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Testimonios Selectos Tomo 3 - Contents
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    Capítulo 51—Preparación para la venida de Cristo.

    En la reciente visión que me fué dada en Battle Creek, durante nuestra reunión general, me fué mostrado el peligro que como pueblo corremos de llegar a ser asimilados al mundo más bien que a la imagen de Cristo. Estamos ahora en los mismos umbrales del mundo eterno; pero es el propósito del adversario de las almas inducirnos a postergar la terminación del tiempo. Satanás asaltará de toda manera posible a los que profesan ser el pueblo que guarda los mandamientos de Dios y espera la segunda aparición de nuestro Salvador en las nubes de los cielos con poder y grande gloria. Inducirá a tantos como pueda a postergar el día malo, y a llegar a ser en espíritu como el mundo, y a imitar sus costumbres. Me sentí alarmada al ver que el espíritu del mundo estaba dominando los corazones y las mentes de muchos que hacen alta profesión de la verdad. Ellos albergan el egoísmo y la complacencia propia; pero no cultivan la verdadera piedad y la estricta integridad.3TS 305.1

    El ángel de Dios me señaló a los que profesan la verdad, y con voz solemne repitió estas palabras: “Mirad por vosotros que vuestros corazones no sean cargados de glotonería y embriaguez, y de los cuidados de esta vida, y venga de repente sobre vosotros aquel día. Por que como un lazo vendrá sobre todos los que habitan sobre la faz de la tierra. Velad pues, orando en todo tiempo, que seáis tenidos por dignos de evitar todas estas cosas que han de venir y de estar en pie delante del Hijo del hombre.”3TS 305.2

    Considerando la brevedad del tiempo, debiéramos, como pueblo, velar y orar, y en ningún caso dejarnos distraer de la solemne obra de preparación para el gran acontecimiento que nos espera. Porque el tiempo se alarga aparentemente, muchos han llegado a ser descuidados e indiferentes acerca de sus palabras y acciones. No comprenden su peligro, y no ven ni entienden la misericordia de nuestro Dios al prolongar su tiempo de gracia a fin de que tengan tiempo para adquirir un carácter digno de la vida futura e inmortal. Cada momento es del más alto valor. Les es concedido tiempo, no para dedicarlo a estudiar sus propias comodidades y ser moradores de la tierra, sino para emplearlo en la obra de vencer todo defecto de su propio carácter, y en ayudar a otros, por su ejemplo y esfuerzo personal, a ver la belleza de la santidad. Dios tiene en la tierra un pueblo que con fe y santa esperanza, está siguiendo el rollo de la profecía que rápidamente se cumple, y cuyos miembros están tratando de purificar sus almas obedeciendo a la verdad, a fin de no ser hallados sin ropa de boda cuando Cristo aparezca.3TS 305.3

    Muchos de los que se han llamado adventistas han incurrido en el error de fijar fechas para la venida de Cristo. Lo han hecho repetidas veces, pero el resultado ha sido fracasos repetidos. Se nos declara que el tiempo definido de la venida de nuestro Señor está fuera del alcance de los mortales. Aun los ángeles que ministran a los que han de ser herederos de la salvación, no conocen ni el día ni la hora. “Empero del día y hora nadie sabe, ni aun los ángeles de los cielos, sino mi Padre solo.” Por haber pasado repetidas veces la fecha fijada por algunos, el mundo se encuentra en un estado de incredulidad más decidida que antes respecto del próximo advenimiento de Cristo. Considera con disgusto el fracaso de los que fijaron fechas; y porque hubo hombres así seducidos muchos se apartan de la verdad presentada por la Palabra de Dios, de que el fin de todas las cosas está cercano.3TS 306.1

    Los que tan presuntuosamente predican una fecha definida, satisfacen, al hacerlo, al adversario de las almas, porque promueven la incredulidad más bien que el cristianismo. Presentan textos de la Escritura, y, mediante falsas interpretaciones, una serie de argumentos que aparentemente sostienen su teoría. Pero sus fracasos demuestran que son falsos profetas, que no interpretan correctamente el lenguaje de la Inspiración. La Palabra de Dios es verdad y certidumbre, pero los hombres han pervertido su significado. Esos errores han desprestigiado la verdad de Dios para estos últimos días. Los adventistas son ridiculizados por los ministros de otras denominaciones; sin embargo, los siervos de Dios no deben callar. Las señales predichas en la profecía se están cumpliendo rápidamente en derredor nuestro. Esto debe inducir a todo aquel que sigue verdaderamente a Cristo a actuar con celo.3TS 306.2

