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Testimonios Acerca de Conducta Sexual, Adulterio y Divorcio - Contents
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    Capítulo 27—A un ministro honesto

    Pérdida de influencia y reputación—Estimado hermano H, tengo algo que decirle...TCS 205.1

    Hermano mío, Ud. ha gozado del respeto de los jóvenes y mayores de la iglesia. Pero su proceder es condenado por Dios; Ud. no posee su Espíritu, ni es un hombre libre. Ud. ha seguido una línea de conducta que ha permitido que se hable de lo bueno que hay en Ud. como si fuera malo. Yo habría pagado mil dólares para que lo que ocurrió en la reunión de escuela sabática en el valle del Piamonte no hubiera ocurrido. Ud., un hombre que peina cabellos grises, estaba recostado a lo largo con su cabeza apoyada sobre el regazo de Georgina S. Si yo hubiera cumplido con mi deber, lo habría reprendido allí mismo. Muchos lo vieron y comentaron sobre el particular. Luego de una manifestación tal, ¿qué valor pueden tener sus admoniciones para guardarse contra cualquier cosa relacionada con esta familiaridad fácil y libre? Ud. ha neutralizado sus esfuerzos al tratar de elevar a los jóvenes por su ejemplo.TCS 205.2

    Su familiaridad con la hermana S y su familia han sido objeto de comentarios. ¿Cómo puede Ud. ejercer influencia sobre los jóvenes, como padre, cuando exhibe tales manifestaciones de carencia de juicio y flaqueza? Si tan sólo fuera un hombre de edad avanzada en vez de un galán sentimental, si tan sólo se mantuviera alerta, Dios no le habría retirado su sabiduría como lo ha hecho. Su reputación hubiera sido más preciada para Ud. que su vida misma. Hubiera sido mejor, mucho mejor, descender a la tumba con honor inmaculado que vivir con una mancha sobre el nombre.TCS 205.3

    Cuando el Señor no es supremo—Piense, mi hermano, en los años que ha vivido en ilegítima simpatía y amor con la esposa de otro hombre. Ud. tiene una hija que se sentiría feliz de prestarle atención, de demostrarle simpatía y proveerle un hogar, pero está tan infatuado, que cualquier cosa sensata y apropiada de esta vida se ha tornado desabrida e insípida para Ud. Percibo que el encanto no se ha roto todavía, que Ud. no es un hombre libre, que no ha roto la trampa. El Señor no es supremo en su vida.TCS 206.1

    Ahora bien, hermano, habría sido una necedad de su parte pensar que posee sabiduría para discernir las cosas espirituales, mientras se está poniendo cada vez más débil en fuerzo moral, y se separa del Dios de la sabiduría. Las cartas que ha dirigido a su esposa son ásperas e insensibles. Retirarle el sostén no es ni sabio ni correcto. ¿Acaso no tenía ella razón para estar celosa cuando estaba en Oakland? ¿No observó ella el interés, la simpatía y el amor que Ud. revelaba hacia la hermana S?TCS 206.2

    Ahora, por amor a Cristo, evite las duras condenaciones que dirige a los demás, pues eso demuestra que Ud. no posee la semejanza de Cristo, sino otro espíritu. Le escribo con franqueza sobre esto porque siento profundamente que necesita realizar un esfuerzo más determinado que el que ha hecho, antes que pueda considerarse libre a la vista de Dios. Toda su aspereza y altivez provienen de Ud. mismo, con una disposición enfermiza. Humíllese bajo la mano poderosa de Dios. Asegúrese el favor de Dios y apártese del pecado.TCS 206.3

    Hay unos pocos que saben hasta qué punto se ha extendido esta intimidad. Quiera Dios impedir que sea conocida y se pierda así su influencia para la causa de Dios, y también su alma. Le ruego que no asuma la responsabilidad de pronunciar juicio sobre nadie, sino sólo sobre Ud. mismo.—Carta 10, 1885.TCS 206.4

