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Testimonios para la Iglesia, Tomo 2 - Contents
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    La causa en Vermont

    Me ha sido mostrado que los discípulos de Cristo son sus representantes en la tierra, y es el designio de Dios que sean luces en las tinieblas morales de este mundo, esparcidas por todo el país, en pueblos, aldeas y ciudades, “espectáculo al mundo, a los ángeles y a los hombres”. Si obedecen las enseñanzas de Cristo en su Sermón del Monte, estarán procurando la perfección del carácter cristiano, y serán verdaderamente la luz del mundo, canales por medio de los cuales Dios comunica su divina voluntad, la verdad de origen celestial, a los que están en tinieblas y no conocen el camino de la vida y la salvación.2TPI 558.1

    Dios no puede desplegar el conocimiento de su voluntad y las maravillas de su gracia ante el mundo incrédulo, a menos que tenga testigos esparcidos en toda la tierra. Es su plan que los que participan de esta gran salvación por medio de Jesucristo, sean sus misioneros, que sean como señales para la gente, cuerpos luminosos en todo el mundo, epístolas vivas, conocidas y leídas por todos los hombres, y que con su fe y sus obras testifiquen de la cercana venida del Salvador, y demuestren que no han recibido la gracia de Dios en vano. La gente debe ser advertida a que se prepare para el juicio venidero. A los que han estado escuchando sólo fábulas, Dios les dará una oportunidad de oír la segura palabra profética, a la cual hacen bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro. El presentará la segura Palabra de verdad al entendimiento de todos los que quieran atenderla, todos podrán comparar la verdad con las fábulas presentadas ante ellos por hombres que pretenden comprender la Palabra de Dios y estar capacitados para instruir a los que están en tinieblas.2TPI 558.2

    Con el fin de aumentar la feligresía en Bordoville, los hermanos se han trasladado allí, dejando sus lugares de origen desprovistos de fortaleza e influencia para mantener sus reuniones. Esto ha complacido a los enemigos de Dios y de la verdad. Esos hermanos deberían haber permanecido como testigos fieles, testificando por medio de sus buenas obras de la autenticidad de su fe al ejemplificar en su vida la pureza y el poder de la verdad. Su influencia convencería y convertiría, o condenaría.2TPI 559.1

    Cada seguidor de Jesús tiene una obra que hacer como misionero para Cristo en la familia, en el vecindario, y en el pueblo o ciudad donde vive. Todos los que están consagrados a Dios son canales de luz. Dios los hace instrumentos de justicia para comunicar a otros la luz de la verdad, las riquezas de su gracia. Los incrédulos pueden parecer indiferentes y desatentos; no obstante Dios está tocando y convenciendo su corazón acerca de la realidad de la verdad. Pero cuando nuestros hermanos abandonan el campo, dejan de luchar, y permiten que languidezca la causa de Dios, antes que Dios les diga, “Dejadlos”, ellos serán sólo una carga para cualquier iglesia a la que se trasladen. Las personas que dejan, y que fueron convencidos, con frecuencia aquietan su conciencia pensando que, después de todo, estaban innecesariamente ansiosos; deciden que no es real la profesión de fe de los adventistas del séptimo día. Satanás se siente triunfante cuando ve la viña plantada por Dios, completamente desgajada o abandonada. No es el propósito de Dios que su pueblo se agrupe y concentre su influencia en un lugar especial.2TPI 559.2

    Los esfuerzos de los hermanos D para alentar a los hermanos a trasladarse a su lugar, fueron hechos de buena fe, pero no de acuerdo con el propósito de Dios. Los caminos de Dios no son como nuestros caminos. El ve no como un hombre ve. Ellos tenían un buen objetivo; pero, al hacer esto, los propósitos de Dios con respecto a la salvación de las almas no pudieron llevarse a cabo.2TPI 559.3

    Dios se propone que su pueblo sea la luz del mundo, la sal de la tierra. El plan de reunirse en grandes grupos, para formar una iglesia grande, ha disminuido su influencia y estrechado su esfera de utilidad; literalmente ha puesto su luz debajo de un almud. Es el designio de Dios que el conocimiento de la verdad llegue a todos, que nadie permanezca en oscuridad ignorando sus principios; sino que todos sean probados por ella y se decidan en favor o en contra de ella, para que todos sean advertidos y no tengan excusa. El plan de colonizar, o trasladarse desde diferentes localidades donde hay poca fuerza o influencia, y concentrar la influencia de muchos en un lugar, es quitar la luz de lugares donde Dios quiere que brille.2TPI 559.4

    Los seguidores de Cristo esparcidos por todo el mundo no tienen un alto sentido de su responsabilidad y de la obligación de hacer brillar su luz hacia otros. Si hay sólo uno o dos en un lugar, aunque sean pocos en número, pueden conducirse de tal modo ante el mundo como para ejercer una influencia que impresionará al incrédulo con la sinceridad de su fe. Los seguidores de Jesús no están de acuerdo con el propósito y la voluntad de Dios si se contentan con permanecer ignorando su Palabra. Todos debieran llegar a ser estudiantes de la Biblia. Cristo ordenó a sus seguidores: “Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí”. Juan 5:39. Pedro nos exhorta: “Santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros”. 1 Pedro 3:15.2TPI 560.1

    Muchos que profesan creer la verdad para estos últimos días serán encontrados faltos. Han desatendido los asuntos más importantes. Su conversión es superficial, no es profunda, ni ferviente ni completa. No saben por qué creen la verdad, y sólo porque otros la han creído, dan por sentado que es la verdad. No pueden dar ninguna razón inteligente de su fe. Muchos han permitido que su mente se llene de cosas de menor importancia, y su interés eterno ha tomado el segundo lugar. Su propia alma está empequeñecida y deformada en su crecimiento espiritual. Otros no son iluminados ni edificados por su experiencia o por el conocimiento que era su privilegio y deber obtener. La fortaleza y la estabilidad está con los sinceros.2TPI 560.2

    Cristo y él crucificado debiera llegar a ser el tema de nuestros pensamientos, debiera despertar las más profundas emociones de nuestra alma. Los verdaderos seguidores de Cristo apreciarán la gran salvación que él logró para ellos; y dondequiera que él los guíe, ellos lo seguirán. Lo considerarán un privilegio llevar cualquier carga que Cristo pueda colocar sobre ellos. Es sólo por medio de la cruz como podemos estimar el valor del alma humana. Es tan grande el valor de los hombres por quienes Cristo murió que el Padre está satisfecho con el precio infinito que él paga por la salvación del hombre al entregar a su propio Hijo para morir por su redención. ¡Qué sabiduría, qué misericordia y qué amor en su plenitud se manifiestan aquí! El valor del hombre se comprende sólo al ir al Calvario. En el misterio de la cruz de Cristo podemos estimar el valor del hombre.2TPI 560.3

    ¡Qué obra responsable la de unirse con el Redentor del mundo en la salvación de los hombres! Esta tarea requiere abnegación, sacrificio y benevolencia, perseverancia, valentía y fe. Pero los que ministran en palabra y doctrina no tienen el fruto de la gracia de Dios en su corazón y en su vida: No tienen fe. Esta es la razón por la que se ve tan poco resultado de su labor. Muchos que profesan ser ministros de Cristo manifiestan una tremenda resignación al ver alrededor de ellos a los incrédulos que van a la perdición. Un ministro de Cristo no tiene derecho a quedarse tranquilo y rendirse ante el hecho de que su presentación de la verdad no tiene poder ni conmueve a las almas. Debiera recurrir a la oración, y debiera trabajar y orar sin cesar. Los que se conforman con quedar destituidos de bendiciones espirituales, sin fervorosa lucha por esas bendiciones, consienten en el triunfo de Satanás. Se necesita una fe persistente y prevaleciente. Los ministros de Dios deben estar en más íntimo compañerismo con Cristo y seguir su ejemplo en todas las cosas, en pureza de vida, en abnegación, en benevolencia, en diligencia, en perseverancia. Debieran recordar que un día se presentará un registro como evidencia en contra de ellos por la más pequeña omisión de su deber.2TPI 561.1

    El hermano D no comprendió que al instar a los hermanos a trasladarse a su zona estaba aumentando su propia carga y la carga de la iglesia; no se dio cuenta de que requeriría de mucho tiempo y esfuerzo para mantenerlos en condición de ser una ayuda en lugar de un estorbo. Pensó que si reunía a otras familias en su zona le ayudarían a formar una iglesia y aliviarían sus preocupaciones y cargas. Pero ha sucedido lo mismo en Bordoville que en Battle Creek, cuanto más hermanos se trasladaban allí, más pesadas eran las cargas que recaían sobre los obreros que tenían la causa de Dios en su corazón. Hombres y mujeres con distintas mentalidades y caracteres podrían reunirse y vivir en dulce armonía, si estimaran a los otros más que a ellos mismos, como Cristo les mandó.2TPI 561.2

    Pero es muy difícil tratar con mentes que no están bajo el control especial del Espíritu de Dios y están expuestos al control de Satanás. El egoísmo se posesiona de tal modo del corazón de los hombres y las mujeres, y la iniquidad se alberga tanto en algunos que profesan piedad, que se debiera evitar reunirse a un gran grupo de gente, porque así no serían muy felices. Los que el hermano D realmente deseaba que fueran a Bordoville eran los que él consideraba los mejores del grupo, capaces de ejercer una buena influencia. Justamente tales hombres y mujeres se necesitan para ocupar el puesto de fieles centinelas en el mundo, para que los que están sin Dios puedan convencerse de que hay poder en la religión de Cristo. Tales hombres de influencia son verdaderamente la sal de la tierra. Dios no se complacería con que se juntaran y redujeran su esfera de utilidad. Los hombres confiables son muy escasos porque el corazón de los hombres está tan dedicado a sus propios intereses egoístas que no reconocen a otros.2TPI 562.1

    Si pudiera haber un número de nombres selectos en la importante zona de Battle Creek, Dios estaría complacido; y si sacrificaran sus propios intereses egoístas en favor de la sufriente causa, sólo estarían siguiendo las pisadas de su Redentor, quien dejó su gloria, su majestad y alto mando, y por nosotros se hizo pobre, para que nosotros, por su pobreza, pudiéramos ser enriquecidos. Cristo se sacrificó por el hombre; pero el hombre, por su parte, no se sacrifica voluntaria y alegremente por Cristo. Si un número de hombres y mujeres responsables, sinceros, trabajadores, de los que se pudiera depender como milicianos, respondieran prontamente al llamado de ayuda cuando se la necesite, y se trasladaran a Battle Creek, Dios sería glorificado. Dios quiere en Battle Creek a hombres de confianza, que siempre se los encuentre del lado correcto en tiempo de peligro, que con fidelidad luchen en contra del enemigo, en lugar de ponerse de parte de los que causan problemas al Israel de Dios y defiendan a los que debilitan las manos de los siervos de Dios, volviendo sus armas exactamente en contra de los que Dios les manda apoyar. Con el fin de prosperar, toda iglesia debe tener hombres en los que pueda confiar en tiempo de peligro, hombres que sean tan firmes como el acero, hombres sin egoísmo, que tengan el interés de la causa de Dios más cerca de su corazón que nada relacionado con sus propias opiniones y sus intereses mundanales.2TPI 562.2

