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Testimonios para la Iglesia, Tomo 5 - Contents
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    El amor de Dios por los pecadores

    Estimado hermano P,

    Me doy cuenta por su carta de que se encuentra en un estado de incredulidad, y se pregunta si hay esperanza para su caso. Como embajadora de Cristo, le digo: “Espere en Dios”. “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda mas tenga vida eterna”. Juan 3:16. Ahora bien, ¿no le infunden ánimo estas palabras alentadoras? Satanás le dirá repetidas veces que usted es un pecador; pero puede contestarle: “Es cierto que soy pecador; pero ‘Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores’”. 1 Timoteo 1:15.5TPI 592.1

    Jesús declaró: “No he venido a llamar a justos, sino a pecadores, al arrepentimiento”. Mateo 9:13. Y otra vez: “Os digo que así habrá más gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente, que por noventa y nueve justos que no necesitan de arrepentimiento”. Lucas 15:7. ¿No creerá usted estas preciesas palabras? ¿No las recibirá en su corazón? “Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano. Deje el impío su camino y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá compasión de él, y a nuestro Dios, el cual será amplio en perdonar”. Isaías 55:6-7. ¿No es amplia, profunda y cabal esta promesa? ¿Puede usted pedir más? ¿No permitirá que el Señor aquí mismo levante un estandarte en favor suyo contra el enemigo? Satanás está listo para robarle las preciosas garantías de Dios. Desea quitar del alma toda vislumbre de esperanza y cada rayo de luz; pero usted no debe permitirle que lo haga. Ejercite la fe; pelee la buena batalla de la fe; luche con estas dudas; familiarícese con las promesas.5TPI 592.2

    “Cuando yo diga al justo: De cierto vivirás; si él, confiado en su justicia, comete iniquidad, ninguna de sus justicias será recordada, sino que morirá por la iniquidad que cometió. Y cuando yo diga al impío: De cierto morirás; si él se convierte de su pecado y práctica el derecho y la justicia... vivirá ciertamente y no morirá. No se le recordará ninguno de los pecados que había cometido; ha practicado el derecho y la justicia; vivirá ciertamente”. Ezequiel 33:13-16.5TPI 592.3

    “¿Con qué me presentaré ante Jehová, y adoraré al Dios altísimo? ¿Me presentaré ante él con holocaustos, con becerros de un año? ¿Se agradará Jehová de millares de carneros, o de diez mil ríos de aceite? ¿Daré mi primogénito por mi prevaricación, el fruto de mis entrañas por el pecado de mi alma? Oh hombre, te ha sido declarado lo que es bueno, y qué pide Jehová de ti: solamente hacer justicia, y amar misericordia, y caminar humildemente ante tu Dios”. Miqueas 6:6-8. Cuando Satanás se presente para tentarlo a que abandone toda esperanza, señálele esas palabras. Suplique con David: “De los pecados de mi juventud, y de mis transgresiones, no te acuerdes; conforme a tu misericordia acuérdate de mí, por tu bondad, oh Jehová. Bueno y recto es Jehová; por tanto, él enseñará a los pecadores el camino, encaminará a los humildes por el juicio, y enseñará a los mansos su camino”. Salmos 25:7-9.5TPI 592.4

    “Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: aunque vuestros pecados sean como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; aunque sean rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana. Si queréis obedecer, comeréis el bien de la tierra; si rehusáis y sois rebeldes, seréis consumidos a espada; porque la boca de Jehová lo ha dicho”. Isaías 1:18-20. He ahí las promesas, sencillas y claras, ricas y plenas; pero todas se basan sobre condiciones. Si usted cumple los requisitos, ¿no puede entonces confiar que el Señor cumplirá su palabra? Que estas promesas, colocadas dentro del marco de la fe, sean puestas en las recámaras de la memoria. Ni una de ellas fallará. Todo lo que Dios ha dicho, se cumplirá. “Fiel es el que ha prometido”. Hebreos 10:23.5TPI 593.1

    La obra que usted tiene que hacer en favor de sí mismo ha sido claramente delineada: “Lavaos, limpiaos; quitad la iniquidad de vuestras obras de delante de mis ojos; dejad de hacer lo malo; aprended a hacer el bien; buscad la justicia, reprimid al opresor, defended la causa del huérfano, amparad a la viuda”. Isaías 1:16, 17. “Si el impío restituye la prenda, devuelve lo que haya robado, y camina en los estatutos de la vida no haciendo iniquidad, vivirá ciertamente y no morirá”. Ezequiel 33:15. Dice el Señor: “Y vosotros decís: El camino del Señor no es recto. Oíd ahora, casa de Israel: ¿Es mi camino el que no es recto? ¿No son vuestros caminos los que son torcidos?” Ezequiel 18:25. “¿Acaso me complazco yo en la muerte del impío?, dice el Señor Jehová. ¿No me complazco más bien en que se aparte de sus caminos y viva?” Ezequiel 18:23. “Por tanto, yo os juzgaré a cada uno según sus caminos, oh casa de Israel, dice el Señor Jehová. Convertíos, y volveos de todas vuestras transgresiones, y no os será la iniquidad causa de ruina. Arrojad lejos de vosotros todas vuestras transgresiones con que habéis pecado, y haceos un corazón nuevo y un espíritu nuevo. ¿Por qué habéis de querer morir, casa de Israel? Pues yo no me complazco en la muerte del que muere, dice Jehová el Señor; convertíos, pues, y vivid”. Ezequiel 18:30-32.5TPI 593.2

