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Testimonios para la Iglesia, Tomo 4 - Contents
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    Autoalabanzas

    Apreciado hermano N: En la última visión se me presentó su caso. Se me mostró que su carácter cristiano tiene defectos que debe vencer antes de perfeccionar su santidad en el temor del Señor. Ama la verdad, pero necesita que la verdad lo santifique. No es soberbio o parco en hospitalidad o en el sostenimiento de la causa de la verdad, sino que su corazón abriga cierta soberbia. Se aferra a sus opiniones y pone sus propios juicios por encima de los de los demás. Corre el peligro de creerse superior a sus hermanos. Es exigente y tiende a llevar a cabo sus ideas sin tener en cuenta a sus hermanos porque considera que su inteligencia y su experiencia son superiores a las suyas. En este punto no aplica la orden dada por los apóstoles: “Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo”. Filipenses 2:3. Usted tiene sus ideas, sus propósitos y sus planes y se imagina que nunca pueden estar equivocados.4TPI 128.1

    En el gobierno de su casa siempre ha tomado sobre sus espaldas demasiada carga. Si sus opiniones o sus planes se tuercen, en lugar de hacer concesiones o llegar a compromisos con quienes se le oponen, considerando que tanto ellos como usted tienen derecho a tener su propio juicio independiente, se siente herido y humillado. No puede soportar que su familia ponga en duda sus planes o haga sugerencias distintas de sus opiniones. La consecuencia de este desagradable estado es que su familia le ha sometido sus deseos y ha permitido que haga y deshaga a su gusto para conservar la armonía en el hogar. Por eso, su familia hace mucho que sufre pacientemente sus antojos. Le parece que esto es la observancia apropiada de su autoridad y considera que su gobierno es sensato y correcto.4TPI 128.2

    Siempre que su obstinación por poner en práctica sus propios juicios contra viento y marea ha puesto a sus amigos a en completa oposición con usted y los ha obligado a sentirse menospreciados por su arbitrariedad, ha sentido y ha creído y se ha convencido de que toda esa oposición se debía a la instigación del enemigo. Por eso se ha empecinado aún más en poner en práctica sus ideas sin tener en cuenta los deseos de los demás.4TPI 128.3

    Corre el peligro de pasar por dificultades porque no está dispuesto a permitir la libertad de juicio y opinión de aquellos que lo rodean. Sería bueno que recordara que pueden tener en tan alta estima sus maneras y sus opiniones como usted tiene las suyas. Es muy fácil que, cuando censuramos a otros porque no están de acuerdo con nosotros, perdamos de vista este punto. Gobierna a los miembros de su familia con demasiada rigidez. Es muy puntilloso y los carga de preceptos y órdenes; y si, por ventura, su opinión es distinta, se obstina aún más en actuar según sus ideas y demostrar que es el dueño indiscutible de su casa.4TPI 129.1

    En apariencia, considera que basta con decir que una cosa debe ser hecha para que se haga del modo exacto en que usted indica. A menudo, su arbitrariedad pone sus ideas y juicios entre sus familiares y su propio sentido de lo correcto o apropiado según las circunstancias. Ha cometido un gran error al quebrantar la voluntad y el juicio de su esposa, requiriéndole que se rinda incondicionalmente a su sabiduría superior so pena de traer la discordia al hogar.4TPI 129.2

    No gobierne los actos de su esposa ni la trate como alguien que depende servilmente de usted no se ponga jamás por encima de ella, ni se excuse diciendo: “No tiene experiencia y es inferior a mí”. Deje de someter irracionalmente la voluntad de ella a la de usted, porque su esposa posee su propia individualidad que no se debe fundir con la de usted. He observado que muchas familias naufragaban a causa del despótico gobierno que la cabeza de familia ejercía, mientras que el diálogo y el consenso podrían haber sido los impulsores de la armonía y bienestar.4TPI 129.3

    Hermano, usted presume de sí mismo. Ejerce su autoridad aun fuera de sus propios dominios. Se imagina que conoce la mejor manera de hacer el trabajo de la cocina. Tiene sus peculiares ideas sobre el funcionamiento del departamento de trabajo y espera que los demás se adapten como máquinas a tales ideas y observen el orden específico que le complace.4TPI 129.4