    Las iglesias no están compuestas totalmente de puros y sinceros cristianos. No todos los hombres registrados en los libros de la iglesia son dignos de estar allí. La vida y carácter de algunos, comparados con otros, son como el oro comparado con la despreciable escoria. No es necesario que sea así. Los que son valiosos en vida e influencia han sentido la importancia de seguir de cerca a Jesús, de hacer de la vida de Cristo su estudio y su ejemplo. Esto requiere esfuerzo, meditación y sincera oración. Requiere esfuerzo para obtener la victoria sobre el egoísmo y para poner el interés de la causa de Dios en primer lugar. Algunos han hecho el esfuerzo, han practicado una estricta disciplina de sí mismos, y han ganado preciosas victorias. Los que consideran su propio interés en primer lugar, viven para sí mismos. Su carácter a la vista de Dios es como la inútil escoria.2TPI 563.1

    El hermano D ha tenido más tarea de lo que un hombre debiera hacer al trabajar por el interés de la iglesia en su zona. Al ausentarse por poco tiempo para trabajar por otros, cargas mayores y más pesadas estuvieron listas a su regreso. El permitió que cayeran sobre sus hombros, y se doblegó gimiendo bajo el peso. Los hermanos D han estado en peligro de ser demasiado exigentes y de presentar su propia vida y ejemplo como criterio. No perdieron de vista al yo. Estos hermanos debieran decir poco acerca de sí mismos, y debieran exaltar a Cristo. Debieran esconderse detrás de Jesús y permitir que sólo él aparezca como el modelo perfecto que todos debieran procurar copiar.2TPI 563.2

    ¿Dónde estaban los hombres de los que se podía depender en tiempo de prueba y peligro? ¿Dónde estaban los hombres temerosos de Dios que podían acudir en apoyo del estandarte cuando el enemigo intentaba tomar ventaja? Algunos que debieran haber estado en su puesto fueron infieles cuando más se necesitó su ayuda. Su conducta mostró que no tenían un interés especial en el avance de la obra y de la causa de Dios. Algunos pensaban que se esperaba demasiado de ellos, y en lugar de avanzar con alegría, para hacer lo que pudieran, se sentaron cómodamente en la silla de Satanás y se negaron a hacer algo.2TPI 563.3

    Algunos fueron siempre celosos. El hermano E era uno de éstos. Tiene un carácter particularmente obcecado que lo lleva a persistir en un proceder equivocado, porque piensa que gratificaría a sus hermanos si él cambiara y siguiera un proceder opuesto. A veces, cuando así lo desea, está dispuesto a hacer cualquier cosa a su alcance para avanzar la causa de Dios. Pero siente tanto placer en hacer su propia voluntad, que prefiere que la causa de Dios sufra antes que desistir de hacer su voluntad y andar en sus caminos. El hermano E no es un hombre de quien se puede depender. Está sujeto a las tentaciones de Satanás y con frecuencia está bajo su control. Tiene un corazón egoísta e insumiso. Es precipitado, impulsivo; a veces odia, a veces ama. A veces es bondadoso, otras, celoso, envidioso y muy egoísta. No puede perfeccionar el carácter cristiano mientras no resista la tentación, sojuzgue su propia voluntad empecinada, y albergue un espíritu de humildad, una buena voluntad para ver y confesar sus errores. A veces ha sido leal y sincero. Luego una corriente lo arrastraba en dirección opuesta, y albergaba celos, envidia y desconfianza. El yo y los intereses egoístas eran supremos. Siempre estaba dispuesto a censurar a los demás y recelaba que los demás no lo apreciaban, sino que deseaban perjudicarlo. El hermano E necesita una completa conversión. No es suficiente profesar la verdad. Una persona puede reconocer toda la verdad y sin embargo no saber nada no tener conocimiento experimental en la vida diaria de la influencia santificadora de la verdad en el corazón y la vida, o del poder de la verdadera piedad.2TPI 564.1

    La verdad es santa y poderosa, y efectuará una completa reforma en el corazón y en la vida de los que son santificados por ella. El hermano E es capaz de ejercer una influencia para bien. Si se subyuga a sí mismo y humilla su corazón ante Dios, puede llegar a ser un portador del yugo de Cristo. Puede ser una ayuda en lugar de un impedimento para su familia y para los demás. El debilita la causa de Dios en Bordoville debido a los defectos de su carácter cristiano. Si el hermano E vive de acuerdo con la luz que ha recibido, obrará su salvación con temor y temblor, y al hacer eso iluminará con una clara luz la senda de los demás y glorificará a Dios. El caso del hermano E representa el de otros en la iglesia, que necesitan la misma obra de transformación en sus corazones con el fin de ser justos.2TPI 564.2

    El hermano F puede ser más útil en su vida de lo que es ahora o de lo que jamás ha sido. Dios no lo ha llamado especialmente para administrar en palabra y doctrina. No está preparado para ese cargo; sin embargo puede cumplir otras tareas para el Señor y ser una ayuda en las reuniones. Si él mismo vive en la luz puede reflejar la luz a otros. Puede ser una bendición para los demás, puede hablar palabras de consuelo y ánimo a los desalentados. Pero para eso, él mismo debiera desarrollar en sí un espíritu más esperanzado, más alegre, negándose a mirar el lado oscuro o hablar con descreimiento. Debiera expresar alegría, esperanza y ánimo en sus palabras y aun en el tono de su voz.2TPI 565.1

    La hermana G tiene algunas dolencias, pero no saca el mejor partido de su situación. Permite que el enemigo controle su mente y aumente sus dificultades por medio de un espíritu insumiso. Sufre de dolencias físicas y se debiera simpatizar con ella; pero la intranquilidad, la irritabilidad, las quejas, la murmuración y los lamentos inútiles no alivian sus sufrimientos ni le traen felicidad; sólo agravan su dificultad.2TPI 565.2

    El mundo está lleno de espíritus insatisfechos que pasan por alto la felicidad y las bendiciones que tienen a su alcance, y están continuamente en busca de felicidad y satisfacción que no pueden alcanzar. Constantemente están tratando de lograr algún esperado y lejano bien, mayor que el que poseen, y se sienten siempre desalentados. Al pasar por alto las bendiciones que están en su camino, albergan descreimiento e ingratitud. Las bendiciones comunes y diarias de la vida no son bien recibidas por ellos como tampoco lo fue el maná para los israelitas.2TPI 565.3

    A la hermana G se dirige Cristo de este modo: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil y ligera mi carga”. Mateo 11:28-30. Las palabras, el porte y el ejemplo general de la hermana G enseñan una lección completamente diferente de la que enseñó nuestro Señor. Ella pierde mucho al pasar por alto las bendiciones presentes que tiene a su alcance y al buscar inquietamente la felicidad. Sus esfuerzos no son recompensados, y su infructuosa búsqueda le causa mucha infelicidad a ella misma y a todos los que la rodean. Su inquietud, su espíritu ansioso y perturbado, se expresa en su semblante y proyecta una sombra. Esa tristeza, ese descreimiento y descontento favorecen las tentaciones del enemigo. Por su continua desconfianza, al buscarse problemas, ella proyecta una sombra en lugar de esparcir un rayo de sol.2TPI 565.4

    El hermano G debiera ser paciente y tolerante, y con cuidado protegerla de cargas innecesarias; porque no está preparada para llevarlas. A su vez, ella debiera cuidarse del enemigo, debiera aceptar las cargas de la vida sin murmuración y llevarlas con alegría, endulzándolas a todas con gratitud porque no son más pesadas. El hermano G tiende a mirar el lado oscuro. Debiera mantenerse listo a cumplir la voluntad de Dios y usar del mejor modo la influencia que Dios le ha dado. Debiera cumplir con alegría los deberes del día y no adelantar el problema del mañana para sentirse desgraciado. No tiene que cumplir los deberes de la semana que viene, sino el trabajo y los deberes del día.2TPI 566.1

    El hermano y la hemana G debieran unir su influencia diciendo: “Basta a cada día su propio mal”. Mateo 6:34. Es una desdicha adelantar el problema de la próxima semana, para amargar la semana presente. Cuando lleguen los problemas reales, Dios capacitará a todo manso y humilde a soportarlos. Cuando su providencia permita que vengan, él proveerá ayuda para llevarlos. Irritarse y murmurar oscurece y mancha el alma, y apaga la brillante luz del sol de la senda de los demás.2TPI 566.2

    El hermano G podría haber ayudado al hermano H, y al mismo tiempo haberse ayudado a sí mismo; pero el egoísmo le impidió al hermano H beneficiarse, y el mismo hermano G se perjudicó por miedo de beneficiar a otros. El hermano G no ha amado a su prójimo como a sí mismo, y su supremo egoísmo en muchas cosas lo ha privado del bien y ha apartado de él la bendición de Dios. Al fin de cuentas, no aprovecha a nadie ser egoísta; por cuanto Dios observa todo y dará a cada uno según sus obras. “Todo lo que el hombre sembrare, eso también segará”. Gálatas 6:7. “El que siembra escasamente, también segará escasamente”. 2 Corintios 9:6.2TPI 566.3

    He mencionado estas personas para representar el verdadero estado de muchos de la iglesia de Bordoville, cuyos casos son similares. Los muchos que se congregan en ese lugar han traído cargas y cuidados al hermano D, para mantenerlos rectos. Si ellos hubieran estado libres de celos, y se hubieran mantenido en el amor de Dios, le hubieran sostenido las mafios, hubieran consolado su corazón, y lo hubieran enviado a trabajar por la salvación de las almas, mientras lo seguían con oraciones, como agudas hoces en la siega. Su falta de consagración y devoción a Dios ha debilitado su propia fe debilitando las manos del hermano D, destruido su valor, y han hecho que sus esfuerzos en el campo del evangelio sean casi inútiles. Las pruebas en la iglesia local han debilitado sus esfuerzos tanto en su zona como fuera de ella, y han restringido su trabajo, en gran medida, a su localidad. Este confinamiento del trabajo principalmente a una localidad, marchita el interés espiritual y el celo de un ministro de Cristo.2TPI 567.1

    Para crecer en la gracia y en el conocimiento de la verdad, los obreros deben tener una experiencia variada. Esto se adquiere mejor extendiendo el trabajo a nuevos campos, en diferentes localidades, donde se pondrán en contacto con toda clase de gente y todo tipo de mente, y donde se necesitará aplicar distintos métodos para afrontar las necesidades de las muchas y variadas mentes. Esto lleva al fiel obrero de Dios y la Biblia para recibir luz, fortaleza y conocimiento, para que pueda estar plenamente calificado para suplir las necesidades de la gente. Debiera prestar atención a la exhortación dada a Timoteo: “Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad”. 2 Timoteo 2:15. “¿Quién es el mayordomo fiel y prudente al cual su Señor pondrá sobre su casa, para que a tiempo les dé su ración?” Lucas 12:42. Se necesita sabiduría para elegir el tema más apropiado para la ocasión.2TPI 567.2

    El hermano D no ha crecido para convertirse en un obrero de éxito. Se ha empequeñecido. Su mente se hizo más estrecha y le falta fortaleza espiritual. El debiera ahora ser un obrero de éxito, un obrero cabal. En lugar de entregarse completamente a la obra, ha estado sirviendo a las mesas. Pablo exhortó a Timoteo: “Sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza. Entre tanto que voy, ocúpate en la lectura, la exhortación y la enseñanza. No descuides el don que hay en ti, que te fue dado mediante profecía, con la imposición de las manos del presbítero. Ocúpate en estas cosas; permanece en ellas, para que tu aprovechamiento sea manifiesto a todos. Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina; persiste en ello, pues haciendo esto, te salvarás a ti mismo y a los que te oyeren”. 1 Timoteo 4:12-16.2TPI 567.3