    Aquí el Señor ha revelado claramente su voluntad con relación a la salvación del pecador. Y la actitud que asumen muchos de expresar dudas e incredulidad respecto a si el Señor los salvará o no, es una afrenta contra el carácter de Dios. Aquellos que se quejan de severidad de parte de él están diciendo, en efecto: “No es recto camino del Señor”. Pero él inmediatamente devuelve la imputación sobre el pecador: “¿No son vuestros caminos torcidos?” “Yo os juzgaré a cada uno según sus caminos... Convertíos y apartaos de todas vuestras transgresiones, y no os será la iniquidad causa de ruina”. Ezequiel 18:25, 29, 30. El carácter de Dios queda completamente vindicado en las palabras de las Sagradas Escrituras que le he expuesto. El Señor recibirá al pecador cuando se arrepienta y abandone sus pecados para que Dios pueda obrar a través de sus esfuerzos para perfeccionar el carácter. Las promesas no son sí y no, pero si el hombre cumple con los requisitos, ellas, en Cristo, son: “Sí... y amén, por medio de nosotros, para la gloria de Dios”. 2 Corintios 1:19-20. El único propósito que Dios tuvo al entregar a su Hijo por los pecados del mundo, es que el ser humano pueda ser salvo, no en transgresión y en maldad, sino mediante el abandono del pecado, el lavamiento de las ropas del carácter, y en que sean emblanquecidos por la sangre del Cordero. El se propone extirpar del hombre toda cosa ofensiva que es objeto de su odio, pero el hombre debe cooperar con Dios en esta obra. El pecado tiene que ser abandonado y odiado, y en cambio debe aceptar la justicia de Cristo por medio de la fe. De esta manera lo divino cooperará con lo humano.5TPI 594.1

    Debemos cuidarnos de no dar lugar a la duda ni a la incredulidad, y en nuestra actitud de desesperación, no debemos quejarnos de Dios ni representarlo mal ante el mundo. Al hacerlo así, nos ponemos del lado de Satanás. “Pobres almas” -dice él-, “las compadezco en su aflicción por el pecado; pero Dios no tiene misericordia. Anheláis recibir un rayo de luz; pero Dios os deja perecer, y se deleita en vuestra miseria”. Este es un terrible engaño. No prestéis oído al tentador, sino decid: “Jesús murió para darme vida. Me ama, y no desea que yo me pierda. Tengo un Padre celestial compasivo; y, aunque yo he abusado de su amor, aunque he desperdiciado las bendiciones que él bondadosamente me ha dado, me levantaré e iré a mi Padre, y le diré: He pecado... y no soy digno de ser llamado tu hijo... Hazme como uno de tus jornaleros” véase Lucas 15:18-20. La parábola del hijo pródigo nos dice cómo será recibido el que vagaba. “Y cuando estaba aún lejos, lo vio su padre, y fue movido a compasión, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó efusivamente”. Lucas 15:20. Así representa la Biblia el deseo de Dios de recibir al pecador que vuelve arrepentido.5TPI 594.2

    Pero aún esta parábola, tierna y conmovedora como es, no alcanza a expresar la compasión infinita del Padre celestial. El Señor declara por medio de su profeta: “Con amor eterno te he amado; por lo tanto, te prolongué mi misericordia”. Jeremías 31:3. Aún cuando el pecador está lejos de la casa de su Padre, malgastando sus bienes en un país extraño, el corazón del Padre suspira por él; y cada anhelo de volver a Dios que nace en el alma no es más que el gemido de su Espíritu, buscando, rogando, y atrayendo al vagabundo al seno de amor de su Padre.5TPI 595.1

    Teniendo por delante las ricas promesas de la Biblia, ¿será posible que todavía quiera dar lugar a la duda? ¿Es capaz de creer que cuando el pobre pecador anhela retornar, anhela abandonar sus pecados, el Señor con severidad le impide volver a sus pies arrepentido? ¡Desechemos esos pensamientos! Nada puede deshonrar más a Dios que estas ideas. Nada puede causarle más daño a su propia alma que el albergar estos pensamientos acerca de nuestro Padre celestial. Toda nuestra vida espiritual adquirirá un tono de desesperanza con estos conceptos de Dios. No debemos pensar en Dios sólo como un juez que está listo para dar un fallo en contra nuestra. El odia el pecado; sin embargo, por causa de su amor por los pecadores se entregó, en la persona de Cristo, para que todos los que quieran se salven y disfruten de dicha eterna en el reino de la gloria.5TPI 595.2

