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El Ministerio de Publicaciones - Contents
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    Sección 3—Peligros que amenazan a los dirigentes de publicaciones

    Capítulo 12—No un liderazgo monárquico, sino semejante al de Cristo

    El uso despótico del poder—El cargo de una persona no la hace un ápice ni una tilde más grande ante la vista de Dios; el carácter es lo único que Dios valora. El poder despótico que se ha desarrollado, como si los cargos convirtieran a los hombres en dioses, me atemoriza. Es una maldición no importa dónde se lo use ni quién lo use. Este dominio abusivo ejercido sobre la heredad de Dios generará una aversión tan grande hacia la jurisdicción humana, que producirá un estado de insubordinación. La gente está aprendiendo que los que tienen cargos elevados no son dignos de confianza en el proceso de moldear y formar las mentes y los caracteres de otras personas. El resultado será la pérdida de confianza aun en la gestión administrativa de líderes fieles. Pero el Señor suscitará obreros que comprendan que ellos son insignificantes sin la ayuda especial de Dios...MPu 141.1

    Se debe emplear en la obra de Dios a personas que representen su carácter. Puede ser que tengan mucho que aprender con respecto a la administración comercial; pero si oran a Dios como lo hizo Daniel, si con sincera contrición buscan la sabiduría que procede de arriba, el Señor les dará un corazón comprensivo. Leed con atención y oración el tercer capítulo de Santiago, especialmente los versículos 13 al 18. Todo el capítulo es esclarecedor, si es que alguien quiere ser iluminado.—Carta 55, 1895.MPu 141.2

    No debemos hacer de la carne nuestro brazo—Los hombres piensan que son representantes de la justicia de Dios, pero no demuestran la ternura ni el inmenso amor con que él nos ha amado. Sus invenciones humanas, que tienen su origen en las estratagemas engañosas de Satanás, causan la impresión de ser aceptablemente justas a los ojos cegados de los hombres, porque eso es inherente a su naturaleza. Una mentira creída y practicada se convierte en verdad para ellos. Así se cumple el propósito de los agentes satánicos: que los hombres lleguen a estas conclusiones mediante las maquinaciones de sus propias mentes ingeniosas. ¿Pero cómo caen los hombres en ese error? Comienzan con premisas falsas y luego aportan toda clase de pruebas para hacer que el error parezca verdad. En algunos casos los primeros principios tienen una cierta cantidad de verdad entretejida con el error, pero no conduce a ninguna acción justa; por eso es que los hombres son engañados. A fin de hacerse poderosos y reinar, ponen en práctica los métodos de Satanás para justificar sus propios principios. Se exaltan a sí mismos como hombres de juicio superior, y se alzan como representantes de Dios. Estos son dioses falsos.—Carta 55, 1895.MPu 141.3

    El hombre pecador encuentra esperanza y justicia únicamente en Dios; pero ningún ser humano sigue siendo justo después de haber perdido su fe en Dios y su conexión vital con él. Una flor del campo tiene que tener su raíz hundida en la tierra; debe tener aire, rocío, lluvia y luz solar. Florecerá solamente mientras reciba estos elementos vitalizadores, y todos ellos vienen de Dios. Lo mismo sucede con los hombres. Recibimos de Dios lo que satisface las necesidades del alma. Se nos advierte que no debemos confiar en el hombre, que no debemos convertir la carne en nuestro brazo de apoyo. Se pronuncia una maldición contra todos los que lo hagan.—Carta 55, 1895.MPu 142.1

    Peligros previstos en una visión en Salamanca—Durante la noche del 3 de noviembre de 1890 en Salamanca, Nueva York, y mientras permanecía en comunión con Dios, fui arrebatada y conducida para presenciar reuniones en diversos Estados, donde presenté un decidido testimonio de reprobación y advertencia. Sesionaba un concilio de ministros y hombres responsables de la casa editora y otras instituciones en Battle Creek. Escuché a los que estaban allí reunidos, con un espíritu grosero y tosco, presentar puntos de vista e instar a que se tomaran ciertas medidas que me llenaron de aprensión y de angustia.*Una de esas medidas propuestas recomendaba que la revista Centinela, periódico de libertad religiosa, dejara de publicarse a menos que en sus páginas se incluyeran sólo noticias sobre las relaciones entre la Iglesia y el Estado, con escaso o ningún espacio para divulgar el mensaje adventista. La Sra. White se opuso a este plan de invención puramente humana. No hemos de hacer menos prominentes las verdades especiales que nos han separado del mundo y que nos han hecho lo que somos... Con la pluma y de viva voz hemos de proclamar la verdad al mundo”. Notas Biográficas de Elena G. de White, 361. En la adopción de una solución final, los dirigentes de publicaciones aceptaron el consejo dado por el espíritu de profecía.MPu 142.2