    Por el bien de la causa—Estimado hermano Butler: ...He hablado con plena libertad acerca de varios asuntos. Pensé que tenía que hacerlo. Me siento inclinada a callarme de aquí en adelante, pero no me pertenezco a mí misma, y a veces soy impelida a escribir. Tal vez no debería hacer esta declaración. No tengo sino un objetivo en vista: el bien presente y futuro de la causa y obra de Dios. ¿Será que debería resistir esa necesidad de escribir cuando siento que pesa sobre mí una carga tan grande? No puedo prometerlo ahora. Tengo que ponderar estas cosas en mi corazón. Tengo que orar en relación con ellas y obedecer los impulsos del Espíritu de Dios, o retirarme y no tener así conexión alguna con la obra.TCS 207.1

    El Señor sabe que no me agrada este tipo de tarea. Amo y respeto a mis hermanos y no quiero, en lo más mínimo, restarles mérito ni causarles dolor; pero he tratado de seguir adelante con sinceridad para la gloria de Dios. Me siento triste y confundida, al punto de no poder ver claramente mi deber.TCS 207.2

    Respuesta de Dios a la oración por victoria—Le escribí a H. Me respondió que el asunto era exactamente como yo lo había mencionado. Me sentía con una gran carga debido a un sueño que tuve, así que me levanté a las 3:00 y le escribí al pastor H diciéndole que él no había mantenido su promesa; que mientras se ocupaba en enseñar a otros los mandamientos de Dios, él mismo los estaba quebrantando; que estaba prodigando atenciones a la hermana S que sólo debía manifestárselas a su esposa. Fui muy específica en todo esto.TCS 207.3

    Admitió mis afirmaciones; dijo que había orado sobre el asunto, y sentía que su proceder había sido incorrecto, pero no dijo que lo abandonaría para siempre. Esto fue lo que dijo:TCS 207.4

    “La enérgica condenación que Ud. hace de mi persona es justa. Reconozco que fue muy difícil para mí darme cuenta de la pecaminosidad de mi conducta. Mi razón, mi juicio, el testimonio y las Escrituras, todo se combinó para enseñarme que estaba equivocado. Sin embargo, estaba posesionado de tal manera que fallé en darme cuenta del asunto como debía. No podía percibir la magnitud de mi error y, gradualmente, resultó una trampa para mí. Pero he estado haciendo de ello un asunto de oración desde antes de recibir su carta, para que el Señor me habilitara para ver las cosas según su propia luz y sentirlas como debo. Tengo razones para creer que mi oración ha sido contestada.TCS 207.5

    “Dado que conozco algo de la bendición de la gracia, sé que fui bendecido en el esfuerzo. Necesitaba mucho de esa bendición con el fin de capacitarme para realizar acertadamente la tarea que me fue impuesta aquí. Muchos han dicho que recibí ayuda del cielo al preparar el informe acerca del asunto del arresto de nuestra gente por trabajar en domingo; como también en la preparación de otros artículos importantes que me tocó escribir. Pero me siento penosamente consciente de mi debilidad, y sé que mi única seguridad está en la constante vigilancia, la que no he puesto en práctica antes. Ahora me doy cuenta de que es un asunto de vida o muerte para mí, y que debo esforzarme para actuar de acuerdo con esa convicción”.—Carta 73, 1886.TCS 208.1

    Frutos de un corazón no santificado—Estimado hermano Butler:*Esta carta fue enviada al presidente de la Asociación General, pastor George I. Butler, pero Elena G. de White también le escribió directamente al pastor H, el ministro culpable.TCS 208.2

    Estoy perturbada en relación con el caso del pastor H. No me escribe, y me siento profundamente apenada por él. A veces me parece que el Señor nos está probando para ver si estamos actuando fielmente respecto de la conducta pecaminosa de uno de nuestros hombres honorables. Se aproxima el tiempo cuando la Asociación General tendrá que decidir si va a renovar o no sus credenciales.TCS 208.3