    El hermano D es activo y está dispuesto a llevar cargas que no están relacionadas con su llamado, y ha dejado que su mente y su tiempo sean excesivamente absorbidos por cosas temporales. Algunos ministros mantienen cierta dignidad que no está de acuerdo con la vida de Cristo, y no están dispuestos a ser útiles y realizar trabajo físico, según algunas ocasiones lo requieren, para aliviar las tareas de sus hospedados, y librarlos de preocupaciones. El ejercicio físico sería una bendición para ellos, más bien que un daño. Al ayudar a otros se beneficiarían ellos mismos. Pero algunos van al otro extremo. Cuando se requiere todo su tiempo y esfuerzo en la causa de Dios, están dispuestos a trabajar y ser siervos de todos, aun en las cosas temporales; y realmente roban a Dios el servicio que requiere de ellos. Así asuntos triviales toman un tiempo precioso que debiera dedicarse a los intereses de la causa de Dios.2TPI 568.1

    El hermano J. N. Andrews ha errado en esto. El tiempo y el esfuerzo que ha dedicado a mantener correspondencia con sus hermanos, contestando sus preguntas privadas, debiera haberse dedicado a los intereses especiales de la obra de Dios en general. Pero pocos se dan cuenta de las responsabilidades que recaen sobre unos pocos ministros que llevan el peso de esta causa. Con frecuencia los hermanos llaman a estos hombres en horas de trabajo para atender sus pequeños asuntos, o para dirimir algún pleito de la iglesia que debieran atender ellos mismos. “Si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada. Pero pida con fe, no dudando nada”. Santiago 1:5-6. Debe ser ferviente y perseverante. Si vacila dudando continuamente si el Señor hará según ha prometido, no recibirá nada, como consecuencia de sus propias dudas.2TPI 568.2

    Muchos esperan que sus ministros les traigan la luz de Dios, y al parecer piensan que esto es más sencillo que tomarse el trabajo de ir ellos mismos a Dios por ella. Los tales pierden mucho. Si diariamente siguieran a Cristo y lo hicieran su guía y consejero, podrían obtener un claro conocimiento de su voluntad, y así lograr una experiencia valiosa. Por falta de esta experiencia, los hermanos que profesan la verdad andan a la luz de otros; no están familiarizados con el Espíritu de Dios, no conocen su voluntad, y por lo tanto se los puede apartar fácilmente de su fe. Son inestables, porque confiaron en otros para obtener una experiencia para sí. Se ha hecho amplia provisión para que cada hijo e hija de Adán obtenga un conocimiento individual de la voluntad divina, para que perfeccione el carácter cristiano y se purifique por medio de la verdad. Los que profesan ser seguidores de Cristo deshonran a Dios si no tienen un conocimiento experimental de la voluntad divina ni del misterio de la piedad.2TPI 569.1

    El hermano D ha tenido múltiples problemas en su hogar. El aumento de los miembros de iglesia no ha disminuido sus cargas. El aumento del número de su familia ha sido una exigencia demasiado pesada para él mismo y para su familia, y estas cosas han sido un estorbo para que él llegara a ser un obrero de éxito. Ha llegado a estancarse en la obra de Dios y necesita pulirse. Tiene que vitalizar su testimonio por el Espíritu y el poder de Dios. Sus hermanos de Bordoville, que no tienen ningún trabajo especial que hacer en palabra y doctrina, debieran despertarse para ver dónde otros necesitan ayuda y debieran ayudarlos. Muchos cierran sus ojos ante el bien que tienen la oportunidad de hacer para los demás, y por su descuido pierden la bendición que podrían obtener. Han dejado que el hermano D llevara solo cargas que sus hermanos debieran haber considerado su deber y su privilegio llevar.2TPI 569.2

    Nuestra misión en este mundo es vivir para el bien de los demás, bendecir a otros, ser hospedadores; y frecuentemente debemos tomarnos algunas molestias para atender a los que realmente necesitan nuestro cuidado y el beneficio de nuestra compañía y nuestro hogar. Algunos evitan estas cargas necesarias. Pero alguien debe llevarlas; y por cuanto los hermanos en general no aman la hospitalidad, y no comparten equitativamente estos deberes cristianos, los pocos que tienen corazones dispuestos, y que con alegría hacen suyo el caso de los que necesitan ayuda, quedan recargados. Las iglesias debieran poner un cuidado especial en aliviar a sus ministros de estas cargas extras. Los ministros que están activamente dedicados a la causa de Dios, que están trabajando por la salvación de las almas, tienen que hacer continuos sacrificios.2TPI 569.3

    El testimonio del hermano D necesita ser avivado por la gracia de Dios. El necesita un nuevo ungimiento, para que pueda comprender la magnitud de la obra y dedicar su ser entero al avance de la causa de Dios. El Señor tiene trabajo suficiente para emplear a todos sus seguidores. Todos pueden manifestar su gloria si lo desean. Pero la mayoría se niega a hacerlo. Profesan la fe, pero no tienen obras. Su fe es muerta, al estar sola. Evitan las responsabilidades y las cargas, y serán recompensados de acuerdo con sus obras. Por cuanto algunos no aceptan las cargas que podrían llevar, ni hacen la obra que podrían hacer, el trabajo es demasiado para los pocos que se ocupan en él. Ven tanto que hacer que recargan sus fuerzas que desgastan rápidamente. Dios requiere en este tiempo obreros cuyos intereses estén completamente identificados con su obra y su causa. Los ministros que se ocupan de esta obra deben fortalecerse mediante el espíritu y el poder de las verdades que predican, y entonces podrán ejercer influencia. Rara vez se elevarán los feligreses a un nivel superior al de su pastor. Si hay en él un espíritu de amor hacia el mundo, esto tendrá una enorme influencia sobre los demás. La gente emplea las deficiencias de él como excusa para cubrir su propio espíritu de amor al mundo. Calman su conciencia, pensando que pueden amar las cosas de esta vida y ser indiferentes para con las cosas espirituales, porque sus predicadores obran así. Engañan sus propias almas y permanecen en amistad con el mundo, la cual el apóstol declara que es “enemistad contra Dios”. Santiago 4:4.2TPI 570.1

    Los ministros deben ser ejemplos para la grey. Deben manifestar un imperecedero amor por las almas, y la misma con sagración a la causa que desean ver en la gente. Los ministros de Vermont han errado en su trabajo. Han recorrido el mismo territorio una y otra vez para ayudar a las iglesias, cuando con frecuencia los creyentes necesitan que se les dé una labor a realizar, que los llevará a una condición en que Dios podría bendecir sus esfuerzos y hacerlos fructíferos. No ha habido un obrero eficiente, cabal, plenamente calificado para mantener todas las partes de la obra en Vermont.2TPI 570.2

    El hermano y la hermana I son inválidos. Dios no les da responsabilidades muy grandes. Tienen que estar alerta, para no reducir su influencia. No tienen hijos propios para ejercitar el amor y el cuidado paternal, y corren el peligro de volverse estrechos, egoístas, y caprichosos en sus opiniones y sentimientos. Todas estas cosas ejercen mala influencia en la causa de Dios. Debieran esforzarse para mantener sus mentes en un nivel superior a ellos mismos y no debieran constituirse en criterio para los demás. Los que no tienen hijos propios en quien pensar y por quien trabajar, y que les requieran ejercitar tolerancia, paciencia y amor, debieran cuidar que sus pensamientos no se centren en sí mismos. Están pobremente calificados para instruir a los padres acerca de la educación de sus hijos, pues no han tenido experiencia en esto. Sin embargo en muchos casos, los que no tienen hijos son los más dispuestos a instruir a los que los tienen, cuando al mismo tiempo ellos mismos son como niños en muchos aspectos. No se los puede hacer cambiar de comportamiento, y se necesita más paciencia para tratar con ellos que con niños. Es egoísmo tener un proceder, y seguirlo aun incomodando a otros.2TPI 571.1

    Las cosas pequeñas prueban el carácter. Es ante los modestos actos diarios de abnegación, realizados con alegría y bondad, que Dios sonríe complacido. No debiéramos vivir para nosotros, sino para otros. Debiéramos ser una bendición al olvidarnos de nosotros mismos y ser atentos con los demás. Debiéramos albergar amor, tolerancia y fortaleza.2TPI 571.2

    Muy pocos se dan cuenta del beneficio del cuidado, la responsabilidad y la experiencia que los hijos traen a la familia. Muchos tienen familias numerosas que crecen sin disciplina; los padres descuidan una obligación preciosa y un deber sagrado, que, si se lo cumple fielmente en el temor de Dios, brindaría no sólo a los hijos, sino a los padres, una aptitud para el reino de los cielos. Una casa sin hijos es un lugar desolado. El corazón de los que la habitan corre el peligro de llegar a ser egoísta, de amar su propia comodidad, y prestar atención a sus propios deseos y conveniencia. Sienten simpatía por ellos mismos, y tienen poco que ofrecer a los demás. El cuidado y el afecto prodigado a los niños que dependen de nosotros quita la rudeza de nuestra naturaleza, nos hace tiernos y simpatizantes, e influyen en el desarrollo de los elementos más nobles de nuestro carácter. Muchos están física, mental, y moralmente enfermos, porque su atención está casi exclusivamente concentrada en ellos mismos. Podrían ser librados del estancamiento por la saludable vitalidad de las mentes más jóvenes y variadas, y por la incansable energía de los niños.2TPI 571.3

    El hermano J es anciano. No debiera llevar grandes responsabilidades. Ha desagradado a Dios por su equivocado amor a sus hijos. Ha tenido demasiada ansiedad por ayudarlos pecuniariamente para que no se sintieran ofendidos. Con el fin de complacerlos los ha perjudicado. No son sabios y fieles en la administración del dinero, ni aun desde el punto de vista mundano. Desde una perspectiva religiosa, son muy deficientes. No tienen escrúpulos de conciencia acerca de las cosas religiosas. No favorecen a la sociedad por medio de su posición ni influencia en el mundo, ni benefician la causa de Dios con una moral cristiana pura y actos virtuosos en el servicio de Cristo. No han sido educados en hábitos de abnegación, ni enseñados a depender de sí mismos, como su salvaguardia en la vida. Este es el gran pecado de los padres. No disciplinan a sus hijos ni los educan para Dios. No les enseñan el dominio de sí mismos, la estabilidad del carácter y la necesidad de una voluntad firme y bien dirigida. En este tiempo, la mayoría de los niños son dejados para que crezcan de por sí. No se les enseña la necesidad de desarrollar sus facultades físicas y mentales con un buen propósito para que su influencia sea una bendición para la sociedad, y que estén capacitados para embellecer la vida cristiana y perfeccionar la santidad en el temor de Dios.2TPI 572.1

    El hermano J se ha equivocado al confiar su propiedad a sus hijos. Les ha dado responsabilidades que no estaban preparados para llevar. Colocó sus medios económicos fuera de su control, y juntó dinero de sus hermanos por una débil labor. No ha glorificado a Dios con su proceder acerca de su propiedad. Ha excusado el mal comportamiento de sus hijos, que no están de acuerdo con nuestra fe ni con la norma bíblica. Virtualmente les ha dicho a los malvados, les irá bien, cuando Dios claramente ha declarado que les irá mal.2TPI 572.2

