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Testimonios para la Iglesia, Tomo 4 - Contents
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    Obstinación y no independencia

    Hermano G, cultivar el amor puro y abnegado y la benevolencia desinteresada será para usted un trabajo fatigoso. No está acostumbrado a ceder en sus opiniones e ideas y, a veces, abandonar sus propios juicios y dejarse guiar por el consejo ajeno. Hermano y hermana G, ambos deben reducir su yo y aumentar la gracia de Dios. Ambos deben adquirir el hábito del gobierno propio para que sus pensamientos puedan sujetarse al Espíritu de Cristo. Tiene necesidad de la gracia de Dios para que sus pensamientos puedan ser disciplinados y fluyan por el canal correcto, para que sus palabras sean palabras justas y para que sus pasiones y apetitos se sujeten al control de la razón y la lengua se refrene ante la frivolidad, la censura y las críticas mundanas. “Si alguno no ofende en palabra, éste es varón perfecto, capaz también de refrenar todo el cuerpo”. Santiago 3:2. El mayor triunfo que nos dio la religión de Cristo es el control sobre nosotros mismos. Debemos controlar nuestras tendencias naturales; de otro modo, jamás venceremos como Cristo venció.4TPI 232.1

    Entre los que profesan seguir a Cristo hay algunos que son dispépticos espirituales. Ellos mismos se han hecho inválidos y su debilidad espiritual es el resultado directo de sus propias imperfecciones. No obedecen las leyes de Dios ni ponen en práctica los principios de sus mandamientos. Son indolentes en su causa y obra y no cumplen con ninguna de las misiones que se les encomiendan. Sin embargo, cuando creen ver algo en lo que pueden encontrar un defecto, son activos y celosos. Un cristiano que no trabaja no está sano. La enfermedad espiritual es el resultado del deber descuidado. Para que la fe de un hombre sea fuerte debe permanecer mucho tiempo con Dios, en oración secreta. ¿Cómo puede la benevolencia de un hombre ser una bendición para él si nunca la ejercita? ¿Cómo podemos pedir a Dios que nos ayude en la conversión de las almas si, al mismo tiempo, no hacemos nada para traerlas al conocimiento de la verdad? Se ha hecho tan débil que se ha vuelto inútil, tanto para usted como para la iglesia. El remedio es el arrepentimiento, la confesión y la reforma. Necesita fuerza moral y el verdadero alimento de la gracia de Dios. Nada fortalecerá tanto su religiosidad como trabajar para que avance la causa que profesa amar en lugar de frenarla. Sólo hay una cura para la indolencia espiritual: el trabajo, trabajar por las almas que necesitan su ayuda. En lugar de fortalecer las almas, ha desalentado y debilitado los corazones de aquellos que veían avanzar la causa de Dios.4TPI 232.2

    Dios le ha dado capacidades que puede usar para el bien o malgastarlas en perjuicio propio y ajeno. No es consciente de los cargos que Dios le imputa. Deberíamos tener siempre en la mente que vivimos en este mundo para formar caracteres para el próximo. Todas nuestras relaciones con los otros mortales deben estar en consonancia con los intereses eternos, suyos y nuestros. Si nuestros encuentros con ellos sólo están dedicados al placer y a la complacencia egoísta, si somos frívolos, si nos abandonamos a las malas acciones, no somos colaboradores de Dios, sino que trabajamos decididamente contra él. Las preciosas vidas que Dios nos ha dado no deben ser moldeadas con relatividades incrédulas para complacer la mente carnal, sino que deben ser vividas de manera que merezcan la aprobación de Dios.4TPI 233.1