    Si la Asociación General las renueva, estaría virtualmente diciendo: “Tenemos confianza en Ud. como un hombre a quien Dios reconoce como su mensajero; uno a quien ha confiado la sagrada responsabilidad de cuidar las ovejas de su dehesa; alguien que será fiel en todo como pastor, un representante de Cristo”. Pero, ¿podemos pensar así? ¿No hemos visto, acaso, las manifestaciones de un corazón no santificado?TCS 209.1

    Un hombre hechizado—La persistencia manifestada por el pastor H en aceptar y reclamar como suya a la señora S—¿cómo puedo llamarla?—, ¿es correcta? ¿Qué es? ¿Cómo puede llamarse a esto? ¿Es el pastor H alguien que ha despreciado la luz que se le ha dado al no reparar en que su preferencia por la compañía de la señora S y su intimidad con ella son pecaminosas a la luz de la Palabra de Dios? ¿O aceptó el mensaje y está actuando de acuerdo con él?TCS 209.2

    A pesar de todo esto, he ido al pastor H con el testimonio que Dios me dio, pero no se operó en él reforma alguna. Con su proceder parece decir: “Voy a actuar como me plazca en este asunto; no hay en él pecado”. Prometió, delante de Dios, hacer ciertas cosas, pero rompió con la promesa formulada a los hermanos C. H. Jones, W. C. White y a mí misma. Decididamente, sus sentimientos no cambiaron. Parece actuar como un hombre hechizado por los encantos del maligno, que no tiene facultades sobre sus propias inclinaciones. A pesar de toda la luz que ha recibido, no ha dado evidencias de una convicción real, ni de conciencia de pecado; no ha habido arrepentimiento ni reforma. Algunos corazones han quedado penosamente doloridos por este estado de cosas, pero carecen de capacidad para inducir cambios en su corazón o en sus propósitos.TCS 209.3

    Perversión de facultades otorgadas por Dios—Ahora bien, debemos estar muy agradecidos por la ayuda del pastor H en Inglaterra y Suiza pero, ¿qué decisión podemos tomar acerca de su caso? Deberíamos tener evidencias de que él ha aclarado sus asuntos con Dios. No queremos considerar livianamente el pecado y decir al pecador: “Todo está bien contigo”. No quisiéramos conectar al pastor H con la obra aquí, a menos que él esté conectado con Dios. No quisiéramos dar marcha atrás después de integrar a la obra a un hombre que tiene una mancha en su vestidura. No podemos dejar pasar livianamente este asunto.TCS 209.4

    La plaga del pecado está sobre el pastor H, y el dolor y la tristeza sobre las almas de todos los que conocen este capítulo oscuro de su experiencia. Cristo está siendo deshonrado. Un hombre bendecido con luz y conocimiento, dotado de una gran capacidad para el bien, y que por la obediencia y fidelidad a Dios podía llegar a ser como los ángeles, y vivir una vida proporcionada a la de Dios, ha pervertido las facultades otorgadas por el Señor, administrándose concupiscencia y codiciando la mujer de otro. Dios considera que el pastor H tiene en poco las más costosas lecciones de la experiencia y viola las más solemnes admoniciones divinas para continuar en el pecado.TCS 210.1

    He estado esperando y orando para que él pueda poner la razón en su debido lugar, y rompa con las cadenas con las que Satanás lo ha estado envolviendo en cuerpo y alma, y que las nubes que han ensombrecido su senda sean retiradas, y Cristo regrese a su alma para revivirla y bendecirla. Cristo sacará la carga de los hombros fatigados y conferirá descanso y paz a los que lleven su yugo y soporten su carga.TCS 210.2

    Súplicas a un dirigente—Me pregunto, pastor H, ¿cuál es el beneficio de su experiencia cuando aun frente a las muchas admoniciones y reprobaciones Ud. continúa el curso de acción condenado por Dios? ¿Puede, acaso, pensar bien de Ud. mismo? Medite en Jesús, coronado de espinas y clavado en la cruz por nuestros pecados, y permita que ello humille y quiebre su corazón. Considere la mansedumbre de Cristo, su encanto, y luego inclínese en el polvo, avergonzado y humillado.TCS 210.3