    Años antes había sido llamada a pasar por una experiencia similar, y el Señor entonces me reveló muchas cosas de vital importancia, y me advirtió que éstas debían ser comunicadas a los que estaban en peligro. En la noche del 3 de noviembre estas advertencias fueron traídas a mi mente y se me ordenó que las presentara ante aquellos que tenían puestos de responsabilidad y confianza, sin falta y sin desánimo. Se me presentaron cosas que yo no podía comprender: pero se me dio la seguridad de que el Señor no permitiría que su pueblo se viera inmerso en las tinieblas del escepticismo y la incredulidad mundana, ligadas con el mundo, y que si solamente prestaban atención y seguían su voz, obedeciendo sus mandamientos, él los conduciría por encima de la niebla del escepticismo y la falta de fe, y afirmaría sus pies sobre la roca.—Notas Biográficas de Elena G. de White, 350, 351.MPu 143.1

    Atropello de los derechos humanos—Todo lo que se hace para servir al orgullo o la ambición no santificada, tiene que ser removido antes que las instituciones del Señor puedan afirmarse seguramente sobre la Roca. No necesitamos astutas invenciones para sostener la causa de Dios. Tampoco tenemos necesidad de transacciones injustas. Que el Señor infunda en su obra el espíritu de los principios celestiales, porque sólo así vivirá. ¡Ninguna cosa que el hombre pueda crear podrá tomar el lugar del Espíritu Santo de Dios! Ninguna cosa que la sabiduría humana pueda inventar, justificará la violación de la verdad, ni el atropello de los derechos humanos. La verdad es demasiado pura para sacar sus delicados pies de la plataforma de amor a Dios y amor a nuestros semejantes.—Carta 83, 1896.MPu 143.2

    La autoridad de la iglesia no se ha conferido a un solo hombre—Cuando este poder con que Dios invistió a la iglesia se concede totalmente a un hombre, y él asume la autoridad de ser juicio para otras mentes, entonces se halla trastrocado el verdadero orden bíblico. Los esfuerzos que haría Satanás para influir sobre la mente de un hombre tal, serían muy sutiles y a veces casi abrumadores, porque el enemigo alentaría la esperanza de poder afectar a muchos otros por su intermedio. Demos a la más alta autoridad de la iglesia aquello que propendemos a dar a un hombre o a un pequeño grupo de hombres. Dios nunca se propuso que su obra llevara el sello ni el juicio de un solo hombre.—Joyas de los Testimonios 3:409.MPu 144.1

    No debe haber centralización en Jerusalén—En la obra de Dios para estos últimos días no debe haber centralización en Jerusalén ni manifestación de realeza. Tampoco la obra en diferentes países debe ser limitada por contratos con la obra que tiene su centro en Battle Creek, porque éste no es el plan de Dios. Los hermanos deben reunirse para consultarse mutuamente, porque estamos bajo el control de Dios tanto en una parte de su viña como en otra. Los hermanos deben ser de un mismo parecer, así como Cristo y su Padre lo son. Enseñad y practicad esta verdad para que podamos ser uno con Cristo en Dios, todos trabajando para nuestra mutua edificación.MPu 144.2

    La actitud de realeza que anteriormente se manifestó en la Asociación General en Battle Creek no debe perpetuarse. La casa editora no debe ser un reino en sí misma. Es indispensable que los principios que gobiernan los asuntos de la Asociación General también se practiquen en la administración de la obra de publicaciones y en el sanatorio. Nadie debe pensar que el departamento de la obra en el que trabaja tiene una importancia mucho mayor que otros departamentos.—Testimonies for the Church 8:232, 233.MPu 144.3

    Dios no ha establecido realeza alguna en la iglesia adventista del séptimo día para controlar a todo el cuerpo, o para controlar algún ramo de la obra. No ha dispuesto que la carga de la dirección descanse sobre unos pocos hombres. Las responsabilidades están distribuidas entre un gran número de hombres competentes.—Joyas de los Testimonios 3:240.MPu 145.1

