Capítulo 35—William E (segunda parte)
- Prefacio
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- Capítulo 19—A una ama de casa
- Capítulo 20—A un adventista de muchos años y su concubina
- Capítulo 21—A un empleado de hospital
- Capítulo 22—A un gerente de sanatorio
- Capítulo 23—A un posible gerente de sanatorio
- Capítulo 24—A un médico
- Capítulo 25—A una colportora
- Capítulo 26—A un evangelista
- Capítulo 27—A un ministro honesto
- Capítulo 28—A un ministro influyente
- Capítulo 29—A cuatro ministros profanos
- Capítulo 30—A dos asistentes de Elena G. de White
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- Capítulo 35—William E (segunda parte)
- Capítulo 36—Súplica a los ministros
- Capítulo 37—Consejos a un presidente de la Asociación General
- Capítulo 38—Consejos a dirigentes y obreros evangélicos e institucionales
- Capítulo 39—Los miembros de iglesia y el adulterio
- Capítulo 40—Declaración de los esposos White
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- Apéndice a—Masturbación y locura
- Apéndice b—Un problema eclesiástico antiguo
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Sección 9—Consejos a administradores de la iglesia
Capítulo 35—William E (segunda parte)
[El 15 de agosto de 1911 el pastor C. F. McVagh, presidente de la Unión del Sur, le escribió a W. C. White:
Los administradores de la Asociación de Alabama están muy perplejos en relación con el caso de William E, y me han pedido que escriba solicitando una copia de lo que ha escrito [Elena de White] en relación con sus trabajos como ministro, los consejos dados y las instrucciones del Señor. Ud. conoce bien su pasado. Su comportamiento ha sido correcto; hasta donde sabemos, por varios años ha estado vendiendo libros y biblias. Pero el asunto es que él siente que debe predicar, y doquiera va encuentra una oportunidad para hacerlo. Tiene una notable capacidad para ello, y pronto despierta interés. Da evidencias visibles de una profunda consagración, y la gente acepta la verdad mediante su trabajo.TCS 257.1
“Hace poco más de un año que se trasladó a Birmingham, Alabama, e inmediatamente comenzó a tomar parte activa en la obra. La iglesia estaba decayendo por ese entonces. Lo nombraron anciano y pronto dio comienzo a la obra, y varias familias se interesaron por la verdad. El interés aumentó y, durante el invierno, comenzó a celebrar reuniones los domingos de noche en un teatro, con una buena asistencia, y algunas personas aceptaron la verdad. Gozaba de la confianza de los miembros de la iglesia, que se sintieron naturalmente muy animados, pues dedicó mucho tiempo para encargarse del interés despertado. El es realmente un obrero incansable. La Junta Directiva de la asociación tomó un acuerdo concediéndole ocho dólares por semana para ayudarlo. Por supuesto, él no puede vivir con eso.TCS 257.2
“Piensa que el interés que ha surgido demanda un trabajo de dedicación exclusiva, y espera que se le renueven las credenciales y sea reconocido como un ministro de la asociación. Nadie duda de su experiencia actual, pero el pasado lo ha dejado marcado, tanto a él como a su familia.TCS 258.1
“Su esposa es una ruina nerviosa y su confianza en él ha sido tan vacilante que, aunque a ella le gusta que predique, existe el peligro constante de que, a medida que se haga popular y se mezcle con la gente, ella se ponga celosa, haya razones o no, llegue a causar un escándalo y cuente lo del pasado, cosa que se siente inclinada a hacer cuando comienza a sospechar de él. Todos nos sentiríamos muy aliviados si hubiese un consejo definido del Señor. Estoy seguro de que todos aceptarían al hermano E y a su esposa.TCS 258.2
“Personalmente, me siento muy apenado por ambos; sé que ellos están tratando de vivir rectamente, y me gustaría poder animarlos en todo lo que sea correcto. Su pasado ha estado tan lleno de altibajos, que tememos aconsejarles que trabajen en el ministerio, aunque él lo está haciendo y, aparentemente, el Señor bendice sus esfuerzos. ¿Deberíamos aconsejarle que deje de predicar? ¿O la asociación debería aceptar su trabajo y pagarle por él? Si trabaja, deberíamos pagarle por lo que haga, ¿pero qué hacemos respecto a sus credenciales?”TCS 258.3
Sinceramente,
(firmado) C. F. McVagh
“Esto fue escrito por pedido de la Junta Directiva de la Asociación de Alabama”.TCS 259.1
El 14 de septiembre el pastor White puso en mano de la señora de White la carta que sigue, y el 15 de septiembre le comunicó al pastor McVagh el consejo de su madre. La carta del pastor White dice:TCS 259.2
“Muy estimado hermano McVagh: Hace dos o tres semanas que recibí su carta del 15 de agosto, relacionada con la perplejidad que se levantó en relación con el caso de William E.TCS 259.3