    Si el hermano J gozara con el amor de Dios, sería un torrente de luz. Tiene demasiada poca fuerza moral y fuertes tendencias a la incredulidad. Los ángeles del cielo se han apiadado de él porque está envuelto en tinieblas. Sus oídos sólo oyen palabras de incredulidad y tinieblas. Está lleno de dudas, la lengua es un mundo de iniquidad. “Ningún hombre puede domar la lengua, que es un mal que no puede ser refrenado, llena de veneno mortal”. Santiago 3:8. Si el hermano J se aferrara con más firmeza a Dios y sintiera que debe conservar su integridad ante él aun a costa de su vida natural, recibiría fuerza del cielo. Si permite que su fe se vea afectada por las tinieblas y la incredulidad que lo rodean, las dudas y las habladurías, pronto estará imbuido de tinieblas, dudas e incredulidad y no encontrará luz o fuerza en la verdad.4TPI 233.2

    Que no piense que buscar el compromiso con sus amigos, resentidos con nuestra fe, le pondrá las cosas más fáciles. Si su único propósito es obedecer a Dios a toda costa, obtendrá fuerza y ayuda. Dios ama al hermano J y se apiada de él. Conoce todas sus dudas, todos sus desalientos, todas sus palabras amargas. Lo sabe todo. Si el hermano J abandona su incredulidad y permanece inamovible en Dios su fe crecerá con el ejercicio. “El justo vivirá por fe; y si retrocediere, no agradará a mi alma”. Hebreos 10:38.4TPI 234.1

    Vi que los hermanos J y G corren gran peligro de perder la vida eterna. No ven que entorpecen el avance de la obra de Dios en _____. Cuando se celebró la reunión campestre la primera vez que estuvimos en la costa Oeste, cientos estaban convencidos de la verdad; pero Dios conocía de qué material estaba hecha esa iglesia. Aunque las almas acudían a la verdad, no había nadie que las acogiera y las alimentara, que las guiara a una vida más elevada. El hermano I tenía un espíritu celoso, acusador y envidioso. Si no podía ser el primero, no colaboraba en nada. Se consideraba a sí mismo mucho mejor de lo que Dios lo consideraba. Un hombre con ese carácter, a largo plazo, acabará por estar en desacuerdo con todos; sólo se encuentra en su líquido elemento cuando contiende y se alinea contra todo aquello que no se amolda a sus ideas. El Señor permitió que siguiera su camino y manifestara qué clase de espíritu lo guiaba. Introdujo en la iglesia el mismo espíritu que gobernaba en su familia y quiso que también allí imperara. Su amargura y sus crueles palabras contra los siervos de Dios han quedado registradas. No podrá desentenderse de ellas. Salió de nosotros porque no era de los nuestros. En ningún caso la iglesia deberá intentar su retorno; porque, con el espíritu que ahora lo domina, contendería aun con los mismos ángeles de Dios. Desearía gobernar y dictar la obra de los ángeles. Tal espíritu no puede entrar en el cielo. I y J, con quienes Dios no está satisfecho, se han atrevido a resistir a los siervos de Dios, a hablar mal de ellos, a imputarles motivos sesgados. Han intentado destruir la confianza de los hermanos en esos obreros y en los Testimonios. Pero si la obra es de Dios, no podrán destruirla. Sus esfuerzos serán vanos. Hermano G, usted se encontraba en una oscuridad tan densa que llegó a pensar que esos hombres tenían razón. Ha repetido sus palabras y ha hablado del “poder unipersonal”. ¡Cuán poco sabía de lo que hablaba!4TPI 234.2