    ¿Que haría Ud. en el caso que uno de los hermanos dirigentes fuera encontrado en su misma situación? ¿Podría Ud., sin mayor evidencia de parte del dirigente que la que Ud. ha mostrado, recomendar que se le concedieran credenciales como si fuera un ministro con propósitos puros y santos delante de Dios? ¿No se da cuenta de que está poniendo a sus compañeros de labor en una situación incómoda y nada envidiable? ¿Será que ellos se aventurarían a hacerse responsables de su carácter y su futura influencia en la obra y causa de Dios?TCS 210.4

    Responsabilidad debido a una luz mayor—Su caso me ha sido presentado como peor que el del pastor R, porque Ud. disponía de mayor iluminación, capacidad e influencia. El caso de él es un faro para guardarlo a Ud. de no seguir sus pasos. Al pastor R se le retiraron las credenciales; es un hombre arrepentido en profundidad, se humilló hasta el polvo.TCS 211.1

    Supongamos que David, luego de haber sido reprobado por Natán, hubiera repetido la misma ofensa, ¿le tendría entonces compasión el Señor? El se arrepintió amargamente; declaró que su transgresión estaba siempre delante de él. Escuche su confesión humillada y ponga atención a sus desesperados lamentos.TCS 211.2

    Limpiemos el campamento—Como pueblo, debemos levantarnos y limpiar el campamento de Israel. La licencia, las intimidades ilícitas y las prácticas no santificadas se están introduciendo en nuestro medio en gran medida; ministros que manejan las cosas sagradas son culpables de tales pecados: codician la mujer del prójimo y quebrantan el séptimo mandamiento. Corremos el peligro de llegar a ser una hermana de la caída Babilonia, y permitir que nuestras iglesias se corrompan, se llenen de todo espíritu inmundo y alberguen a toda ave inmunda y aborrecible. ¿Podremos ver claramente nuestra situación y no proceder en forma decidida a curar los males existentes?TCS 211.3

    ¿Le gustaría que otros sigan su ejemplo? ¿Quisiera que recorrieran el camino que Ud. ha transitado y, sin embargo, sintieran que no han causado daño alguno? Sin arrepentimiento y conversión Ud. es un hombre arruinado.TCS 211.4

    He oído [pastor H] que Ud. está siguiendo algunos tratamientos en el sanatorio, actuando como capellán y predicando en el tabernáculo. En este momento no parece correcto que Ud. asuma tales responsabilidades, mientras no haya llevado a cabo todo lo que está en su facultad hacer para corregir los errores del pasado.TCS 212.1

    Justificación propia y corrupción interna—Por su propio bien me he sentido impedida de mencionar el tema de la infidelidad de la señora S para con su esposo, pero temo que haya descuidado mi deber. Si hubiéramos tratado el asunto como si fuera el caso de un miembro lego de la iglesia, creo que Dios la habría conducido enseguida al arrepentimiento del cual no hay que arrepentirse.TCS 212.2

    Nuestra compasión y nuestro amor para salvarlo del reproche, lo han lastimado. Mi corazón se entristece mucho, y a veces agoniza por Ud.; sólo puedo llorar, y decir: “¿Tendrá que perderse? ¿Será que luego de sufrir por causa de la verdad, de permanecer firme en defensa de ésta hasta envejecer y peinar canas, se tornará un idólatra como Salomón? ¿Será posible que por el amor a una mujer decida pisotear la Ley de Dios y mirar a su alrededor como diciendo: ‘No he pecado; me siento muy bien’?”TCS 212.3

