Apéndice a—Masturbación y locura
En su estudio erudito “Masturbatory Insanity; The History of an Idea” [Locura a causa de la masturbación. Historia de una idea], Journal of Mental Science [Revista de Ciencia Mental], 108:1 (enero de 1962), E. H. Hare hace referencia a un estudio de 500 pacientes admitidos consecutivamente en el Hospital Estatal Psicopático de Iowa. Afirma que los autores del estudio (W. Malamud y G. Palmer) “The Role Played by Masturbation in the Causation of Mental Disturbances” [Papel de la masturbación en las causas de los disturbios mentales], Journal of Nervous and Mental Disorders [Revista de los Desórdenes Nerviosos y Mentales], 76:220 (1932)%2C descubrieron que en 22 casos la masturbaci%C3TCS 301.1
Luego continúa diciendo:TCS 301.2
“Los autores concluyeron que fue el conflicto mental engendrado por la masturbación, más que el hábito mismo, lo que los llevó a la enfermedad. Creen que esta suposición está respaldada por la eficacia de la psicoterapia dirigida hacia el reajuste de los conceptos del paciente acerca de la masturbación. Sin embargo, el hecho que 15 de 22 pacientes sufrieran de depresión, puede despertar dudas acerca de la validez de esta conclusión moderada, pues el paciente deprimido no solamente se inclina a culparse a sí mismo por el descuido de lo que él cree son normas de salud, sino que también tiende a recobrarse de la enfermedad si es tratado por medio de la psicoterapia.—p. 22.TCS 301.3
De manera que Hare cuestiona las conclusiones de Malamud y Palmer, pero dice, de un modo significativo, que el estudio antes citado es “uno de los pocos intentos (hasta donde han ido mis lecturas, el único intento) de estudio científico de la hipótesis acerca de la masturbación [la hipótesis es que la masturbación puede causar locura]”.TCS 302.1
Luego de reconocer que “no hay manera de refutar la hipótesis acerca de la masturbación”, Hare ofrece su conclusión final: “Todo lo que podemos afirmar, basados en la evidencia, es que la asociación entre masturbación y desorden mental es débil e inconstante y que, si la masturbación fuera un factor causal, no es posiblemente, muy importante”.—El Ministerio de Curación, 19.TCS 302.2
Aunque la autoridad citada reduce al mínimo la posibilidad de que masturbación y locura puedan estar ligadas, no excluye del todo que puedan estarlo. Es todavía más significativo el hecho que se haya descubierto que ha habido una sola tentativa real de someter científicamente a prueba la hipótesis.TCS 302.3
Escribiendo acerca de la masturbación en Adolescent Development and Adjustment [Desarrollo y ajuste en la adolescencia] (McGraw-Hill Book Company, 1965), Lester C. y Alice Crow concluyen: “Los efectos de esta forma de perversión sexual todavía no son plenamente conocidos”.TCS 302.4
El Dr. David Horrobin, doctor en Medicina y Filosofía de la Universidad de Oxford, declara:TCS 302.5
“En una eyaculación se puede liberar la misma cantidad de zinc que es absorbida por el intestino en un día. Esto tiene innumerables consecuencias. A menos que la cantidad perdida sea reemplazada por un aumento en la ingestión alimentaria, la eyaculación repetida puede conducir a una efectiva deficiencia de zinc, con la posibilidad de que se desarrollen varios problemas, incluyendo la impotencia.TCS 302.6
“¡Hasta es posible, debido a la importancia del zinc para el cerebro, que los moralistas del siglo XIX estuvieran en lo correcto cuando decían que la masturbación repetida podía llevar a la demencia!”—Zinc (St. Albans, Vermont, Vitabooks, 1981), p. 8.TCS 303.1
Esta afirmación es similar a la que hace Carl C. Pfeiffer, doctor en Filosofía y Medicina, en su libro acerca del zinc. Dice lo siguiente:TCS 303.2
“Detesto tener que decirlo, pero en un adolescente con deficiencia de zinc, excitación sexual y excesiva masturbación, puede precipitarse la locura”.—Zinc and Other Micro-Nutrients [Zinc y otros nutrientes] (New Canaan, Conn., Keats, 1978), p. 45.TCS 303.3
No todas las autoridades médicas están de acuerdo con estas conclusiones. No obstante es significativo el hecho que el estudio y la investigación hayan llevado a opiniones compatibles con las enseñanzas de Elena de White. Para más información sobre el tema, véase—Conducción del Niño, 411-429.TCS 303.4