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La Verdad acerca de los Angeles - Contents
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    Presencia de los ángeles mientras estaba despierta

    Cuando desperté, miré por la ventana y vi dos nubes blancas. Me dormí otra vez, y en mis sueños me fueron dichas estas palabras: “Mira esas nubes; nubes como éstas rodeaban la hueste angélica que anunció a los pastores el nacimiento del Redentor del mundo”. Cuando desperté y miré otra vez por la ventana del coche, allí estaban las dos grandes nubes, blancas como la nieve. Eran nubes separadas, distintas, pero se acercaban la una a la otra y por un momento se unían para separarse otra vez. No desaparecieron, sino permanecieron ante mi vista durante la mañana. A las doce, cambiamos de coche y no vi más las nubes.VAAn 262.3

    Durante todo el día estuve profundamente impresionada con el pensamiento de que los ángeles de Dios, envueltos en esas nubes, iban con nosotros; de que podíamos regocijarnos en su cuidado, y que nos daban la seguridad de que veríamos la salvación de Dios en las reuniones que habríamos de tener en Brisbane. Ahora que las reuniones han terminado y hemos visto el maravilloso interés manifestado por la gente, estoy más segura que nunca que esas nubes ocultaban a ángeles celestiales, ángeles que fueron enviados desde las cortes celestes para mover los corazones de la gente, y para restringir las influencias distrayentes que a veces tienen acceso a nuestros congresos, y que desvían la atención de las mentes de las verdades vitales que son presentadas diariamente.VAAn 263.1

    En estas reuniones, miles escucharon la invitación del Evangelio y oyeron verdades de las que no habían oído anteriormente. Durante todas las reuniones no hubo cerrada oposición o expresiones en alta voz por parte de aquellos que se oponen a la ley de Dios. Tampoco escuchamos oposición pública a través de la ciudad. Esta es una experiencia inusual, y creemos que los ángeles de Dios han estado presentes para retener a los poderes de las tinieblas.—The Review and Herald, 21 de marzo de 1899.VAAn 263.2

    Padecía de reumatismo en el costado izquierdo y no podía encontrar descanso. Daba vueltas en la cama, buscando una posición que me hiciese sufrir menos. Experimentaba en el corazón una dolencia que no me auguraba nada bueno. Por fin pude dormir.VAAn 263.3

    Hacia las nueve y media de la noche, procuré darme vuelta y comprobé que todo dolor había desaparecido. Al darme vuelta de un lado a otro y al mover las manos, experimentaba una ligereza y libertad extraordinarias, indescriptibles. El cuarto estaba inundado de luz, una luz maravillosa, suave, azulada; me parecía estar en los brazos de seres celestiales.VAAn 264.1

    Había ya disfrutado de esta luz en momentos particularmente bendecidos; pero esta vez era más distinta, más impresionante, y sentía una paz tan perfecta y abundante que las palabras me faltan para expresarla. Me senté y me vi rodeada de una nube brillante, blanca como la nieve, cuyos bordes tenían un pronunciado color rosado. La música más arrobadora llenaba el aire y conocí en ella el canto de los ángeles. Luego una voz me dijo: “Nada temas: yo soy tu Salvador. Los santos ángeles te rodean”.—Joyas de los Testimonios 3:315-316.VAAn 264.2

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