiento del pecado” Romanos 3:20. Se enfurecen contra el espejo que habría de descubrirles los defectos de su carácter, porque les señala sus pecados. Los dirigentes adventistas que han rechazado la luz están encendidos de furor contra la santa ley de Dios, como lo estuvo la nación judía contra el Hijo de Dios. Terriblemente engañados, engañan a otros. No quieren acudir a la luz que reprendería sus acciones. No quieren ser enseñados. Pero el Señor reprende y corrige a los que profesan observar su ley. Señala sus pecados y presenta su iniquidad, porque desea separar de ellos todo pecado y perversidad, a fin de que perfeccionen la santidad en su temor, y estén preparados para morir en el Señor, o ser trasladados al Cielo. Dios los reprende y corrige, a fin de que sean refinados, santificados, elevados, y finalmente exaltados a su propio trono.2TPI 402.2

    El pastor Fuller ha escuchado el testimonio presentado en público de que en el profeso pueblo de Dios no eran todos santos, que algunos eran corruptos. Dios trataba de elevarlos, pero ellos se negaban a acceder a un plano superior de acción. Los corruptos instintos animales predominaban, y las facultades morales e intelectuales eran sojuzgadas y hechas sus siervas. Los que no controlan sus pasiones bajas no pueden apreciar la expiación ni darle el valor correcto al alma. No experimentan ni entienden la salvación. La gratificación de los instintos animales es la más alta ambición de sus vidas. Dios no aceptará otra cosa que no sea la pureza y la santidad; una mancha, una arruga, un defecto en el carácter, los excluirá por siempre del Cielo, con todas sus glorias y tesoros.2TPI 403.1

    Se han hecho amplias provisiones para todos los que sincera, seria, y reflexivamente se empeñan en la obra de perfeccionar la santidad en el temor de Dios. Fortaleza, gracia y gloria han sido provistas a través de Cristo, para que los ángeles ministradores las lleven a los herederos de salvación. Nadie es tan bajo, tan corrupto y vil que no pueda encontrar en Jesús, quien murió por él, fortaleza, pureza y justicia, si consiente en apartarse de sus pecados, cesar en su proceder inicuo, y volverse con un corazón sincero al Dios vivo. El está esperando para quitarles sus vestiduras manchadas y contaminadas por el pecado, y ponerles las blancas y brillantes vestiduras de justicia; y les manda que vivan y no mueran. En él pueden florecer. Sus ramas no se marchitarán ni quedarán sin fruto. Si moran en él, pueden extraer savia y nutrimento de él, ser imbuidos de su Espíritu, andar como él anduvo, vencer como él venció, y ser exaltados a su propia mano derecha.2TPI 403.2

    El pastor Fuller ha sido amonestado. Las advertencias dadas a otros lo condenan. Los pecados censurados en otros lo censuraban a él y le dieron suficiente luz para ver cómo Dios con sideraba los crímenes del tipo de los que él estaba cometiendo, sin embargo él no consintió en apartarse de su mal camino. Continuó llevando adelante su espantosa e impía obra, corrompiendo los cuerpos y almas de su rebaño. Satanás había fortalecido las concupiscencias que este hombre no refrenaba, y las utilizaba en su causa para llevar a las almas a la muerte.2TPI 403.3

    A pesar de que profesaba guardar la ley de Dios, estaba, del modo más inexcusable, violando sus claros preceptos. Se ha dado a la gratificación del placer sensual. Se ha vendido para obrar mal. ¿Cuál será la paga de un hombre tal? La indignación y la ira de Dios lo castigarán por el pecado. La venganza de Dios se levantará en contra de aquellos cuyas concupiscencias han sido ocultadas bajo una capa ministerial. Mientras que profesaba ser un pastor del rebaño, estaba llevando al rebaño a una ruina segura. Estos tremendos resultados son los frutos de la mente carnal, que “son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden”. Romanos 8:7.2TPI 404.1

    Me fue señalado este texto: “No reine, pues el pecado en vuestro cuerpo mortal, de modo que lo obedezcáis en sus concupiscencias; ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado como instrumentos de iniquidad, sino presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia”. Romanos 6:12-13. Profesos cristianos, aunque no se os dé más luz que la contenida en este texto, no tendréis excusa si permitís que os controlen las bajas pasiones.2TPI 404.2

    La Palabra de Dios es suficiente para iluminar la mente más oscurecida y puede ser comprendida por los que así deseen hacerlo. Pero a pesar de todo esto, algunos que profesan estudiar la Palabra de Dios se muestran en oposición directa con sus más claras enseñanzas. Luego, para dejar a los hombres y mujeres sin excusas, Dios da testimonios claros y agudos, atrayéndolos a la Palabra de la que descuidadamente se han apartado. No obstante, los que van en pos de sus propias concupiscencias se alejan de esta luz. No quieren dejar su conducta pecaminosa, sino que continúan complaciéndose en la injusticia frente a las amenazas y la venganza de Dios en contra de los que hacen tales cosas.2TPI 404.3

    Hace mucho que he planeado hablar a mis hermanas y decirles que, de acuerdo con lo que el Señor se ha complacido en mostrarme de vez en cuando, ellas están en gran error. No son cuidadosas de abstenerse de toda apariencia de mal. No son lo suficientemente discretas en su comportamiento como corresponde a mujeres que profesan santidad. Sus palabras no son tan cuidadas y bien elegidas como debieran ser las de mujeres que han recibido la gracia de Dios. Tratan a sus hermanos con demasiada familiaridad. Permanecen cerca de ellos, se inclinan hacia ellos y parecen elegir su compañía. Se sienten altamente gratificadas con su atención.2TPI 405.1

    Según la luz que me ha dado el Señor, nuestras hermanas debieran comportarse de otro modo. Debieran ser más reservadas, menos atrevidas y fomentar entre ellas “pudor y modestia”. Tanto los hermanos como las hermanas se complacen en mantener charlas demasiado joviales cuando están juntos. Mujeres que profesan santidad participan en demasiadas bromas, chistes y risas. Esto es impropio y entristece al Espíritu de Dios. Estas exhibiciones revelan una falta del verdadero refinamiento cristiano. No fortalecen el alma en Dios, sino acarrean gran oscuridad; alejan a los puros y refinados ángeles celestiales y rebajan a un nivel inferior a los que practican estos errores lamentables.2TPI 405.2

    Nuestras hermanas siempre debieran desarrollar una mansedumbre genuina; no debieran ser audaces, conversadoras y atrevidas, sino modestas y recatadas, cuidadosas al hablar. Deben fomentar la cortesía. Ser bondadosas, tiernas, compasivas, perdonadoras y humildes sería apropiado y muy agradable a Dios. Si tienen este comportamiento los caballeros no las molestarán con una atención indebida, ya sea en la iglesia o afuera. Todos notarán que hay un sagrado círculo de pureza que rodea a estas mujeres temerosas de Dios, el cual las proteje de cualquiera de estas licencias injustificables.2TPI 405.3

    Algunas mujeres que profesan santidad se comportan con una libertad descuidada y vulgar que lleva al mal. Pero esas mujeres piadosas cuyas mentes y corazones están ocupados en meditar en temas que fortalecen una vida pura, y que elevan el alma y la disponen a la comunicación con Dios, no serán fácilmente alejadas de la senda de rectitud y virtud. Serán fortalecidas en contra de los sofismas de Satanás; estarán preparadas para resistir sus seductoras artimañas.2TPI 405.4

    La vanagloria, las modas del mundo, los deseos del ojo, y las concupiscencias de la carne están relacionadas con la caída de los desafortunados. Se fomenta lo que es agradable al corazón natural y a la mente carnal. Si hubieran erradicado de sus corazones las concupiscencias de la carne, no serían tan débiles. Si nuestras hermanas sintieran la necesidad de purificar sus pensamientos, y nunca se permitieran una conducta descuidada que lleva a actos incorrectos, no mancharían para nada su pureza. Si vieran las cosas como Dios me las ha presentado, sentirían tal repudio por los actos impuros que no se encontrarían entre los que caen en las tentaciones de Satanás.2TPI 406.1

    Un predicador puede tratar temas sagrados y santos y sin embargo no tener un corazón santo. Puede entregarse a Satanás para que obre maldad y corrompa las almas y cuerpos de su rebaño. No obstante, si las mentes de las mujeres y las jóvenes que profesan amar y temer a Dios, fueran fortificadas con su Espíritu, si hubieran ejercitado sus mentes con pensamientos puros y se hubieran preparado para evitar toda apariencia de mal, estarían a salvo de cualquier insinuación impropia y estarían protegidas de la corrupción que prevalece a su alrededor. Refiriéndose a sí mismo el apóstol Pablo escribió: “Sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado”. 1 Corintios 9:27.2TPI 406.2

    Si un ministro del Evangelio no controla sus bajas pasiones, si no logra seguir el ejemplo del apóstol, y deshonra su profesión de fe con el sólo hecho de mencionar la práctica del pecado, nuestras hermanas ni por un instante debieran engañarse creyendo que el crimen pierde su pecaminosidad en lo más mínimo porque su ministro se atreve a practicarlo. El hecho de que hombres que ocupan lugares de responsabilidad se muestren familiarizados con el pecado no debiera disminuir la culpa y la enormidad del pecado en las mentes de nadie. El pecado debiera aparecer exactamente tan pecaminoso, tan horrendo, como había sido hasta entonces; y las mentes de los puros y elevados debieran repudiar y evitar al que práctica el pecado, como huirían de una serpiente cuya mordedura fuera mortal.2TPI 406.3