“Desde que regresamos del sur de California, mamá se ha sentido débil y fatigada, y no le hablé de su carta hasta ayer. La leyó toda, y cuando le vino a la memoria la triste experiencia por la cual pasó el hermano E, se sintió muy apenada por él y los hermanos cuyos corazones han sido entristecidos durante los últimos años por su manera débil y negativa de conducirse.TCS 259.4
“Mamá dice que quienes sufrieron las perplejidades de sus muchas transgresiones del pasado, deberían asumir la responsabilidad de aconsejarlo respecto de nuestro deber actual hacia él. Mamá no quiere asumir mayores responsabilidades en el asunto, pero dice respecto del pastor E, como ha dicho de otros casos similares, que si están plenamente arrepentidos, si viven una vida tal como para convencer a sus hermanos de que están actuando con seriedad, no los separen de la confraternidad, no les impidan trabajar para Cristo en alguna condición humilde, pero tampoco los eleven a posiciones de responsabilidad.TCS 259.5
“De todo esto yo entendería que no sería sabio renovarle sus credenciales y enviarlo de un lugar a otro entre los hermanos, pero, si por una vida cristiana fiel se ha ganado la confianza de la iglesia en el lugar en donde reside, no se interpongan ni le impidan realizar la obra de la cual esa iglesia es responsable. De hecho, es deber de sus hermanos dar un paso más y pagarle por el trabajo realizado con fidelidad. No veo justo que se retenga la remuneración adecuada por sus labores fieles y sensatas. No obstante, esto no justifica la tentación de concederle credenciales y enviarlo como un ministro itinerante de la asociación.TCS 259.6
“Yo repetiría lo que mamá ha dicho: este asunto debe ser sometido a quienes han tenido que tratar su caso en lo pasado. Por favor, considere las opiniones que he expresado tan sólo como sugerencias”.TCS 260.1
Al fin de la carta, Elena de White escribió las siguientes palabras de apelación, de su puño y letra: “Este es el consejo correcto para tales casos. Quiera él comportarse humildemente delante de Dios. No veo luz en darle responsabilidades”.TCS 260.2
No se volvió a escuchar acerca del tema hasta principios de 1913, cuando el pastor A. L. Miller, recién nombrado presidente de la Asociación de Alabama, le escribió el 8 de enero de ese año:TCS 260.3
“Estimada hermana White: Me toca a mí el penoso deber de escribirle en relación con el caso del hermano William E. No es necesario que le mencione su pasado, pues Ud. está suficientemente informada de los hechos, ya que ese caso le fue presentado en una carta escrita por el pastor C. F. McVagh, con fecha 15 de agosto de 1911. Lamento tener que presentarle el caso otra vez.TCS 260.4
“La carta del pastor McVagh estaba relacionada con las credenciales del hermano E y la posibilidad de que sea un obrero de la asociación.TCS 260.5
“La dificultad actual es si el hermano E puede ser nombrado anciano de la iglesia de Birmingham (la mayor y más influyente iglesia de la asociación) o no, pues la sede de la asociación está en Birmingham. La iglesia está en desacuerdo sobre el punto en cuestión, y el asunto ha tenido una influencia negativa sobre la obra en la ciudad, y un efecto pernicioso mediante la asociación. La mayoría piensa que debido a su capacidad y al trabajo que últimamente ha estado realizando en la ciudad (como afirma en su carta el pastor McVagh, cuya copia incluyo con ésta), él debería ser nombrado anciano de la iglesia y actuar como su pastor o director, mientras que otros no están a favor de que así sea, debido a los antecedentes de su vida. Además, piensan que quienes lo han tratado en lo pasado deberían aconsejar y asesorar en relación con la idea de que sea anciano de la iglesia.TCS 260.6
“El consejo que han dado los hermanos que lo conocen y el voto reciente de la Junta Directiva de la Unión del Sur, es que no sea nombrado anciano de la iglesia.TCS 261.1
“El 28 de diciembre el pastor S. E. Wight [nuevo presidente de Unión del Sur] tuvo una reunión con la iglesia, y en esa ocasión el asunto fue libremente discutido. El pastor Wight trató el asunto con mucho cuidado y cautela y habló de los buenos rasgos y calificaciones del hermano E, pero le hizo saber a la iglesia que ni él ni yo podríamos sentirnos libres de ordenarlo a causa del consejo dado por quienes lo conocen.TCS 261.2
“El único punto en el cual todos concordamos, fue en poner el caso delante de la sierva del Señor, y atenernos a lo que el Señor dijere por medio de ella.TCS 261.3
“Ninguno de nosotros tiene cosa alguna que decir contra el hermano E, sino que lo amamos, fraternizamos con él como un hermano de la iglesia y lo consideramos como tal. La iglesia, dirigida por el pastor Wight, me pidió que le exponga el asunto y veamos qué instrucciones nos da el Señor.TCS 261.4
“Aguardando una pronta respuesta”,
Su hermano en Cristo,
(firmado) A. L. Miller
1700 Av. Séptima Norte
Birmingham, Alabama.
