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El Ministerio de Publicaciones - Contents
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    Capítulo 37—Publicaciones para los hogares adventistas

    Los libros del espíritu de profecía en cada hogar—Los tomos de el espíritu de profecía*Una serie en cuatro tomos de libros de Elena G.de White que trata el tema del conflicto de los siglos. Los primeros tres tomos aparecieron en la década de 1870. El tomo 4 se imprimió en 1884 y fue seguido por las ediciones de 1888 y 1911 de la misma obra, con el título de El conflicto de los siglos. La edición actual se imprimió por primera vez en 1911. y también los Testimonios, debieran estar en cada hogar adventista, y los hermanos debieran estar conscientes de su valor y ser instados a leerlos. No fue un plan acertado vender estas obras a bajo precio y tener un solo juego en una iglesia. Debieran estar en las bibliotecas de todos los hogares y leerse una y otra vez. Manténganse en un lugar donde puedan ser leídos por muchas personas, y permítase que se gasten por la lectura de los vecinos.MPu 417.1

    Debiera haber sesiones nocturnas de lectura, en las que una persona lea en voz alta a los asistentes, en las noches de invierno junto a la chimenea. Se ha manifestado escaso interés para aprovechar al máximo la luz dada por Dios. Una parte considerable de ella se refiere a los deberes de la familia, y se ofrece instrucción para hacer frente a una multiplicidad de casos y circunstancias. Se gasta dinero en té, café, cintas, volantes fruncidos y adornos, y se dedica mucho tiempo y trabajo a la preparación de ropa, mientras se descuida el trabajo interior de la mente. Dios ha enviado abudante luz por medio de las publicaciones, y éstas debieran encontrarse en cada familia y ser leídas por sus miembros. Padres, vuestros hijos corren el riesgo de ir en sentido contrario al indicado por la luz que ha impartido el cielo. Debierais comprar los libros y leerlos, porque serán una bendición tanto para vosotros como para vuestros hijos. Debierais prestar El espíritu de profecía a vuestros vecinos, e instarlos a comprar ejemplares para ellos. Misioneros de Dios, debierais ser obreros diligentes, activos y vigorosos.MPu 417.2

    Muchas personas actúan contrariando directamente la luz que Dios ha impartido a su pueblo, porque no leen los libros que contienen la luz y el conocimiento expresado en exhortaciones, reproches y advertencias. Las preferencias del mundo, el amor a las modas y la falta de religión han apartado la atención de la luz que Dios ha dado tan bondadosamente, mientras libros y revistas cargados con el error circulan por todo el país. El escepticismo y la infidelidad aumentan en todas partes. Pero la luz admirable que procede del trono de Dios es ocultada debajo de una caja. Dios hará responsable a su pueblo por este descuido. Habrá que rendirle cuenta por cada rayo de luz que él hizo brillar en nuestra senda. Ya sea que los hayamos aprovechado para progresar en las cosas divinas o que los hayamos rechazado porque era mucho más agradable seguir nuestras inclinaciones.—Testimonies for the Church 4:390, 391.MPu 418.1

    Las revistas Review and Herald y Signs of the Times.—Numerosos observadores del sábado son negligentes y no adquieren la Review [Revista Adventista], y algunos no reciben ni esta revista ni Signs of the Times [Señales de los Tiempos]. Presentan como excusa que no tienen dinero para adquirir estas revistas que son tan importantes para ellos. Pero en muchos casos es posible encontrar revistas seculares en sus mesas para que los hijos las lean. La influencia de la mayor parte de estas revistas hace que la palabra de Dios resulte desagradable y destruye el gusto por la lectura útil e instructiva. La mente adquiere las mismas características de los materiales de lectura con los que se alimenta. Las revistas seculares abundan en relatos de asesinatos, robos y otros delitos repugnantes; la mente del lector absorbe las escenas de vicios descritas. Debido a la complacencia, la lectura de artículos sensacionalistas o desmoralizadores se convierte en un hábito, como el uso de opio u otras drogas estupefacientes, como resultado, las mentes de miles de personas están debilitadas, envilecidas y hasta desquiciadas. Satanás está haciendo más por medio de los materiales impresos para debilitar las mentes y corromper el sentido moral de los jóvenes, que con cualquier otro medio.MPu 418.2