    Si las hermanas fuesen nobles y puras de corazón, cualquier insinuación corrupta, aun de parte de sus ministros, sería repelida con tal firmeza que no se repetiría nunca más. Deben ser mentes terriblemente confundidas por Satanás las que escuchan la voz del seductor porque es un ministro, y en consecuencia faltan a los claros y positivos mandamientos de Dios y se engañan pensando que no cometen pecado. Acaso no tenemos las palabras de Juan: “El que dice: Yo le he conocido, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y no hay verdad en él”. 1 Juan 2:4. ¿Qué dice la ley? “No cometerás adulterio”. Cuando un hombre profesa guardar la santa ley de Dios, y es un ministro de las cosas sagradas, se aprovecha de la confianza que su rango inspira y busca satisfacer sus bajas pasiones, este sólo hecho debiera ser suficiente para hacer ver a una mujer que profesa la piedad que, aunque su profesión es tan exaltada como los cielos, una propuesta impura de parte de él viene de Satanás vestido de ángel de luz. No puedo creer que la Palabra de Dios sea una presencia constante en los corazones de los que tan fácilmente rinden su inocencia y virtud ante el altar de las concupiscencias.2TPI 407.1

    Hermanas mías, evitad hasta la apariencia del mal. En esta era disoluta y abundante en corrupción, no estáis seguras a menos que permanezcáis en guardia. La virtud y la modestia son raras. Os ruego que como seguidoras de Cristo, con una exaltada profesión de fe, fomentéis la preciosa e inestimable gema de la modestia. Esta protegerá la virtud. Si albergáis la esperanza de ser finalmente exaltadas para estar en la compañía de los ángeles puros y sin pecado, y vivir en una atmósfera donde no hay la más pequeña mancha de pecado, sed modestas y virtuosas. Nada sino la pureza, la sagrada pureza, podrá soportar el gran examen, resistir el día de Dios, y ser recibida en un cielo puro y santo.2TPI 407.2

    Las más pequeñas insinuaciones, vengan de quien vinieran, invitándoos a cometer pecado o a permitir la menor licencia injustificada para con vuestras personas, debieran ofenderos como el peor de los insultos a vuestra dignidad de mujeres. Un beso en la mejilla, en un momento y lugar inoportunos, debiera haceros rechazar al emisario de Satanás con disgusto. Si viene de alguien que detenta un importante puesto y se ocupa de las cosas sagradas, el pecado es diez veces más grande, y debiera hacer que una mujer o joven temerosa de Dios se aparte con horror, no sólo del pecado que os haría cometer, sino también de la hipocresía y bajeza de quien la gente respeta y honra como siervo de Dios. Está manejando asuntos sagrados, y sin embargo ocultando la bajeza de su corazón con su vestimenta de ministro. Temed cualquier manifestación de familiaridad semejante. Estad seguras de que el más mínimo atisbo de esta familiaridad evidencia una mente lasciva y un ojo concupiscente. Si esta actitud se alienta en lo más mínimo, si se tolera cualquiera de las libertades mencionadas, tenéis la mejor evidencia de que vuestras mentes no son puras y castas como debieran ser, y que el pecado y el crimen son atractivos para vosotras. Rebajáis el nivel de vuestro carácter de mujeres dignas y virtuosas, y dais clara evidencia de que habéis permitido que una pasión concupiscente, baja, brutal y ordinaria se mantenga viva en nuestro corazón y nunca haya sido crucificada.2TPI 407.3

    Cuando me fueron mostrados los peligros que corren los que profesan cosas mejores, y los pecados que existen entre ellos -una clase que no se sospecha que esté en peligro de ser afectada por estos pecados corruptores- sentí la necesidad de saber: ¿Quién, oh Dios, podrá mantenerse en pie cuando tú aparezcas? Sólo los que tienen las manos limpias y los corazones limpios soportarán el día de su venida.2TPI 408.1

    El Espíritu del Señor me impulsa a urgir a mis hermanas que profesan piedad a ser modestas en su apariencia y a actuar con un apropiado recato, con pudor y sobriedad. Las libertades que la gente se toma en esta era de corrupción no debieran ser norma para los seguidores de Cristo. Estas exhibiciones de familiaridad que están de moda no debieran existir entre los cristianos preparados para la inmortalidad. Si la lascivia, la contaminación, el adulterio, el crimen y el asesinato están en la orden del día entre los que no conocen la verdad, y se niegan a ser controlados por los principios de la Palabra de Dios, cuán importante sería que el grupo que profesa ser seguidor de Cristo, aliado de Dios y los ángeles, pudiera mostrarles un camino mejor y más noble. Cuán importante sería que por su castidad y virtud se ubicaran en marcado contraste con el grupo que es controlado por las bajas pasiones.2TPI 408.2

    He preguntado: ¿Cuándo actuarán con corrección las hermanas jóvenes? Sé que no habrá un progreso decisivo hasta que los padres se den cuenta de la importancia de poner más cuidado en educar a su hijos correctamente. Enseñadles a actuar con recato y modestia. Educadlos para ser útiles, para ser ayuda y servir a los demás antes que para ser atendidos y servidos.2TPI 409.1

    Satanás controla las mentes de los jóvenes en general. No enseñáis a vuestras hijas a negarse y a controlarse a sí mismas. Las mimáis y fomentáis su orgullo. Les permitís hacer su voluntad hasta que llegan a ser tercas y obstinadas, y entonces no sabéis qué hacer para salvarlas de la ruina. Satanás las está llevando a ser objeto de escarnio en boca de los incrédulos por causa de su descaro y su falta de recato y femenina modestia. A los jóvenes también se los deja hacer su voluntad. Apenas tienen trece o catorce años y ya entablan relación con jovencitas de su edad, las acompañan a sus casas y les hacen el amor. Y los padres están tan completamente atados por su propia indulgencia y su amor equivocado por sus hijos que no se atreven a actuar decididamente para cambiar y controlar a sus muy precoces hijos en esta era disipada.2TPI 409.2

    Entre muchas Señoritas el tema de conversación es los jóvenes; entre los jóvenes, el tema es las Señoritas. “De la abundancia del corazón habla la boca”. Mateo 12:34. Conversan de las cosas en que su mente se ocupa comúnmente. El ángel registrador está escribiendo las palabras de estos jóvenes y Señoritas que son profesos cristianos. ¡Cómo se sentirán perturbados y avergonzados cuando se encuentren de nuevo en el día de Dios! Muchos niños son hipócritas piadosos. Los jóvenes que no profesan una religión tropiezan con estos hipócritas y son endurecidos, no respondiendo a ningún esfuerzo de parte de los que están interesados en su salvación.2TPI 409.3

    Debieran haber hombres escogidos en el corazón de la obra, hombres en quienes se pueda confiar que guarden el fuerte en cada emergencia, que sean desinteresados, que abunden en generosidad y toda buena obra, cuyas vidas estén escondidas en Dios, que consideren que una vida mejor es de más valor que la comida y el vestido. “¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido?” Mateo 6:25. Dios necesita fieles centinelas en el mismo corazón de la obra, que amen a las almas por las que Cristo murió, y que lleven el peso de las almas agonizantes, poniendo la mira en la recompensa que será de ellos cuando entren en el gozo de su Señor y vean a las almas que ayudaron a salvar, vivir tanto como Dios viva, y ser felices, eternamente felices, en su glorioso reino. ¡Oh, que sólo pudiéramos hacer conciencia de su deber a los padres y las madres! ¡Oh, que pudieramos sentir el profundo peso de la responsabilidad que les cabe! Entonces podrían interceptar al enemigo y ganar preciosas victorias para Jesús. Los padres no tienen claro este asunto. Debieran investigar cuidadosamente sus vidas, analizar sus pensamientos y motivos, y ver si han sido prudentes en su proceder. Debieran observar cuidadosamente y ver si su ejemplo en conversación y conducta ha sido tal como el que desearían que sus hijos imitaran. Delante de sus hijos la pureza y la virtud debieran brillar en sus palabras y en sus actos.2TPI 409.4

    Se me han mostrado familias donde el esposo y padre no ha mantenido ese recato, esa digna y divina hombría que conviene a un seguidor de Cristo. No ha sido bondadoso, tierno, cortés como debía serlo para con su esposa, a quien prometiera delante de Dios y los ángeles amar respetar, y honrar mientras ambos vivan. La joven empleada para los quehaceres se ha sentido libre y se ha atrevido a arreglarle su cabello y a ser tiernamente atenta, y él se siente complacido, tontamente complacido. En su amor y atenciones para con su esposa no es tan atento ni efusivo como lo fue en un tiempo. Estad seguros de que Satanás está obrando aquí. Respetad a vuestras mucamas, tratadlas bondadosamente, con consideración, pero no vayáis más allá. Que vuestra conducta sea tal que no favorezca la demasiada confianza por parte de ellas. Si, tenéis palabras de bondad y actos corteses que ofrecer, es siempre más seguro brindarlos a vuestra esposa. Será una gran bendición para ella y traerá alegría a su corazón, que a su vez se reflejará en vosotros.2TPI 410.1