    Los que creen que deben predicar una fecha definida a fin de hacer impresión sobre la gente, no obran desde el debido punto de vista. Los sentimientos de los oyentes pueden conmoverse y despertarse sus temores; pero no obran basados en buenos principios. Se crea una excitación, y cuando pasa la fecha, como ha sucedido repetidas veces, los que se conmovieron por la proximidad de la fecha, recaen en la frialdad, las tinieblas y el pecado, y es casi imposible despertar su conciencia sin una gran agitación.3TS 307.1

    En el tiempo de Noé, los habitantes del mundo se burlaban de lo que llamaban los temores supersticiosos y presentimientos del predicador de la justicia. Se le denunciaba como un visionario, fanático y alarmista. “Mas como los días de Noé, así será la venida del Hijo del hombre.” Los hombres rechazarán en nuestra época el solemne mensaje de amonestación, como lo rechazaron en el tiempo de Noé. Se referirán a esos falsos maestros que predijeron el acontecimiento y citaron la fecha definida, y dirán que no tienen más fe en nuestra advertencia que en la de ellos. Tal es la actitud del mundo hoy. La incredulidad está muy difundida y la predicación de la venida de Cristo es asunto de burla y ridículo. Esto contribuye a que sea tanto más esencial que los que creen en la verdad presente manifiesten su fe por sus obras. Deben ser santificados por la verdad que profesan creer porque son en verdad sabor de vida para vida o de muerte para muerte.3TS 307.2

    Noé predicó a sus contemporáneos que Dios les daría ciento veinte años en los cuales podrían arrepentirse de sus pecados y hallar refugio en el arca. Pero ellos rechazaron la misericordiosa invitación. Les fué concedido abundante tiempo para apartarse de sus pecados, vencer sus malas costumbres y adquirir un carácter justo. Pero la inclinación al pecado, aunque débil al principio en muchos, se fortaleció por la repetida participación en el pecado, y los lanzó a una ruina irreparable. La misericordiosa amonestación de Dios fué rechazada con mofas, burlas y ridículo; y ellos fueron dejados en tinieblas para seguir el curso que su corazón pecaminoso había escogido. Pero su incredulidad no impidió que se cumpliese el acontecimiento predicho. Llegó, y grande fué la ira de Dios, que se vió en la ruina general.3TS 308.1

    Estas palabras de Cristo deben grabarse en el corazón de todos los que creen la verdad presente: “Mirad por vosotros, que vuestros corazones no sean cargados de glotonería y embriaguez, y de los cuidados de esta vida, y venga de repente sobre vosotros aquel día.” Nuestro peligro nos es presentado por Cristo mismo. El conocía los peligros que encontraríamos en estos postreros días y quería que nos preparásemos para ello. “Mas como los días de Noé, así será la venida del Hijo del hombre.” Estaban comiendo y bebiendo, plantando y edificando, casándose y dándose en matrimonio, y no conocieron hasta el día que Noé entró en el area y el diluvio vino y los barrió a todos. El día de Dios encontrará a los hombres absortos igualmente en los negocios y placeres del mundo, en banquetes y glotonerías, y en la complacencia del apetito pervertido, en el consumo contaminador de bebidas y del narcótico tabaco. Tal es ya la condición de nuestro mundo, y estas prácticas se encuentran hasta entre los que profesan pertenecer al pueblo de Dios, algunos de los cuales están siguiendo las costumbres y participando de los pecados del mundo. Abogados, mecánicos, agricultores, negociantes y aun ministros, claman desde el púlpito: “Paz y seguridad,” cuando la destrucción está por sobrevenirles.3TS 308.2

    El creer en la próxima venida del Hijo del hombre en las nubes de los cielos no inducirá a los verdaderos cristianos a ser descuidados y negligentes en los asuntos comunes de la vida. Los que aguardan la pronta aparición de Cristo no serán ociosos, sino diligentes en sus asuntos. Su trabajo no será hecho con descuido y falta de honradez sino con fidelidad, presteza y esmero. Los que se lisonjean de que el descuido y la negligencia en las cosas de esta vida son evidencia de su espiritualidad y de su separación del mundo, están en un gran error. Su veracidad, fidelidad e integridad son probadas en las cosas temporales. Si son fieles en lo poco, serán fieles en lo mucho.3TS 309.1