    Los esfuerzos por conseguir que sus amigos se rindan mansamente a su voluntad son fútiles y vanos. Ninguna mente ha sido moldeada del mismo modo, y no está bien que así sea; porque si fueran idénticas habría menos armonía y adaptabilidad natural de los unos con los otros que ahora. Sin embargo, se nos representa como miembros de un cuerpo unidos en Cristo. Ese cuerpo está compuesto por varios miembros y ninguno de ellos puede desempeñar exactamente la misma función que otros. Los ojos ven, y no tiene sentido que desempeñen la función de las orejas, que están destinadas a oír. Tampoco las orejas pueden suplantar a la boca, ni la boca tomar las funciones de la nariz. Aun así, todos los órganos son necesarios para un todo perfecto y trabajan en hermosa armonía. Las manos tienen su trabajo, y los pies el suyo. Unos no dicen a los otros: “Sois inferiores a nosotros”. Las manos no pueden decir a los pies: “No os necesitamos”. Pero todos están unidos al cuerpo para desempeñar su tarea específica y merecen el mismo respeto porque contribuyen al confort y la utilidad del todo perfecto.4TPI 129.5

    Ninguno de nosotros puede tener las mismas ideas ni las mismas opiniones. Pero debemos ser una bendición para los demás; de modo que allí donde uno no llega, otro pueda suplir la necesidad. Su carácter tiene algunas deficiencias y desviaciones que harían recomendable que entrara en contacto con una mente organizada de modo distinto; de esa manera se equilibraría adecuadamente la suya. En lugar de ejercer una supervisión tan exclusiva, consulte con su esposa y lleguen a tomar decisiones de común acuerdo. No permite el esfuerzo independiente de su familia. Con demasiada frecuencia, si sus órdenes específicas no se ponen en práctica escrupulosamente, lo considera un delito.4TPI 130.1

    Si su esposa y los otros miembros de su familia carecieran de tacto y diplomacia, sería excusable que tomara todas las riendas; pero tal no es el caso y su comportamiento es del todo intolerable. Después de haberlos informado amablemente al respecto de sus puntos de vista sobre la cocina y el gobierno de la casa, indicándoles cuáles son sus deseos, deténgase y permítales que sigan sus sugerencias según su criterio. Es casi seguro que su influencia les será más grata y desearán complacerle más que si usted despliega toda una batería de medidas coercitivas. Incluso si no se adaptan a sus opiniones, no se empeñe en dictar normas para que todo se haga según sus criterios. Recuerde que la natural independencia de los demás debe ser respetada. Si su esposa hace su labor de la manera que ella cree apropiada, no tiene derecho a interferir en sus asuntos y cargarla con sus sugerencias y reflexiones sobre su manera de dirigir la casa.4TPI 130.2

    Su carácter está adornado con bellos y generosos rasgos. Por lo general, es cortés y afable con todos aquellos que están fuera de su familia. Quizá sea atribuible, en cierta medida, al hecho de que no se atreve a mostrar a nadie su disposición, excepto a aquellos a quienes considera como claramente inferiores. Y puesto que la sociedad no reconoce suficientemente su superioridad, la muestra en casa, porque piensa que allí nadie pretenderá discutir sus exigencias.4TPI 131.1

    Sea diligente y opere un cambio en sí mismo. Si está dispuesto a sacrificar su soberbia, su actitud exigente, sus ideas y conceptos, su hogar será tan apacible y feliz que los ángeles encontrarán deleite en contemplarlo. ¿Qué es mejor, que se haga su voluntad o ver que en su casa reina la libertad de acción y de espíritu? Su hogar no siempre es como debería ser, pero usted es la principal causa de esa discordia. Si es un representante de Cristo en la tierra, le insto a representar correctamente al bendito Redentor, quien fue manso y dócil, sintió compasión y perdonó.4TPI 131.2

    Considere muy seriamente el hecho de que a las personas de mente sana e ideas propias les resulta difícil seguir con precisión el camino que otros han trazado por ellos. Por lo tanto, no tienen ningún derecho moral de molestar a su esposa y su familia con sus antojos y petulancia respecto de su empleo. Le será difícil cambiar repentinamente su modo de actuar, pero hágase el firme propósito de no entrar en la cocina a menos que sea para elogiar los esfuerzos y la labor de aquellos que trabajan en ella. Que las felicitaciones tomen el lugar de la censura.4TPI 131.3