    Se me ha mostrado también que la esposa se ha permitido brindar sus simpatías, interés y afecto a otros hombres, que pueden ser miembros de la familia. Ella hace de éstos sus confidentes, muestra preferencia por su compañía, y les cuenta sus problemas y quizás sus propios asuntos de familia.2TPI 410.2

    Esto está mal. Satanás está detrás de esto; y a menos que os alarméis y os detengáis, os llevará a la ruina. Nunca seréis demasiado cuidadosos o reservados en este asunto. Si tenéis tiernas y amantes palabras y bondadosas atenciones que brindar, brindádselas al que habéis prometido delante de Dios y los ángeles amar, respetar y honrar mientras ambos viváis. ¡Oh, cuántas vidas se ven llenas de amargura por romper las murallas que protegen la vida privada de cada familia y que tienen por fin preservar su pureza y santidad! Un tercero llega a ser el confidente de la esposa, y ella expone delante de este amigo especial los asuntos privados de su familia. Esta es la estratagema de Satanás para separar los corazones del esposo y la esposa. ¡Oh, que esto pudiera cesar! ¡Cuántas palabras de advertencia se ahorrarían! Encerrad en vuestros problemas sólo a Dios. El puede daros un consejo recto y segura consolación, la cual será pura, y no causará amargura.2TPI 411.1

    Conozco un número de mujeres que piensan que su matrimonio es una desgracia. Han leído novelas hasta que su imaginación se ha enfermado, y viven en un mundo que ellas mismas han creado. Piensan que son mujeres sensibles, de una naturaleza refinada y superior, y se imaginan que sus esposos no son tan refinados, que no poseen estas cualidades superiores, y por lo tanto no pueden apreciar su propia supuesta virtud y refinamiento. En consecuencia estas mujeres piensan que son grandes víctimas, mártires. Hablan de esto y piensan en esto hasta que se transforman en maniáticas de este tema. Se imaginan que valen más que otros mortales, y que sus delicados sentimientos no se complacen con la compañía de seres comunes. Estas mujeres se comportan como tontas; y sus esposos están en peligro de pensar que realmente poseen una mente superior.2TPI 411.2

    De acuerdo con lo que el Señor me ha mostrado, la imaginación de las mujeres de esta clase ha sido pervertida por la lectura de novelas, la ensoñación, y la costumbre de construir castillos en el aire y de vivir en un mundo imaginario. No ocupan su mente en los deberes comunes y útiles de la vida. No llevan sus propias cargas que la vida pone en su camino, ni tratan de brindar a sus esposos un hogar feliz y alegre. Se apoyan en ellos para todo, y no llevan sus propias cargas. Esperan que otros adivinen sus deseos y los cumplan, mientras ellas se sienten libres para criticar y cuestionar como les plazca. Estas mujeres tienen un sentimentalismo enfermizo, piensan constantemente que no son apreciadas, que sus esposos no les brindan toda la atención que merecen. Se imaginan que son mártires.2TPI 411.3

    La verdad es que, si quisieran mostrarse útiles su valor podría ser apreciado; pero cuando se comportan de tal modo que constantemente necesitan de la atención y simpatía de los demás, mientras que por otro lado no sienten la obligación de devolver la misma atención y simpatía, teniendo una actitud reservada, fría y esquiva, no ocupándose en ayudar a los demás ni demostrando simpatía por sus pesares, seguramente hay en sus vidas muy poco que tenga valor. Estas mujeres se han acostumbrado a pensar y actuar como si les hubieran hecho una gran concesión a los hombres con los que se casaron, y por consiguiente sus naturalezas refinadas nunca serían completamente apreciadas. Tienen una concepción completamente errada de las cosas. Son indignas de sus esposos. Aumentan costantemente la preocupación de ellos y son una carga para su paciencia, cuando podrían ser su ayuda, compartiendo las cargas de la vida con ellos, en vez de soñar con la vida irreal que se pinta en las novelas románticas. Quiera el Señor compadecerse de los hombres atados a máquinas tan inútiles, que sólo están dispuestas a ser servidas, a respirar, comer y vestirse.2TPI 412.1

    Estas mujeres que piensan que poseen una naturaleza tan sensible y refinada son esposas y madres inútiles. Frecuentemente se da el caso de que retraen sus afectos de sus esposos, quienes son hombres útiles y prácticos, y brindan su atención a otros hombres, y con su sentimentalismo enfermizo dependen de la simpatía de otros, les cuentan sus pruebas, sus problemas, sus aspiraciones de llevar a cabo alguna obra importante, y revelan el hecho de que su vida de casadas es un chasco, un obstáculo para la obra que esperaban hacer.2TPI 412.2

    ¡Oh, qué desdicha sufren familias que podrían ser felices! Estas mujeres son una maldición para ellas mismas y para sus esposos. Al suponer que son ángeles, pasan por tontas, y no son sino pesadas cargas. Dejan de lado las simples obligaciones de la vida que el Señor les ha encomendado, y están inquietas y quejosas, siempre en busca de una tarea fácil, más exaltada y más agradable. Aunque piensan que son ángeles, dejan ver, a pesar de todo, que son humanas. Son irritables, de mal genio, desconformes, celosas de sus esposos porque no dedican la mayor parte de su tiempo a atenderlas. Se quejan de que se las desatiende cuando sus esposos están haciendo justamente el trabajo que deben hacer. Satanás encuentra el camino abierto en estos casos. No obstante Satanás les dice que si tal persona fuera su esposo, serían felices. Son fáciles víctimas de las estratagemas de Satanás, y están listas para ser inducidas a deshonrar a sus esposos y transgredir la ley de Dios.2TPI 412.3

    Les diría a las mujeres con estas características: Podéis construir o destruir vuestra propia felicidad. Podéis hacer que vuestras vidas sean felices o insoportables. Vuestro proceder os traerá felicidad o desdicha. ¿Han pensado alguna vez estas personas que sus esposos se han de cansar de soportar su inutilidad, su irritabilidad, sus críticas, sus apasionados ataques de llanto cuando se imaginan que son tan dignas de lástima? Su temperamento irritable y su mal genio les sustrae los afectos de sus esposos y las lleva a buscar simpatía, paz y consuelo fuera de sus hogares. En ellos se respira una atmósfera envenenada, y su hogar es para ellas cualquier cosa excepto un lugar de descanso, paz y felicidad. El esposo está a merced de las tentaciones de Satanás, y coloca sus afectos en objetos prohibidos, y es atraído por el pecado y finalmente se pierde.2TPI 413.1

    Grande es la misión de las mujeres, especialmente de las que son esposas y madres. Pueden ser una bendición para los que las rodean. Pueden ejercer una influencia poderosa para el bien si hacen brillar su luz de modo que los demás puedan ser llevados a glorificar a nuestro Padre celestial. Las mujeres pueden tener una influencia transformadora si sólo están dispuestas a rendir sus caminos y su voluntad a Dios, y dejar que él controle sus mentes, afectos y ser. Pueden tener una influencia que tenderá a refinar y elevar a los que con ellas se relacionen. Pero este tipo de mujeres generalmente no son conscientes del poder que poseen. Ejercen una influencia inconsciente que parece emanar naturalmente de una vida santificada, de un corazón renovado. Es el fruto que brinda naturalmente el buen árbol plantado por la mano divina. Se olvida al yo, fusionado en la vida de Cristo. Ser ricas en buenas obras es tan natural para ellas como respirar. Viven para hacer el bien a los demás y sin embargo están dispuestas a decir: Somos siervas inútiles.2TPI 413.2

    Dios le ha asignado a la mujer su misión; y si ella, humildemente, pero del mejor modo que pueda, hace de su hogar un cielo, cumpliendo con sus obligaciones para con su esposo e hijos fiel y amorosamente, tratando de hacer que su vida útil, pura y virtuosa emane continuamente una luz santa para iluminar a los que la rodean, está haciendo la obra que su Maestro le encomendó, y escuchará de sus divinos labios las palabras: Bien, buen siervo fiel, entra en el gozo de tu Señor. Estas mujeres que hacen voluntariamente lo que les viene a las manos, ayudando con alegría de espíritu a sus esposos a llevar sus cargas, e instruyendo a sus hijos para Dios, son misioneras en el más alto sentido. Se ocupan de un importante aspecto de la gran obra para una vida más elevada, y recibirán su recompensa. Se debe educar a los niños para el cielo y se los debe preparar para que brillen en las cortes del reino del Señor. Cuando los padres, especialmente las madres, comprendan el verdadero sentido de la obra importante y de responsabilidad que Dios les ha dado que hacer, no se ocuparán tanto de los asuntos que sólo conciernen a sus vecinos y con los que ellas no tienen nada que ver. No irán de casa en casa interesándose en los chismes de moda, deteniéndose en las faltas, equivocaciones e inconsecuencias de sus vecinos. Sentirán de tal modo su responsabilidad por el cuidado de sus propios hijos que no encontrarán tiempo para criticar a sus vecinos. Los chismosos y los cuenteros son una terrible maldición para el barrio y la iglesia. Dos tercios de todas las pruebas en la iglesia tienen esta causa.2TPI 414.1