“Posdata. Esta carta fue leída a la iglesia, y aceptada”.
Pensando que su comparecimiento personal ante la señora de White podría lograr que su caso fuera considerado favorablemente, el hermano E viajó a Santa Elena en la segunda semana de enero, pero la hermana White no se sintió libre de entrevistarse con él. Entonces él expuso por escrito las circunstancias de su caso y le hizo llegar la carta a la hermana White con fecha 13 de enero de 1913. El 14 de enero la carta del pastor Miller del 8 de enero y la del hermano E—del 13 del mismo mes—fueron puestas en manos de la hermana White. Hizo la siguiente declaración en relación con las cartas]:TCS 262.1
No creo que asuntos como éstos deberían ser traídos delante de mí. No creo que sea mi tarea tratar asuntos tales, a menos que el caso me haya sido plenamente presentado. En la iglesia debe haber hermanos que disponen de sabiduría y pueden, decididamente, hablar sobre el caso. No puedo entender tales cosas. No creo que Dios quiera que lleve sobre mí esa carga. Si ellos no pueden arreglar tales asuntos entre ellos mismos, con ayuno y oración, que continúen en oración y en ayuno hasta que puedan.TCS 262.2
Cosas tales habrán de surgir. Surgirán asuntos difíciles, y tienen que aprender a tratarlos. Deben ganar experiencia. Tienen que presentar estos asuntos al Señor, y creer que el Señor responderá sus oraciones y les proporcionará experiencia en todos estos asuntos, pero no deben traérmelos a mí.TCS 262.3
[El pastor W. C. White leyó porciones de la carta del 15 de agosto de 1911, luego de lo cual la hermana White dijo:]TCS 262.4
No dispongo de luz particular alguna relacionada con el caso, por lo tanto no me atrevo a hablar de ello categóricamente.TCS 262.5
El tiene que dar evidencias de que Dios lo acepta, y darlas de tal manera que nuestros hermanos puedan contar con algo tangible sobre lo cual construir. Pueden decir: le daremos otra oportunidad. Veremos si Dios acepta o no su trabajo.TCS 262.6
Pero no es prudente que yo asuma la responsabilidad del caso. No puedo asumir ni la más mínima responsabilidad. Quienes tienen la oportunidad de observar sus acciones diariamente, deberían saber si él se ha sometido a la prueba, y si Dios lo acepta o no.TCS 263.1
[Luego de haber leído la carta de William E, del 13 de enero de 1913, Elena de White dijo:]TCS 263.2
No puedo asumir responsabilidad en tales asuntos. La carga al tratar de hacerlo es demasiado grande. Podría costar mi vida. Que los que han sido asignados por Dios para llevar la responsabilidad traten el asunto de acuerdo con los principios cristianos.—Manuscrito 2, 1913.TCS 263.3
[Relacionado con las implicaciones que había en su declaración del 15 de septiembre de 1911, respecto de ocupar posiciones de responsabilidad por parte de quienes hubieran pasado por experiencias igualmente tristes, el pastor W. C. White escribió, a principios de 1913, lo que sigue:TCS 263.4
“Parece que se ha levantado una interrogación en la mente de los hermanos acerca de qué significaban las palabras: ‘No los separen de la confraternidad, no les impidan trabajar para Cristo en una condición humilde, pero tampoco los eleven a posiciones de responsabilidad’.TCS 263.5
“Lo que yo entendía en el tiempo cuando esas palabras fueron escritas, y lo que entiendo hoy por ‘tampoco los eleven a posiciones de responsabilidad’, tiene que ver con la responsabilidad y el lugar que estaba en la mente de los hermanos darle cuando pidieron la restauración de las credenciales y el completo reconocimiento como ministro de la asociación. No se me ocurrió que esto pudiera referirse al liderazgo de la iglesia. El asunto del liderazgo no estaba siendo considerado entonces”].TCS 263.6