    Me ha sido mostrado que en esto es donde muchos no soportan la prueba. Desarrollan su verdadero carácter en el manejo de las preocupaciones temporales. Manifiestan infidelidad, tramoyas, falta de honradez en su trato con sus semejantes. No consideran que su derecho a la vida futura e inmortal depende de cómo se conducen en los asuntos de esta vida, y que la más estricta integridad es indispensable para la formación de un carácter justo. A través de todas nuestras filas se práctica la falta de honradez, y ésta es la causa de la tibieza de parte de muchos de los que profesan creer la verdad. No están relacionados con Cristo y están engañando sus propias almas. Me duele hacer la declaración de que hay una alarmante falta de honradez aun entre los observadores del sábado.3TS 309.2

    Mi atención fué dirigida al sermón de Cristo sobre el monte. Allí tenemos la orden del gran Maestro: “Todas las cosas que quisierais que los hombres hiciesen con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque ésta es la ley y los profetas.” Esta orden de Cristo es de la más alta importancia, y debe ser estrictamente acatada. Es como manzanas de oro en canastillos de plata. ¿Cuántos cumplen en su vida el principio que Cristo ordenó allí, y obran con otros como quisieran que se obrase con ellos en circunstancias similares? Lector, tenga a bien contestar.3TS 309.3

    Un hombre honrado, según la medida de Cristo, es el que manifiesta integridad inquebrantable. Las pesas engañosas y las balanzas falsas con que muchos tratan de fomentar sus intereses en el mundo, son abominación a la vista de Dios. Sin embargo, muchos de los que profesan guardar los mandamientos de Dios están obrando con pesas y balanzas falsas. Cuando un hombre está verdaderamente relacionado con Dios y guarda su ley en verdad, su vida lo revelará, porque todas sus acciones estarán en armonía con las enseñanzas de Cristo. No venderá su honra por ganancia. Sus principios se basan en el fundamento seguro, y su conducta en asuntos mundanales es un trasunto de sus principios. La firme integridad resplandece como el oro entre la escoria y la basura del mundo. El engaño, la mentira y la infidelidad pueden ser pasados por alto y ocultados a los ojos de los hombres pero no a los ojos de Dios. Los ángeles de Dios, que vigilan el desarrollo de nuestro carácter y pesan nuestro valor moral, registran en los libros del cielo estas transacciones menores que revelan el carácter. Si un obrero es infiel en las vocaciones diarias de la vida, y descuida su trabajo, el mundo no le juzgará incorrectamente si estima su norma religiosa de acuerdo con su norma comercial.3TS 310.1

    “El que es fiel en lo muy poco, también en lo más es fiel: y el que en lo muy poco es injusto, también en lo más es injusto.” No es la magnitud del asunto lo que lo hace justo o injusto. Así como un hombre trata con sus semejantes, tratará con Dios. El que es infiel en las riquezas injustas, no recibirá nunca las riquezas verdaderas. Los hijos de Dios no deben dejar de recordar que en todas sus transacciones comerciales son probados, pesados en la balanza del santuario.3TS 310.2

    Cristo dijo: “No puede el buen árbol llevar malos frutos, ni el árbol maleado llevar frutos buenos.” “Así que, por sus frutos los conoceréis.” Los hechos de la vida de un hombre son los frutos que lleva. Si él es infiel y falto de honradez en las cosas temporales, produce espinas y cardos; será infiel en la vida religiosa y robará a Dios en los diezmos y las ofrendas.3TS 310.3

    La Biblia condena en los términos más fuertes toda mentira, trato falso e improbidad. Lo bueno y lo malo son manifestados claramente. Pero me fué mostrado que el pueblo de Dios se ha puesto sobre el terreno del enemigo, ha cedido a sus tentaciones y ha seguido sus designios hasta que sus sensibilidades han quedado terriblemente embotadas. Una ligera desviación de la verdad, una pequeña variación de los requisitos de Dios no se considera tan pecaminosa cuando ello entraña ganancia o pérdida pecuniaria. Pero el pecado es pecado, sea cometido por el poseedor de millones o por el mendigo de la calle. Los que obtienen propiedades por falsas representaciones, están trayendo condenación sobre su alma. Todo lo que se obtiene por engaño y fraude, será tan sólo una maldición para quien lo reciba.3TS 311.1