    Dios quiere que todos cumplan fielmente sus obligaciones cotidianas. La mayor parte de los profesos cristianos descuidan este aspecto. Son los deberes cotidianos los que son especialmente desatendidos por la clase de gente que he mencionado: personas que se imaginan que pertenecen a un grupo de seres más refinados que los mortales que las rodean. El hecho de que piensen así es evidencia de que pertenecen a un grupo inferior, estrecho de mente, vanidoso y egoísta. Se sienten muy por encima de los modestos y humildes pobres a quienes nos dice Jesús que ha llamado. Siempre tratan de asegurarse una buena posición, de ganarse el aplauso, de obtener fama por realizar una gran obra que otros no pueden hacer. Pero las delicadas fibras de su refinada naturaleza se sienten incómodas al asociarse con los humildes y los desafortunados. Están completamente equivocadas. La razón por la que rehuyen estas obligaciones desagradables es que son tremendamente egoístas. Su apreciado yo es el centro de todas, sus acciones y motivos.2TPI 414.2

    Se me señaló a la Majestad de los cielos. Cuando él, a quien los ángeles adoran, que era rico en honor, esplendor y gloria, vino a esta tierra y tomó la naturaleza del hombre, no presentó su naturaleza excelsa como excusa para mantenerse separado de los desafortunados. Al hacer su obra se lo vio entre los afligidos, los pobres, los angustiados y los necesitados. Cristo era la personificación del refinamiento y la pureza; su vida y carácter eran elevados; pero en su ministerio no se lo encontró entre hombres de altisonantes títulos, ni entre los más honorables de este mundo, sino con los despreciados y necesitados. “Viene -dice el divino Maestro-, a salvar lo que se había perdido”. Sí; la Majestad de los cielos siempre trabajó para ayudar a los que más necesitaban ayuda. Ojalá que el ejemplo de Cristo haga que esa clase de gente que está tan centrada en su propio pobre yo que considera indigno de su refinado gusto y elevada vocación ayudar a los más desamparados, se avergüence de las excusas que pone para no actuar. Estas personas se han ubicado por encima de su Señor, y al final se asombrarán cuando descubran que son más bajos que los más bajos de esa clase con la que sus personalidades refinadas y sensibles les disgusta mezclarse y por la que les desagrada trabajar. Es cierto que puede no siempre ser agradable unirse con el Maestro y llegar a ser cooperadores con él ayudando a la gente más necesitada; pero ésta es la obra para hacer la cual Cristo se humilló. ¿Es el siervo mayor que su Señor? El ha dado el ejemplo, y nos insta a que lo imitemos. Puede ser desagradable, sin embargo es nuestra obligación hacer esta obra.2TPI 415.1

    Se necesitan hombres fieles y selectos a la cabeza de la obra. Los que no tienen experiencia en llevar responsabilidades y que no desean adquirirla, no debieran, bajo ningún concepto, ocupar esos puestos. Se necesitan hombres que velen por las almas como quienes tendrán que dar cuenta de ello. Se necesitan padres y madres de Israel para ocupar estos importantes puestos. Que los egoístas, los que se preocupan sólo por sí mismos, los avaros, los codiciosos, se ubiquen donde sus miserables rasgos de carácter no sean tan conspicuos. Cuanto más aislados estén, mejor para la causa de Dios. Hago un llamado al pueblo de Dios, dondequiera que se encuentren: Tomad conciencia de vuestro deber. Considerad seriamente que estamos realmente viviendo entre los peligros de los últimos días.2TPI 415.2

    Espero que el caso de N. Fuller os despertará, padres y madres, y os hará ver la necesidad de una obra concienzuda en vuestros hogares, en vosotros mismos y vuestros hijos, de modo que ninguno de vosotros pueda ser engañado de tal modo por Satanás que considere el pecado como lo ha hecho este pobre hombre, digno de gran compasión. Los que han participado con él en el pecado, nunca hubieran sido abandonados para ser engañados y arruinados si hubiesen tenido un alto sentido de la virtud y la pureza, y hubieran sentido un constante y vivo horror por el pecado y la iniquidad. A pesar de que viven en el tiempo del mensaje más solemne que alguna vez se haya llevado a los mortales, presentando la ley de Dios como una prueba del carácter de los seres humanos y como el sello del Dios vivo, y proclaman este mensaje, transgreden sus santos preceptos. Las conciencias de los que hacen esto están cauterizadas y terriblemente endurecidas. Se han resistido a las influencias del Espíritu de Dios a tal punto que usan la verdad sagrada como un manto para esconder la deformidad de sus almas corruptas. Este hombre ha sido terriblemente engañado por Satanás. Ha estado al servicio de sus bajas pasiones mientras que profesaba estar consagrado a la obra de Dios, dedicado al sagrado ministerio. Ha considerado que gozaba de buena salud cuando en realidad estaba enfermo.2TPI 416.1

    Me he sentido muy preocupada al ver la poderosa influencia de los instintos animales en el control de hombres y mujeres de inteligencia y habilidad no comunes. Serían capaces de hacer una buena obra, de ejercer una influencia poderosa, si no estuvieran esclavizados por sus bajas pasiones. Mi confianza en la humanidad se ha visto terriblemente disminuida. Me ha sido mostrado que personas de aparentemente buen comportamiento, que no se toman injustificables libertades con el otro sexo, eran culpables de practicar el vicio secreto casi todos los días de sus vidas. No se han abstenido de practicar este terrible pecado ni siquiera durante las más solemnes reuniones. Han escuchado los más serios e impresionantes sermones sobre el juicio, que parecían llevarlos ante el tribunal de Dios, causándoles temor y temblor; sin embargo antes que pasara una hora, ya estaban practicando su favorito y cautivante pecado, corrompiendo sus propios cuerpos. Estaban tan esclavizados por este horrendo crimen que parecía faltarles el poder para controlar sus instintos. Hemos trabajado seriamente por algunos, hemos rogado, llorado y orado frente a ellos; sin embargo sabemos que en medio de todo nuestro sincero esfuerzo y angustia ha preponderado la fuerte tendencia pecaminosa y reincidieron.2TPI 416.2

    Serias enfermedades o una poderosa convicción han despertado las conciencias de algunos de los culpables y de tal modo los han mortificado que los han impulsado a confesar estas cosas con profunda humillación. Otros continúan siendo culpables. Han practicado este pecado casi toda su vida y, en su constitución física deteriorada y su frágil memoria, están cosechando el resultado de este hábito pernicioso; aún así son demasiado orgullosos para confesar. Obran en secreto y sus conciencias no han mostrado remordimiento por este gran pecado. Confío muy poco en la experiencia cristiana de tales personas. Parecen ser insensibles a la influencia del Espíritu de Dios. Lo sagrado y lo secular son iguales para ellos. La práctica habitual de un vicio tan degradante como la corrupción de sus propios cuerpos no los ha inducido a llorar amargamente y arrepentirse de corazón. Piensan que pecan sólo en su propio perjuicio. Se equivocan en esto. Si están enfermos de cuerpo o mente, los demás lo sienten y lo sufren. Su imaginación es imperfecta, su memoria es deficiente, cometen errores, tienen deficiencias que afectan seriamente a aquellos con quienes viven y que se relacionan con ellos. Al llegar estas cosas a oídos de otros ocasionan humillación y pesar.2TPI 417.1

    He mencionado estos casos para ilustrar el poder de este vicio destructor del alma y del cuerpo. La mente completa se rinde a las bajas pasiones. Las facultades morales e intelectuales se ven oprimidas por los instintos. El cuerpo flaquea y el cerebro se debilita. Se derrocha el material depositado allí para nutrir el organismo. Es grande la carga que el organismo soporta. Los delicados nervios del cerebro, al ser excitados para actuar de un modo antinatural, se entumecen y en alguna medida se paralizan. Las facultades morales se debilitan, mientras que los instintos animales se fortalecen y aumenta su desarrollo por el ejercicio. Se despiertan los apetitos por los alimentos malsanos. Cuando las personas son adictas a la masturbación, es imposible despertar su sensibilidad moral para apreciar las cosas eternas o para deleitarse en los ejercicios espirituales. Los pensamientos impuros captan y controlan la imaginación y fascinan la mente, y a esto le sigue un deseo casi incontrolable de practicar actos impuros. Si la mente fuera educada para contemplar temas elevadores, y se entrenara la imaginación para espaciarse en las cosas puras y santas, sería fortalecida en contra de este terrible, degradante vicio que destruye el alma y el cuerpo. Con el ejercicio se acostumbraría a espaciarse en lo elevado, lo celestial, lo puro y lo sagrado, y no podría ser atraída a ese bajo, corrupto y vil pecado.2TPI 417.2

    ¿Qué podemos decir de los que viven en la deslumbrante luz de la verdad y sin embargo practican diariamente el pecado y el crimen? Los placeres prohibidos y excitantes los atraen y sujetan y controlan todo su ser. Estas personas se complacen en la injusticia y en la iniquidad, y deben perecer fuera de la ciudad de Dios, con las cosas abominables.2TPI 418.1

