Capítulo 29—Publicaciones para terminar la obra
Publicaciones que explican las señales de los tiempos—Actualmente, cuando la gente piensa seriamente, las publicaciones que aclaran las señales de los tiempos, distribuidas sabiamente, tendrán un efecto revelador en favor de la verdad. En este tiempo, cuando ocurren terribles calamidades que aniquilan hasta los edificios más costosos, como por obra de ígneas bocanadas de fuego celestial, muchos pecadores tienen miedo y están temblando delante de Dios. Ahora es nuestra oportunidad de darles a conocer la verdad.MPu 346.1
Hermanos y hermanas, ¿quisierais vestiros con la armadura celestial? Si tenéis “calzados los pies con prontitud para dar el evangelio de paz” (Efesios 6:15), estaréis preparados para ir de casa en casa y llevar la verdad a la gente. A veces encontraréis dificultad al llevar a cabo esta clase de trabajo; pero si continuáis con fe, el Señor irá delante de vosotros y hará resplandecer su luz en vuestro camino. Al entrar en los hogares de vuestros vecinos para vender u obsequiar nuestras publicaciones, y enseñarles con humildad la verdad, os acompañará la luz del cielo, que permanecerá en esos hogares.MPu 346.2
Los juicios de Dios están en todas partes en la tierra. ¿Dejaremos que estas cosas sobrevengan en el mundo sin anunciar a la gente el significado de estas terribles calamidades, y la forma como pueden escapar de la ira que vendrá? ¿Dejaremos que nuestros vecinos permanezcan en tinieblas sin prepararse para la vida futura? A menos que nosotros mismos comprendamos dónde nos encontramos, el día de Dios nos sobrecogerá como ladrón...MPu 346.3
El Señor está por venir. Por medio de incendios, inundaciones y terremotos está anunciando a los habitantes del mundo su venida inminente. ¡Ojalá que la gente supiera el tiempo cuando ocurrirá el castigo del cielo! No tenemos tiempo que perder. Tenemos que efectuar esfuerzos más decididos para hacer que la gente comprenda que el día del juicio está muy cerca. Hay que hacer circular por todas partes publicaciones cuidadosamente preparadas para explicar el significado de los acontecimientos que están ocurriendo. El Espíritu Santo debe avivar nuestra comprensión. Si nuestro pueblo sintiera debidamente la responsabilidad que descansa sobre ellos de proclamar el último mensaje de misericordia al mundo, ¡qué obra admirable se haría! Si todos los hijos de Dios se consagraran plenamente y usaran sus talentos en forma debida, podría realizarse mil veces más obra para él.—The Review and Herald, 24 de mayo de 1906.MPu 347.1
Libros de historias bíblicas y sobre Daniel y Apocalipsis—Han transcurrido varios años desde que se me instruyó acerca de la necesidad de publicar libros pequeños con relatos bíblicos y otros con porciones de la Biblia. Me aflige ver tantas revistas en los hogares de la gente. Los que cultivan el apetito por esa clase de lectura se causan un gran perjuicio. ¿No podemos proveer algo mejor par ellos?MPu 347.2
Los libros de Daniel y Apocalipsis deben publicarse juntos en un solo volumen. Puede añadírseles algunas explicaciones acerca de ciertos pasajes, pero no estoy segura de que esto sea necesario.MPu 347.3
Esta sugerencia que hice al pastor Haskell, lo indujo a publicar un libro. Sin embargo, esta obra no ha satisfecho la necesidad. Yo había sugerido que ambos libros se publicaran en un solo volumen, con Daniel en la primera parte y a continuación Apocalipsis, que arroja mayor luz sobre los temas tratados en Daniel. El propósito es publicar ambos libros juntos para demostrar que ambos tratan de los mismos asuntos.—Carta 1, 1903.MPu 347.4
Libros de la verdad de Dios—Necesitamos un número mucho mayor de colportores, no para vender libros que contienen fábulas, sino obras que estén llenas de la verdad de Dios. Como pueblo no podemos permitirnos aumentar la circulación de publicaciones que atentan contra la verdad que debiéramos estar enseñando. No podemos permitirnos dedicar tiempo y talentos al servicio de hombres que trabajan para anular el efecto de las verdades que nos han hecho un pueblo peculiar, verdades que hemos sostenido durante más de cincuenta años. Con frecuencia se me ha amonestado acerca de la importancia de la fidelidad de parte de nuestro pueblo en la proclamación al mundo de los mensajes que Dios le ha confiado, a fin de que haya un pueblo preparado para el gran final de la historia terrena. Tenemos una extensa línea de publicaciones que debiera hacerse circular entre la gente del mundo.MPu 348.1
Ha llegado el tiempo cuando nuestro pueblo debiera comprender que no es provechoso para ellos pasar su tiempo y emplear sus talentos en la venta de un libro médico en el que el autor ha tejido peligrosos engaños espirituales.—Carta 66, 1907.MPu 348.2
Publicaciones que proclaman el último mensaje—Hay que enviar obreros a todas nuestras ciudades para que siembren las semillas de la verdad por medio de publicaciones que proclamen el último mensaje de misericordia a un mundo caído. Pero Satanás se encuentra a la derecha del ángel del Señor para oponerle resistencia y estorbar la obra que Dios ha pedido que se haga.—Carta 208, 1906.MPu 348.3
Haced circular los libros de salud—Sostened los principios de la reforma pro salud, y permitid que el Señor guíe a los honrados de corazón. Presentad los principios de la temperancia en su forma más atractiva. Haced circular libros que den instrucción con respecto a una vida sana.MPu 348.4
