Capítulo 32—El hermano G
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Rogando por sabiduría del cielo—Estimado hermano Haskell: Consideramos que la apertura [de la Escuela Bíblica de Melbourne] fue buena. Todos están contentos con los edificios y la ubicación de la escuela. Esto es notable porque, por lo general, algunos tienen críticas que formular; pero no hemos oído palabra alguna de descontento, expresada ni insinuada.TCS 246.5
Luego de la reunión, tuvimos una conversación con el pastor Starr. El asunto se refería al profesor de gramática para las clases superiores. No hay problemas relacionados con las clases inferiores, pero se necesitan profesores bien calificados en todas las ramas de la enseñanza, y esperamos que el pastor Olsen encuentre un buen profesor, hombre o mujer, que pueda venir para Australia. Si G se hubiera mantenido rectamente, él habría sido el hombre adecuado. Pero el asunto gira en torno a si su hoja de servicios vendrá con él. Casi no nos atrevemos a aventurar una posición respecto del asunto y correr el riesgo. No tengo duda alguna de que el hombre se ha arrepentido, y creo que el Señor lo ha perdonado. Pero si fuéramos llevados a dar explicaciones, ello no sería fácil. Así, ¿qué podemos hacer por G? ¿Dejarlo donde está, presa del remordimiento, para que sea un hombre inútil por el resto de su vida? No puedo ver bien qué es lo que podemos hacer. ¡Oh, necesitamos sabiduría de lo Alto! ¡Necesitamos el consejo de Uno que lee el corazón como un libro abierto! ¡Cómo observa Satanás a las almas con el propósito de amarrarlas con sus cuerdas infernales para que se pierdan para la obra, prácticamente impotentes en sus manos! “Velad y orad para que no entréis en tentación”.—Carta 13, 1892. (Escrita 5 años después del casamiento—sin fundamento bíblico—del hermano G.)TCS 247.1
Invitación para trasladarse a otro país—Estimado hermano G: Mi mente ha estado preocupada por Ud. de tiempo en tiempo. Si hubiera estado libre para expresar mi opinión, hace tiempo que le habría aconsejado que se mudara a otro lugar. Esperaba que los hermanos hubieran tenido sabiduría de lo alto para aconsejarlo, de manera que Ud. no estuviera donde está actualmente. Si tiene algo que hacer, debe hacerlo pronto. Si Ud. hubiera estado en este país [Australia], estoy segura de que vería que las puertas se abren en lugares donde Ud. podría trabajar como un portaluz para quienes están en las tinieblas del error.TCS 247.2
¿Y si Ud. se viniera a este país? Como Abrahán, que no sabía adónde iba y buscaba orientación con humildad, le ruego que haga un alto. Véngase a Australia mientras estamos por acá. Hágalo bajo su propia responsabilidad. Ud. podrá contar con medios para venir si vende su chacra. Entonces, creo que se le abrirán las puertas para trabajar. Que Dios lo dirija es mi deseo y mi más sincera oración...TCS 248.1
Hay abundante trabajo para Ud. en este gran campo de cosecha. Aquí hay lugares que están maduros para la siega. Hay trabajo que iniciar en Sydney, con casi un millón de habitantes, y en Melbourne, que tiene una población aún mayor. Necesitamos iniciar obra en Queensland, que nunca ha oído del Predicador viviente, y en otros lugares dispersos de aquella región, que esperan el mensaje de verdad.TCS 248.2
¿Podría Ud., por favor, considerar el asunto y decirnos lo que piensa? ¿Cómo andan sus finanzas? ¿Qué piensa hacer? ¿Cómo ha estado dirigiendo su mente el Señor? Por favor, considere el asunto, y que Dios le dé sabiduría para trasladarse a algún lugar de una vez. Con mucho amor.—Carta 7a, 1894.TCS 248.3
Siga la dirección del Señor—Estimados hermano y hermana G: Me alegré por saber de Uds. y por enterarme de que todavía están haciendo planes para un gran servicio en la causa de Dios. Es un privilegio recibir ricas bendiciones ayudando a otros. Deben ser diligentes en el servicio y “fervientes en espíritu, sirviendo al Señor”. Deben ayudar a quienes trabajan con Uds., ejercitando su juicio e inculcando los principios de la economía. Deben utilizar juiciosamente su dinero, lo cual creo que procuran hacer.TCS 248.4
Conserven siempre la esperanza, y crezcan en la gracia y la sabiduría de Cristo. Me siento más que feliz porque Uds. pueden ocuparse de la enseñanza y unir su influencia a la de los otros obreros abriendo las Escrituras ante quienes no conocen la Palabra de Dios. Creo que el Señor ha estado guiándolos.—Carta 56, 1910.TCS 248.5