    He tratado de despertar a los padres para que cumplan su deber, no obstante siguen durmiendo. Vuestros hijos están practicando el vicio secreto y os engañan. Tenéis una confianza tan ciega en ellos, que pensáis que son demasiado buenos e inocentes para ser capaces de practicar secretamente la iniquidad. Los padres halagan y miman a sus hijos, y les fomentan el orgullo, pero no los sujetan con firmeza y decisión. Temen tanto sus caracteres obstinados y tercos que no se atreven a oponerse a ellos; el pecado de negligencia, que fue señalado a Elí, será su pecado. La exhortación de Pedro es del más alto valor para todos los que buscan la inmortalidad. Se dirige así a los que tienen la misma fe preciosa:2TPI 418.2

    “Simón Pedro, siervo y apóstol de Jesucristo, a los que habéis alcanzado fe igualmente preciosa con nosotros en la justicia de nuestro Dios y Salvador Jesucristo: gracia y paz os sea multiplicada en el conocimiento de Dios, y de nuestro Señor Jesús. Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos sean dadas de su divina potencia, por el conocimiento de Aquel que nos ha llamado por su gloria y virtud: por las cuales nos son dadas preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas fueseis hechos participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que está en el mundo por concupiscencia. Vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, mostrad en vuestra fe virtud, y en la virtud ciencia; y en la ciencia templanza, y en la templanza paciencia, y en la paciencia temor de Dios; y en el temor de Dios, amor fraternal, y en el amor fraternal caridad. Porque si en vosotros hay estas cosas, y abundan, no os dejarán estar ociosos, ni estériles en el conocimiento de nuestro Señor Jesucristo. Mas el que no tiene estas cosas, es ciego, y tiene la vista muy corta, habiendo olvidado la purificación de sus antiguos pecados. Por lo cual, hermanos, procurad tanto más de hacer firme vuestra vocación y elección; porque haciendo estas cosas, no caeréis jamás. Porque de esta manera os será abundantemente administrada la entrada en el reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo”. 2 Pedro 1:1-11.2TPI 419.1

    Estamos en un mundo en el cual abundan la luz y el conocimiento; y sin embargo, muchos de los que profesan pertenecer a la misma preciosa fe son voluntariamente ignorantes. Los rodea la luz; y sin embargo, no se adueñan de ella. Los padres no ven la necesidad de informarse, de obtener conocimiento, y de ponerlo en práctica en su vida matrimonial. Si siguiesen la exhortación del apóstol, y viviesen de acuerdo con el plan de la adición, no serían infructuosos en el conocimiento de nuestro Señor Jesucristo. Pero muchos no comprenden la obra de la santificación. Piensan que la han alcanzado, cuando han aprendido solamente las primeras lecciones de la adición. La santificación es una obra progresiva; no se alcanza en una hora ni en un día, ni se conserva luego sin que se haga un esfuerzo especial de nuestra parte.2TPI 419.2

    Muchos padres no tienen el conocimiento que debieran tener en la vida matrimonial. No se cuidan de manera que Satanás no les saque ventaja ni domine su mente y su vida. No ven que Dios requiere de ellos que se guarden de todo exceso en su vida matrimonial. Pero muy pocos consideran que es un deber religioso gobernar sus pasiones. Se han unido en matrimonio con el objeto de su elección, y por lo tanto, razonan que el matrimonio santifica la satisfacción de las pasiones más bajas. Aun hombres y mujeres que profesan piedad dan rienda suelta a sus pasiones concupiscentes, y no piensan que Dios los hace responsables del desgaste de la energía vital que debilita su resistencia y enerva todo el organismo.2TPI 420.1

    El pacto matrimonial cubre pecados del más vil carácter. Hombres y mujeres que profesan ser piadosos degradan su propio cuerpo por la satisfacción de pasiones corrompidas, y así se rebajan a un nivel más bajo que el de los brutos. Abusan de las facultades que Dios les ha dado para que las conserven en santificación y honra. Sacrifican la vida y la salud sobre el altar de las bajas pasiones. Someten las facultades superiores y más nobles a las propensiones animales. Los que así pecan ignoran el resultado de su conducta. Si pudiesen ver cuánto sufrimiento se atraen por su complacencia pecaminosa, se alarmarían, y algunos por lo menos rehuirían la conducta pecaminosa que cobra tan espantoso salario. Es tan miserable la existencia que arrastra una vasta clase de personas, que preferirían la muerte a la vida. Muchos mueren prematuramente por haber sacrificado su vida a la nada gloriosa satisfacción excesiva de las pasiones animales. Sin embargo, porque están casados, piensan que no cometen pecado alguno.2TPI 420.2

    Hombres y mujeres, aprenderéis algún día lo que es la concupiscencia y el resultado de satisfacerla. Puede hallarse en las relaciones matrimoniales una pasión de clase tan baja como fuera de ellas. El apóstol Pablo exhorta a los esposos a amar a sus esposas “como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella... Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama. Porque ninguno aborreció jamás a su propia carne, antes la sustenta y la regala, como también Cristo a la iglesia”. Efesios 5:25, 28-29. No es amor puro el que impulsa a un hombre a hacer de su esposa un instrumento que satisfaga su concupiscencia. Es expresión de las pasiones animales que claman por ser satisfechas.2TPI 420.3

    ¡Cuán pocos hombres manifiestan su amor de la manera especificada por el apóstol: “Así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella (no para contaminarla), para santificarla y limpiarla”, para “que fuese santa y sin mancha”! Esta es la calidad del amor que en las relaciones matrimoniales Dios reconoce como santo. El amor es un principio puro y sagrado; pero la pasión concupiscente no admite restricción, no quiere que la razón le dicte órdenes ni la controle. No vislumbra las concupiscencias; no quiere razonar de la causa al efecto. Muchas mujeres están sufriendo de gran debilidad y constantes enfermedades debido a que se han despreciado las leyes de su ser y se han pisoteado las leyes de la naturaleza. Hombres y mujeres despilfarran la fuerza nerviosa del cerebro, y la ponen en acción antinatural para satisfacer las pasiones bajas; y este monstruo odioso, la pasión baja y vil, recibe el nombre delicado de amor.2TPI 421.1

    Muchos cristianos profesos que desfilaron delante de mí, carecían de restricción moral. Eran más animales que hijos de Dios. De hecho, su naturaleza parecía ser casi completamente animal. Muchos hombres de este tipo degradan a la esposa a quien prometieron sostener y apreciar. Hacen de ella un instrumento para satisfacer las propensiones bajas y concupiscentes. Y muchísimas mujeres se someten a ser esclavas de la pasión concupiscente; no poseen sus cuerpos en santificación y honra. La esposa ya no conserva aquella dignidad y respeto propio que poseía antes del casamiento. Esta santa institución debiera haber conservado y aumentado su respeto femenino y su santa dignidad; pero su casta, digna y divina femineidad ha sido consumida sobre el altar de las bajas pasiones; ha sido sacrificada para satisfacer a su esposo. Ella no tarda en perder el respeto hacia el esposo que no considera ni aún las leyes a las cuales obedecen los animales. La vida matrimonial se convierte en un yugo amargo; porque muere el amor y con frecuencia es reemplazado por la desconfianza, los celos y el odio.2TPI 421.2

    Ningún hombre puede amar de veras a su esposa cuando ella se somete pacientemente a ser su esclava para satisfacer sus pasiones depravadas. En su sumisión pasiva, ella pierde el valor que una vez él le atribuyó. La ve envilecida y rebajada, y pronto sospecha que se sometería con igual humildad a ser degradada por otro que no sea él mismo. Duda de su constancia y pureza, se cansa de ella y busca nuevos objetos que despierten e intensifiquen sus pasiones infernales. No tiene consideración con la ley de Dios. Estos hombres son peores que los brutos; son demonios en forma humana. No conocen los principios elevadores y ennoblecedores del amor verdadero y santificado.2TPI 421.3

    La esposa también llega a sentir celos del esposo, y sospecha que, si tuviese oportunidad, dirigiría sus atenciones a otra persona con tanta facilidad como a ella. Ve que no se rige por la conciencia ni el temor de Dios; todas estas barreras santificadas son derribadas por las pasiones concupiscentes; todas las cualidades del esposo que lo asemejarían a Dios son sujetas a la concupiscencia brutal y vil.2TPI 422.1

    El mundo está lleno de hombres y mujeres de esta clase; y muchas casas aseadas, de buen gusto y aun costosas, albergan un infierno en su interior. Imaginaos, si es posible, lo que debe ser la posteridad de tales padres. ¿No se hundirán los hijos a un nivel más bajo? Los padres graban en sus hijos la imagen de su carácter. Por lo tanto, los hijos nacidos de tales padres heredan de ellos cualidades bajas y viles. Satanás fomenta todo lo que tiende a la corrupción. La cuestión que se ha de decidir es ésta: ¿Debe la esposa sentirse obligada a ceder implícitamente a las exigencias del esposo, cuando ve que sólo las pasiones bajas lo dominan y cuando su propio juicio y razón la convencen de que al hacerlo perjudica su propio cuerpo, que Dios le ha ordenado poseer en santificación y honra y conservar como sacrificio vivo para Dios?2TPI 422.2