    Eliminad de vuestros hogares todos los libros y revistas que contienen esta clase de lectura perjudicial. Reemplazadlos por libros que son útiles, instructivos y elevadores. Incluid la Review and Herald, que es nuestra revista denominacional, y Signs of the Times, nuestra revista misionera, y el efecto sobre padres e hijos será positivo. Durante las largas noches invernales, que los padres cuiden que todos sus hijos estén en el hogar, y dediquen tiempo a la lectura de las Escrituras y a inculcarles principios rectos. Elegid al mejor lector para que lea en voz alta, mientras otros miembros de la familia se dedican a ocupaciones útiles. Así estas veladas hogareñas pueden hacerse agradables y provechosas. La lectura pura y saludable será para la mente lo que el alimento sano es para el cuerpo. Os volveréis más fuertes para resistir la tentación, para formar hábitos correctos y para obrar motivados por principios rectos.—The Review and Herald, 26 de diciembre de 1882.MPu 419.1

    Los padres deben controlar los hábitos de lectura de los hijos—Muchos jóvenes anhelan tener libros. Leen cualquier cosa que pueden obtener. Apelo a los padres de tales niños para que controlen su deseo de lectura. No permitan que sobre sus mesas haya revistas y diarios que contengan historias de amor. Deben reemplazarlas con libros que ayuden a los jóvenes a incluir en el edificio de su carácter el mejor material: el amor y el temor de Dios, el conocimiento de Cristo. Estimulad a vuestros hijos a almacenar valiosos conocimientos en la mente, a que lo bueno ocupe su alma, controle sus facultades, no dejando lugar para pensamientos bajos y degradantes. Reprimid el deseo de leer cosas que no proporcionan buen alimento a la mente.MPu 419.2

    Los padres deben esforzarse por mantener fuera del hogar toda influencia que no redunde para bien. En este asunto, algunos padres tienen mucho que aprender. A los que se sienten libres para leer revistas de cuentos y novelas quisiera decirles: Estáis sembrando una semilla cuya cosecha no os interesará recoger. De esa lectura no se puede obtener fuerza espiritual. Más bien destruye el amor hacia la verdad pura de la Palabra. Por el intermedio de las novelas y revistas de cuentos, Satanás está obrando para llenar con pensamientos irreales y triviales, las mentes que debieran estar estudiando diligentemente la Palabra de Dios. Así está robando a miles y miles el tiempo, la energía y la disciplina propia que exigen los severos problemas de la vida.MPu 420.1

    Los niños necesitan lectura apropiada que los divierta y recree, sin desmoralizar la mente ni cansar el cuerpo. Si se les enseña a aficionarse a lo romántico y a los cuentos que aparecen en los periódicos, los libros y revistas instructivos les desagradarán. La mayoría de los niños y los jóvenes quieren tener cosas que leer; y si otros no las seleccionan para ellos, se encargarán de hacerlo. En cualquier parte pueden hallar lecturas capaces de arruinarlos, y pronto se aficionan a ellas; pero si se les proporcionan lecturas buenas y puras, cultivarán el gusto por ellas.—El Hogar Cristiano, 373, 374.MPu 420.2

    ¿Qué debieran leer los niños?—1. ¿Ficción?—¿Qué deben leer nuestros hijos? Esta es una pregunta seria, una pregunta que requiere una respuesta seria. Me acongoja el ver en las familias observadoras del sábado, periódicos y diarios que contienen folletines que no dejan buenas impresiones en las mentes de los niños y jóvenes. He observado a los que han desarrollado un gusto por los relatos ficticios. Tuvieron el privilegio de escuchar la verdad y familiarizarse con las razones de nuestra fe; pero han llegado a los años maduros privados de piedad verdadera y práctica.MPu 420.3