    Estos errores del hermano J muestran una gran falta de sabiduría celestial, y en gran medida lo han descalificado para la solemne obra que descansa sobre el fiel ministro de Cristo. ¿Qué podrá alegar el hermano J ante Dios cuando el Maestro le pida cuenta de su mayordomía? Ha sido guiado por la mente no consagrada de sus hijos, y no ha sentido la necesidad de buscar el consejo de los siervos de Dios que estaban en la luz. Ha sido guiado por su simpatía pervertida y ha errado en su juicio. Se ha movido como un ciego. Su conducta lo ha perjudicado a sí mismo y a la causa de Dios.2TPI 573.1

    Lo que Vermont necesita no son sólo predicadores que vayan por las iglesias y oren y exhorten ocasionalmente. Continuamente se podría llamar a nuevos obreros de entre el pueblo de Dios en Vermont. Se necesitan fervientes y celosos obreros para fortalecer las cosas que restan, sirviendo a las necesidades espirituales del pueblo. En todos lados, especialmente en Vermont, la causa de Dios necesita portacargas. Los obreros recorren una y otra vez el mismo territorio, pero si logran algo es muy poco. Hacen buenas visitas a los hermanos, y frecuentemente esto es todo lo que realizan. Y sin embargo, esperan ser remunerados por el tiempo que ocupan.2TPI 573.2

    Se me presenta el caso del hermano y la hermana K mientras escribo. No se han preocupado por los demás. No han sentido la responsabilidad que tienen de llevar cargas. Se me mostró que el hermano K, entre otros, ha sentido que tenía una obra que hacer para el Señor. Por cierto que la tiene, y también la tienen muchos otros, si sintieran la voluntad de hacer la obra. Hay obreros cabales en la causa de Dios, que tienen experiencia en la obra y que dedican su tiempo y su fuerza al servicio de Dios. A estos debiera mantenérselos liberalmente. Pero los que simplemente salen a visitar las iglesias ocasionalmente -especialmente los que no tienen familias a las que mantener y que tienen bienes propios- no debieran ser una carga para la tesorería del Señor.2TPI 573.3

    Ni el hermano ni la hermana K tienen experiencia en sacrificarse por la verdad, en ser ricos en buenas obras, depositando sus tesoros en el cielo. No han tenido hijos amantes que dependieran de ellos y que les permitieran ejercitar su simpatía, cuidado y paciencia. Han tenido en cuenta su propio egoísmo y conveniencia. Su corazón no ha sido una fuente de la que manen corrientes vivas de ternura y afecto. Al bendecir a los demás con palabras de amor y actos de misericordia y benevolencia, serían una bendición para ellos mismos. Su esfera de influencia ha sido demasiada estrecha. A menos que sean transformados en mente y ser, y sean renovados por el Espíritu de Cristo, no pueden llegar a ser obreros cabales y eficientes en la causa del Redentor. Su vida no es el ejemplo de los cristianos. El sacrificio propio y la benevolencia desinteresada debieran caracterizar sus vidas. El interés propio es demasiado prominente. ¡Oh, cuán poco sabe el hermano K lo que es trabajar para Dios, alzar la cruz de Cristo y andar en las pisadas del abnegado Redentor!2TPI 574.1

    Un ministro de Cristo, un maestro de la verdad, un verdadero pastor, es en un sentido un siervo de todos, que prevé las necesidades de los que necesitan ayuda, que sabe cómo ser útil aquí y allá en la gran obra de salvar almas. Un hombre que profesa enseñar la verdad, y va donde le place, y trabaja cuando y como le place, y rehuye responsabilidades, no está llevando la cruz en pos de Cristo ni está cumpliendo el cometido de un ministro del Evangelio. Pocos saben por experiencia lo que significa sufrir por Cristo. Desean ser como Cristo, pero quieren evitar la pobreza y la crucifixión. Estarían de buen grado con él en gloria, pero no quieren llegar a él por medio de la abnegación y las tribulaciones.2TPI 574.2

    No le ha costado mucho esfuerzo al hermano K descubrir la verdad; porque hombres selectos de Dios han puesto en sus manos argumentos claros, sencillos y convincentes. Se han comprendido puntos difíciles de la verdad presente por los fervientes esfuerzos de unos pocos que se dedicaron a la obra. El ayuno y la ferviente oración a Dios han movido al Señor a abrir el entendimiento de ellos sus tesoros de verdad. Han tenido que enfrentar a arteros opositores y a jactanciosos Goliats, a veces cara a cara, pero con más frecuencia con la pluma. Satanás ha incitado a los hombres a ejercer una fiera oposición, a enceguecer la vista y oscurecer la comprensión de la gente. Los pocos que sentían un genuino interés por la causa de Dios se levantaron a su defensa. No buscaron su comodidad, sino que estaban dispuestos a arriesgar aun su vida en favor de la verdad.2TPI 574.3

    Estos celosos investigadores de la verdad arriesgaron el capital de su fortaleza y todo su ser en la obra de defender la verdad y esparcir la luz. Investigaron eslabón tras eslabón de la preciosa cadena de la verdad, de modo que ahora se destaca en bella armonía, unida en perfecta cadena. Estos hombres de mentes escrutadoras han presentado argumentos y los han aclarado de tal modo que un niño pueda entenderlos. Cuán fácil es ahora para los hombres llegar a ser maestros de la verdad, mientras que rehuyen sacrificio personal y la abnegación de sí mismos.2TPI 575.1

    Estos investigadores de la verdad han sufrido por ella y saben lo que costó. La valoran y sienten el más intenso interés en su progreso. La abnegación y la cruz se encuentran directamente en el camino de cada seguidor de Cristo. La cruz es lo que se opone a los afectos naturales y a la voluntad. Si el corazón no está completamente dedicado a Dios, si la voluntad, los afectos y los pensamientos no son puestos en sujeción a la voluntad de Dios, se fracasará en cumplir los principios de la verdadera religión y en ejemplificar en la vida la vida de Cristo. No habrá un deseo genuino de sacrificar la comodidad y el amor a uno mismo, y la mente carnal no será crucificada con el fin de realizar las obras de Cristo.2TPI 575.2

    Hay una obra que muchos de los que viven en Bordoville deben realizar. Vi que el enemigo estaba muy ocupado en cumplir sus designios. Hombres a quienes Dios les ha entregado bienes como talentos han pasado a sus hijos la responsabilidad que el cielo les encomendara a ellos de ser mayordomos de Dios. En lugar de dar a Dios las cosas que son de él, aducen que todo lo que tienen es suyo, como si hubieran obtenido sus posesiones con su propio poder y sabiduría. ¿Quién les dio poder y sabiduría para obtener los tesoros terrenales? ¿Quién regó sus tierras con el rocío del cielo y la lluvia? ¿Quién les dio el sol para calentar la tierra y despertar a la vida las cosas de la naturaleza, haciéndolas florecer para beneficio del hombre? Los hombres a los que Dios ha bendecido con sus dádivas se aferran a su tesoro terrenal y convierten estas dádivas y bendiciones, que Dios bondadosamente les ha dado, en una maldición, al llenar sus corazones de egoísmo y desconfianza en él. Aceptan los bienes que les fueron prestados, y que reclaman como suyos, olvidando que el Maestro tenga algún derecho sobre ellos, y negándose a entregarle ni siquiera el interés que demanda. Las riquezas causan muchas perplejidades a los que profesan seguir a Cristo, y los acosan con muchas desdichas, porque olvidan a Dios, y aman y adoran a Mammón. Permiten que los intereses mundanos amarguen su vida y les impidan perfeccionar un carácter cristiano. Y, como si esto no fuera suficiente, transmiten a sus hijos, para maldición de ellos, lo que causó la ruina de su propia vida. Dios ha confiado medios a los hombres para probarlos, para ver si están dispuestos a reconocer que él es el que entrega sus dones, y para ver si los usan para el avance de su gloria en la tierra.2TPI 575.3

    La tierra es del Señor, con todos los tesoros que contiene. El ganado esparcido en mil colinas es de él. Todo el oro y la plata le pertenecen a él. Ha confiado sus tesoros a mayordomos, para que con ellos puedan dar avance a su causa y glorificar su nombre. No confió estos tesoros a los hombres para que los usen para exaltarse y glorificarse a sí mismos y tuvieran para oprimir a los que carecen de tesoros terrenales. Dios no recibe las ofrendas de nadie porque las necesite y no pueda tener gloria y riquezas sin ellas, sino porque es para beneficio de sus siervos entregar a Dios las cosas que son del Señor. El recibirá las ofrendas de buena voluntad del corazón contrito, y recompensará al dador con las más ricas bendiciones. Las recibe como el sacrificio de agradecida obediencia. Requiere y acepta nuestro oro y plata como una evidencia de que todo lo que tenemos y somos pertenece a él. El requiere y acepta el buen aprovechamiento de nuestro tiempo y nuestros talentos como el fruto de su amor que existe en nuestro corazón. Obedecer es mejor que el sacrificio. Sin amor puro la más cara ofrenda es demasiado pobre para que Dios la acepte.2TPI 576.1

    Muchos están tan entregados a sus tesoros terrenales que no disciernen la ventaja de formar tesoros en el cielo. No se dan cuenta de que sus ofrendas voluntarias a Dios, no lo están enriqueciendo a él, sino a ellos mismos. Cristo nos aconseja que hagamos tesoros en el cielo. ¿Para quién? ¿Para Dios, para que él pueda enriquecerse? ¡Oh, no! Los tesoros del mundo entero son suyos, y la indescriptible gloria y los tesoros inapreciables del cielo son todos suyos, para darlos a quien él desee. “Haceos tesoros en el cielo”. Los hombres a quienes Dios ha hecho sus mayordomos están tan embobados con las riquezas de este mundo, que no se dan cuenta de que con su egoísmo y codicia están no sólo robando al Señor los diezmos y ofrendas, sino privándose a sí mismos de la riquezas eternas. Podrían agregar diariamente a sus tesoros celestiales al hacer la obra que el Señor les encomendó, y que para realizarla les confió esas riquezas. El Amo quiere que busquen oportunidades de hacer el bien y, mientras vivan, dediquen sus bienes para ayudar a la salvación de sus semejantes y para el avance de su causa en sus distintas ramas. Al hacer eso sólo hacen lo que Dios requiere, dan a Dios las cosas que son suyas. Muchos voluntariamente cierran sus ojos y su corazón por temor a ver y a sentir las necesidades de la causa del Señor, y al ayudar a su progreso disminuir sus entradas restando del interés o del capital. Algunos piensan que lo que dan para la causa de Dios está realmente perdido. Ven que se les van tantos pesos, y se sienten insatisfechos a menos que puedan inmediatamente reemplazarlos de modo que su tesoro terrenal no decrezca. Son mezquinos y aun astutos al tratar con sus hermanos y también con los mundanos. No sienten escrúpulos en trampear para beneficiarse y ganar unos pocos pesos.2TPI 576.2

