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Servicio Cristiano - Contents
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    Una ilustración

    Soñé que una persona me trajo una tela de género blanco, y me pidió que cortara de ella trajes para personas de todos los tamaños, de todo tipo de carácter y circunstancias en la vida. Se me pidió que cortara estos trajes y los colgara teniéndolos listos para ser cosidos cuando se pidiera. Tuve la impresión de que muchas personas para quienes se me pidió que cortara trajes eran indignas. Pregunté si ésa era la última pieza de género que debía cortar, y se me contestó que no; se me dijo que tan pronto como terminara esa pieza habría otras de las cuales debía echar mano.SC 80.1

    Me sentí desanimada por la cantidad de trabajo que tenía delante de mí, y declaré que había estado ocupada en cortar vestidos para otras personas durante más de veinte años, y que mis labores no habían sido apreciadas, ni había visto que mi trabajo hubiera hecho mucho bien. Le hablé a quien me trajo la pieza acerca de una mujer en particular, para la cual él me había pedido que cortara un vestido. Declaré que ella no querría apreciar el vestido, y que sería una pérdida de tiempo y material presentárselo. Esa mujer era muy pobre, de intelecto inferior, y desprolija en sus hábitos, y pronto lo ensuciaría. La persona replicó: Corta los vestidos. Este es tu deber. La pérdida no es tuya, sino mía. Dios ve no lo que el hombre ve. El proyecta la obra que quiere que se haga, y tú no sabes cuál ha de prosperar, si esto o lo otro. Se hallará que muchas almas pobres irán al reino, mientras que otras, que han sido favorecidas con todas las bendiciones de la vida, teniendo todas las ventajas del progreso, serán dejadas afuera.—Testimonies for the Church 2:10, 11.SC 80.2

    Durante horas, los soldados practican los ejercicios de librarse de sus equipos, y de volverlos a poner rápidamente en posición a la espalda. Se les enseña a poner las armas en pabellón y a volver a tomarlas prestamente. Se les hace practicar la carga contra el enemigo, y se los prepara en toda clase de maniobras. Así siguen efectuándose los ejercicios que preparan a los hombres para cualquier emergencia. ¿Y deben ser menos ardorosos y esmerados en su preparación para la guerra espiritual los que pelean la batalla para el Príncipe Emmanuel?—Obreros Evangélicos, 78.SC 81.1

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