    No es un amor puro y santo lo que induce a la esposa a satisfacer las pasiones animales de su esposo, a costa de su salud y de su vida. Si ella posee verdadero amor y sabiduría, procurará distraer su mente de la satisfacción de las pasiones concupiscentes hacia temas elevados y espirituales, espaciándose en asuntos espirituales interesantes. Tal vez sea necesario instarlo con humildad y afecto aun a riesgo de desagradarle, y hacerle comprender que no puede ella degradar su cuerpo cediendo a los excesos sexuales. Ella debe, con ternura y bondad, recordarle que Dios tiene los primeros y más altos derechos sobre todo su ser y que no puede despreciar esos derechos, porque tendrá que dar cuenta de ellos en el gran día de Dios. “¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? Porque comprados sois por precio: glorificad pues a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios”. “Por precio sois comprados; no os hagáis siervos de los hombres”. 1 Corintios 6:19-20; 7:23.2TPI 422.3

    Si ella elevara sus afectos, y en santificación y honra conservara su dignidad femenina refinada, podría la mujer hacer mucho para santificar a su esposo por medio de su influencia juiciosa y así cumplir su alta misión. Con ello puede salvarse a sí misma y a su esposo, y cumplir así una doble obra. En este asunto tan delicado y difícil de tratar, se necesita mucha sabiduría y paciencia, como también valor moral y fortaleza. Puede hallarse fuerza y gracia en la oración. El amor sincero ha de ser el principio que rija el corazón. El amor hacia Dios y hacia el esposo deben ser los únicos motivos que rijan la conducta.2TPI 423.1

    Si la esposa decide que es prerrogativa de su esposo tener pleno dominio de su cuerpo, y resuelve amoldar su mente a la de él en todo respecto, para pensar igual que él, renuncia a su individualidad y pierde su identidad, pues ésta se funde con la de su esposo. Ella es una simple máquina que la voluntad de él ha de mover y controlar, un ser destinado a su placer. Piensa, decide y actúa por ella. Deshonra a Dios al asumir esta posición pasiva, pues delante del Señor tiene una responsabilidad que debe cumplir.2TPI 423.2

    Cuando la esposa entrega su cuerpo y su mente al dominio de su esposo, y se somete pasiva y totalmente a su voluntad en todo, sacrificando su conciencia, su dignidad y aun su identidad, pierde la oportunidad de ejercer la poderosa y benéfica influencia que debiera poseer para elevar a su esposo. Podría suavizar su carácter severo, y podría ejercer su influencia santificadora de tal modo que lo refinase y purificase, induciéndolo a luchar fervorosamente para gobernar sus pasiones, a ser más espiritual a fin de que puedan participar juntos de la naturaleza divina, habiendo escapado de la corrupción que impera en el mundo por la concupiscencia.2TPI 423.3

    El poder de la influencia puede ser grande para inspirar a la mente temas elevados y nobles, por encima de las complacencias bajas y sensuales que procura por naturaleza el corazón que no ha sido regenerado por la gracia. Si la esposa considera que, a fin de agradar a su esposo, debe rebajar sus normas, cuando la pasión animal es la base principal del amor de él y controla sus acciones, desagrada a Dios, porque deja de ejercer una influencia santificadora sobre su esposo. Si le parece que debe someterse a sus pasiones animales sin una palabra de protesta, no comprende su deber para con él ni con Dios. Los excesos sexuales destruirán ciertamente el amor por los ejercicios devocionales, privarán al cerebro de la sustancia necesaria para nutrir el organismo y agotarán efectivamente la vitalidad. Ninguna mujer debe ayudar a su esposo en esta obra de destrucción propia. No lo hará si ha sido iluminada al respecto y le ama de verdad.2TPI 424.1

    Cuanto más se satisfacen las pasiones animales, tanto más fuertes se vuelven y más violentos serán los deseos de complacerlas. Comprendan su deber los hombres y mujeres que temen a Dios. Muchos cristianos profesos sufren de parálisis de los nervios y del cerebro debido a su intemperancia en este sentido. Hieden de podredumbre los huesos y tuétanos de muchos que son considerados como hombres buenos, que oran y lloran y ocupan puestos elevados, pero cuyos cuerpos contaminados no cruzarán los portales de la ciudad celestial.2TPI 424.2

    ¡Ojalá que pudiese hacer comprender a todos su obligación hacia Dios en cuanto a conservar en la mejor condición el organismo mental y físico, para prestar servicio perfecto a su Hacedor! Evite la esposa cristiana, tanto por sus palabras como por sus actos, excitar las pasiones animales de su esposo. Muchos no tienen fuerzas que malgastar en este sentido. Desde su juventud han estado debilitando el cerebro y minando su constitución por la satisfacción de las pasiones animales. La abnegación y la temperancia debieran ser la consigna en su vida matrimonial; entonces sus hijos no estarán tan expuestos a tener órganos morales e intelectuales débiles, y fuertes instintos animales. El vicio en los niños es casi general. ¿No hay una causa? ¿Quiénes les han dado el sello de su carácter? ¡Ojalá que el Señor abra los ojos de todos para que vean que están parados en lugares resbaladizos!2TPI 424.3

    De acuerdo con el cuadro que me ha sido presentado describiendo la corrupción de los hombres y mujeres que profesan santidad, temo que pudiera perder del todo la confianza en la humanidad. He visto que casi todos están inmersos en un alarmante letargo. Es casi imposible despertar exactamente a los que debieran ser despertados, de modo que tengan un sentido claro del poder que Satanás ejerce sobre las mentes. No son conscientes de la corrupción que pulula a su alrededor. Satanás ha enceguecido sus mentes y los ha adormecido en su seguridad carnal. El hecho de que hemos fracasado en nuestros esfuerzos de hacer comprender a la gente los grandes peligros que acosan a las almas, a veces me ha llevado a temer que mis ideas en cuanto a la depravación del corazón humano fueran exageradas. Pero cuando se nos presentan los hechos que muestran la triste deformidad de quien se ha atrevido a ministrar en las cosas sagradas a pesar de ser corrupto de corazón, de alguien cuyas manos manchadas por el pecado han profanado los vasos del Señor, estoy segura de que no he pintado un cuadro extremo.2TPI 425.1

    He presentado un testimonio muy contundente, tanto por escrito como oralmente, con la esperanza de despertar al pueblo de Dios para que comprenda que se encuentra en tiempos peligrosos. Se ha enfermado mi corazón ante la indiferencia manifestada por los que debieran comprender las maniobras de Satanás, y que debieran estar despiertos y en guardia. He visto que Satanás está instando aun a las mentes de los que profesan la verdad a cometer el terrible pecado de la fornicación. La mente de un hombre o mujer no desciende en un momento de la pureza y santidad a la depravación, la corrupción y el crimen. Lleva tiempo transformar a lo humano en divino, o degradar a los que han sido formados a la imagen de Dios a lo brutal o satánico. Según lo que contemplamos somos transformados. Aunque formado a la imagen de su Hacedor, el hombre puede educar su mente de tal modo que el pecado que una vez detestara sea agradable para él. A medida que cesa de velar y orar, deja de guardar la ciudadela, el corazón, y se envuelve en el pecado y el crimen. La mente se degrada, y es imposible elevarla de la corrupción mientras se la educa para esclavizar las facultades morales e intelectuales y subordinarlas a las bajas pasiones. Se debe librar una lucha constante en contra de la mente carnal; y debemos recibir ayuda de la influencia purificadora de la gracia de Dios, la que elevará la mente y la habituará a meditar en las cosas puras y santas.2TPI 425.2

    Muchos profesos observadores del sábado no sujetan el cuerpo. Las mentes de algunos de los que han aceptado el sábado siempre habían sido depravadas. Y cuando aceptaron la verdad no sintieron la necesidad de hacer un cambio decisivo y darle otro rumbo a su vida. Estuvieron muchos años siguiendo las inclinaciones de un corazón irregenerado, lo gobernaron las corruptas pasiones de su naturaleza carnal que habían desfigurado la imagen de Dios en ellos y manchado todo lo que tocaran; por ende, toda su vida futura, aunque fuese larga, resultaría demasiado corta para ascender la escalera de Pedro hacia la perfección cristiana, preparación necesaria para entrar en el reino de Dios. Pero no son muchos los que se dan cuenta de que no pueden ser salvos por profesar la fe, a menos que sean santificados por medio de la verdad en respuesta a la oración de nuestro divino Señor a su Padre: “Santifícalos en tu verdad: tu Palabra es verdad”.2TPI 426.1

    Los hombres y las mujeres que profesan ser discípulos de Cristo y guardan los mandamientos de Dios tendrán que experimentar en sus vidas diarias el verdadero espíritu de lucha para poder entrar por la puerta estrecha. Los que luchan angustiosamente son los únicos que con facilidad pasarán por la puerta estrecha y andarán por el camino angosto que lleva a la vida eterna, a la perpetua plenitud de gozo y placer. Los que simplemente intentan entrar nunca podrán hacerlo. Muchos pasarán toda su vida cristiana meramente esforzándose en su intento, y su única recompensa será darse cuenta de que les es completamente imposible entrar por la puerta estrecha.2TPI 426.2

