Capítulo 7—Lecciones de las parábolas
Me fué mostrado que la parábola de los talentos no ha sido plenamente comprendida. Esta lección importante fué dada a los discípulos para beneficio de los creyentes que viviesen en los postreros días. Y estos talentos no representan solamente la capacidad de predicar e instruir acerca de la Palabra de Dios. La parábola se aplica a los recursos temporales que Dios ha confiado a su pueblo. Aquellos a quienes fueron confiados cinco y dos talentos, negociaron y duplicaron lo que les fuera confiado. Dios requiere de aquellos que tienen posesiones en esta tierra, que de su dinero obtengan interés para él, que lo dediquen a la causa de diseminar la verdad. Y si la verdad vive en el corazón de aquel que los recibió, él también ayudará con sus medios, para comunicarla a otros; y mediante sus esfuerzos, su influencia y sus recursos, otras almas aceptarán la verdad y empezarán a trabajar por Dios. Vi que algunos de los que profesan ser hijos de Dios, son como el hombre que ocultó su talento en la tierra. Impiden que sus bienes beneficien a la causa de Dios. Aseguran que son suyos, que tienen derecho a hacer lo que les plazca con ellos; y no se salvan almas por los esfuerzos juiciosos que ellos podrían hacer con el dinero de su Señor. Los ángeles llevan un registro fiel de toda la obra de cada hombre, y al ser pronunciado el juicio sobre la casa de Dios, queda registrada la sentencia de cada uno al lado de su nombre, y el ángel queda comisionado para que no perdone a los siervos infieles, sino que los abata en el tiempo de la matanza. Y lo que les fué confiado, les será arrebatado. Su tesoro terrenal queda entonces barrido, y lo han perdido todo. Las coronas que podían haber llevado si hubiesen sido fieles, son puestas sobre las cabezas de aquellos que fueron salvados por los siervos fieles cuyos recursos estuvieron constantemente en uso para Dios. Cada persona en cuya salvación intervinieron, añade estrellas a su corona de gloria y aumenta su eterna recompensa.3TS 26.1
También me fué mostrado que la parábola del mayordomo infiel había de enseñarnos una lección. “Haceos amigos por medio de las riquezas de injusticia, para que cuando faltaren, se os reciba en las mansiones eternas.” Si empleamos nuestros recursos para la gloria de Dios en esta tierra, nos hacemos tesoro en los cielos; y cuando las posesiones terrenales hayan desaparecido todas, el mayordomo fiel tendrá a Jesús y los ángeles por amigos que le recibirán en las mansiones eternas.3TS 27.1
“El que es fiel en lo muy poco, también en lo mucho es fiel.” El que es fiel en sus bienes terrenales, que son los de menor importancia, haciendo uso juicioso de lo que Dios le prestó aquí, será fiel a su profesión. “El que en lo muy poco es infiel, también en lo mucho es infiel.” El que retiene de Dios lo que él le prestó, será infiel en las cosas de Dios en todo respecto. “Por tanto si en cuanto a las riquezas injustas no habéis sido fieles, ¿quién os confiará las riquezas verdaderas?” Si nos demostramos infieles en el manejo de lo que Dios nos presta aquí, él no nos dará nunca la herencia inmortal. “Y si en lo ajeno no habéis sido fieles, ¿quién os dará lo vuestro propio?” Jesús compró la redención para nosotros; es nuestra; pero nos hallamos aquí a prueba, para ver si resultamos dignos de la vida eterna. Dios nos prueba confiándonos bienes terrenales. Si somos fieles en impartir liberalmente de aquello que nos ha prestado, para fomentar su causa, Dios puede confiarnos la herencia eterna. “No podéis servir a Dios y al Dinero.” (V. M.) “Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él.”3TS 27.2
Desagrada a Dios la manera negligente en que muchos de los que profesan ser hijos suyos manejan sus negocios mundanales. Parecen haber perdido todo sentido del hecho de que la propiedad que están usando pertenece a Dios, y de que deberán dar cuenta de su mayordomía. Algunos dejan sus asuntos comerciales en perfecta confusión. Satanás se fija en todo ello y hiere en una oportunidad favorable, y por su manejo de las cosas arrebata muchos recursos de las filas de los observadores del sábado. Y estos recursos van a sus filas. Algunos que son ya ancianos no quieren arreglar sus negocios mundanales, y en un momento inesperado enferman y mueren. Hijos suyos que no tienen interés en la verdad, recogen la propiedad. Satanás lo arregló así para su propia conveniencia. “Por tanto si en cuanto a las riquezas injustas no habéis sido fieles, ¿quién os confiará las riquezas verdaderas? Y si en lo ajeno no habéis sido fieles, ¿quién os dará lo vuestro propio?”3TS 27.3
Me fué revelado el terrible hecho de que Satanás y sus ángeles tienen más intervención que Dios en el manejo de la propiedad de los que profesan ser hijos de Dios. Los mayordomos de los postreros días son imprudentes. Permiten que Satanás rija sus asuntos comerciales, y dejan pasar a sus filas lo que pertenece a la causa de Dios y debiera estar en ella. Dios se fija en vosotros, mayordomos infieles, y os llamará a dar cuenta. Vi que los mayordomos de Dios pueden, por un manejo fiel y juicioso, llevar sus asuntos en este mundo con honradez, exactitud y rectitud. Y es especialmente el privilegio y deber de los ancianos, de los débiles y de aquellos que no tienen hijos, colocar sus recursos donde puedan ser empleados en la causa de Dios en caso de ser ellos arrebatados repentinamente por la muerte. Pero vi que Satanás y sus ángeles se regocijan del éxito que han tenido en este asunto. Y aquellos que debieran ser sabios herederos de la salvación, permiten casi voluntariamente que el dinero de su Señor se deslice de sus manos a las filas del enemigo. De esta manera fortalecen el reino de Satanás, y parecen sentirse perfectamente tranquilos al respecto.3TS 28.1