    Algunos, temiendo sufrir la pérdida de tesoros terrenales, descuidan la oración y las reuniones de adoración a Dios, para tener más tiempo que dedicar a sus granjas o a sus negocios. Muestran por sus obras cuál es el mundo que estiman más. Sacrifican los privilegios religiosos, esenciales para su desarrollo espiritual, por las cosas de esta vida y no obtienen el conocimiento de la voluntad divina. No logran perfeccionar el carácter cristiano ni satisfacen la norma de Dios. Ponen sus intereses temporales y mundanos en primer lugar, y le roban a Dios el tiempo que debieran dedicarle a su servicio. Dios observa a esas personas, y recibirán una maldición en lugar de una bendición. Algunos colocan sus bienes fuera de su control al dejarlos en manos de sus hijos. Su intención secreta es colocarse en una posición donde ellos no sientan la responsabilidad de dar de sus bienes para esparcir la verdad. Estos aman de lengua, no de hecho y en verdad. No se dan cuenta de que es el dinero del Señor el que están manejando, no el suyo propio.2TPI 577.1

    A muchos les gustaría ver que se conviertan las almas, siempre que no les cueste ningún sacrificio a ellos; pero si se tocan sus bienes, se echan atrás porque éstos son de más valor para ellos que las almas de los hombres y las mujeres por los que Cristo murió. Si aquellos a quienes Dios ha confiado bienes entendieran su responsabilidad como sus mayordomos, retendrían en sus propias manos lo que Dios les ha prestado, para poder cumplir fielmente el deber que recae sobre ellos de hacer su parte para ayudar la obra de Dios. Si todos pudieran comprender el plan de salvación, y el valor de tan sólo un alma comprada por la sangre de Cristo, considerarían de menor importancia cualquier otro interés.2TPI 578.1

    Los padres debieran considerar con mucha preocupación la idea de entregar a sus hijos los talentos de los recursos financieros que Dios colocó en sus manos, a menos que tengan la seguridad absoluta de que ellos manifiestan mayor interés, amor y preocupación por la causa de Dios que lo que ellos mismos sienten como padres, y que estos hijos serán más fervientes y celosos en impulsar la obra de Dios, y más benevolentes en promover los varios proyectos conectados con ella que requiere ayuda financiera. Pero muchos colocan sus bienes en manos de sus hijos, y pasan a ellos la responsabilidad de su propia mayordomía, porque Satanás los insta así. Al hacer esto, en realidad colocan esos bienes en las filas del enemigo. Satanás dirige el asunto para bien de su propio propósito y priva a la causa de Dios de los bienes que necesita para mantenerse con abundancia. Los esfuerzos hechos para presentar ante la gente la verdad, no son ni la mitad de completos y extensivos como debieran ser. No se está haciendo ahora ni la quincuagésima parte para extender la verdad de lo que podría hacerse esparciendo publicaciones y trayendo dentro del alcance de la predicación de la verdad a todos los que puedan ser atraídos hacia ella.2TPI 578.2

    El tiempo de gracia de muchos está llegando a su fin. Satanás diariamente está reuniendo su cosecha de almas. Algunos están efectuando su decisión final en contra de la verdad, y muchos mueren sin conocerla. Sus mentes no están iluminadas, y no se han arrepentido de sus pecados. Sin embargo, hay hombres que profesan piedad que están acopiando tesoros terrenales y dirigiendo sus esfuerzos a ganar más. Son insensibles a la situación de los hombres y mujeres que están en la esfera de influencia y que perecen por falta de conocimiento. Un trabajo bien dirigido, hecho con amor y humildad, haría mucho para iluminar y convertir a sus semejantes; pero el ejemplo de muchos que podrían hacer un gran bien, está virtualmente diciendo: Vuestra alma tiene menos valor para mí que mis intereses mundanales.2TPI 578.3

    Muchos aman la verdad un poco, pero aman más a este mundo. “Por sus frutos los conoceréis”. Se sacrifican las cosas espirituales por las temporales. El fruto de tales personas no conduce a la santidad, y su ejemplo no es tal como para convencer a los pecadores y convertirlos de sus caminos equivocados, a la verdad. Permiten que las almas se pierdan, cuando podrían salvarlas si hicieran esfuerzos tan fervientes en su favor como los que han hecho para conseguir los tesoros de esta vida. Para obtener más de las cosas del mundo, que realmente no necesitan, y que sólo aumentan su responsabilidad y condenación, muchos trabajan intensamente, con peligro de su salud y su gozo espiritual, y la paz, el bienestar y la felicidad de su familia. Permiten que las almas que los rodean se pierdan, porque temen que requerirá un poco de su tiempo y de sus bienes para salvarlas. El dinero es su dios. Llegan a la conclusión de que no será provechoso sacrificar sus bienes para salvar almas.2TPI 579.1

    La persona a quien se le ha confiado un talento no es responsable por cinco o por dos, sino por ese único talento. Muchos descuidan acumular tesoros en el cielo haciendo el bien con los bienes que Dios les ha prestado. Desconfían de Dios y tienen mil temores acerca del futuro. Como los hijos de Israel tienen corazones malos de incredulidad. Dios proveyó a ese pueblo con abundancia, según lo requerían sus necesidades; pero ellos se acarrearon problemas para el futuro. Se quejaron y murmuraron en el viaje de que Moisés los había sacado para matarlos de hambre a ellos y a sus hijos. Necesidades imaginarias cerraron sus ojos y su corazón para que no vieran la bondad y las mercedes de Dios en su travesía, y fueron desagradecidos ante todas sus dádivas. Así es el desconfiado profeso pueblo de Dios en esta era de descreimiento y degeneración. Temen verse en necesidad, o que a sus hijos les llegue a faltar algo, o que sus nietos queden desamparados. No se atreven a confiar en Dios. No tienen una fe genuina en aquel que les ha confiado las bendiciones y mercedes de la vida, y que les ha dado talentos para que los usen para su gloria en el avance de su causa.2TPI 579.2

    Muchos tienen una preocupación tan constante por sí mismos, que no le dan a Dios ninguna oportunidad de cuidar de ellos. Si a veces sintieran un poco de escasez y se vieran en estrecha situación, sería mejor para su fe. Si con calma confiaran en Dios y esperaran que él obrara en su favor, su necesidad sería la oportunidad de Dios; y su bendición en la emergencia de ellos aumentaría su amor hacia él y los llevaría a apreciar sus bendiciones temporales de un modo más elevado que antes. Su fe aumentaría, su esperanza se iluminaría, y la alegría tomaría el lugar de la melancolía, la duda y la murmuración. La fe de muchos no se desarrolla por falta de ejercicio.2TPI 580.1

    Lo que está desgastando los órganos vitales del pueblo de Dios es el amor al dinero y la amistad con el mundo. Es el privilegio del pueblo de Dios ser brillantes, fulgurantes luces en el mundo, aumentar su conocimiento de Dios, y tener una clara comprensión de su voluntad. Pero los cuidados de esta vida y el engaño de las riquezas ahogan la semilla plantada en su corazón, y no llevan fruto para su gloria. Profesan fe, pero no es una fe viva, porque no está sostenida por las obras. La fe sola, sin obras, es muerta. Los que profesan una gran fe, y no tienen obras, no se salvarán por su fe. Satanás cree en la verdad y tiembla, no obstante esta clase de fe no tiene ninguna virtud. Muchos que han hecho una elevada profesión de fe son deficientes en buenas obras. Si mostraran su fe por sus obras ejercerían una poderosa influencia en favor de la verdad. Pero no aprovechan los talentos en bienes que Dios les ha prestado. Los que piensan aquietar su conciencia legando sus propiedades a sus hijos, o privando de ellas a la causa de Dios y pasándolas a hijos incrédulos e imprudentes, para que las despilfarren o las amontonen y las adoren, tendrán que rendir cuentas a Dios; son mayordomos infieles del dinero de su Señor. Permiten que Satanás los dirija por medio de esos hijos, cuyas mentes están bajo su control. Los propósitos de Satanás se cumplen de muchos modos, mientras que los mayordomos de Dios parecen atontados y paralizados; no se dan cuenta de su gran responsabilidad y del rendimiento de cuentas que ha de llegar pronto.2TPI 580.2

    Los que tienen bienes y cuyas mentes están entenebrecidas por el dios de este mundo, parece que permitieran que Satanás los controlara en la administración de sus posesiones. Si tienen hijos sinceros y creyentes, y también hijos cuyos afectos están completamente dirigidos a las cosas del mundo, al pasar sus bienes a sus hijos, generalmente dan una mayor cantidad a los hijos que no aman a Dios, y que sirven al enemigo de toda justicia, que a los que están sirviendo a Dios.2TPI 581.1

    Colocan en manos de los hijos infieles precisamente las cosas que llegarán a ser una trampa para ellos y que serán estorbos para que se entreguen a Dios. Mientras que hacen grandes regalos a los hijos incrédulos, dan presentes de poco valor a los que comparten la fe con ellos. Este mismo hecho debiera sacudir a los ricos que han seguido este proceder. Debieran ver que el engaño de las riquezas ha pervertido su criterio. Si vieran la influencia que opera en sus mentes, comprenderían que Satanás consiguió esas cosas muy de acuerdo con sus propios propósitos y planes. En vez de que Dios controle la mente y santifique el criterio, se permite que el poder opuesto los controle. Aun a veces descuidan a los que han estado con ellos en la fe, y con frecuencia son mezquinos y exigentes en su trato con ellos; mientras que son generosos con los hijos incrédulos y amantes del mundo, quienes ellos saben que no han de usar los bienes que han colocado en sus manos para el progreso de la causa de Dios. Dios requiere que aquellos a quienes ha prestado talentos en bienes, los utilicen bien, dando prominencia al avance de su causa. Toda otra consideración debiera ser inferior a ésta.2TPI 581.2

    Los talentos en bienes, ya sean cinco, dos o uno, han de ser incrementados. Los que tienen muchos bienes son responsables de muchos talentos. Pero los hombres que comparativamente son pobres no están libres de responsabilidad. Los que tienen pocas riquezas de este mundo están representados por los que tienen un talento. Sin embargo corren exactamente el mismo peligro que los ricos de amar demasiado lo poco que tienen, y de retenerlo egoístamente de la causa de Dios. No se dan cuenta del peligro. Aplican las estremecedoras recriminaciones dirigidas en la Palabra de Dios a los amantes de este mundo, sólo a los ricos, mientras que ellos mismos pueden estar en un peligro aún mayor que los más ricos. Ya tengan mucho o poco, de todos se requiere que entreguen sus talentos a los cambistas, para que cuando el Maestro venga pueda recibir su propio dinero con interés. También se les requiere mantenerse consagrados a Dios y demostrar interés generoso en su causa y obra. Buscando primero el reino de Dios y su justicia, han de creer su promesa de que todas la cosas serán añadidas. En comparación con todo otro asunto, la salvación de las almas de sus semejantes debiera ser primordial, pero éste no es generalmente el caso. Si es necesario descuidar algo, es la causa de Dios la que ha de sufrir. Dios ha prestado talentos a los hombres, no para fomentar su orgullo, o para excitarlos a sentir envidia, sino para que los usen para su gloria. El ha hecho a estos hombres agentes para distribuir los medios con los que podrán llevar adelante la obra de la salvación. Cristo les ha dado ejemplo en su vida. Dejó todas sus riquezas celestiales y su esplendor, y por nosotros se hizo pobre, para que, por su pobreza, pudiésemos ser enriquecidos. No es el plan de Dios hacer llover dinero del cielo para sostener su causa. El ha confiado o entregado abundantes bienes a los hombres para que nada faltara en ninguna rama de su obra. Prueba a los que profesan amarlo, colocando bienes en sus manos, y luego los prueba para ver si aman el don más que al Dador. Dios revelará, con el tiempo, los verdaderos sentimientos del corazón.2TPI 581.3