    Una regla para directores y dirigidos—Que los hombres que ocupan cargos de responsabilidad consideren seriamente que no existe una regla de acción para los hombres que ocupan cargos de autoridad y otra para la clase que se espera que se someta a sus decisiones; no hay una regla para el director y otra para los que actúan bajo su dirección. Muchos que son tratados como inferiores son personas cuyos principios y comportamiento son de tal naturaleza que tienen la aprobación del cielo. Pueden ser considerados inferiores en el mundo de iniquidad, apariencia y falsedad; pero ante la vista de Dios son considerados más preciosos que el oro probado con fuego en el crisol; cuando Cristo venga serán hallados dignos de alabanza, honra y gloria. Los verdaderos imitadores de Cristo, que combinan la fe, la verdad y la justicia en su vida, andarán en el camino del Señor; no tolerarán las prácticas egoístas. Toda senda que Dios no haya señalado corno segura para los hombres, es del destructor.MPu 145.2

    Me levanté mucho antes de que amaneciera para escribir estos conceptos; porque percibo una gran obra que debe efectuarse en el corazón y en la práctica de hombres que ocupan cargos de autoridad que están muy dispuestos a dictar leyes y restricciones para otros, mientras que ellos mismos no obedecen la ley de Dios. Alguna vez aprenderán que hay prosperidad y felicidad únicamente en el camino del Señor. La razón humana puede obnubilarse, la conciencia puede cauterizarse por una larga práctica de su propia voluntad, pero no es un camino de paz y seguridad. Siempre que la paz de Dios reina en el corazón, es porque éste tiene la ternura y el amor de Cristo.—Carta 75, 1895.MPu 145.3

    Dios es el Director supremo—Se me mostró que los dirigentes de nuestras instituciones nunca deben olvidar que hay un Director supremo, que es el Dios de los cielos. Debiera manifestarse una estricta honradez en todas las transacciones comerciales en cada departamento de nuestra obra. Debe manifestarse firmeza en la preservación del orden, pero la compasión, la misericordia y la paciencia deben mezclarse con la firmeza. La justicia tiene una hermana gemela, que es el amor. Ambas deben andar siempre juntas. La Biblia debe ser nuestra guía. No hay decepción mayor para una persona que piensa que cuando está en dificultades puede encontrar una guía mejor que la Palabra de Dios. La Palabra bendita debe ser una luz para nuestros pies. Los preceptos bíblicos deben practicarse en la vida diaria.—Testimonies for the Church 5:559.MPu 146.1

    Administradores controlados por el Espíritu Santo—¡De cuánta importancia es la obra del que actúa como gerente de una institución tal! ¡Cuán necesario es que sea dirigido y controlado por el Espíritu Santo y que reciba diariamente sabiduría de lo alto!MPu 146.2

    Los gerentes de nuestras casas editoras tienen sobre sí una gran responsabilidad; y es la de hacer lo mejor posible para asegurar el bienestar físico, mental y espiritual de los obreros, para que Dios pueda ser glorificado.—Carta 115, 1902.MPu 146.3

    No debe haber autoridad de realeza en nuestras casas editoras—No debe existir una actitud de mando ni ejercerse una autoridad de realeza. Ya ha habido manifestaciones suficientes de esta clase de obra en nuestra casa editora de Battle Creek. Su influencia ha amargado a los empleados, quienes ahora necesitan convertirse totalmente. Esta administración dura, esta actitud de mando y reconvención, no procede de Dios sino del enemigo.—Carta 55, 1901.MPu 146.4

    Evítese una religión dura y sin amor—Alzo mi voz contra esta... religión rigurosa, dura y sin amor. Si A y B hubieran amado menos al yo y más a Cristo, habrían estado aprendiendo continuamente, creciendo constantemente en el espíritu y la mente de Cristo, reflejando su carácter en obras de abnegación y amor mientras trabajaban en la casa editora; en la actualidad seguirían trabajando en la institución y estarían en un lugar ventajoso. Pero cuánta falta ha habido del amor genuino y santo de Dios en la Casa Editora Review and Herald. Si el primer amor hubiera estado ardiendo en el altar de sus corazones, se habría manifestado en actos de ternura, compasión y abnegación, y la bendición de Dios se habría derramado sobre ellos; pero cuando se persiste en amar al yo, Dios ya no tiene lugar para tales obreros.MPu 147.1

