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Testimonios para la Iglesia, Tomo 2 - Contents
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    Nuestros congresos

    Ninguna influencia puede ser tan perjudicial para un congreso o cualquier otra reunión de culto religioso, como el mucho saludarse y la conversación negligente. Con frecuencia, hombres y mujeres se reúnen en grupos y entablan conversación sobre asuntos comunes que no se relacionan con la reunión. Algunos han traído sus fincas consigo, otros han traído sus casas, y hacen sus planes para edificar. Algunos disecan el carácter de otros, y no tienen tiempo ni disposición para escudriñar su propio corazón y descubrir los defectos de su propio carácter, para que puedan corregir sus faltas y alcanzar la santidad en el temor de Dios.2TPI 529.1

    Si todos los que profesan seguir a Cristo aprovechasen el tiempo mientras están libres de reuniones para conversar de la verdad, espaciarse en la experiencia cristiana, escudriñar su propio corazón y en ferviente oración a Dios suplicar su bendición, se realizaría una obra mucho mayor de la que se ha visto hasta aquí. Los incrédulos que acusan falsamente a los que creen la verdad, quedarían convencidos por causa de su “buena conversación en Cristo”. 1 Pedro 3:16. Nuestras palabras y acciones son el fruto que llevamos; “por sus frutos los conoceréis”. Mateo 7:16.2TPI 529.2

    Dios mandó a los israelitas que se reunieran ante él en períodos determinados, en el lugar que él eligiera, y que observaran días especiales en los que no debían hacer ningún trabajo innecesario, sino dedicar el tiempo a considerar las bendiciones que él les había prodigado. En estas ocasiones especiales el siervo y la sierva, el extranjero, el huérfano y la viuda, habían de regocijarse de que Dios, por su propio y maravilloso poder, los había sacado de la servidumbre humillante para traerlos al gozo de la libertad. Se les ordenó que no se presentaran ante el Señor con las manos vacías. Debían traer presentes de gratitud a Dios por las continuas misericordias y bendiciones que les prodigara. Estas ofrendas variaban de acuerdo con el valor que los donantes daban a las bendiciones de que tenían el privilegio de gozar. Así el carácter de la gente se revelaba claramente. Los que daban alto valor a las bendiciones que Dios les concedía traían ofrendas de acuerdo a su modo de apreciar dichas bendiciones. Los que tenían las facultades morales embotadas por el egoísmo y un amor idólatra por los favores recibidos, más bien que inspirados por un amor ferviente hacia su dadivoso Benefactor, traían ofrendas magras. Así revelaban su corazón. Además de estas festividades religiosas especiales de alegría y regocijo, la nación judía debía conmemorar anualmente la Pascua. El Señor pactó que si eran fieles en la observancia de sus requerimientos, él bendeciría todas sus ganancias y toda la obra de sus manos.2TPI 529.3

    Dios no pide menos de su pueblo en estos últimos días, en sacrificios y ofrendas, que lo que requirió de la nación judía. Los que él ha bendecido con suficiencia, y aun la viuda y el huérfano, no debieran olvidarse de sus bendiciones. Especialmente los que Dios ha prosperado debieran ofrecerle las cosas que son de él. Debieran presentarse ante él con un espíritu de sacrificio y entregar sus ofrendas de acuerdo con las bendiciones que él les ha prodigado. Pero muchos a quienes Dios prospera manifiestan una vil ingratitud hacia él. Si sus bendiciones se derraman sobre ellos, y él aumenta sus riquezas, transforman esas dádivas en cuerdas que los atan al amor por sus posesiones; permiten que los negocios mundanos se posesionen de sus afectos y de su ser entero, y descuidan la devoción y los privilegios religiosos. No pueden permitirse dejar la atención de sus negocios y presentarse ante Dios ni siquiera una vez al año. Transforman las bendiciones de Dios en una maldición. Sirven a sus propios intereses temporales y descuidan los requisitos de Dios.2TPI 530.1