    Cultive los rasgos contrarios a aquellos que aquí le repruebo. Desarrolle la bondad, la paciencia, el amor y todas las gracias tendrán una influencia transformadora sobre su hogar y las vidas de sus familiares y sus amigos brillarán. Confiese que se ha equivocado y luego, abandonando ese camino, esfuércese por ser justo y hacer lo correcto. No permita que su esposa sea una esclava de su voluntad, sino atráigala con amabilidad y deseo desinteresado por aumentar su comodidad y su felicidad. Dele una oportunidad de ejercitar sus facultades y no intente confundirla y amoldar sus juicios hasta que pierda su identidad mental.4TPI 131.4

    Es una hija de Dios y una mujer de capacidades refinadas y buen gusto, cuya opinión sobre sí misma, en el mejor de los casos, es humilde. Usted la ha dominado y ha obstaculizado su independencia de pensamiento durante tanto tiempo que, por su influencia, se ha encerrado en sí misma y no ha conseguido desarrollar la noble feminidad que le pertenece por derecho. Cuando dialoga con su esposa sobre materias que afectan por igual sus respectivos intereses, sabe bien que si ella expresa una opinión contraria a la suya, su corazón es presa del resentimiento y el yo se apodera de usted y excluye el sentimiento de natural deferencia que debe abrigar hacia la compañera de su vida.4TPI 132.1

    Ese mismo carácter que muestra en casa se manifiesta, más o menos, en sus relaciones con otros miembros de iglesia. Su voluntad obstinada, sus rígidas opiniones, salen a la luz y, siempre que es posible, se convierten en una fuerza de mando. Eso no está bien; ocasionalmente, rinda sus juicios a los de los demás, no persista en querer hacer las cosas a su manera hasta un grado que, a menudo, está rayando con la terquedad. Si desea la bendición diaria de Dios, moldeé su carácter imperativo haciendo que corresponda con el Modelo divino.4TPI 132.2

    A menudo atormenta a su esposa, inconscientemente, porque sus palabras y sus actos no presentan la ternura debida. De ese modo menoscaba su amor por usted y alimenta una frialdad que se va apoderando lenta e inadvertidamente de su casa.4TPI 132.3

    Si pensara menos en sí mismo y más en los tesoros que guarda en su hogar, prestando la debida atención a los miembros de su familia y permitiéndoles el ejercicio adecuado de su propio juicio, atraerá la bendición sobre todos ustedes, y el respeto que ellos sienten por usted se aumentará.4TPI 132.4

    Ha tendido a mirar con cierto menosprecio a aquellos hermanos que habían cometido una falta y quienes, a causa de la naturaleza de su carácter, no pudieron vencer el mal que los asediaba. Pero Jesús se apiada de ellos; los ama y carga con sus debilidades como carga con las suyas. Hace mal cuando se enaltece, considerándose superior a aquellos que no son tan fuertes como usted. Hace mal cuando se envuelve de una aureola de auto justicia, dando gracias a Dios por no ser como los demás hombres, porque su fe y su celo son mayores que la fe y el celo de aquellos pobres y débiles que se debaten por hacer lo correcto en el desaliento y las tinieblas.4TPI 132.5

    Los ángeles del cielo puro y santo vienen a este mundo contaminado para compadecerse de los más débiles, los más desvalidos y necesitados; y Cristo mismo descendió de su trono para ayudar a esas mismas gentes. No tiene derecho a mantenerse alejado de los que flaquean; ni tiene el derecho de declarar su clara superioridad sobre ellos. Póngase en sintonía con Cristo, apiádese de ellos y ayúdelos, del mismo modo que Cristo se apiadó de usted.4TPI 133.1

    Deseó trabajar por el Maestro. Aquí tiene un trabajo que le será aceptable: el mismo trabajo para el cual fueron alistados los ángeles. Puede ser su colaborador. Sin embargo, nunca será llamado a predicar la palabra a las personas. Aunque, en general, su conocimiento de la fe sea correcto, le faltan las cualidades de un maestro. Carece de la facultad de adaptarse a las necesidades y modos de los demás. Su voz no tiene suficiente volumen. En las reuniones de la asamblea, habla demasiado bajo para que los asistentes lo oigan. Querido hermano, a menudo también corre el peligro de llegar a ser tedioso. Aun en las pequeñas reuniones, sus observaciones son demasiado extensas. Cierto que todas sus palabras son verdad, pero para alcanzar el alma deben ir acompañadas del fervor del poder espiritual. Debemos decir las cosas con las palabras justas para no fatigar a la audiencia, o el tema no hallará lugar en sus corazones.4TPI 133.2