    El Hno. C debe transformar su carácter antes de estar en condición de ser un consejero seguro en todo momento. Cuando el amor de Cristo sature su alma, entonces también lo esparcirá. Cuando haya aprendido humildad y mansedumbre en la escuela de Cristo, revelará una paciencia como la de Cristo, una caridad constante y una fe omnipotente en la grandiosa obra de salvar almas por las que Cristo murió. Cada alma debe sentir la influencia de todas las gracias cristianas. El corazón debe ser calentado por el fuego encendido de la bondad de Dios. Cuando el Señor obra en el corazón por medio de su Espíritu Santo, se produce un sometimiento a la disciplina e influencia de su Espíritu. Entonces se manifestará un esfuerzo decidido que es un requisito para adquirir la verdadera virtud y sabiduría, indispensable para el que será elegido como colaborador de Jesucristo.—Carta 42, 1893.MPu 147.2

    Reprobación de la opresión y la dominación—Durante años se ha observado en Battle Creek un espíritu de opresión. Los agentes humanos se han estado atrincherando en el egoísmo y la dominación. En cuanto se publica un libro, ellos procuran obtener control sobre él, y si los autores no acceden a sus propuestas, los que publicaron el libro ejercerán su influencia sobre los colportores y otros agentes para estorbar su venta, y esto sin tomar en cuenta el valor del libro. Y cuando todas las instituciones se fusionen con la que es más grande—esto es, medida por su poder de control—, ésta ciertamente se convertirá en un poder dominante, y si los principios de acción de la institución más poderosa están corrompidos, como es ahora el caso, y ha sido en la historia pasada, todas las demás instituciones seguirán el mismo camino, porque en caso contrario se opondrá contra ellas una influencia perjudicial decidida. La dificultad no yace en la institución sino en sus miembros.MPu 147.3

    Esta disposición a poner a los hombres en situaciones difíciles cuando no podéis influir para que acepten vuestras ideas, no está de acuerdo con el orden de Dios. Los que proceden de esta manera, cuando les conviene, están induciendo a las almas a la incredulidad y la tentación, y empujándolas hacia el campo de batalla de Satanás. Olvidan que Dios los tratará en la misma forma como ellos han tratado a sus semejantes. La causa de Dios no debe ser modelada por un hombre, ni por media docena de hombres. Todos sus mayordomos responsables deben llevar una parte tanto en la preparación como en la ejecución de los planes. Los hombres no deben olvidar que el Dios del cielo es un Dios de justicia, en quien no existe la parcialidad ni la hipocresía. No obrará con el egoísmo humano ni aprobará sus planes para privar a una sola alma de sus derechos sólo porque pueden presionarla sin consideración, y formular declaraciones y hacer planes que la hacen capitular o bien la dejan indefensa...MPu 148.1

    Dios debe ser glorificado o su verdad debe sostenerse sin necesidad de negocios poco honrados y sin ventajas fraudulentas. El dinero que se ha adquirido de este modo para llenar la tesorería no beneficiará a nadie, porque el Señor no obrará con los pecados de opresión y egoísmo.MPu 148.2

    Debiera escribirse en la conciencia, como con instrumento de hierro en la roca, que nadie puede obtener verdadero éxito mientras viola los principios eternos de la justicia.—Carta 4, 1895; Sp. TPW 13-15.MPu 148.3

    Dios obra para humillar el orgullo humano—No existen cargos que sean tan elevados que Dios no pueda separar de ellos a quienes los ocupan. No existe una humillación tan grande de la cual Dios no pueda elevar a hombres humildes para que disfruten de las bendiciones más abundantes. El Señor obra para humillar el orgullo humano en cualquier persona que lo ostente, para que aprenda a desarrollar un espíritu de verdadera sumisión a su voluntad. No puede trabajar con hombres que contrarrestan sus propósitos. Los que usan sus capacidades perceptivas para crear un orden de cosas que pone de lado los propósitos de Dios, perderán sus facultades, las cuales si se ejercieran debidamente se habrían aumentado y fortalecido. Dios honra a los que lo buscan sinceramente, humillando el yo y exaltándolo a él. Pero cuando no consienten en tomar en cuenta el consejo de Dios, su sabiduría les es quitada. Pierden la capacidad de conocer a Dios y a Jesucristo a quien él envió.—Carta 35, 1900.MPu 148.4