    Adán y Eva sufrieron las terribles consecuencias de desobedecer a la orden expresa de Dios. Podrían haber razonado: Este es un pecado muy pequeño, y nunca será tenido en cuenta. Pero Dios trató el asunto como un mal temible, y la desgracia de su transgresión se sentirá a través de todos los tiempos. En la época en que vivimos, los que profesan ser hijos de Dios cometen con frecuencia pecados de mayor magnitud. En las transacciones comerciales, los que profesan ser hijos de Dios dicen y obran mentiras que atraen el desagrado de Dios sobre ellos y el oprobio sobre su causa. La menor desviación de la veracidad y rectitud es una transgresión de la ley de Dios. El participar continuamente en el pecado, acostumbra a la persona al hábito de hacer mal, pero no disminuye el gravoso carácter del pecado. Dios ha establecido principios inmutables, que él no puede cambiar sin revisar toda su naturaleza. Si la Palabra de Dios fuese estudiada fielmente por todos los que profesan creer la verdad, no serían enanos en las cosas espirituales. Los que desprecian los requisitos de Dios en esta vida no respetarían su autoridad si estuviesen en el cielo.3TS 311.2

    Toda especie de inmoralidad queda claramente delineada en la Palabra de Dios, y sus resultados nos son expuestos. El ceder a las pasiones inferiores nos es presentado en su carácter más repugnante. Nadie, por obscuro que sea su entendimiento, necesita errar. Pero me ha sido mostrado que este pecado es albergado por muchos de los que profesan andar en todos los mandamientos de Dios. Dios juzgará a cada hombre por su Palabra.3TS 312.1

    Dijo Cristo: “Escudriñad las Escrituras, porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí.” La Biblia es un guía infalible. Exige perfecta pureza en palabras, pensamientos y acciones. Únicamente los que tengan un carácter virtuoso y sin mancha podrán entrar en la presencia de un Dios puro y santo. La Palabra de Dios, si es estudiada y obedecida, guiará a los hombres, así como los israelitas fueron conducidos por una columna de fuego de noche y una columna de nube de día. La Biblia es la voluntad de Dios expresada al hombre. Es la única norma perfecta de carácter, y señala el deber del hombre en toda circunstancia de la vida. En esta vida hay muchas responsabilidades que recaen sobre nosotros, cuya negligencia no sólo nos ocasionará sufrimientos a nosotros mismos, sino que causará pérdida a otros.3TS 312.2

    Hombres y mujeres que profesan reverenciar la Biblia y seguir sus enseñanzas, dejan de cumplir en muchos respectos, sus requisitos. En la educación de los niños, siguen su propia naturaleza perversa más bien que la revelada voluntad de Dios. Este descuido del deber entraña la pérdida de millares de almas. La Biblia traza reglas para la correcta disciplina de los niños. Si estos requisitos de Dios fuesen seguidos por los hombres, veríamos hoy aparecer en el escenario de acción una clase de jóvenes muy diferente. Pero los padres que profesan leer la Biblia y seguirla, obran de una manera directamente contraria a sus enseñanzas. Oímos el clamor de tristeza y angustia de parte de padres y madres, que lamentan la conducta de sus hijos sin darse cuenta de que ellos están trayendo esa tristeza y angustia sobre sí mismos y arruinando a sus hijos, por su errónea afección. No se percatan de las responsabilidades que Dios les dió en cuanto a educar a sus hijos en hábitos correctos desde su infancia.3TS 312.3

    Padres, sois en extenso grado responsables por las almas de vuestros hijos. Muchos descuidan su deber durante los primeros años de la vida de sus hijos, pensando que cuando lleguen a ser mayores tendrán entonces mucho cuidado para reprimir lo malo y educarlos en lo bueno. Pero el tiempo en que ellos han de hacer esta obra es cuando los niños son tiernos lactantes en sus brazos. No es correcto que los padres mimen y echen a perder a sus hijos; ni tampoco es correcto que los maltraten. Una conducta firme, decidida y recta producirá los mejores resultados.3TS 313.1

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