    A fin de hacer progresar la causa de Dios, se necesitan fondos. Dios ha hecho provisión para suplir esta necesidad al colocar abundantes bienes en las manos de sus agentes, para usarlos en cualquier departamento de la obra donde puedan necesitarse para la obra de salvar almas. Cada alma salvada es un talento ganado. Si se ha convertido realmente, el que ha sido instruido en la verdad, a su vez, usará los talentos en influencia y en bienes que Dios le ha dado, para trabajar por la salvación de sus semejantes. Trabajará con fervor en la gran obra de iluminar a los que están en las tinieblas y el error. Será un instrumento para salvar almas. Así los talentos en influencia y en bienes se están continuamente canjeando y en constante aumento. Cuando el Maestro venga, el siervo fiel estará preparado para devolverle tanto el capital como el interés. Por sus frutos puede mostrar el interés de los talentos que ha ganado para devolver al Maestro. El siervo fiel habrá entonces hecho su obra, y el Maestro, que trae su recompensa para dar a cada uno según sus obras, devolverá a ese fiel siervo tanto el capital como el interés.2TPI 582.1

    En su Palabra el Señor ha revelado claramente su voluntad a los que poseen riquezas. Pero porque sus claras órdenes han sido menospreciadas, él misericordiosamente les presenta por medio de Testimonios, los peligros que corren. No da nueva luz, sino les llama la atención a la luz que ya ha sido revelada en su Palabra. Si los que profesan amar la verdad se aferran a sus riquezas, y desobedeciendo la Palabra de Dios, no buscan oportunidades de hacer el bien con lo que les ha confiado, él vendrá y desparramará sus bienes. Se acercará con juicios. De muchos modos esparcirá sus ídolos. Sufrirán muchas pérdidas. El alma de los egoístas no será bendecida. Pero “el alma generosa será prosperada”. Proverbios 11:25. Dios honrará a los que le honran.2TPI 583.1

    El Señor hizo un pacto con Israel por el cual, si obedecían sus mandamientos, él les daría la lluvia a su tiempo, la tierra rendiría sus productos, y los árboles del campo, sus frutos. El prometió que la trilla llegaría hasta la vendimia, y la vendimia hasta la siega, y que comerían su pan hasta saciarse y habitarían en su tierra con seguridad. El exterminaría a sus enemigos. No los aborrecería, sino andaría con ellos, sería su Dios, y ellos serían su pueblo. Pero si ellos desatendían sus mandamientos, los trataría exactamente del modo opuesto. Tendrían su maldición en vez de su bendición. El quebrantaría la soberbia de su orgullo, y haría su cielo como hierro y su tierra como bronce. “Vuestra fuerza se consumirá en vano, porque vuestra tierra no dará su producto, y los árboles de la tierra no darán su fruto. Si anduviereis conmigo en oposición”, “yo también procederé en contra de vosotros”.2TPI 583.2

    Los que están reteniendo egoístamente sus recursos, no necesitan sorprenderse si la mano de Dios los dispersa. Lo que debieran haber dedicado al progreso de la obra y la causa de Dios, pero que retuvieron, puede ser confiado a un hijo pródigo que lo despilfarrará. Un hermoso caballo, orgullo de un corazón vano, puede ser encontrado muerto en el establo. Ocasionalmente puede morir una vaca. Pueden producirse pérdidas de frutas y otras cosechas. Dios puede dispersar los recursos que prestó a sus administradores, si éstos se niegan a usarlos para su gloria. Vi que algunos no tendrán quizás ninguna de estas pérdidas para recordarles cuán remisos han sido en cuanto a su deber, pero sus casos son, tal vez, más desesperados.2TPI 583.3

    Jesús advirtió al pueblo: “Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee. También les refirió una parábola, diciendo: La heredad de un hombre rico había producido mucho. Y él pensaba dentro de sí, diciendo: ¿Qué haré, porque no tengo dónde guardar mis frutos? Y dijo: Esto haré: derribaré mis graneros, y los edificaré mayores, y allí guardaré todos mis frutos y mis bienes; y diré a mi alma: Alma, muchos bienes tienes guardados para muchos años; repósate, come, bebe, regocíjate. Pero Dios le dijo: Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será? Así es el que hace para sí tesoro, y no es rico para con Dios”. Lucas 12:15-21. Luego se dirigió a sus discípulos: “Por lo tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido?” Mateo 6:25.2TPI 584.1

    Estas advertencias se dan para beneficio de todos. ¿Aprovecharán las advertencias dadas? ¿Se beneficiarán con ellas? ¿Prestarán atención a estas llamativas ilustraciones de nuestro Salvador, y rechazarán el ejemplo del rico necio? El tenía riquezas, también las tienen muchos que profesan creer en la verdad, y están actuando del mismo modo que el pobre e insensato hombre rico. Oh, si fueran sabios y sintieran las obligaciones que tienen de usar las bendiciones que Dios les ha dado para bendecir a otros, en vez de transformarlas en una maldición. Dios les dirá a todos los que hagan así como dijo al rico insensato: “Necio”.2TPI 584.2

    Los hombres actúan como si no estuvieran en su sano juicio. Están inmersos en los cuidados de esta vida. No tienen tiempo para dedicar a Dios, ni para servirle. Trabajad, trabajad, trabajad, es la orden del día. A todos los que están alrededor de ellos se les exige trabajar presionados por el tiempo, urgidos para cuidar de extensas granjas. Derribar y construir propiedades mayores es su ambición, para poder tener dónde guardar sus mercancías. Sin embargo esos hombres que están agobiados bajo el peso de sus riquezas pasan por seguidores de Cristo. Tienen el rótulo de creer que Cristo ha de venir pronto, que el fin de todas las cosas está cerca; no obstante no tienen un espíritu de sacrificio. Se están sumergiendo más y más profundamente en el mundo. Dedican muy poco tiempo a estudiar la Palabra de vida, a meditar y orar. Tampoco les dan a otros de su familia, o a los que los sirven, este privilegio. Sin embargo, estos hombres profesan creer que este mundo no es su hogar, que son sólo peregrinos y extranjeros en la tierra, preparándose para trasladarse a una patria mejor. El ejemplo y la influencia de tales personas es una maldición para la causa de Dios. Una vana hipocresía caracteriza su vida de profesos cristianos. Aman a Dios y a la verdad tanto como lo muestran sus obras, y nada más. Una persona obrará de acuerdo con la fe que tenga. “Por sus frutos los conoceréis”. El corazón está donde está el tesoro. Su tesoro está en esta tierra, y sus corazones e intereses también están aquí.2TPI 584.3

    “¿De qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle?” “La fe sin obras es muerta”. Cuando los que profesan la fe demuestren que su vida está de acuerdo con su fe, entonces veremos que un poder asistirá la presentación de la verdad, un poder que convencerá al pecador y llevará almas a Cristo.2TPI 585.1

    Una fe consecuente es rara entre los ricos. Rara vez se encuentra una fe genuina, sustentada por obras. Pero todos los que posean esta fe serán hombres de influencia. Imitarán a Cristo, poseerán esa desinteresada benevolencia, ese interés en la obra de salvar almas que él tenía. Los seguidores de Cristo debieran valorar las almas como él las valoró. Debieran centrar sus intereses en la obra de su amado Redentor, y debieran trabajar por salvar lo que él ha comprado con su sangre, con tan alto sacrificio. ¿Qué es el dinero, las casas y las tierras en comparación con una sola alma?2TPI 585.2

    Cristo hizo un pleno y completo sacrificio, un sacrificio suficiente para salvar a cada hijo e hija de Adán que muestre arrepentimiento ante Dios por haber transgredido su ley, y manifieste fe en nuestro Señor Jesucristo. Pero, a pesar de que el sacrificio fue amplio, muy pocos llevan una vida de obediencia para alcanzar esta gran salvación. Pocos están dispuestos a imitar sus admirables privaciones, soportar sus sufrimientos y persecuciones, y compartir su agotador trabajo para traer a otros a la luz. Muy pocos siguen su ejemplo en ferviente y frecuente oración a Dios pidiendo fuerzas para soportar las pruebas de esta vida y cumplir sus deberes diarios. Cristo es el Capitán de nuestra salvación, y por sus propios sufrimientos y sacrificio ha dado ejemplo a todos sus seguidores de que la vigilancia y la oración y el esfuerzo perseverante, son necesarios de parte de ellos, para representar correctamente el amor que moraba en su pecho por la raza humana caída.2TPI 585.3

    Hombres pudientes están muriendo espiritualmente por causa de su negligencia en el uso de los recursos que Dios ha colocado en sus manos para ayudar a salvar a sus semejantes. Algunos despertarán a veces y resolverán hacerse de amigos por medio del injusto Mammón, para que finalmente puedan ser recibidos en las moradas eternas. Pero sus esfuerzos no son completos. Comienzan, pero al no emprender la obra de corazón y con completo fervor, fracasan. No son ricos en buenas obras. Mientras se detienen a considerar su amor y su ansia de tesoros terrenales, Satanás les gana la batalla.2TPI 586.1

    Se puede presentar una promisoria oportunidad de invertir en derechos de patente o en alguna otra empresa supuestamente brillante, alrededor de la cual. Satanás obra fascinante encanto. La perspectiva de ganar más dinero, rápida y fácilmente, los seduce. Razonan que, aunque habían resuelto colocar ese dinero en la tesorería de Dios, lo usarán en esta ocasión, y lo incrementarán en gran manera, y luego darán una suma mayor a la causa. No ven posibilidad de fracasar. Se van los recursos de sus manos, y pronto descubren, para su pesar, que han cometido un error. Las brillantes perspectivas se han desvanecido. Sus expectativas no se han concretado. Fueron engañados. Satanás los venció. Fue más astuto que ellos, y logró apoderarse de sus bienes, y así privar a la causa de Dios de lo que debiera haberse usado para mantenerla, propagar la verdad y salvar a las almas por las que Cristo murió. Perdieron todo lo que habían invertido, y robaron a Dios lo que debían haberle entregado a él.2TPI 586.2

    Algunos a quienes se les confió un solo talento se excusan por que no tienen un número tan grande de talentos como los que han recibido muchos. Como el mayordomo infiel ocultan ese único talento en la tierra. Temen dar a Dios lo que él les ha confiado. Se ocupan de negocios terrenales, pero invirtieron poco o nada, en la causa de Dios. Esperan que los que tienen muchos talentos carguen con la responsabilidad de la obra, y piensan que ellos no son responsables de su progreso y éxito.2TPI 587.1

    Cuando el Maestro venga a arreglar cuentas con sus siervos, los siervos insensatos admitirán confundidos: “Señor, te conocía que eres hombre duro, que siegas donde no sembraste y recoges donde no esparciste; por lo cual tuve miedo (¿Miedo de qué? De que el Señor pidiera una porción del pequeño talento que les había confiado), y fui y escondí tu talento en la tierra; aquí tienes lo que es tuyo”. Su Señor contestará: “Siervo malo y negligente, sabías que siego donde no sembré, y que recojo donde no esparcí. Por tanto, debías haber dado mi dinero a los banqueros, y al venir yo, hubiera recibido lo que es mío con los intereses. Porque al que tiene, le será dado, y tendrá más; y al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado. Y al siervo inútil echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes”. Mateo 25:24-30.2TPI 587.2