    Cambio de corazón, no de localidad—¿Podremos, acaso, ser absueltos dejando las cosas disimuladas y escondidas cuando no existen evidencias de arrepentimiento y reforma? El hecho que se vaya de California no le proporcionará un nuevo corazón. Sólo estará fuera del alcance de la influencia fatua de su “adorable encanto”, pero ello no cambia los afectos e impulsos del corazón. El pastor W podría haber terminado su carrera con alegría, si no hubiera sido por sus prácticas sensuales, pero fue desviado y seducido por su propia concupiscencia. Los días y años que podrían haber sido los mejores de su vida, han llegado a ser los peores.TCS 212.4

    En el carácter de Salomón podemos ver la grandeza intelectual combinada con la degradación moral. Podría haber avanzado de fortaleza en fortaleza, pero más bien retrocedió de debilidad en debilidad. Luego de una vida de promesa, su historia fue la del deterioro.TCS 212.5

    En el borde del precipicio—Hermano mío, mi corazón suspira por Ud. por amor a Cristo. Ud. ha estado intentando lo que otros ministros ya han intentado: armonizar la luz con las tinieblas, Cristo con Belial, la pureza con la impureza, el bien con el mal. El resultado será la ruina moral, a menos que Ud. pueda erguirse y ver que está en el borde mismo del precipicio. Yo debería escribir a muchos que están en una situación similar.TCS 213.1

    Me alarma ver cómo la licencia se introduce en nuestro medio. Percibía esto cuando le escribí al pastor Butler en ocasión de la última reunión de la Asociación General, y le rogué que hiciera todo lo posible para poner una valla que detenga lo que se viene sobre nosotros. Tenemos que elevar las normas y levantar barreras alrededor de las almas para que nada pueda empañar su simplicidad y pureza, y contaminar así el carácter religioso. Dios le ha dado al hombre capacidad intelectual, y todos debemos cuidar que este don tan grande no sea prostituido para la eterna ruina del alma.TCS 213.2

    Arrepentimiento y rebautismo—No hay más esperanza en Ud. que la que hay en pecador cualquiera, a menos que humille mucho su alma delante de Dios, se arrepienta y se convierta. Siga los primeros pasos en la senda hacia la vida: arrepentimiento, fe y bautismo. Ud. ha manoseado las salvaguardas divinas de su paz. Si rehúsa escuchar la voz de reprobación, si sigue sus propios caminos, si no permite que la gracia de Cristo lo transforme, su culpabilidad será mucho mayor que la del pecador común, debido a las ventajas de mayor luz recibida y a su mayor influencia.TCS 213.3

    Se debe ejercer gran cuidado en la elección de compañeros y amigos, para no poner el alma en peligro ni dar siquiera apariencia de mal que, a los ojos de otros, pueda rebajar las normas de los principios religiosos, y minar el fundamento y la savia de la fe religiosa.TCS 213.4

    El triste ejemplo de Salomón—¡Cuántos, aun entre los observadores del sábado, están formalizando relaciones no santificadas! Hombres y mujeres casados muestran afecto y prestan atención indebida [al sexo opuesto]! ¡Cuántos hombres hay en nuestras filas, que eran una promesa pero ya no poseen más una fe pura y una confianza santificada en Dios, porque han traicionado el depósito sagrado. Las aspiraciones nobles han sido apagadas. Han retrocedido los pasos andados porque codician las mujeres de otros hombres o se comportan familiar e indebidamente con mujeres solteras. Su conducta frívola los conduce a la violación del séptimo mandamiento.TCS 214.1

    El registro sagrado dice acerca de Salomón: “Sus mujeres inclinaron su corazón tras dioses ajenos, y su corazón no era perfecto con Jehová su Dios”. 1 Reyes 11:4.TCS 214.2

    Perpetuando el poder de la mala influencia—Este no es un tema que debe tratarse con una sonrisa. El corazón que ama a Jesús no deseará los afectos ilegítimos. Todos los anhelos son suplidos en Cristo. Este afecto superficial es de la misma naturaleza que la exaltada alegría que Satanás le prometió a Eva. Es codiciar lo que Dios ha prohibido.TCS 214.3

