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Testimonios Selectos Tomo 4 - Contents
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    Capítulo 12—El crecimiento cristiano

    Me ha sido mostrado que aquellos que tienen un conocimiento de la verdad, y, sin embargo, dejan que todas sus facultades sean absorbidas por intereses mundanales, son infieles. No están dejando, por sus buenas obras, que la luz de la verdad resplandezca para otros. Casi toda su capacidad está dedicada a hacerse astutos y hábiles hombres del mundo. Se olvidan de que Dios les dió talentos para que los usasen para el adelanto de su causa. Si fuesen fieles a su deber, el resultado sería una gran ganancia de almas para el Maestro; pero muchas se pierden por su negligencia.4TS 61.1

    Dios invita a aquellos que conocen su voluntad a ser hacedores de su palabra. La debilidad, la tibieza y la indecisión provocan los asaltos de Satanás; y los que permiten el desarrollo de estos defectos serán arrastrados, impotentes, por las violentas olas de la tentación. De cada uno de los que profesan el nombre de Cristo se requiere que crezca hasta la plena estatura de Cristo, cabeza viviente del cristiano.4TS 61.2

    Todos necesitamos un guía a través de las muchas estrecheces de la vida, tanto como el marino necesita un piloto entre los bajíos o las rocas del río. ¿Dónde puede encontrarse ese guía? Os indicamos la Biblia, amados hermanos. Inspirada por Dios, escrita por hombres santos, señala con gran claridad y precisión los deberes tanto de los jóvenes como de los mayores. Eleva la mente, enternece el corazón, e imparte alegría y santo gozo al espíritu. La Biblia presenta una perfecta norma de carácter; es un guía infalible en todas las circunstancias, aun hasta el fin del viaje de la vida. Tomadla por vuestra consejera, como la regla de vuestra vida diaria.4TS 61.3

    Debemos aprovechar diligentemente todo medio de gracia para que el amor de Dios abunde más y más en el alma, “para que discernáis lo mejor; que seáis sinceros y sin ofensa para el día de Cristo; llenos de frutos de justicia.” 1Filipenses 1:10. Vuestra vida cristiana debe asumir formas vigorosas y robustas. Podéis alcanzar la alta norma que se os presenta en las Escrituras, y debéis hacerlo si queréis ser hijos de Dios. No podéis permanecer quietos; debéis avanzar o retroceder. Debéis tener conocimiento espiritual, a fin de poder comprender “con todos los santos cuál sea la anchura y la longura y la profundidad y la altura, y conocer el amor de Cristo,” para “que seáis llenos de toda la plenitud de Dios.” 2Efesios 3:18, 19.4TS 61.4

    Muchos son los que, teniendo un conocimiento inteligente de la verdad, y pudiendo defenderla con argumentos, nada hacen para la edificación del reino de Cristo. Los encontramos de vez en cuando; pero no exhiben nuevos testimonios de la experiencia personal en la vida cristiana; no relatan nuevas victorias ganadas en la guerra santa. En vez de eso, se nota en ellos mismos la misma vieja rutina, las mismas expresiones en su oración y exhortación. Sus oraciones no tienen nota nueva; no expresan mayor inteligencia en las cosas de Dios, ni fe más ferviente y viva. Las tales personas no son plantas vivas en el jardín del Señor, que se recubran de nuevo follaje, y de la grata fragancia de una vida santa. No son cristianos crecientes. Tienen visiones y planes limitados y en ellos no hay expansión de la mente, ni valiosas adiciones a los tesoros del conocimiento cristiano. Sus facultades no han sido ejercitadas en esa dirección. No han aprendido a considerar a los hombres y las cosas como Dios los considera, y en muchos casos una simpatía no santificada ha perjudicado a las almas, y estorbado grandemente la causa de Dios. El estancamiento espiritual que prevalece es terrible. Muchos llevan una vida cristiana formal, y aseveran que sus pecados han sido perdonados, cuando están tan destituídos del verdadero conocimiento de Cristo como el pecador.4TS 62.1

    Hermanos, ¿queréis tener un crecimiento cristiano raquítico, o queréis hacer sano progreso en la vida divina? Donde hay salud espiritual hay crecimiento. El hijo de Dios crece hasta la plena estatura de un hombre o una mujer en Cristo. No hay límite para su mejoramiento. Cuando el amor de Dios es un principio vivo en el alma, no hay opiniones estrechas y limitadas; hay amor y fidelidad en las amonestaciones y reproches; hay obra ferviente, y una disposición a llevar cargas y responsabilidades.4TS 62.2