    Muchos que tienen muy poco en este mundo están representados por el hombre con un talento. Temen confiar en Dios. Temen que les requerirá algo que consideran suyo. Esconden su talento en la tierra, porque temen invertirlo, pues quizá se los llame a devolver los intereses a Dios. En lugar de entregar el talento a los cambistas, como Dios requiere, lo entierran, o esconden donde ni Dios ni el hombre pueden beneficiarse de él. Muchos que profesan amar la verdad están haciendo justamente eso. Están engañando su propia alma, pues Satanás ha enceguecido sus ojos. Al robar a Dios se han robado más a sí mismos. Por causa de la codicia y de un corazón malvado y descreído, se han privado del tesoro celestial. Porque tienen sólo un talento, temen confiarlo a Dios, y así lo esconden en la tierra. Se sienten libres de responsabilidad. Les gusta ver progresar la causa, pero no consideran que se les requiere practicar la abnegación y ayudar a la obra con su propio esfuerzo individual y con sus recursos, aunque no tengan grandes bienes.2TPI 587.3

    Todos debieran hacer algo. El caso de la viuda que entregó sus dos blancas está registrado para el beneficio de los demás. Cristo la alabó por el sacrificio que hizo y llamó la atención de sus discípulos al hecho: “De cierto os digo que esta viuda pobre echó más que todos los que han echado en el arca; porque todos han echado de lo que les sobra; pero ésta de su pobreza echó todo lo que tenía, todo su sustento”. Marcos 12:43-44. Cristo consideró su dádiva de más valor que las grandes ofrendas de los más ricos. Ellos daban de su abundancia. No pasarían la menor privación por causa de sus ofrendas. Pero la viuda se había privado aun de lo imprescindible para la vida con el fin de dar su pequeña ofrenda. No sabía cómo serían provistas sus necesidades futuras. No tenía esposo que la mantuviera. Confiaba en Dios para el mañana. El valor de la dádiva no se estima tanto por la cantidad que se dé, sino según la proporción y el motivo que inspira la dádiva. Cuando Cristo venga, trayendo su recompensa, dará a cada uno según sus obras.2TPI 588.1

    A todos, tanto encumbrados como humildes, ricos y pobres, el Maestro les ha confiado talentos; a algunos más, a otros menos, de acuerdo con sus distintas habilidades. La bendición de Dios recaerá sobre los obreros fervientes, amantes y diligentes. Su inversión será exitosa, conseguirá almas para el reino de Dios y un tesoro inmortal para ellos mismos. Todos son agentes morales, y a todos se les han confiado los bienes del cielo. Los talentos están en proporción con las capacidades de cada uno.2TPI 588.2

    Dios le da a cada hombre su obra, y espera ganancias de acuerdo a los distintos talentos concedidos. No requiere un aumento de diez talentos al hombre a quien ha dado sólo uno. No espera que el hombre pobre dé limosnas como el rico. No espera de los débiles y sufrientes, la actividad y la fuerza que tiene el hombre sano. Dios aceptará, “según lo que uno tiene, no según lo que no tiene”, el único talento, usado del mejor modo.2TPI 588.3

    Dios nos llama siervos, lo que implica que somos empleados por él para hacer determinada obra y llevar ciertas responsabilidades. Nos ha prestado un capital para invertir. No es nuestra propiedad, y desagradamos a Dios si acaparamos los bienes de nuestro Señor o los gastamos como nos plazcan. Somos responsables por el uso o el abuso de lo que Dios nos ha prestado. Si este capital que el Señor ha colocado en nuestras manos permanece inactivo, o lo enterramos, aunque sea un solo talento, seremos llamados por el Maestro a rendir cuenta. El requiere, no lo nuestro, sino lo suyo con intereses.2TPI 588.4

    Cada talento que regresa al Maestro será escudriñado. Las obras y los depósitos recibidos por los siervos de Dios no se considerarán como un asunto sin importancia. Se tratará con cada individuo personalmente y se le requerirá cuenta de los talentos que le fueron confiados, sea que los hayamos aumentado o los hayamos usado mal. La recompensa que se concede estará en proporción al aumento de los talentos. El castigo será de acuerdo al mal uso de los talentos.2TPI 589.1

    La pregunta de cada uno debiera ser: ¿Qué tengo que pertenece a mi Señor, y cómo lo usaré para su gloria? “Negociad dice Cristo, entre tanto que yo vengo”. El Maestro celestial está en viaje de regreso. Nuestra bondadosa oportunidad es ahora. Los talentos están ahora en nuestras manos. ¿Los usaremos para la gloria de Dios, o los malgastaremos? Podemos negociar con ellos hoy, pero mañana nuestro tiempo de gracia puede terminar y nuestra cuenta puede quedar cerrada para siempre.2TPI 589.2

    Si invertimos nuestros talentos en la salvación de nuestros semejantes, Dios será glorificado. El orgullo y la posición se presentan para excusar la extravagancia, la vana ostentación la ambición y el disoluto egoísmo. Los talentos del Señor, entregados al hombre como una preciosa bendición, si se los malgasta, proyectarán sobre él una terrible maldición. Podemos usar las riquezas para hacer progresar la causa de Dios y aliviar las necesidades de las viudas y los huérfanos. Al hacer así, obtenemos ricas bendiciones. No sólo recibiremos expresiones de gratitud de los que se benefician con nuestras mercedes, sino que el Señor mismo, quien ha colocado los bienes en nuestras manos para este preciso propósito, transformará nuestra alma en un jardín regado, cuyas aguas nunca faltan. Cuando llegue el tiempo de la siega, ¿quiénes de nosotros experimentaremos el inefable gozo de ver las gavillas que hayamos reunido, en recompensa de nuestra fidelidad y nuestro generoso uso de los talentos que el Señor ha colocado en nuestras manos para que los usemos para su gloria?2TPI 589.3

    Muchos en Vermont han fracasado decididamente en cumplir con los requisitos de Dios. Algunos han caído en un estado espiritual frío y sin vida, porque son siervos infieles. El amor al mundo ha llenado de tal modo su corazón que han perdido su gusto por las cosas celestiales y se han transformado en enanos espirituales. El estado quedó privado de la correcta clase de labor. Bordoville ha sido el centro de atracción. Todas las reuniones grandes se han efectuado en una localidad, lo que ha sido como poner una luz debajo de un almud; sus rayos no han beneficiado a la gente del estado en general. Muchos que podrían ahora estar regocijándose en el conocimiento de la verdad están todavía en tinieblas. Los talentos y esfuerzos especiales han sido atraídos a una localidad. Esto no es lo que el Señor quiere. Su propósito es que la advertencia, el mensaje probador, sea dado al mundo, y que su pueblo, que es la luz del mundo, se constituya en una esperanza, como testigos en medio de las tinieblas morales de la tierra; para que sus vidas, su testimonio, y su ejemplo puedan tener sabor de vida para vida o de muerte para muerte.2TPI 590.1

    Los hermanos D necesitan ser guardados para que no desbaraten los proyectos de Dios con planes propios. Corren el peligro de restringir la obra de Dios, que es profunda y extensa.2TPI 590.2

    El hermano D estará en peligro de adoptar una visión de masiado restringida de la obra. Dios le ha dado una experiencia que será de valor si la usa correctamente. Pero hay peligro de que su carácter peculiar dé forma a esa experiencia y que otras mentes sean afectadas. La utilidad del hermano D como obrero no es la que, de otro modo podría ser, si no tendiera tanto a concentrar el poder de su mente en una idea. Se espacia en incidentes y en pensamientos que ha tenido, y los repite en detalle, cuando no tienen importancia para otros.2TPI 590.3

    El tema de su salud captó el interés de su mente. Concentró el poder de su mente en este asunto. El y sus síntomas eran el tema principal de su conversación. Seguía detalladamente el curso que se había propuesto, y al buscar su propia comodidad no consideraba la molestia que causaba a los demás. Ha restringido su atención, en gran medida, a su propio caso. Eso ocupaba sus pensamientos y era el tema de su conversación. Al seguir esa conducta estricta y sistemática se ha privado de recibir el beneficio para su salud que podría haber obtenido, si se hubiera olvidado más de sí mismo, y si día tras día hubiese practicado ejercicio físico, hubiera desviado su atención de sí mismo.2TPI 590.4

    Las mismas deficiencias han caracterizado su trabajo en el campo del Evangelio. Al hablar a la gente presenta muchas disculpas y repite muchos preliminares, y la congregación se cansa antes que llegue al tema principal. En lo posible, los ministros debieran evitar las disculpas y los preliminares.2TPI 591.1

    El hermano D es demasiado detallista. Se detiene en minucias. Dedica tiempo a explicar puntos realmente sin importancia que se darían por sentado sin necesidad de pruebas, pues son evidentes. Pero los puntos reales y vitales debieran presentarse con tanta fuerza como el lenguaje y las evidencias lo permitan. Debieran resaltar como prominentes señaladores. Debieran evitar muchas palabras para hablar de pequeños detalles, lo que cansa al oyente antes que se traten los puntos importantes.2TPI 591.2

    El hermano D tiene mucha capacidad de concentración. Cuando su mente toma cierto rumbo, le resulta difícil dirigirla a otro asunto; se detiene tediosamente en un punto. Al conversar corre el riesgo de cansar al oyente. Sus escritos carecen de un estilo libre y sencillo. El hábito de concentrar la mente en una cosa, a exclusión de otras, es una desgracia. El debiera entender esto, y debiera esforzarse por dominar y controlar ese rasgo de la mente, que es demasiado activa. Cuando un órgano mental trabaja demasiado, esa actividad lo fortalece, pero debilita los otros órganos. Si el hermano D desea ser un obrero de éxito en el campo del Evangelio, debiera educar su mente. El gran desarrollo de este órgano perjudica su salud y su utilidad. Hay una falta de armonía en la constitución de su mente, y como consecuencia su cuerpo sufre.2TPI 591.3

    Sería muy positivo para el hermano D cultivar un estilo sencillo y fácil en sus escritos. Debe evitar detenerse a detallar un punto que no es de vital importancia; y aun las verdades más esenciales y manifiestas, las que por sí mismas son claras y llanas, pueden cubrirse con palabras hasta quedar nubladas e imprecisas.2TPI 591.4

    El hermano D puede ser muy correcto en todos los puntos de la verdad presente, y sin embargo no estar completamente capacitado para dar razón de nuestra esperanza al pueblo francés, por escrito. El puede ayudar en esta obra. Pero más de una o dos mentes debieran preparar el tema, para que no lleve el sello peculiar de una persona. La verdad que fue captada y preparada por varias mentes, y que en el tiempo indicado por Dios, fue descubierta eslabón tras eslabón, en una armoniosa cadena por los fervientes investigadores de la verdad, debiera darse al pueblo, y adaptarse para satisfacer las necesidades de muchos. Debiera escribirse con brevedad con el fin de interesar al lector. Los artículos largos y enrevesados son perjudiciales para la verdad que el escritor se propone presentar.2TPI 592.1

    El hermano D debiera pensar menos en sí mismo y hablar menos de sí mismo. Debiera mantenerse fuera de vista, y en la conversación, evitar referirse a sí mismo y poner su modo de vida como modelo digno de ser imitado. Debiera fomentar una genuina humildad. Está en peligro de considerar su vida y su experiencia superior a las de los demás.2TPI 592.2