    Me ha sorprendido ver cuántas familias están enceguecidas por Satanás, de modo que no se dan cuenta de las estratagemas, argucias y engaños que práctica a su alrededor. Los padres parecen estar atontados por la paralizadora influencia del maligno, y sin embargo piensan que están bien. Se me ha mostrado que Satanás trabaja para degradar las mentes de los que se unen en matrimonio con el fin de poder implantar su propia odiosa imagen en sus hijos. Por cuanto gozan de los privilegios de la relación matrimonial, muchos piensan que pueden permitir que sus instintos animales los controlen. Son guiados por Satanás, quien los engaña y los induce a pervertir esta sagrada institución. El se complace cuando sus mentes se degradan, puesto que tiene mucho que ganar en estas circunstancias. Sabe que si puede estimular sus más bajas pasiones, y mantenerlas en constante desarrollo, no habrá nada en su experiencia cristiana que lo perturbe en su accionar; por cuanto las facultades morales e intelectuales quedarán subordinadas, mientras que los instintos animales predominarán y mantendrán un creciente influjo; y estas pasiones más bajas se fortalecerán por el ejercicio, mientras que las cualidades más nobles se debilitarán más y más.2TPI 426.3

    Puede moldear a sus hijos mucho más fácilmente que lo que podía moldear a los padres, puesto que puede controlar la mente de los padres a fin de, a través de ellos, poder implantar el sello de su propio carácter en sus hijos. Así muchos niños nacen con una gran preponderancia de los instintos animales, mientras que las facultades morales están sólo débilmente desarrolladas. Estos niños necesitan la más cuidadosa educación para hacer aflorar, fortalecer y desarrollar las facultades morales e intelectuales, de modo que éstas puedan llevar la delantera. Pero no se perciben las maniobras de Satanás; sus ardides no se comprenden. No se educa a los niños para Dios. Se descuida su educación moral y religiosa. Se fortalecen constantemente los instintos animales, mientras que las facultades morales se debilitan.2TPI 427.1

    Algunos niños comienzan a practicar la masturbación en su infancia; y mientras los años pasan, las pasiones concupiscentes crecen con su crecimiento y se fortalecen con su fuerza. Sus mentes no descansan. Las niñas desean la compañía de los jóvenes, y los jóvenes la de las niñas. Su comportamiento no es recatado y modesto. Son audaces y atrevidos y se toman libertades indecentes. El hábito de la masturbación ha degradado sus mentes y manchado sus almas. Pensamientos viles, la lectura de novelas, cuentos de amor y malos libros excitan su imaginación, y sólo éstos están de acuerdo con sus depravadas mentes. No aman el trabajo, y cuando están ocupados en alguna labor se quejan de que sienten fatiga; les duele la espalda; tienen dolor de cabeza. ¿Es esto justificado? ¿Están cansados por el trabajo? ¡No, no! Sin embargo los padres prestan atención a las quejas de estos niños y los liberan del trabajo y las responsabilidades. Esto es lo peor que pueden hacer por ellos. De este modo están quitando prácticamente la única barrera que impide que Satanás tenga libre acceso a sus mentes debilitadas. El trabajo útil sería de algún modo una salvaguardia en contra del decidido control de Satanás sobre ellos.2TPI 427.2

    Conocemos algo acerca del modo de trabajar de Satanás y con cuánto éxito lleva a cabo su obra. De acuerdo con lo que se me ha mostrado, él ha paralizado las mentes de los padres. No se atreven a sospechar que sus propios hijos pueden estar en el error y el pecado. Algunos de estos niños profesan ser cristianos, y los padres siguen durmiendo, y no temen ningún peligro, mientras las mentes y los cuerpos de sus hijos se están arruinando. Algunos padres ni siquiera se preocupan por mantener a sus hijos con ellos cuando están en la casa de Dios. Las jovencitas asisten a las reuniones y, a veces, se sientan con sus padres, pero más frecuentemente lo hacen en la parte posterior de la congregación. Tienen el hábito de excusarse y salir del templo. Los jóvenes comprenden esto, y salen antes o después de ellas; luego, cuando termina la reunión, las acompañan a sus casas. Esto no ayuda a los padres a comprender mejor la situación. Nuevamente, se inventan excusas para salir de caminata, y los jóvenes y las jóvenes se reúnen en los terrenos reservados para lugares de entretenimiento, o en otros lugares apartados, y allí juegan y pasan un buen rato, sin alguien de experiencia que los controle. Imitan a los hombres y mujeres adultos.2TPI 428.1

    Esta es una era disipada. Los niños pequeños y las niñas comienzan a brindarse atenciones mutuamente cuando debieran estar en el cuarto de los pequeños, tomando lecciones de comportamiento modesto. ¿Cuál es el efecto de esta promiscuidad? ¿Aumenta la castidad de los jóvenes que así se reúnen? ¡Por cierto que no! Aumentan las primeras pasiones concupiscentes; después de tales reuniones los jóvenes son enloquecidos por el diablo y se rinden a sus prácticas viles.2TPI 428.2

    Los padres están dormidos y no saben que Satanás ha plantado su bandera infernal justamente en sus hogares. Se me indujo a preguntar: ¿Qué será de la juventud en esta era corrupta? Insisto: los padres están dormidos. Los niños están infatuados con un sentimentalismo enfermizo, y la verdad no tiene poder para corregir el mal. ¿Qué puede hacerse para detener el avance del mal? Los padres pueden hacer mucho si así lo desean. Si una niña de trece años recibe insistentes manifestaciones de familiaridad por parte de un jovencito de su edad, o mayor, debiera enseñársele que se muestre tan ofendida por esto que nadie se atreva a repetir nunca tales propuestas. Cuando niños o jóvenes buscan frecuentemente la compañía de una niña, hay algo mal. Esa niña necesita una madre que le indique su lugar, que la controle y le enseñe el comportamiento que se espera de una joven de su edad.2TPI 428.3

    La corruptora doctrina que prevalece, la cual sostiene que, desde el punto de vista de la salud; los sexos deben juntarse, ha llevado a cabo su obra maligna. Cuando los padres y los tutores manifiesten un décimo de la sagacidad que posee Satanás, entonces podrá ser casi inofensiva esta asociación de sexos. Como están las cosas, Satanás logra el mayor éxito en su esfuerzo de cautivar las mentes de la juventud; y la asociación de jovencitos y niñas sólo aumenta el mal veinte veces. Que los jovencitos y las niñas se ocupen de un trabajo útil. Si están cansados tenderán menos a corromper sus propios cuerpos. No hay esperanza para la juventud, a menos que haya un cambio completo en la mente de los mayores. Los caracteres de los jóvenes y las Señoritas llevan la impronta del vicio, y sin embargo ¿qué se hace para detener el avance de este mal? Se permite y se insta a los adolescentes y a los jóvenes a tomarse libertades haciendo proposiciones indecentes a las niñas y a las jóvenes. Es mi oración que Dios despierte a los padres y a las madres para que se ocupen seriamente en cambiar este estado de cosas.2TPI 429.1

    He estado revisando los Testimonios dados a los observadores del sábado y estoy asombrada por la misericordia de Dios y su cuidado por su pueblo al darles tantas advertencias, señalando sus peligros, y presentándoles la exaltada posición que quiere que ellos ocupen. Si se mantuvieran en su amor y separados del mundo, él haría que sus bendiciones especiales recayeran sobre ellos y su luz brillara a su alrededor. Su benéfica influencia podría sentirse en cada rama de la obra y en cada parte del campo misionero. Pero si no logran ser partícipes de la mente de Dios y si continúan siendo tan poco conscientes del exaltado carácter de la obra como fueron en el pasado, su influencia y ejemplo resultará una terrible maldición. Causarán daño y solamente daño. Sus vestidos aparecerán manchados con la sangre de preciosas almas.2TPI 429.2

    Hemos reiterado testimonios de advertencia. Pregunto: ¿Quién les ha prestado atención? ¿Quiénes han sido celosos y se han arrepentido de sus pecados e idolatría, y han estado seriamente avanzando hacia la meta para lograr el premio del alto llamamiento de Dios en Cristo Jesús? ¿Quiénes han mostrado la obra interior de Dios, que lleva a la abnegación y al humilde renunciamiento? ¿Quiénes de los que han sido amonestados se han separado del mundo, de sus afectos y concupiscencias, de tal modo que han evidenciado un crecimiento diario en gracia y en el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo? ¿Quiénes de entre los miembros activos sienten la responsabilidad que tienen frente a la iglesia? ¿A quiénes vemos que Dios está usando especialmente, obrando por medio de ellos para elevar el nivel, y hacer que la iglesia lo alcance, de modo que puedan probar al Señor y ver si él derrama una bendición sobre ellos?2TPI 430.1

    He esperado ansiosamente, con la esperanza de que Dios derramara su Espíritu sobre algunos y los usara como instrumentos de justicia para despertar y poner su iglesia en orden. Me he sentido casi desesperada al ver, año tras año, un mayor alejamiento de la sencillez que Dios ha mostrado que debiera caracterizar la vida de sus seguidores. Ha habido cada vez menos interés en la causa de Dios y menos devoción hacia ella. ¿De qué modo los que profesan confiar en los Testimonios han intentado vivir de acuerdo con la luz que se da en ellos? ¿Cómo han considerado las advertencias que les fueron dadas? ¿En qué han prestado atención a las instrucciones recibidas?2TPI 430.2