    Ahora, cuando es demasiado tarde, centenares pueden advertir a otros que no se aventuren a acercarse al precipicio. El intelecto, la posición y la riqueza jamás podrán ocupar el lugar de las cualidades morales. El Señor estima las manos limpias, el corazón puro y una fervorosa devoción a Dios y a la verdad más que el oro acuñado de Ofir. Una influencia perversa tiene poder para perpetuarse. Me gustaría dejar esto establecido delante del pueblo que guarda los mandamientos de Dios, como me ha sido revelado. Que la triste memoria de la apostasía de Salomón advierta a cada alma para evitar el mismo precipicio. Su debilidad y su pecado han ido pasando de generación en generación.TCS 214.4

    El mayor de los reyes que haya empuñado alguna vez un cetro, de quien se dice que era el amado de Dios, por colocar su afecto en una dirección errada, fue contaminado y miserablemente abandonado por Dios. El monarca más poderoso de la tierra falló al no poder dominar sus propias pasiones. Salomón podría haber sido rescatado “como por fuego”, no obstante, su arrepentimiento no pudo eliminar las cimas, ni demoler las piedras que quedaron como evidencia de sus crímenes. Deshonró a Dios eligiendo ser controlado por la concupiscencia antes que un participante de la naturaleza divina.TCS 214.5

    ¡Qué legado dejó Salomón a quienes habrían de usar su ejemplo para tratar de cubrir sus bajas acciones! Transmitimos una herencia de bien o de mal. ¿Serán nuestra vida y nuestro ejemplo una bendición o una maldición? ¿Será que la gente, mirando nuestra tumba, dirá: El me arruinó o él me rescató...?TCS 215.1

    Ministros propensos a las tentaciones de Satanás—Los esfuerzos especiales de Satanás están dirigidos hacia el pueblo que posee gran luz. Tratará de desviarlos para que sean mundanos y sensuales.TCS 215.2

    Hay hombres que ministran las cosas sagradas cuyos corazones están contaminados por pensamientos y deseos profanos. Hombres casados, que tienen hijos, no se hallan satisfechos. Se colocan en posiciones que invitan a la tentación. Se toman libertades que sólo podrían tomarlas con su legítima esposa. Así caen bajo la censura de Dios, y en los libros del cielo aparece la palabra “adulterio” escrita frente a sus nombres.TCS 215.3

    No debería haber acercamiento al peligro. Si los pensamientos fueran puestos donde deberían, si se hubieran apoyado en Dios, y la meditación de su alma estuviera puesta en la verdad y las preciosas promesas de Dios y el premio reservado en el cielo, que aguarda a los fieles, podrían haber sido guardados de las tentaciones de Satanás. Pero muchos albergan pensamientos viles casi continuamente. A veces éstos son llevados a la casa de Dios y aun al púlpito sagrado.TCS 215.4

    Disciplina a los ministros que han errado—Le digo la verdad, pastor Butler, que a menos que se produzca una limpieza en el templo del alma por parte de muchos de los que creen y predican la verdad, los juicios de Dios, diferidos por largo tiempo, habrán de manifestarse. Esos pecados degradantes no han sido tratados con firmeza y decisión. Hay corrupción en el alma y, a menos que ésta sea limpiada por la sangre de Cristo, se producirán apostasías en nuestro medio que causarán espanto.TCS 215.5

    Me hago la pregunta: ¿Cómo es posible que hombres que están abriendo ante otros las Escrituras, que poseen luz abundante, que tienen gran capacidad, hombres que están viviendo a las puertas del juicio, en el borde mismo del mundo eterno, entreguen sus cuerpos y pensamientos a las prácticas impías? Las palabras del apóstol bien podrían repetirse, y con énfasis: “Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los de doble ánimo, purificad vuestros corazones. Afligíos, y lamentad, y llorad. Vuestra risa se convierta en lloro, y vuestro gozo en tristeza. Humillaos delante del Señor, y él os exaltará”. Santiago 4:8-10.—Carta 51, 1886.TCS 216.1

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