    Manifestaciones de farisaísmo—Durante años se ha estado manifestando entre nosotros un grado de farisaísmo, el que ha separado a algunos de la norma bíblica. Si alguien se opone a las ideas preconcebidas de los que manifiestan ese espíritu, ellos asumen de inmediato una actitud polémica y combativa, como alguien que se viste con una armadura preparándose para la batalla. Se ha visto mucho orgullo y espíritu altanero con deseos de gobernar, pero muy poco del espíritu que lleva a las personas a sentarse a los pies de Jesús para aprender de él. Las invenciones y los planes humanos están eclipsando las cosas sagradas y excluyendo la instrucción divina. Los hombres están tomando el lugar de Dios al tratar de ejercer autoridad sobre sus semejantes. Pero gobiernan sin un vestigio de la autoridad de Dios, que es el único que puede convertir el gobierno de ellos en un elemento útil; otras personas están siendo afectadas por esta mala influencia. Si se hubieran entronizado los principios de la verdad en los corazones de estos hombres, las pasiones y los afectos humanos habrían sido guiados y controlados por el espíritu de Cristo. La atmósfera que rodea el alma no habría sido deletérea ni ponzoñosa, porque el yo habría permanecido oculto en Jesús.—Carta 81, 1896.MPu 149.1

    Los supervisores deben evitar la severidad—Es indispensable que se hagan menos viajes largos y extensos por el continente y que en cambio se efectúe una investigación más cuidadosa del verdadero funcionamiento interior del corazón. Los departamentos de la casa editora necesitan su inspección, para que discierna e investigue las cosas que usted no conoce. El templo de Dios tiene que ser limpiado para que su nombre no sea deshonrado por hombres que no están vinculados con él. Me lleno de aflicción cuando en mis sueños me visitan diferentes personas que me presentan la corrupción existente en la institución y que ruegan que se le ponga remedio. Cuando despierto comprendo que se trataba sólo de un sueño, pero sé que es la verdad. Estimado hermano, he estado enterándome de la existencia de un espíritu de severidad, de duro dominio sobre los ignorantes y los débiles. En lugar de que la casa editora sea una escuela donde los jóvenes aprendan a entregar sus corazones al Señor, los maestros y los supervisores con su manera de ser los empujan hacia el campo de batalla de Satanás. No es un lugar en el que se agasaja al Señor Jesús como un Huésped celestial. Algunos de los supervisores y obreros dirigidos por ellos dedican muy poco tiempo a pensamientos de un orden elevado y santo; el Señor no es glorificado.—Carta 86, 1896; Sp. IRHWBC 1, 2.MPu 150.1

    Menos supervisores y más productores—El superintendente de la casa editora es un vigilante encargado de velar por sus intereses. Para llevar esto a cabo no debe tener otras responsabilidades. Hermanos, debierais aliviar la carga que el Hno. Jones*C. H. Jones fue gerente de la Pacific Press durante casi 50 años. Fue nombrado como uno de los primeros fideicomisarios de los escritos de Elena G. de White. está llevando fuera de la casa editora. El es sólo un hombre mortal, y si cumple fielmente su deber en la institución, ya tiene todo lo que un solo hombre puede llevar a cabo. Sin una fiel supervisión de su parte, algunas cosas no recibirían la atención que debieran tener y resultarán muy mal. Tened cuidado con los trabajos que le asignáis pertenecientes a actividades de la iglesia. Debiera tener a su lado a una persona digna de confianza, dedicada y temerosa de Dios, para no descuidar nada relacionado con la casa editora. Pero en esta institución se han colocado hombres a cargo del trabajo que actúan más como supervisores, que como obreros desprovistos de egoísmo e interesados en la obra. Si hubiera menos supervisores y más fieles hacedores del trabajo, las fuerzas administrativas de la institución mejorarían notablemente. Si el Hno. Jones tiene como colaboradores nada más que a supervisores que evitan trabajar y prefieren decir a otros lo que deben hacer, sería mejor que se quedara solo.—Manuscrito 14, 1891.MPu 150.2

    Trato afectuoso con los obreros—Insto a los que están a cargo de la casa editora a que sean afectuosos y corteses en su trato con los aprendices. Ganad sus almas por medio de la bondad. Si hacen algo que está mal, hablad y orad con ellos con humildad. Trabajad por la salvación de cada uno de ellos. No descanséis hasta haberlo logrado. Hacedles ver que obráis como padres y hermanos afectuosos y que sois mansos y humildes de corazón. No descanséis hasta ver que sus pies estén firmemente asentados en la Roca de la Eternidad. Entonces todo funcionará armoniosamente.MPu 151.1