    El hermano D puede ser de valor para la causa de Dios si hay armonía en el carácter de sus esfuerzos. Si puede ver y corregir las imperfecciones de su peculiar carácter, que tienden a perjudicar su utilidad, Dios puede utilizarlo en forma aceptable. Debiera evitar las predicaciones extensas y las largas oraciones. No son de beneficio ni para él ni para los demás. El uso largo y violento de los órganos vocales ha irritado su garganta y sus pulmones, y perjudicando su salud general, más de lo que su preciso conjunto de reglas para comer y descansar lo han beneficiado. La recuperación del excesivo esfuerzo de los órganos vocales puede ser lenta y puede costar la vida del predicador. Un modo de hablar calmo, sin apuro, pero ferviente, ejercerá mejor influencia en la congregación que permitir que los sentimientos se exciten y controlen la voz y los modales. En lo posible el predicador debiera mantener el tono natural de la voz. Es la verdad que se presenta la que afecta el corazón. Si el que habla da realidad a estas verdades, con la ayuda del Espíritu de Dios podrá dar la impresión a sus oyentes de que es sincero, sin esforzar los delicados órganos de la garganta y los pulmones.2TPI 592.3

    El hermano D está profundamente interesado en su vida doméstica; sin embargo hay peligro de que, en su conversación, cultive el hábito de concentrar toda su mente en las cosas que le interesan especialmente a él, pero que no interesan ni benefician a otros. Tienden a mantener un sistema que, en sí mismo es correcto; pero aquí nuevamente se verá que las cosas que son útiles en sí mismas pueden llegar a ser cansadoras y gravosas al detenerse demasiado en ellas, y al intentar cumplirlas en toda circunstancia. Hay peligro de descuidar los asuntos de mayor peso.2TPI 593.1

    Los hermanos D debieran evitar ser tediosos en su trabajo. En general su influencia ha sido buena. El hermano D, por naturaleza es un buen administrador de las cosas temporales. Su instrucción y ejemplo en esto han ayudado a los que fueron suficientemente humildes para recibir consejo. Pero los celos, la desconfianza, la rebeldía, las quejas y la murmuración que existen en la iglesia han sido desalentadores. Estos hermanos debieran cuidarse de no ser demasiado exigentes.2TPI 593.2

    Con el fin de perfeccionar el carácter cristiano, no debiéramos cultivar sólo una vida de silencioso éxtasis en oración, ni una vida de completo celo exterior y activa agitación, con descuido de la piedad personal. Pero el tiempo presente demanda que esperemos la venida del Señor y trabajemos vigilantemente por la salvación de nuestros semejantes. “En lo que requiere diligencia, no perezosos; fervientes en espíritu, sirviendo al Señor”. Romanos 12:11. Dios no aceptará los servicios más exaltados a menos que primero estén consagrados por una entrega del alma a él y a su amor. Con cierta clase de gente existe el peligro de alejar sistemáticamente al Espíritu de Dios y la vitalidad de la religión de Cristo, y preservar una estricta rutina de tediosas obligaciones y ceremonias.2TPI 593.3

    Vivimos en medio de una generación malvada y perversa, y nuestros planes buenos y exactos, no siempre pueden llevarse a cabo para beneficio de todos. Si nos mantenemos en nuestra dignidad, no lograremos ayudar a los que necesitan más ayuda. Los siervos de Cristo debieran adaptarse a las distintas situaciones de la gente. No pueden poner en práctica reglas exactas si han de atender los casos de todos. El trabajo tendrá que ser variado para ir al encuentro de la gente donde estén. “A otros salvad, arrebatándolos del fuego; y de otros tened misericordia con temor, aborreciendo aun la ropa contaminada por su carne”. Judas 23.2TPI 593.4

    El apóstol aconseja a los corintios: “Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios. No seáis tropiezo ni a judíos, ni a gentiles, ni a la iglesia de Dios; Como también yo en todas las cosas agrado a todos, no procurando mi propio beneficio, sino el de muchos, para que sean salvos”. 1 Corintios 10:31-33. “Por lo cual, siendo libre de todos, me he hecho siervo de todos para ganar a mayor número”. 1 Corintios 9:19. “Me he hecho débil a los débiles, para ganar a los débiles; a todos me he hecho de todo, para que de todos modos salve a algunos”. ver. 22. “Así que los que somos fuertes debemos soportar las flaquezas de los débiles, y no agradarnos a nosotros mismos. Cada uno de nosotros agrade a su prójimo en lo que es bueno, para edificación. Porque ni aun Cristo se agradó a sí mismo; antes bien, como está escrito: los vituperios de los que te vituperaban, cayeron sobre mí”. Romanos 15:1-3.2TPI 594.1

    El hermano y la hermana L, de Canadá, han estado gradualmente perdiendo su retención de Dios y su amor por las cosas celestiales y divinas, a medida que han estado acaparando más firmemente tesoros mundanales. Han estado relajando sus lazos con el cielo y los han aumentado firmemente a este mundo. Hace pocos años les complacía interesarse en el avance de la verdad y de la obra de Dios. Más recientemente su amor por las ganancias ha aumentado, y no han sentido interés en hacer su parte para salvar a sus semejantes. La negación propia y la benevolencia por amor a Cristo no han caracterizado su vida. Han hecho muy poco por la causa de Dios. ¿Qué han estado haciendo con sus talentos? Los han estado enterrando, invirtiendo en tierras. No los han entregado a los cambistas, para que cuando el Maestro venga, él pueda recibir lo propio con interés.2TPI 594.2

    Tienen que trabajar para poner su corazón y su casa en orden, “Haceos tesoros en el cielo”. Han centrado su corazón en las cosas de esta vida, y los intereses eternos han quedado en segundo lugar. Debieran trabajar con fervor para quitar de su corazón el amor al mundo y colocar sus afectos en las cosas de arriba, no en las cosas terrenales. Si los siervos de Dios tuvieran en mente que su obra es hacer todo lo que pueden con su influencia y sus recursos, por salvar a las almas por las que Cristo murió, harían más esfuerzos desprendidos, y los incrédulos se conmoverían, se convencerían de que hay una realidad en la verdad así presentada y así sustentada por el ejemplo.2TPI 594.3

    El hermano y la hermana L debieran confiar en la obra para estos últimos días y debieran estar perfeccionando un carácter cristiano, para que puedan recibir la recompensa eterna cuando Jesús venga. El hermano L está perdiendo vigor físico y mental. Se está volviendo incapaz de llevar mucha responsabilidad. Debiera buscar el consejo de los hermanos discretos y fieles.2TPI 595.1

    El hermano L es un mayordomo de Dios. Se le han confiado bienes y debiera ser consciente de su deber de entregar a Dios las cosas que son de Dios. Debiera comprender los derechos que Dios tiene sobre él. Mientras viva, y esté en su sano juicio, debiera aprovechar la oportunidad de apropiarse de los recursos que Dios le ha confiado, en lugar de dejar que otros los usen y se apropien de ellos después del fin de su vida.2TPI 595.2

    Satanás está siempre listo para aprovechar las debilidades y flaquezas de los hombres para cumplir sus propósitos. Es un adversario artero, y ha vencido a muchos cuyos propósitos eran buenos y deseaban beneficiar la causa de Dios con sus bienes. Algunos han descuidado la obra que Dios les ha encomendado en destinar sus bienes. Y mientras que son negligentes en dedicar a la causa de Dios los bienes que él les ha prestado, Satanás se introduce y utiliza esos recursos para su propia causa.2TPI 595.3

    El hermano L debiera ser más cauteloso. Hombres que no son de nuestra fe obtienen recursos de él con varios pretextos. El confía en ellos, creyendo que son honestos. Le será imposible recuperar todos los bienes que ha permitido que se le escapen de sus manos y penetren en las filas del enemigo. Podría invertir de un modo seguro sus recursos ayudando a la causa de Dios y hacerse así tesoros en el cielo. Con frecuencia no puede ayudar cuando quisiera porque es lisiado y no puede disponer de los bienes para hacerlo. Cuando el Señor requiere sus recursos, éstos a menudo están en manos de las personas a quienes los ha prestado, algunos de los cuales no tienen intención de pagarle jamás, y otros no sienten apuro por pagarle. Satanás cumplirá su propósito tan cabalmente por medio de acreedores deshonestos como de cualquier otro modo. Todo lo que el adversario de la verdad está tratando es impedir el progreso del reino de nuestro Redentor. Obra por medio de agentes para llevar a cabo sus propósitos. Si puede evitar que entren recursos en la tesorería de Dios, ha logrado éxito en una rama de su obra. Los bienes que debieran haber sido usados para ayudar en el gran plan de salvar almas los ha retenido en sus filas para apoyar su obra.2TPI 595.4

    El hermano L debiera llevar sus negocios correctamente y no dejarlos sueltos. Es su privilegio ser rico en buenas obras, y colocar un buen fundamento para el futuro, para poder afirmarse en la vida eterna. No es seguro que él siga su débil juicio. Debiera consultar con hermanos experimentados, y buscar la sabiduría de Dios, para poder completar su trabajo bien. Debiera ahora estar ardorosamente proveyéndose de “bolsas que no se envejezcan, tesoro en los cielos que no se agote”. Lucas 12:33.2TPI 596.1

    El hermano M ha cometido un error en su vida doméstica. No ha expresado en palabras el afecto que debía expresar por su esposa. No ha cultivado la verdadera cortesía y la amabilidad cristiana. No ha sido siempre tan bondadoso y considerado con sus deseos y su comodidad como era su deber. El no haberse ella unido con él en la fe ha traído mucha infelicidad a los dos. El hermano M no ha respetado como debiera el criterio y el consejo de su esposa. En muchos aspectos el criterio y el discernimiento de ella son mejores que los de él. Si la consultara, con su percepción más clara y más agudo discernimiento, ella podría ayudarlo especialmente en sus negocios, en su trato con sus vecinos. El no debiera apoyarse en su dignidad, pensando que entiende todo. Si él se aconsejara con su esposa, y con sus bondadosas acciones le demostrara aprecio y el deseo de agradarla, estaría nada más que cumpliendo su deber. Si su consejo está en conflicto con su deber hacia Dios y sus demandas, entonces puede diverger con ella, y del modo más calmo posible dar como razón que no puede sacrificar su fe o sus principios. El hermano M se beneficiaría en sus asuntos temporales si consultara el criterio y el consejo de su esposa.2TPI 596.2

    Mientras que sea tosco, rudo y no complaciente, no puede influir para ganar a su esposa a la verdad. Debiera reformarse. Necesita llegar a ser suave, tierno, gentil y amante. Debiera permitir que el sol de la alegría y una feliz satisfacción entren en su corazón, y luego resplandezcan en su familia. Ha traído a su familia a personas cuya influencia resultaría una maldición para su esposa más bien que una bendición. Al hacer esto, le trajo cargas que podrían haber sido evitadas. El debiera consultarla, y considerar sus deseos en lo posible, sin comprometer su fe.2TPI 596.3

    El hermano M ha elegido seguir su propio camino, y ha tenido una voluntad firme, con rasgos de obstinación. Con frecuencia ha sido obcecado. No debiera ser así. Profesa creer una verdad que tiene una influencia santificadora, suavizante y refinadora. Su esposa no tiene esta fe. El debiera mostrar que la verdad ejerce poder sobre su naturaleza perversa, que lo hace paciente, bondadoso, tolerante, tierno, cariñoso, perdonador. El mejor modo en que el hermano M puede ser un misionero vivo en su familia es ejemplificando en su vida la vida de nuestro amado Redentor. 2TPI 597.1

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