    Los lectores de novelas ceden a un mal que destruye la espiritualidad y eclipsa la belleza de las páginas sagradas.—El Hogar Cristiano, 375.MPu 420.4

    2. ¿Autores infieles?—Otra fuente de peligro contra la cual debemos precavernos constantemente es la lectura de autores incrédulos. Sus obras están inspiradas por el enemigo de la verdad y nadie puede leerlas sin poner en peligro su alma. Es verdad que algunos afectados por ellas pueden recobrarse finalmente; pero todos los que se someten a su mala influencia se colocan sobre el terreno de Satanás y él saca el mejor partido de su ventaja. Al invitar ellos a sus tentaciones, no tienen sabiduría para discernirlas ni fuerza para resistirlas. Con poder fascinante y hechizador, la incredulidad y la infidelidad se aferran a la mente.—El Hogar Cristiano, 376.MPu 421.1

    3. ¿Mitos y cuentos de fantasía?—En la educación de los niños y los jóvenes, los cuentos de fantasía, los mitos y las novelas de ficción ocupan un lugar muy grande. Se hace uso en las escuelas de libros de semejante carácter, y se encuentran en muchos hogares. ¿Cómo pueden permitir los padres cristianos que sus hijos se nutran de libros tan llenos de falsedades? Cuando los niños preguntan el significado de cuentos tan contrarios a la enseñanza de sus padres, se les contesta que dichos cuentos no son verdad; pero esta contestación no acaba con los malos resultados de la lectura. Las ideas presentadas en estos libros extravían a los niños, les dan falsas ideas de la vida y fomentan en ellos el deseo de lo que es vano e ilusorio...MPu 421.2

    Jamás debieran ponerse en las manos de los niños y jóvenes libros que perviertan la verdad. No hay que consentir en que nuestros hijos, en el curso de la educación, reciban ideas que resulten ser semilla de pecado.—El Hogar Cristiano, 376.MPu 421.3

    4. ¿Lectura frívola y excitante?—Los lectores de cuentos frívolos y excitantes se incapacitan para los deberes de la vida práctica. Viven en un mundo irreal. He observado a niños a quienes se había permitido hacer una práctica de la lectura de tales historias. En su casa o fuera de ella, estaban agitados, sumidos en ensueños y no eran capaces de conversar sino sobre los asuntos más comunes. La conversación y el pensamiento religiosos eran completamente ajenos a su mente. Al cultivar el apetito por las historias sensacionales, se pervirtió el gusto mental, y la mente no se satisface a menos que se la nutra con este alimento malsano. No puedo pensar en un nombre más adecuado para los que se dedican a tales lecturas que el de ebrios mentales. Los hábitos intemperantes en la lectura ejercen sobre el cerebro el mismo efecto que los hábitos intemperantes en el comer y beber ejercen en el cuerpo.MPu 421.4

    Antes de aceptar la verdad presente, algunos tenían la costumbre de leer novelas; pero al relacionarse con la iglesia, hicieron un esfuerzo para vencer esta costumbre. Colocar delante de estos nuevos miembros de la iglesia lecturas parecidas a las que abandonaron es como ofrecer un vaso de alcohol a un esclavo de la bebida. Al ceder a las tentaciones que se les presentan constantemente, no tardan en perder el gusto por las buenas lecturas; no tienen ya interés en el estudio de la Biblia; su fuerza moral se debilita; el pecado les parece cada vez menos repugnante. Manifiestan una infidelidad creciente y un desagrado siempre mayor por los deberes prácticos de la vida. A medida que la mente se pervierte, se vuelve más dispuesta a leer lo sentimental. Así queda abierta la puerta del alma para que Satanás entre y pueda dominarla por completo.—El Hogar Cristiano, 377, 378.MPu 422.1

