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El Ministerio Médico - Contents
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    El médico no está exento

    A menudo se llama a los médicos en sábado para ministrar a los enfermos, y es imposible para ellos tomar tiempo de descanso y devoción. El Salvador nos ha mostrado por su ejemplo que es correcto aliviar a los enfermos en este día; pero los médicos y los enfermeros no deben realizar un trabajo innecesario. Los tratamientos ordinarios y las operaciones que se pueden postergar, deben ser diferidos hasta el próximo día. Que los pacientes sepan que los médicos deben tener un día de reposo. El Señor dice: “En verdad vosotros guardaréis mis sábados; porque es señal entre mí y vosotros por vuestras generaciones, para que sepáis que yo soy Jehová que os santifico”.MM 281.3

    Que ningún hombre, porque sea médico, se sienta en libertad de menospreciar esta palabra del Señor. Él debe planear su trabajo de tal forma que obedezca los requerimientos de Dios. No debe viajar en sábado excepto cuando haya una enfermedad real que aliviar. Cuando éste sea el caso, no es una profanación del sábado que el médico viaje ese día; pero se deben aplazar los casos ordinarios.MM 282.1

    Dios creó el mundo en seis días y descansó el séptimo. Él santificó y bendijo al séptimo día y lo hizo su monumento sagrado. “Guardarán, pues—declara él—, el día de reposo los hijos de Israel, celebrándolo por sus generaciones por pacto perpetuo”. Los que hacen esto, guardando todos los mandamientos de Dios, pueden reclamar las promesas descritas en Isaías 58:11-14. Las instrucciones que se dan en este capítulo son plenas y categóricas. Los que se abstienen de trabajar en el día sábado pueden pedir bienestar y consolación. ¿No creeremos a Dios? ¿No llamaremos santo al día que el Señor llama santo? El hombre no debe avergonzarse de llamar sagrado lo que el Señor llama sagrado. No debe temer hacer lo que Dios ha ordenado. La obediencia le proveerá un conocimiento de lo que constituye la santificación verdadera.MM 282.2

    Que no se robe a Dios en diezmos ni ofrendas, ni por la profanación de su tiempo santo. El hombre no debe hacer su propia voluntad en el día santo de Dios. Tiene seis días en los cuales hacer sus negocios seculares, pero Dios reclama el séptimo día como de su propiedad. Nos dice: “No hagas en él obra alguna”. El siervo de Dios llamará sagrado lo que el Señor llama sagrado. Así mostrará que ha escogido al Señor como su líder. El sábado fue hecho en el Edén cuando alababan todas las estrellas del alba, y se regocijaban todos los hijos de Dios. Dios lo ha colocado bajo nuestro cuidado. Guardémoslo puro y santo.—Manuscrito 162, 1897.MM 282.3

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