    Algunos no están dispuestos a hacer obra abnegada. Manifiestan verdadera impaciencia cuando se les insta a llevar alguna responsabilidad.4TS 63.1

    “¿Qué necesidad hay—dicen,—de un aumento de conocimiento y experiencia?” Esto lo explica todo. Se sienten ricos, y enriquecidos, y sin necesidad de ninguna cosa, mientras que el Cielo los declara pobres, miserables, cuitados y desnudos. El verdadero Testigo fiel dice: “Yo te amonesto que de mí compres oro afinado en fuego, para que seas hecho rico, y seas vestido de vestiduras blancas, para que no se descubra la vergüenza de tu desnudez; y unge tus ojos con colirio, para que veas.” 3Apocalipsis 3:18. Vuestra misma complacencia propia demuestra que lo necesitáis todo. Estáis espiritualmente enfermos, y necesitáis a Jesús como vuestro médico.4TS 63.2

    En las Escrituras hay miles de gemas de la verdad que yacen escondidas para el que busca en la superficie. La mina de la verdad no se agota nunca. Cuanto más escudriñéis las Escrituras con corazón humilde, tanto mayor será vuestro interés, y tanto más os sentiréis con deseo de exclamar con Pablo: “¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán incomprensibles son sus juicios, e inescrutables sus caminos!” 4Romanos 11:33. Cada día debéis aprender algo nuevo de las Escrituras. Escudriñadlas como si buscarais tesoros ocultos, porque contienen las palabras de vida eterna. Orad por sabiduría y entendimiento para comprender estos escritos sagrados. Si lo hacéis, hallaréis nuevas glorias en la Palabra de Dios; sentiréis que habréis recibido luz nueva y preciosa sobre asuntos relacionados con la verdad, y las Escrituras recibirán constantemente nuevo valor en vuestra estima.4TS 63.3

    “Cercano está el día grande de Jehová, cercano y muy presuroso.” 5Sofonías 1:14. Jesús dice: “He aquí, vengo presto.” 6Apocalipsis 22:12. Debemos tener siempre presentes estas palabras, y obrar como quienes creen de veras que la venida del Señor se acerca, y que somos peregrinos y advenedizos en la tierra. Las energías vitales de la iglesia de Dios deben ser puestas en activo ejercicio para el gran objeto de la renovación propia; cada miembro debe ser agente activo de Dios. “Por él los unos y los otros tenemos entrada por un mismo Espíritu al Padre. Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino juntamente ciudadanos con los santos, y domésticos de Dios; edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo; en el cual, compaginado todo el edificio, va creciendo para ser un templo santo en el Señor: en el cual vosotros también sois juntamente edificados, para morada de Dios en Espíritu.” 7Efesios 2:18-22. Esta es una obra particular, que debe ser llevada a cabo con toda armonía, unidad de espíritu, y vínculos de paz. No debe darse cabida a las críticas, las dudas y la incredulidad.4TS 64.1

    Hermanos, vuestro deber y felicidad, vuestra utilidad futura y salvación final exigen que separéis vuestros afectos de todo lo terrenal y corruptible. Hay una simpatía no santificada que participa de la naturaleza de un sentimentalismo enfermizo, y es terrena y sensual. El vencer esto requerirá esfuerzos arduos de parte de algunos de vosotros, a fin de cambiar el curso de vuestra vida; porque no os pusisteis en relación con la Fortaleza de Israel, y se han debilitado todas vuestras facultades. Ahora se os llama en alta voz a ser diligentes en el empleo de todos los medios de la gracia, a fin de que seáis transformados en carácter, y podáis crecer a la plena estatura de hombres y mujeres en Cristo Jesús.4TS 64.2

    Tenéis que ganar grandes victorias, o perder el cielo. El corazón carnal debe ser crucificado; porque tiende hacia la corrupción moral, y el fin de ella es la muerte. Nada que no sea la influencia vivificadora del evangelio puede ayudar al alma. Orad para que las poderosas energías del Espíritu Santo, con todo su poder vivificador, recuperador y transformador, caigan como un choque eléctrico sobre el alma paralizada, haciendo pulsar cada nervio con nueva vida, restaurando todo el hombre, desde su condición muerta, terrenal y sensual a una sanidad espiritual. Así llegaréis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo escapado a la corrupción que está en el mundo por concupiscencia; y en vuestras almas se reflejará la imagen de Aquel por cuyas heridas somos sanados.4TS 65.1

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