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Testimonios Selectos Tomo 3 - Contents
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    La lucha contra el espíritu de Dios

    Acerca de los que manifiestan un espíritu de oposición a la obra que durante veintiséis años hemos sido inducidos a hacer por el Espíritu de Dios, y que quisieran quebrantar nuestro testimonio, vi que no estaban luchando contra nosotros sino contra Dios, quien nos impuso la carga de una obra que no había dado a otros. Los que dudan y arguyen, y piensan que es una virtud dudar y quisieran desalentar; los que han sido los medios de hacer difícil nuestra obra y debilitar nuestra fe, esperanza y valor, han sido los que han sospechado el mal, insinuado acusaciones suspicaces y buscado celosamente ocasión contra nosotros. Ellos dan por sentado que el que tengamos debilidades humanas es una evidencia positiva de que erramos y que ellos tienen razón. Si pueden hallar una sombra de cualquier cosa que puedan usar para perjudicarnos, lo hacen con un espíritu de triunfo y están listos para denunciar nuestra obra de reprender lo malo y condenar el pecado como si fuese un espíritu duro y despótico.3TS 151.2

    Pero, aunque no aceptamos la versión de ellos en cuanto a nuestro caso como la razón de nuestras aflicciones, aunque sostenemos que Dios nos ha señalado para una obra más penosa que la de otros, reconocemos con humildad de alma y arrepentimiento que nuestra fe y valor han sido probados severamente, y que a veces no hemos confiado plenamente en Aquel que nos señaló nuestra obra. Cuando recobramos valor después de duros chascos y pruebas, lamentamos profundamente haber desconfiado alguna vez de Dios, haber cedido a las debilidades humanas y permitido que el desaliento anublase nuestra fe y disminuyese nuestra confianza en Dios. Me ha sido mostrado que los antiguos siervos de Dios sufrieron desilusiones y desalientos tanto como nosotros, pobres mortales. Estamos en buena compañía; sin embargo, esto no nos disculpa.3TS 152.1

    Mientras mi esposo ha estado a mi lado para sostenerme en mi obra, y ha dado un claro testimonio al unísono con la obra del Espíritu de Dios, muchos han creído que él era quien los perjudicaba personalmente, cuando era el Señor quien le imponía la carga, y era quien, mediante su siervo, los estaba reprendiendo y tratando de traerlos al arrepentimiento de sus errores y obtener el favor de Dios.3TS 152.2

    Aquellos a quienes Dios eligió para una obra importante fueron siempre recibidos con desconfianza y sospecha. Antiguamente, cuando Elías fué enviado con un mensaje de Dios a la gente, ésta no escuchó la amonestación. Pensó que él era innecesariamente severo. Aun creyó que había perdido su juicio, porque los denunciaba a ellos, el pueblo favorecido de Dios, como pecadores, y sus crímenes como si fuesen tan graves que los juicios de Dios se iban a manifestar contra ellos. Satanás y su hueste han estado siempre desplegando su actividad contra los que dan el mensaje de amonestación y reprenden los pecados. Los que no están consagrados también se unirán con el adversario de las almas para hacer tan difícil como sea posible la obra de los siervos fieles de Dios.3TS 152.3

    Si mi esposo ha estado apremiado más allá de sus fuerzas y se ha desalentado y descorazonado; si a veces no hemos visto nada deseable en la vida, no es nada extraño ni nuevo. Elías, uno de los grandes y poderosos profetas de Dios, mientras huía de la ira de la enfurecida Jezabel para salvar su vida, y se hallaba fugitivo, cansado y agotado, deseaba la muerte más bien que la vida. Su amarga desilusión respecto a la fidelidad de Israel había abatido su espíritu, y le parecía que no podía ya confiar en los hombres. En el día de su aflicción y tinieblas, Job pronunció estas palabras: “Perezca el día en que yo nací.”3TS 153.1

    Los que no están acostumbrados a sentir profundamente, y que no han estado bajo las cargas como un carro debajo de las gavillas, y que nunca han identificado tan íntimamente su interés con la causa y la obra de Dios que les parezca una parte de su propio ser, y más cara que la vida, no pueden apreciar los sentimientos de mi esposo, como Israel no podía apreciar los sentimientos de Elías. Lamentamos profundamente habernos descorazonado, cualesquiera que fuesen las circunstancias.3TS 153.2

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