    Si nuestros hermanos del ministerio visitan la casa editora, dejad que hablen en forma bondadosa y animadora con los obreros. Que los saluden y les pregunten por el progreso que están efectuando. Animadlos a subir hasta el peldaño más alto de la escala del progreso.MPu 151.2

    Si veis algo en un hermano que necesita corrección, id a verlo y decidle: “Oremos acerca de esto; hablemos con Dios sobre ello”. Si tuviera que llorar, eso no le haría daño. Si tuviera que quebrantar su corazón ante Dios, él puede vendarlo y darle esa gracia que es para vida eterna. Pero Dios no los ha puesto como dictadores. No les ha encomendado la obra de castigar a los pecadores. Desea que escudriñe su propio corazón, elimine sus pecados y solucione todos los defectos de su carácter.—Manuscrito 73, 1906.MPu 151.3

    Una expresión de amor y ánimo hará más para calmar el temperamento precipitado y la disposición obstinada, que toda la crítica y severa censura que pueda amontonar sobre los que yerran.—Carta 86, 1896.MPu 152.1

    ¿De vuelta a Egipto o hacia Canaán?—Cuando estaba en Fresno [en 1902] tuve una experiencia peculiar. Me pareció estar en una reunión en la que varios hermanos estaban en junta. Se veía una nube sobre el grupo. Aunque no podía discernir las caras podía oír las voces. Me pareció reconocer la voz del pastor A, pero su manera de hablar y sus palabras parecían ser del Hno. B. Al comienzo no comprendía las cosas que este orador decía. Después oí algo que dijo sobre la forma como él pensaba que debía llevarse a cabo el trabajo de la casa editora. Añadió que esta obra debía colocarse sobre una base más segura y elevada.MPu 152.2

    Cuando escuché esas palabras, me pregunté: ¿Qué significan esas declaraciones? Se me dijo que la autoridad arbitraria ejercida en un tiempo en Battle Creek para controlar todas nuestras casas editoras, nunca más debía repetirse. Hacer esas proposiciones era más como volver a Egipto que ir hacia Canaán.MPu 152.3

    Según la luz que se me había dado, yo sabía que un cambio como el que proponía el orador llevaría a la obra de publicaciones un poder predominante que reclamaría jurisdicción sobre la totalidad del campo. Este no es el plan de Dios.—Manuscrito 140, 1902.MPu 152.4

    Justicia rigurosa e imparcial—No deben ofrecerse favores o atenciones especiales a unos pocos; no se prefiera a unos sobre otros. Esto desagrada a Dios. Que todos recuerden estas palabras de la inspiración: “La sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía”. Santiago 3:17. Cuando pasa junto a alguien que necesita su simpatía y sus actos de bondad, y usted concede sus favores a otros simplemente porque los considera personas más agradables, recuerde que Jesús es insultado en la persona de sus seres afligidos...MPu 152.5

    Los magullados y heridos, los cojos del rebaño, se encuentran entre nosotros, y ponen a prueba el carácter de los que pretenden ser hijos de Dios. El Señor no excusará al pecador. Nunca aprobará la parcialidad en favor de los ricos o la opresión de los débiles. Requiere justicia rigurosa e imparcial; más que esto, él requiere que sus seguidores siempre manifiesten compasión hacia los sufrientes y piedad y amor por los errantes.—Carta 74, 1896.MPu 153.1

    Dios protege los intereses de cada alma—El Señor Dios del cielo, quien creó nuestro mundo y al hombre, protege los intereses de cada alma. A cada persona ha dado su trabajo. Somos colaboradores juntamente con Dios. Hay diversidad de dones, y cada persona debiera apreciar el capital moral y espiritual que Dios le ha confiado; nadie debiera tratar con indiferencia estos talentos, pero nadie es responsable por los talentos que no ha recibido. Nadie debiera quejarse por la insignificancia de sus dones. Cada uno debe negociar con lo que Dios le confió y trabajar donde pueda, prestando el mejor servicio posible al Maestro. Un talento bien usado ganará otros talentos, y éstos ganarán otros más. El hombre que tiene algunos centavos puede servir fielmente a Dios con su dinero. Si lo hace, será juzgado tan fiel ante la vista de Dios como aquel que ha invertido una cantidad considerable de dinero.MPu 153.2