    El mismo Señor ha manifestado su carácter, el cual Satanás maliciosamente ha falseado. El se ha revelado como “¡Jehová! ¡Jehová! fuerte, misericordioso y piadoso; tardo para la ira, y grande en misericordia y verdad, que guarda misericordia a millares, que perdona la iniquidad, la rebelión y el pecado”. Éxodo 34:6, 7. ¿Qué lenguaje más directo o más tierno pudo haberse empleado que el que él mismo ha escogido para expresar su amor hacia nosotros? El declara: “¿Se olvidará la mujer de su niño de pecho, para dejar de compadecerse del hijo de su vientre? Pues aunque éstas lleguen a olvidar, yo nunca me olvidaré de tí”. Isaías 49:15.5TPI 596.1

    En el plan de la redención, “la misericordia y la justicia se encontraron; la justicia y la paz se besaron”. Salmos 85:10. El Dios omnisapiente y todopoderoso, el cual habita en la luz inaccesible, está lleno de amor y de bondad. Por lo tanto, dad gloria al Señor, vosotros que dudáis y tembláis; porque Jesús vive para interceder por nosotros. Dad gloria a Dios por el don de su Hijo y porque él no murió en vano por nosotros.5TPI 596.2

    Hermano P, usted pregunta si ha cometido el pecado que no tiene perdón en esta vida o en la venidera. Contesto que no veo la menor evidencia de que éste sea el caso. ¿En qué consiste el pecado contra el Espíritu Santo? En atribuir voluntariamente a Satanás la obra del Espíritu Santo. Supongamos, por ejemplo, que uno presencie la obra especial del Espíritu de Dios. Tiene evidencia convincente de que la obra está en armonía con las Escrituras, y el Espíritu testifica a su espíritu que es de Dios. Pero más tarde, cae bajo la tentación; lo domina el orgullo, la suficiencia propia, o alguna otra característica mala; y rechazando toda la evidencia de su carácter divino, declara que lo que antes reconoció como ser del Espíritu Santo era poder de Satanás. Por medio de su Espíritu es cómo Dios obra en el corazón humano; y cuando los hombres rechazan voluntariosamente al Espíritu, y declaran que es de Satanás, cortan el conducto por medio del cual Dios puede comunicarse con ellos. Al negar la evidencia que Dios le agradó darles, apagan la luz que había resplandecido en sus corazones, y como resultado son dejados en tinieblas. Así se cumplen las palabras de Cristo: “Mira pues, si la lumbre que en ti hay, es tinieblas”. Lucas 11:35. Por un tiempo, las personas que han cometido este pecado pueden aparentar ser hijos de Dios; pero cuando se presenten circunstancias que han de desarrollar el carácter, y manifestar qué clase de espíritu las posee, se descubrirá que están en el terreno del enemigo, bajo su negro estandarte.5TPI 596.3

    Hermano mío, el Espíritu le invita hoy. Acuda de todo corazón a Jesús. Arrepiéntase de sus pecados, haga su confesión a Dios, abandone toda iniquidad, y podrá acogerse a sus promesas. “Mirad a mí, y sed salvos” (Isaías 45:22), es su misericordiosa invitación.5TPI 597.1

    Llegará el día cuando se promulgará la espantosa denuncia de la ira de Dios sobre todos los que han persistido en su deslealtad para con él. Será entonces cuando Dios deberá hablar y hacer cosas terribles en justicia contra los transgresores de su ley. Pero no necesita hallarse entre aquellos que caerán bajo la ira de Dios. Ahora es el día de su salvación. La luz de la cruz del Calvario resplandece ahora en rayos claros y brillantes, que revelan a Jesús como nuestro sacrificio por el pecado. Mientras lea las promesas que le he presentado, recuerde que son la expresión de un amor y una compasión inefables. El gran corazón lleno de un amor infinito se siente atraído hacia el pecador con compasión ilimitada. “Tenemos redención por su sangre, la remisión de pecados” Efesios 1:7. Sí, crea tan sólo que Dios es su auxiliador. Quiere restaurar en el hombre su imagen moral. En la medida en que usted se acerque a él con confesión y arrepentimiento, él se acercará a usted con misericordia y perdón. Todo lo debemos al Señor. Es el Autor de nuestra salvación. Mientras obra su propia salvación con temor y temblor, “Dios es el que en vosotros obra así el querer como el hacer, por su buena voluntad”. Filipenses 2:13.5TPI 597.2

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