    Hay muchas tareas que todos podemos desempeñar. Apreciado hermano, puede hacer un gran servicio ayudando a aquellos que más necesitan el socorro. Quizá sienta que no se aprecia correctamente su labor en esa dirección. Recuerde que aquellos a quienes más benefició el Salvador fueron los que menos apreciaron su obra. Vino para salvar a los que estaban perdidos, pero esos mismos a quienes él quiso rescatar rechazaron su ayuda y, finalmente, lo condenaron a muerte.4TPI 133.3

    Aunque fracase noventa y nueve veces de cada cien, si logra salvar de la ruina a un alma habrá hecho un noble acto por la causa del Maestro. Pero para ser un colaborador de Jesús, es preciso tener paciencia con aquellos por quienes se trabaja, no menospreciando la sencillez del trabajo, sino mirando el bendito resultado. Cuando aquellos por quienes trabaja no piensan exactamente como usted, se dice: “Déjalos ir, no merecen ser salvados”. ¿Qué habría sucedido si Cristo hubiese tratado de ese modo a los pobres rechazados? Murió para salvar a los miserables pecadores. Si trabaja con el mismo espíritu y de la misma manera que indicó el ejemplo de Aquel a quien sigue, y deja la cosecha de los resultados para Dios, nunca en la vida alcanzará a medir el bien que habrá hecho.4TPI 133.4

    Está inclinado a querer ocuparse de tareas más altas de las que naturalmente se le presentan. Se esfuerza por alcanzar únicamente a los hombres intelectuales y honorables. Pero, con toda seguridad, sus expectativas serán defraudadas. Si persisten mucho tiempo en su transgresión, raro será que lleguen a sentir la pérdida y su posición desesperada. Trabaje como trabajó Cristo, con humildad, y ganará recompensa. Es tan honroso trabajar entre los humildes y pobres, llevándolos al Salvador, como los ricos y soberbios. Sobre todo, no acepte responsabilidades que no esté capacitado para asumir.4TPI 134.1

    Deberíamos hacer todo lo posible para que las reuniones de nuestro pueblo sean interesantes. Puede ser de gran ayuda en este aspecto si ocupa el lugar adecuado. En particular, las reuniones sociales deben ser conducidas adecuadamente. Unas pocas palabras relacionadas con sus progresos en la vida cristiana, dichas con voz clara y audible, de manera honesta, sin esforzarse por hacer un discurso, serían edificantes para otros y una bendición para su propia alma.4TPI 134.2

    Necesita que la influencia del Espíritu de Dios suavice y domine su corazón. Nadie debe entender que el correcto conocimiento de la verdad basta para cubrir las exigencias de Dios. El amor y la buena voluntad que sólo surgen cuando nuestros actos son del agrado de nuestros amigos carecen de valor real, porque son naturales en los corazones que no se han regenerado. Quienes profesan ser hijos de Dios que andan en la luz no se sienten molestos o disgustados cuando la vida se les tuerce.4TPI 134.3

    Ama la verdad y ansía su avance. Se le pondrá en distintas circunstancias para probarlo. Podrá desarrollar un verdadero carácter cristiano si se somete a la disciplina. Están en juego sus intereses vitales. Necesita con urgencia la verdadera santidad y un espíritu de autosacrificio. Aunque conozcamos la verdad y seamos capaces de leer sus más recónditos misterios, aunque lleguemos a dar el cuerpo para ser quemado por su causa, si no tenemos amor y caridad, somos como metal que suena y ruido de platillos.4TPI 134.4

    Cultive la disposición a creer que los demás son mejores que usted. Sea menos autosuficiente, confíe menos en sí mismo; alimente la paciencia, el autocontrol y el amor fraterno. Esté presto para ayudar al extraviado y tenga misericordia y compasión por los débiles. No es preciso que abandone sus negocios para glorificar al Señor; día tras día, en cada acto y cada palabra, honre a Aquel a quien sirve, de ese modo será una influencia regeneradora para aquellos que están en contacto con usted.4TPI 135.1

    Sea cortés, tenga un corazón tierno, perdone a los demás. Que su yo se hunda en el amor de Jesús; así podrá honrar al Redentor y hacer la obra que él le ha asignado. Poco conoce las tribulaciones de las pobres almas que han caído en las cadenas de las tinieblas y carecen de resolución y fuerza moral. Esfuércese por comprender la debilidad de los demás. Ayude a los necesitados, crucifique su yo y permita que Jesús tome posesión de su alma para que pueda desarrollar los principios de la verdad en su vida diaria. Sólo entonces será una bendición como nunca fue para la iglesia y aquellos con los que esté en contacto.4TPI 135.2

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