    5. ¿Asuntos superficiales?—Con la inmensa corriente de material impreso que sale constantemente de la prensa, tanto los adultos como los jóvenes adquieren el hábito de leer apresurada y superficialmente, y la mente pierde la facultad de elaborar pensamientos vigorosos y coordinados. Además, gran parte de los periódicos y libros que, como las ranas de Egipto, se esparcen por la tierra, no son solamente bajos, inútiles y enervantes, sino impuros y degradantes. No sólo intoxican y arruinan la mente, sino que corrompen y destruyen el alma.—El Hogar Cristiano, 378.MPu 422.2

    Libros que siembran la semilla de la verdad bíblica—Entre un campo inculto y una mente no educada hay una sorprendente similitud. El enemigo siembra cizaña en las mentes de los niños y los jóvenes, y a menos que los padres ejerzan solícito cuidado, la cizaña brotará para llevar frutos malos. Se necesita trabajo incesante para cultivar la mente y sembrar en ella la preciosa semilla de la verdad bíblica. Se debe enseñar a los niños a rechazar las historias triviales y excitantes, y a buscar lecturas sensatas, que inducirán a la mente a interesarse en los relatos bíblicos, en la historia y sus argumentos. La lectura que arroje luz sobre el Sagrado Volumen y vivifique el deseo de estudiarlo, no es peligrosa sino beneficiosa.—El Hogar Cristiano, 380.MPu 422.3

    Los jóvenes debieran tener objetivos de lectura—Cuando me doy cuenta de los peligros que hacen correr a la juventud las malas lecturas, no puedo menos que insistir en las advertencias que me han sido dadas acerca de este azote.MPu 423.1

    Los males que amenazan a los obreros cuando tienen que manejar impresos de carácter dudoso no son comprendidos suficientemente. La atención de los empleados es atraída y su interés despertado por los temas que pasan bajo sus ojos; hay frases que se imprimen en la memoria; les son sugeridos pensamientos. Casi inconscientemente, el lector siente la influencia del escritor; su espíritu y carácter reciben de ella una impresión maléfica. Hay quienes tienen poca fe y poco dominio propio, y les resulta difícil desterrar los pensamientos que les sugieren tales escritos.MPu 423.2

    ¡Ojalá los jóvenes reflexionaran acerca de la influencia que tienen sobre la mente las historias excitantes! ¿Podéis abrir la Palabra de Dios después de una lectura tal, y leer con interés las palabras de vida? ¿No encontráis insípido el Libro de Dios? El encanto de aquella historia de amor pesa sobre la mente, la excita e impide que concentréis vuestro espíritu en las verdades importantes y solemnes que conciernen a vuestro interés eterno. Pecáis contra vuestros padres al dedicar a un propósito tan malo el tiempo que les pertenece, y pecáis contra Dios al emplear así el tiempo que debierais dedicar a la devoción a él.—El Hogar Cristiano, 378, 379.MPu 423.3

    Libros en lugar de adornos—Muchos están creando preocupaciones y ansiedades para sí mismos al dedicar tiempo y pensamiento innecesarios a la adquisición de ornamentos que abundan en sus hogares. Se necesita el poder de Dios para curarlos de esta afición; porque en realidad esto es idolatría.MPu 424.1

    El que escudriña el corazón desea rescatar a su pueblo de toda clase de idolatría. Que la Palabra de Dios, el bendito libro de vida, ocupe las mesas que ahora están llenas de adornos. Gastad vuestro dinero comprando libros que serán los medios para iluminar la mente con respecto a la verdad presente. El tiempo que malgastáis moviendo y desempolvando el gran número de adornos en vuestra casa, empleadlo en escribir unas pocas líneas a vuestros amigos, en enviar revistas, folletos o libritos a alguien que no conozca la verdad. Apoderaos de la Palabra del Señor como si fuera un tesoro de sabiduría y amor infinitos; este es el libro guía que señala el camino hacia el cielo.—The Review and Herald, 6 de junio de 1907.MPu 424.2

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