    Hay hombres ricos que permanecen en casa año tras año, absortos en sus preocupaciones e intereses mundanos, pensando que no pueden hacer el pequeño sacrificio de asistir a las reuniones anuales para adorar a Dios. El los ha bendecido con bienes materiales, y los ha rodeado de abundates beneficios; sin embargo retienen las pequeñas ofrendas que él requiere. Les gusta servirse a sí mismos. Sus almas serán como el árido desierto, sin el rocío ni la lluvia del cielo. El Señor les ha brindado la preciosa bendición de su gracia. Los ha librado de la esclavitud del pecado y de la servidumbre del error, y ha descubierto la gloriosa luz de la verdad presente ante su entenebrecida comprensión. ¿Y estas evidencias del amor y la misericordia de Dios no requieren gratitud? Los que profesan creer que el fin de todas las cosas está cerca, ¿no lograrán ver su propio interés espiritual? ¿Esperan que sus intereses eternos se cuiden por sí mismos? La fortaleza espiritual no vendrá sin un esfuerzo de su parte.2TPI 530.2

    Muchos de los que profesan anhelar la venida de nuestro Señor son buscadores ansiosos que se preocupan por hallar ganancias mundanales. No pueden discernir su interés eterno. Se esfuerzan por lo que no satisface. Gastan su dinero en lo que no es pan. Se esfuerzan por contentarse con los tesoros que han acumulado en la tierra, que han de perecer. Y descuidan la preparación para la eternidad, que debiera ser la primera y única ocupación real en la vida.2TPI 531.1

    Que todos los que puedan asistan a estas reuniones anuales. Todos debieran sentir que Dios requiere esto de ellos. Si no se apropian de los privilegios que él ha provisto para que puedan fortalecerse en él y en el poder de su gracia, se volverán más y más débiles, y tendrán cada vez menos deseos de consagrar todo a Dios. Venid, hermanos y hermanas, a estas sagradas convocaciones para encontrar a Jesús. El vendrá a la fiesta. Estará presente y hará en favor de ustedes lo que más necesiten. No debieran considerar a sus granjas de mayor valor que los intereses mas altos del alma. Todos los tesoros que ustedes poseen, por muy valiosos que sean, no serían suficientemente preciosos como para comprarles paz y esperanza, que son virtudes inapreciables, aunque costaran todo lo que se tiene, aunado a los esfuerzos y sufrimientos de toda una vida. Una firme y clara conciencia de las cosas eternas, y un corazón deseoso de rendir todo a Cristo, son bendiciones de más valor que todas las riquezas y placeres y glorias de este mundo.2TPI 531.2

    Estos congresos son importantes. Tienen su costo. Los siervos de Dios consumen su vida para ayudar al pueblo, mientras que muchos de ellos parece que no necesitaran ayuda. Por miedo de perder un poco de ganancia de este mundo, algunos dejan que estos preciosos privilegios pasen de largo como si fueran de poca importancia. Que todos los que profesan creer en la verdad respeten cada privilegio que Dios les ofrece para obtener una visión más clara de su verdad, sus requerimientos y la preparación necesaria para su vida. Lo que él requiere es una confianza en Dios tranquila, alegre y obediente.2TPI 531.3

    No necesitan recargarse con una ansiedad inquietante y cuidados innecesarios. Trabajen para el día, haciendo con fidelidad la obra que la providencia de Dios les señala, y él se ocupará de ustedes. Jesús profuñdizará y ampliará sus bendiciones. Deben esforzarse si desean alcanzar al fin la salvación. Asistan a estas reuniones dispuestos a trabajar. Dejen de lado las preocupaciones del hogar, y acudan a encontrar a Jesús y lo hallarán. Vengan con sus ofrendas de acuerdo con las bendiciones de Dios. Muestren su gratitud a su Creador, el Dador de todos sus beneficios, por medio de una ofrenda voluntaria. Que ninguna persona que posee recursos asista con las manos vacías. “Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde”. Malaquías 3:10.2TPI 532.1

    El objeto de un congreso consiste en inducir a todos a separarse de los cuidados y cargas de sus negocios, y dedicar algunos días exclusivamente a buscar al Señor. Debemos dedicar el tiempo a examinarnos a nosotros mismos, escudriñar detenidamente nuestro corazón, confesar penitentemente nuestros pecados, y renovar nuestros votos al Altísimo. Si algunos acuden a estas reuniones con motivos menos dignos, esperamos que el carácter del congreso inculque en sus mentes los debidos objetivos.2TPI 532.2