    Pero todos deben comprender que tienen una responsabilidad individual de emplear sus talentos para gloria de Dios según su habilidad. Que ningún hombre o asamblea de hombres asuma la responsabilidad de extraer lo menos posible de esos talentos, de acuerdo con su estimación humana de las calificaciones confiadas por Dios. Ningún hombre debe pesar en la balanza del juicio humano los talentos que Dios ha concedido a otros hombres. Que cada uno aprecie por sí mismo los dones de Dios y comercie fielmente con ellos. Ningún hombre debe fundir su individualidad con la de ningún otro hombre. Ningún hombre debiera ser instado a convertir en su mayordomo a otro hombre. Hay diversidad de dones, y una gran obra que debe hacerse en nuestro mundo en lo que concierne al uso de los bienes confiados por Dios... Nunca olvidemos que estamos aquí para ser formados por la mano de Dios, preparados para realizar la obra que él nos ha encomendado. Esta obra es nuestra, y también la responsabilidad es nuestra; por lo tanto no se pueden transferir a otra persona. No permitamos que otros agentes humanos se interpongan para tomar de las manos de Dios, con sus propias manos finitas, la obra que él tiene para otra persona.—Carta 55, 1895.MPu 153.3

    Cómo ejercer autoridad—Dios no aprobará ningún medio por el cual un hombre, aun en el menor grado, domine u oprima a su prójimo. La única esperanza para el hombre caído es contemplar a Jesús, y recibirlo como su único Salvador; tan pronto como el hombre comienza a formar una regla de hierro para otros hombres; tan pronto como empieza a enjaezar a los hombres y a guiarlos siguiendo los dictados de su propia mente, deshonra a Dios, y pone en peligro su propia alma y las almas de sus hermanos...MPu 154.1

    El [Dios] espera que sus obreros sean bondadosos. ¡Cuánta misericordia revela el trato de Dios! Véase Deuteronomio 10:17-20; 2 Crónicas 20:5-7, 9; 1 Pedro 1:17. Pero las reglas de Dios han sido descuidadas, y se ha ofrecido fuego extraño ante el Señor...MPu 154.2

    Si un hombre, confiado en su propio poder, trata de ejercer dominio sobre sus hermanos, pensando que está investido con autoridad para convertir su voluntad en un poder dominante, el mejor y único recurso de que se dispone es sacarlo de su cargo, para evitar que cause un gran daño y él pierda su propia alma y ponga en peligro las almas de otros. “Y todos vosotros sois hermanos”. Mateo 23:8... Los que ejercen autoridad debieran manifestar el espíritu de Cristo. Debieran tratar con cada caso que requiera atención tal como él lo haría. Debieran actuar motivados por el Espíritu Santo.—Carta 55, 1895.MPu 154.3

    La gloria pertenece a Dios—La lección que Dios desea que toda la humanidad aprenda de la experiencia del rey de Babilonia es que él puede humillar a todos los orgullosos. Nabucodonosor tuvo que aprender, con la ayuda de una severa disciplina, la lección de que Dios, y no el hombre, es el Soberano y que su reino es un reino eterno. De manera que el hombre en la actualidad también debe aprender que Dios es supremo. Cuando los hombres tienen éxito en la causa del Señor, es porque Dios les ha dado ese éxito, y no para su gloria personal, sino para Gloria de Dios. Quien trate de robar un rayo de luz de la gloria del Señor verá que tendrá que ser castigado por su presunción.MPu 154.4

    David declara: “Vi yo al impío sumamente enaltecido, y que se extendía como laurel verde. Pero él pasó, y he aquí ya no estaba; lo busqué, y no fue hallado”. Salmos 37:35, 36.MPu 155.1

    Déjese que la gente se vanagloríe en su propia sabiduría; déjese que exalten el yo y complazcan el orgullo, y el resultado es inevitable. Con la misma seguridad con que el sol brilla durante el día, el orgullo se dirige hacia la destrucción y el espíritu altanero encontrará su caída. Si una iglesia se vuelve orgullosa y jactanciosa, ciertamente será humillada. Si los encargados de cualquier institución se tornan presuntuosos y se atribuyen el crédito por el éxito que han tenido en ciertas líneas de actividad, si se vanaglorían de su sabiduría y eficiencia, serán indefectiblemente humillados.—Carta 114, 1903.MPu 155.2

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