La gente se halla en una triste necesidad de la luz que sale de las páginas de nuestros libros y revistas como medios para hacer brillar la luz que llame la atención del pueblo, y le haga prestar atención a las amonestaciones del mensaje del tercer ángel. Nuestras revistas sobre salud son instrumentos en el campo para hacer una obra especial en la difusión de la luz que los habitantes del mundo deben tener en estos días de preparación divina. Ellas poseen una enorme influencia a favor de la reforma en pro de la salud, la temperancia y la pureza social, y realizarán mucho bien en la presentación de estos temas de una manera debida y en su verdadera luz ante el pueblo.MPu 349.1
Debe haber más esfuerzos fervorosos hechos para iluminar al pueblo sobre el gran tema de la reforma pro salud. Folletos de cuatro, ocho, doce, dieciséis páginas y más, que contengan artículos agudos, bien escritos sobre este gran asunto, deben esparcirse como las hojas del otoño.—Consejos sobre el Régimen Alimenticio, 554, 555.MPu 349.2
Haced circular las revistas de salud—En toda nuestra obra debemos ejercer cuidado para que una rama no se convierta en especialidad, mientras sufren otros intereses. No se ha puesto suficiente interés en la circulación de nuestras revistas de salud. La circulación de esas revistas no debe descuidarse, porque si se lo hace, la gente sufrirá una gran pérdida.MPu 349.3
Que nadie piense que la circulación de las revistas de salud es un asunto de menor importancia. Todos debieran manifestar más interés en esta obra y realizar mayores esfuerzos para llevarla a cabo. Dios bendecirá abundantemente a los que se preocupen de esto con seriedad, porque es la obra que debiera recibir atención en este tiempo.MPu 349.4
Los pastores pueden hacer mucho para estimular la circulación de las revistas de salud, y debieran hacerlo. Cada miembro de la iglesia debiera trabajar fervorosamente en favor de esas revistas, como también de otras publicaciones. No debiera existir fricción entre las dos. Ambas debieran circular al mismo tiempo en el campo. Cada una es complemento de la otra, y en ningún sentido puede ocupar su lugar. La circulación de las revistas de salud constituirá un medio poderoso para preparar a la gente para que acepte las verdades especiales que la harán idónea para la pronta venida del Hijo del Hombre.—Consejos sobre la Salud, 444, 445.MPu 349.5
Promoved las publicaciones sobre temperancia—Entre todos los que se llaman amigos de la temperancia, los adventistas deben hallarse en primera fila.—Obreros Evangélicos, 398.MPu 350.1
Acerca de la cuestión de la temperancia, mantened vuestra posición sin vacilar. Sed firmes como una roca.—Obreros Evangélicos, 409, 410.MPu 350.2
Tenemos que hacer una obra en los ramos de la temperancia además de hablar en público. Debemos presentar nuestros principios en folletos, libritos y revistas. Debemos emplear todo medio posible para despertar a nuestro pueblo a fin de que cumpla con su deber de ponerse en relación con los que no conocen la verdad. El éxito que hemos obtenido en la obra misionera ha sido plenamente proporcional a los esfuerzos abnegados que hemos hecho. Sólo el Señor sabe cuánto podríamos haber logrado si nos hubiésemos humillado delante de él y hubiésemos proclamado la verdad de la temperancia de una manera clara y directa.—Obreros Evangélicos, 399.MPu 350.3
La cuestión de la temperancia debe recibir apoyo decidido del pueblo de Dios. La intemperancia lucha por colocarse a la cabeza; la complacencia de sí mismo está aumentando, y las publicaciones que tratan de la reforma pro salud se necesitan en gran medida. Las publicaciones que presentan este tema son la mano ayudadora del Evangelio, porque inducen a las almas a investigar la Biblia para comprender mejor la verdad. Hay que hacer resonar una nota de advertencia contra el gran mal de la intemperancia; y para que esto pueda realizarse, todo observador del sábado debiera estudiar y practicar la instrucción contenida en nuestras revistas pro salud y en nuestros libros de salud. Y debieran hacer más que esto: debieran realizar esfuerzos definidos para hacer circular estas publicaciones entre sus vecinos. La venta de nuestras publicaciones de salud de ninguna manera estorbará la venta de otras publicaciones que tratan de diversos aspectos del mensaje del tercer ángel. Todos han de preparar el camino para la venida del Señor.—Consejos sobre la Salud, 459, 460.MPu 350.4
Los cambios en los libros deben ser hechos sólo por las personas responsables—En algunos de nuestros libros importantes que han estado impresos desde hace años, y que han traído a muchos al conocimiento de la verdad, quizá haya asuntos de menor importancia que demandan un cuidadoso estudio y corrección. Sean considerados esos asuntos por los que son regularmente asignados para supervisar nuestras publicaciones. Esos hermanos, nuestros colportores y nuestros ministros, no magnifiquen esos asuntos en tal forma que disminuyan la influencia de esos buenos libros salvadores de almas. Si nos ocupáramos de desacreditar nuestras publicaciones, colocaríamos armas en las manos de los que se han apartado de la fe, y confundiríamos la mente de los recién convertidos al mensaje. Mientras menos se haga para cambiar innecesariamente nuestras publicaciones, tanto mejor será.—Mensajes Selectos 1:194.MPu 351.1