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Mensajes Selectos Tomo 2 - Contents
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    Volveremos a ver a nuestros hijos

    Consuelo para una madre por la muerte de su hijo

    Mi corazón de madre se ha conmovido por el relato de su experiencia en relación con la muerte de su hijo, y por su referencia al hecho de haberse postrado en oración para someter su voluntad a la voluntad de su Padre celestial, y haber dejado las cosas en sus manos. He pasado por una experiencia similar a la que Ud. acaba de tener.2MS 295.1

    Cuando mi hijo mayor tenía 16 años de edad, fue aquejado por la enfermedad. Su caso fue considerado crítico, y él nos llamó a su lado, y nos dijo: “Papá y mamá, será difícil para vosotros veros privados de vuestro hijo mayor. Si al Señor le parece conveniente conservarme la vida, quedaré complacido por amor a vosotros. Si debo morir ahora para mi propio bien y para gloria de su nombre, quiero deciros que estoy resignado a ello. Papá, vaya por su lado, y mamá, vaya por su lado, y oren. Así recibirán una respuesta de acuerdo con la voluntad de mi Salvador, a quien vosotros y yo amamos”. El temía que si orábamos juntos, nuestros sentimientos de simpatía se fortalecerían, y pediríamos lo que no sería lo mejor para que el Señor lo concediera.2MS 295.2

    Hicimos como él pidió, y nuestras oraciones fueron similares en todo sentido a las oraciones que Ud. ha ofrecido. No recibimos ninguna evidencia de que nuestro hijo se recuperaría. Murió con toda su confianza puesta en Jesús nuestro Salvador. Su muerte constituyó un enorme golpe para nosotros, pero fue una victoria aun en la muerte, porque su vida estaba oculta con Cristo en Dios.2MS 295.3

    Antes de la muerte de mi hijo mayor, mi hijito de brazos enfermó de muerte. Oramos y pensamos que el Señor nos conservaría a nuestro pichón, pero cerramos sus ojos en la muerte, y lo llevamos para que descansara en Jesús, hasta que el Dador de la vida venga a fin de despertar a sus preciosos y amados hijos para que reciban una gloriosa inmortalidad.2MS 296.1

    Después mi esposo, el fiel siervo de Jesucristo, quien estuvo a mi lado durante 36 años, me fue quitado, y yo quedé para trabajar sola. El duerme en Jesús. No tengo lágrimas para derramar sobre su sepulcro. ¡Pero cuánto lo echo de menos! ¡Cómo anhelo sus palabras de consejo y sabiduría! ¡Cómo anhelo escuchar sus oraciones mezcladas con mis oraciones para pedir luz y dirección, para pedir sabiduría a fin de saber cómo planificar la obra!2MS 296.2

    Pero el Señor ha sido mi consejero, y el Señor le dará a Ud. gracia para soportar su aflicción.2MS 296.3

    Ud. pregunta acerca de la salvación de su hijito. Las siguientes palabras de Cristo constituyen la respuesta para Ud.: “Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de Dios”. Lucas 18:16.2MS 296.4

    Recuerde esta profecía: “Así ha dicho Jehová: Voz fue oída en Ramá, llanto y lloro amargo; Raquel que lamenta por sus hijos, y no quiso ser consolada acerca de sus hijos, porque perecieron. Así ha dicho Jehová: Reprime del llanto tu voz, y de las lágrimas tus ojos; porque salario hay para tu trabajo, dice Jehová, y volverán de la tierra del enemigo. Esperanza hay también para tu porvenir, dice Jehová, y los hijos volverán a su propia tierra”. Jeremías 31:15-17.2MS 296.5

    Esta promesa es para Ud. Puede sentirse reconfortada y confiar en el Señor. El Señor me ha hecho saber con frecuencia que muchos pequeñitos morirán antes del tiempo de angustia. Volveremos a ver a nuestros hijos. Los encontraremos y los reconoceremos en las cortes celestiales. Confíe en el Señor y no tema.—Carta 196, 1899.2MS 296.6

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