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Servicio Cristiano - Contents
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    El peligro que entraña la actividad misionera

    No olvidemos que a medida que aumenta la actividad, y tenemos éxito en realizar la tarea que debe ser hecha, hay peligro de que confiemos en los planes y los métodos humanos. Hay una tendencia a orar menos y a tener menos fe. Nos veremos en peligro de perder nuestro sentido de dependencia de Dios, quien es el único que puede hacer que nuestra obra tenga éxito; pero aun cuando ésta es la tendencia, nadie piense que el instrumento humano ha de hacer menos. No, no ha de hacer menos, sino que ha de trabajar más, aceptando el don divino del Espíritu Santo.—The Review and Herald, 4 de julio de 1893.SC 124.3

    Vendrán tiempos en que la iglesia será conmovida por el poder divino, y el resultado de ello será una ferviente actividad; pues el poder vivificador del Espíritu Santo inspirará a sus miembros a salir y buscar a las almas para Cristo. Pero cuando se manifieste esta actividad, los más fervorosos obreros se hallarán seguros solamente si dependen de Dios por medio de la oración perseverante. Necesitan hacer fervientes súplicas para que por la gracia de Cristo puedan ser librados de enorgullecerse de su trabajo, o de convertir su actividad en un salvador. Deben mirar constantemente a Jesús, para que puedan darse cuenta de que es su poder el que realiza la obra, y así puedan adjudicar toda la gloria a Dios. Se exigirá de nosotros que realicemos esfuerzos más decididos para extender la obra de Dios, y la oración a nuestro Padre celestial será más esencial. Será necesario empeñarse en la oración en la cámara secreta, en el círculo familiar y en la iglesia.—The Review and Herald, 4 de julio de 1893.SC 124.4

    En la estima de los rabinos, era la suma de la religión estar siempre en un bullicio de actividad. Ellos querían manifestar su piedad superior por algún acto externo. Así separaban sus almas de Dios, y se encerraban en la suficiencia propia. Existen todavía los mismos peligros. Al aumentar la actividad, si los hombres tienen éxito en ejecutar algún trabajo para Dios, hay peligro de que confíen en los planes y métodos humanos. Propenden a orar menos, y a tener menos fe. Como los discípulos, corremos el riesgo de perder de vista cuánto dependemos de Dios. y tratar de hacer de nuestra actividad un salvador. Necesitamos mirar constantemente a Jesús, comprendiendo que es su poder lo que realiza la obra. Aunque hemos de trabajar fervorosamente para la salvación de los perdidos, también debemos tomar tiempo para la meditación, para la oración y para el estudio de la Palabra de Dios. Es únicamente la obra realizada con mucha oración, y santificada por el mérito de Cristo, la que al fin habrá resultado eficaz para el bien.—El Deseado de Todas las Gentes, 315.SC 125.1

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