    Vi que deben producirse grandes cambios en los corazones y las vidas de muchos antes que Dios pueda obrar en ellos por su poder para la salvación de otros. Deben ser renovados a la imagen de Dios, en justicia y en verdadera santidad. Entonces el amor al mundo, el amor al yo y toda ambición de la vida que tenga como fin exaltar al yo serán cambiados por la gracia de Dios y empleados en la obra especial de salvar almas por las que Cristo murió. La humildad tomará el lugar del orgullo, y el arrogante amor propio será reemplazado por la mansedumbre. Un desinteresado amor por toda la humanidad controlará todos los sentimientos del corazón. Vi que Satanás se despertará cuando ellos comiencen seriamente la obra de reforma en sí mismos. Sabe que estas personas, si están consagradas a Dios, podrían probar la fuerza de sus promesas y poner en práctica el poder que obra en ellos que el adversario no sería capaz de negar ni resistir. Ellos albergarían la vida de Dios en el alma.2TPI 430.3

    Una familia en particular necesitaba todos los beneficios posibles de la reforma pro salud, sin embargo precisamente ellos los han dejado de lado completamente. Han usado con liberalidad carne y manteca, y no descartaron completamente las especias. Esta familia se podría haber beneficiado grandemente con un régimen alimentario nutritivo y conveniente. El jefe de la familia necesitaba alimentos sencillos y nutritivos. Tenía hábitos sedentarios, y la sangre circulaba con dificultad a través de su organismo. No podía, como otros, gozar del beneficio de un saludable ejercicio; por consiguiente debiera haber ingerido la calidad y la cantidad correcta de alimentos. En esta familia no ha habido un control correcto del régimen alimentario; han sido irregulares. Debieran haber tenido una hora fija para cada comida y los alimentos debieran haber sido preparados de un modo sencillo y sin grasa; pero debieran haberse preocupado por hacerla nutritiva, saludable y atractiva. En esta familia, como también en muchas otras, se ha hecho un despliegue especial para las visitas, se han preparado muchos platos y frecuentemente se los ha condimentado demasiado, de modo que los que se sentaran a la mesa se tentasen a comer en exceso. Luego, cuando no tenían visitas, había un gran cambio, se bajaba el nivel de los alimentos que se servían en la mesa. El régimen alimentario era escaso y falto de nutrimento. No se le daba importancia porque era “solamente para nosotros”. Se ingerían alimentos en exceso, y se daba poco valor al horario regular en las comidas. Esta práctica perjudicó a cada miembro de la familia. Nuestras hermanas pecan al hacer tan grandes preparativos para las visitas, y menoscabar a sus propias familias con una dieta magra que no logrará nutrir al organismo.2TPI 431.1

    El hermano a quien me refiero sufría deficiencias en su organismo; no se sentía bien alimentado, y pensó que la carne le daría la fuerza que necesitaba. Si hubiese sido atendido convenientemente, y se hubieran servido a la hora apropiada alimentos nutritivos, se habrían satisfecho abundantemente todas las demandas de su organismo. La manteca y la carne estimulan. Estas le dañaron el estómago y le pervirtieron el gusto. Entumecieron los sensibles nervios del cerebro, y fortalecieron el apetito animal a expensas de las facultades morales e intelectuales. Estas capacidades superiores, que debieran llevar el control, se debilitaron, de modo que no se discernieron las cosas eternas. Se entorpeció lo espiritual y devocional. Satanás se ha sentido triunfante al ver cuán fácilmente puede penetrar a través del apetito y controlar a hombres y mujeres inteligentes, a quienes el Creador ha asignado una gran obra.2TPI 431.2

    El caso al que me acabo de referir no es un caso aislado; si así fuera, no lo hubiera mencionado aquí. Cuando Satanás toma posesión de la mente, ¡cuán pronto la luz y la instrucción que el Señor ha dado por gracia se desvanecen y no tienen fuerza! ¡Cuántos inventan excusas y crean falsas necesidades para ponerlas como pretexto de su proceder equivocado, siguiendo el cual dejan de lado la luz y la pisotean! Hablo con autoridad. La más grande objeción a la reforma pro salud es que este pueblo no la práctica; y sin embargo afirman que no pueden practicar la reforma pro salud y preservar su energía.2TPI 432.1

    Encontramos en cada caso una buena razón por la que no pueden practicar la reforma pro salud. No la practican, y nunca la siguieron estrictamente, por lo tanto no pueden beneficiarse con ella. Algunos caen en el error de que porque descartan la carne no necesitan reemplazarla con las mejores frutas y vegetales, preparados del modo más natural, sin grasas ni especias. Si sólo arreglaran hábilmente las dádivas con las que el Creador los ha rodeado, ocupándose conjuntamente en esta obra padres e hijos de un modo consciente, disfrutarían de los alimentos sencillos, y entonces serían capaces de hablar con conocimiento de la reforma pro salud. Los que no son partidarios de la reforma pro salud, y nunca la han adoptado completamente, no pueden juzgar sus beneficios. Los que se apartan ocasionalmente para gratificar el gusto comiendo un pavo engordado u otra clase de carne, pervierten sus apetitos, y no son los indicados para juzgar los beneficios del sistema de la reforma pro salud. Se rigen por el gusto y no por los principios.2TPI 432.2

    Sirvo bien mi mesa en todas las ocasiones. No introduzco cambios para las visitas, sean creyentes o no creyentes. Me preocupo por tener las cosas organizadas de tal modo que no me toma desprevenida el hecho de tener que sentar a mi mesa de uno a seis invitados inesperados. Tengo suficientes alimentos sencillos y saludables listos como para satisfacer el apetito y nutrir el organismo. Si alguien necesita más que esto, está en libertad de buscarlo en otro lugar. Ni manteca ni carnes de ningún tipo se sirven en mi mesa. Rara vez hay torta. Generalmente tengo una amplia provisión de frutas, buen pan y legumbres. Nuestra mesa está siempre bien concurrida, y todos los que participan de la comida se benefician y mejoran con ella. Todos se sientan con un apetito que no es epicúreo, y comen con gusto las dádivas provistas por nuestro Creador.2TPI 433.1

    Los que trabajan en el corazón de la obra han manifestado una tremenda indiferencia por este asunto importante. La falta de estabilidad con respecto a los principios de la reforma pro salud es un verdadero índice de su carácter y de su fortaleza espiritual. No son lo suficientemente escrupulosos en su experiencia cristiana. No prestan atención a sus conciencias. La base o causa de cada acción correcta que existe y opera en el corazón renovado asegura una obediencia sin motivos externos o egoístas. El espíritu de verdad y una buena conciencia son suficientes para inspirar y regular los motivos y la conducta de los que aprenden de Cristo y son semejantes a él. Los que no poseen la fortaleza de los principios religiosos se desvían fácilmente por el ejemplo de los demás y toman una dirección equivocada. Los que nunca han aprendido las obligaciones que Dios les ha impuesto, ni conocido sus propósitos para con ellos, no son confiables en tiempos de severo conflicto con los poderes de las tinieblas. Son desviados por las apariencias inmediatas y externas. Los hombres mundanos son gobernados por principios mundanos; no pueden valorar otros principios. Pero los cristianos no debieran ser guiados por estos principios. No serán inducidos a cumplir su deber por nada que no sea el amor a obedecer cada orden de Dios según se encuentra en su Palabra y según su conciencia iluminada se los indique.2TPI 433.2

    En el corazón renovado el obedecer la voluntad de Dios será un principio fijo, porque habrá amor por lo que es justo y bueno y santo. No habrá duda, no se harán concesiones al gusto, ni se considerará la conveniencia, ni se seguirá un proceder simplemente porque otros así lo hagan. Todos debieran vivir independientemente. Las mentes renovadas por la gracia serán un instrumento receptivo, al que continuamente se le envía luz, gracia y verdad de lo alto, y que la transmite a otros. Sus obras son fructíferas. Su fruto es para santidad y tienen como fin la vida eterna.2TPI 434.1

    Pero muy pocos tienen un conocimiento experimental de la influencia santificadora de las verdades que profesan. Su obediencia y devoción no están de acuerdo con su luz y privilegios. No poseen un sentido real de la obligación que tienen de andar como hijos de luz, y no como hijos de las tinieblas. Si la luz que se les ha dado la hubieran recibido Sodoma y Gomorra, se hubiesen arrepentido en saco y silicio y hubieran escapado a la señalada ira de Dios. Será más tolerable el castigo para Sodoma y Gomorra en el día del juicio que para los que han tenido el privilegio de poseer la luz brillante, y han trabajado mucho, pero no han sacado provecho de ello. Han descuidado la gran salvación que Dios en su misericordia estaba dispuesto a brindarles. Estaban tan enceguecidos por el diablo que sinceramente pensaban que eran ricos y que recibían el favor de Dios, cuando el Testigo Verdadero los considera desventurados, miserables, pobres, ciegos y desnudos. 2TPI 434.2

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