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Testimonios Acerca de Conducta Sexual, Adulterio y Divorcio - Contents
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    Capítulo 36—Súplica a los ministros

    Manos limpias y corazones puros—Nos acercamos al juicio, y los que llevan el mensaje de amonestación al mundo deben tener manos limpias y corazones puros. Deben tener una relación viviente con Dios. Los pensamientos deben ser puros y santos, y el alma debe estar incontaminada; el cuerpo, el alma y el espíritu deben ser una ofrenda pura y limpia para Dios; de otra manera él no la aceptará...TCS 264.1

    Se trata a los jóvenes con mucha severidad por faltas comparativamente leves; pero cuando hombres y mujeres de gran experiencia, que han sido considerados modelos de piedad, se revelan en su verdadero carácter—carentes de santidad, impíos, impuros de pensamiento, viles de conducta—, es tiempo de que se trate con los tales de una manera decidida. La mayor tolerancia manifestada hacia ellos solamente ha logrado, que yo sepa, que consideraran su fornicación y adulterio como algo muy liviano; pero todas sus excusas desaparecieron como el rocío de la mañana cuando el sol resplandece.TCS 264.2

    Falsos pastores del rebaño—Tan pronto como son sometidos a tentación, revelan defectos morales; no son participantes de la naturaleza divina, ni han huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia, sino que son mundanos, sensuales, diabólicos. Satanás encuentra algo en ellos que puede transformar en abierta iniquidad, y aprovecha esa oportunidad. El resultado es que los que pretenden ser pastores del rebaño son carnales y conducen las ovejas puestas a su cuidado, cuya pureza, modestia y virtud deberían guardar estrictamente de la licencia y la lascivia.TCS 264.3

    Maldición en el campamento—Los ángeles del cielo miran esto con vergüenza, dolor y disgusto. ¿Cómo pueden los ángeles puros del cielo ministrar a esta clase de personas? ¿Cómo pueden llevar la luz del cielo a las asambleas donde tales ministros defienden la Ley de Dios, pero la quebrantan cada vez que se presenta una oportunidad favorable, viviendo una mentira, llevando una vida doble, obrando en secreto, alimentando pensamientos corruptos, inflamando sus pasiones, y luego aprovechándose de mujeres y hombres que son tentados, como ellos mismos, a quebrantar todas las barreras, envilecer su cuerpo y manchar su alma? ¿Cómo pueden hacer esto si es que conservan algo del temor de Dios ante su vista, si es que les queda algo del amor a Dios en su alma? ¿De qué valor es su fe en la verdad?TCS 265.1

    Limpien el campamento de esta corrupción moral, aunque haya que sacar a los hombres más encumbrados, que ocupan las más altas posiciones. Con Dios no se juega. Hay fornicación en nuestras filas; lo sé porque me fue mostrado que su contaminación se está fortaleciendo y extendiendo. Hay mucho de lo cual nunca sabremos; pero lo que ha sido revelado responsabiliza y culpa a la iglesia a menos que se haga un decidido esfuerzo para erradicar el mal. Limpien el campamento, porque hay anatema en él.TCS 265.2

    Las palabras de Dios a Josué son las siguientes: “...Ni estaré más con vosotros, si no destruyereis el anatema de en medio de vosotros. Levántate, santifica al pueblo, y di: Santificaos para mañana; porque Jehová el Dios de Israel dice así: Anatema hay en medio de ti, Israel; no podrás hacer frente a tus enemigos, hasta que hayáis quitado el anatema de en medio de vosotros”. Josué 7:12, 13. Estas cosas están escritas para beneficio de nosotros, quienes hemos alcanzado el fin de los siglos.TCS 265.3

    Ningún fundamento para la esperanza—No tengo verdadero fundamento para albergar esperanza respecto de los que han actuado como pastores del rebaño, y durante años fueron tratados con paciencia por el Dios misericordioso que los guió mediante reprensiones, advertencias y ruegos; pero han escondido sus malos caminos y han continuado en ellos, desafiando así las leyes del Dios del cielo al practicar la fornicación. Podemos dejar que se ocupen de su propia salvación con temor y temblor, después que se haya hecho todo lo posible para reformarlos; pero en ningún caso podemos confiarles la custodia de las almas. ¡Falsos pastores! ¿Será posible que los hombres que han estado en esta obra por tanto tiempo corrompan sus caminos delante del Señor a pesar de su gran experiencia y de la luz especial que poseen?—Testimonios para los Ministros, 426-428.TCS 266.1

    Los ministros adúlteros son más culpables que Belsasar—Es una verdad que debería hacernos llorar a cada uno de nosotros, que los que viven en estos últimos días, los cuales han alcanzado el fin de los siglos, son mucho más culpables que Belsasar. Esto es posible de muchas maneras.TCS 266.2

    Cuando los hombres han pronunciado los votos de consagración, comprometiéndose a dedicar todas sus facultades al servicio sagrado de Dios; cuando ocupan el puesto de expositores de la verdad bíblica y han recibido el solemne cometido; cuando se cita a Dios y a los ángeles como testigos de la solemne dedicación del alma, el cuerpo y el espíritu al servicio de Dios, estos hombres que sirven en un cargo tan sagrado, ¿profanarán las facultades que Dios les ha concedido dedicándolas a propósitos impíos? ¿Será derribado de su encumbrada y dominante esfera el sagrado vaso, que Dios quiere usar para una obra elevada y santa, para servir a concupiscencias envilecedoras?TCS 266.3

    Definición de la palabra ramera—¿No es esto acaso idolatría de la peor especie? Los labios expresan alabanzas y adoran a un ser humano pecaminoso, profiriendo expresiones de arrebatadora ternura y adulación que pertenecen sólo a Dios. Así, las facultades dedicadas a Dios en solemne consagración sirven a una ramera; porque toda mujer que permite los requiebros de un hombre que no es su esposo, que acepta sus insinuaciones y cuyos oídos se complacen en escuchar sus profusas palabras de afecto, adoración o cariño, es adúltera y ramera.—Testimonios para los Ministros, 434, 435.TCS 266.4

    Buen ejemplo dado por los ministros—Los ministros del evangelio serían hombres poderosos si colocaran siempre al Señor delante de ellos y dedicaran su tiempo al estudio de su adorable carácter. Si hicieran esto, no habría apostasías, y nadie sería separado de la hermandad por haber acarreado desgracia a la causa de Dios y puesto a Jesús en una condición de pública vergüenza debido a sus prácticas licenciosas. Las facultades de todo ministro del evangelio deben ser empleadas para educar a los creyentes a recibir a Cristo por fe como su Salvador personal, incorporarlo en la propia vida y hacer de él su modelo, para aprender de Jesús, creer en Jesús y exaltar a Jesús. El ministro debe espaciarse en el carácter de Cristo. Debe ponderar la verdad, y meditar en los misterios de la redención, especialmente la obra mediadora de Cristo para este tiempo.—Mensajes Selectos 3:212.TCS 267.1

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