    Algunos sufren al trabajar extra en preparación para ir al congreso. Son personas de ánimo liberal, y no quieren hacer nada con mezquindad. Algunos hacen grandes preparativos y están muy extenuados cuando llegan al congreso, y tan pronto como se liberan de la presión del trabajo, sus organismos exhaustos les hacen sentir que se han extralimitado. Quizá algunas de estas personas nunca antes asistieron a un congreso, y no están informadas de los preparativos necesarios. Pierden algunas de las preciosas reuniones a las que se habían propuesto asistir. Estas personas se equivocan al hacer tan grandes preparativos. A un congreso no se debiera llevar nada que no sean alimentos saludables, preparados de un modo sencillo, sin especias ni grasa.2TPI 532.3

    Estoy convencida de que nadie necesita enfermarse al prepararse para un congreso, si observan las leyes de la salud al preparar sus alimentos. Si no hacen tortas ni pasteles, sino preparan un sencillo pan integral, y se alimentan de fruta, enlatada o seca, no necesitan enfermarse al prepararse para las reuniones, ni tampoco durante las reuniones. Nadie debiera pasar todo el congreso sin algún alimento caliente. Siempre hay cocinas en el lugar, donde estos se pueden calentar.2TPI 533.1

    No es necesario que los hermanos y hermanas se enfermen en el congreso. Si se visten apropiadamente en el fresco de la mañana y de la noche, y son cuidadosos en cambiar su ropa de acuerdo con los cambios de temperatura, para preservar una correcta circulación, y si observan estrictamente una regularidad en el sueño y en la ingestión de alimentos sencillos, sin comer nada entre comidas, no necesitan enfermarse. Pueden estar bien durante las reuniones, con su mente clara y capaz de apreciar la verdad, y pueden regresar a su hogar renovados en cuerpo y espíritu. Los que han estado ocupados en duras faenas día tras día, ahora interrumpen su ejercicio; por lo tanto no debieran ingerir la cantidad habitual de alimentos. Si así lo hacen, recargarán el estómago. Deseamos que las facultades del cerebro estén en especial vigor en estas reuniones, en las condiciones más saludables para oír la verdad, apreciarla y retenerla, para que todos puedan practicarla después de regresar de las reuniones. Si el estómago se recarga con demasiados alimentos, aunque sean sencillos, la fuerza del cerebro se requiere para ayudar a los órganos digestivos. Entonces hay una sensación de embotamiento en el cerebro, y es casi imposible mantener los ojos abiertos. Las mismas verdades que debieran ser oídas, comprendidas y practicadas se pierden por completo por causa del malestar, o porque el cerebro está casi paralizado como consecuencia de la cantidad de alimentos ingeridos.2TPI 533.2

    Recomendaría a todos incluir en sus comidas algo caliente todas las mañanas, por lo menos. Pueden hacer esto sin demasiado trabajo. Pueden preparar gachas integrales. Si la harina integral es demasiado gruesa hay que tamizarla y mientras la gacha está caliente, se le puede agregar leche. Esto proveerá un plato muy gustoso y saludable para el campamento. Y si el pan está duro, desmígenlo en la gacha, y resultará agradable. No apruebo el ingerir muchos alimentos fríos, porque se gasta la vitalidad del organismo para entibiar los alimentos hasta que lleguen a tener la misma temperatura del estómago, antes que pueda empezar la digestión. Otro plato muy sencillo es el de frijoles hervidos u horneados. Diluyan una porción en el agua, agreguen leche o crema, y hagan un caldo; el pan puede ser usado del mismo modo que con la gacha.2TPI 533.3

    Me complace ver el progreso que muchos han hecho en la reforma pro salud, no obstante me apena ver tantos atrasados. Si alguien se siente mal en nuestros campamentos, debiera averiguarse la causa, y se debiera tomar nota del caso. No estoy dispuesta a que la reputación de nuestros congresos se vea menoscabada porque se diga que allí la gente se enferma. Si se lleva adelante la conducta correcta en estas importantes reuniones, pueden ser una bendición para la salud del cuerpo como también para la salud del alma. 2TPI 534.1

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