    Algunos no han dudado en decir algo o proferir un cargo contra los siervos de Dios y ser celosos y acusadores. Si pueden encontrar alguna ocasión en que, celosos por la causa de Dios, piensan que los ministros han dicho palabras decididas, incluso severas, se apresuran a exagerarlas y se sienten con libertad para adoptar el más amargo y perverso espíritu y culpar a los siervos del Señor con motivos equívocos. Ya quisiéramos ver qué harían tales acusadores en circunstancias similares y soportando cargas parecidas. Ya quisiéramos verlos buscar y condenar sus propias ofensas, su propia conducta arrogante y dominadora y su propia impaciencia e irritación; y, después de haber eliminado todo pecado de sus vidas, lanzar la primera piedra de censura contra los hermanos que intentan traerlos al orden. El Dios santo no llevará almas a la verdad para que caigan bajo la influencia que existe en la iglesia. Nuestro Padre celestial es demasiado inteligente para llevar almas a la verdad y permitir que sean moldeadas por la influencia de hombres que no han consagrado sus vidas y sus corazones. Esos hombres no están en armonía con la verdad. No están unidos al cuerpo, sino que son causa de pérdida para la iglesia. Sus obras se oponen a las de aquellos que Dios emplea para traer almas a la verdad.4TPI 235.1

    ¿Quién alimentará a los que deberían esforzarse por obedecer todos los mandamientos de Dios? ¿Quiénes serán padres y madres que tengan cuidado de los que necesitan fuerza y ayuda? ¿Saben esos hermanos lo que hacen? Se encuentran exactamente en camino de los pecadores. Cortan el paso con sus conductas pecaminosas. Sus vestiduras estarán cubiertas con al sangre de las almas, a menos que se arrepientan y cambien completamente su vida. ¿Acaso piensan tales insatisfechos que ellos tienen razón y que el cuerpo de los guardadores del sábado está equivocado? “Por sus frutos los conoceréis”. Mateo 7:20. ¿A quién bendice Dios? ¿A quién guía? ¿Quién trabaja para él? ¿Quién obra correctamente para presentar la verdad a otras mentes? ¿Acaso tales hombres piensan que el cuerpo acudirá a ellos y abandonará su experiencia y puntos de vista para seguir los juicios de los que no se han consagrado? ¿O quizá regresarán a la armonía con el cuerpo?4TPI 235.2

    El hermano G se vanagloria de su independencia de criterio y juicio, y al mismo tiempo corta el paso a los pecadores con su vida disoluta y su oposición a la obra, combatiendo ciegamente a Cristo en la persona de sus siervos. Se ha engañado respecto de la calidad de la verdadera independencia. La independencia no es obstinación, aunque a menudo ésta se confunda con aquélla. Cuando el hermano G se ha formado una opinión y la expresa en la familia o la iglesia con considerable confianza y de manera pública, está inclinado a hacer que parezca que él tiene la razón valiéndose de todos los argumentos que se le ocurren. Con esa insistencia corre el peligro, el gran peligro, de cerrar los ojos y violar su conciencia; el enemigo lo tienta con fuerza. Su arrogancia en la opinión es difícil de vencer, aun cuando se enfrente a suficientes evidencias para convencerlo, si estuviera dispuesto. Piensa que admitir su error sería una mancha en su juicio y discernimiento.4TPI 236.1

    Hermano G, corre el gran peligro de perder su alma. Ansia la preeminencia. A veces cree que es menoscabado. No es feliz. No será feliz si abandona el pueblo de Dios, porque considera una ofensa las palabras claras y los hechos como hicieron muchos de los seguidores de Cristo porque la verdad declarada era demasiado evidente. No será un hombre feliz porque seguirá siendo usted mismo. No está a bien consigo mismo. Su temperamento es su enemigo y, vaya donde vaya, llevará consigo su carga de infelicidad. Es un honor confesar un error tan pronto como se discierne.4TPI 236.2

    Hay muchos asuntos relacionados con la obra de Dios en los que usted encuentra faltas, encontrar faltas es cosa natural en usted. Puesto que se ha vuelto contra la luz de Dios que sobre usted se le ha revelado, rápidamente pierde su discernimiento y, más que nunca, está pronto a encontrar defectos en todas las cosas. Da su opinión con confianza dictatorial y trata las consultas de los demás al respecto de sus opiniones como una crueldad personal. Ciertamente, la independencia refinada nunca desdeña pedir el consejo de los experimentados y los sabios y los trata con respeto.4TPI 236.3

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