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Testimonios para la Iglesia, Tomo 4 - Contents
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    La sencillez en el vestir

    En el Sermón del Monte, Cristo exhorta a sus seguidores a no permitir que su espíritu se distraiga con las cosas terrenales. Dice claramente: “Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas. Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido?” “Y por el vestido, ¿por qué os afanáis? Considerad los lirios del campo, cómo crecen: no trabajan ni hilan; pero os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió así como uno de ellos”. Mateo 6:24-25, 28-29.4TPI 621.1

    Estas palabras rebosan de significado. Eran aplicables en los días de Cristo, y lo son en nuestra época. En ellas, Jesús pone en contraste la sencillez natural de las flores del campo, con el adorno artificial del vestido. Declara que la gloria de Salomón no podía compararse con una sola flor en su hermosura natural. Esta es una lección para todos los que desean conocer y hacer la voluntad de Dios. Jesús nota el cuidado y la devoción que muchos dedican al vestido, y nos aconseja y hasta nos ordena que no pensemos demasiado en él. Es importante que prestemos atención cuidadosa a sus palabras. Salomón estaba tan embargado por pensamientos de ostentación, que no elevó su espíritu por una constante comunión con el Dios de la sabiduría. Pasó por alto la perfección y la belleza del carácter en su propósito de obtener la belleza exterior. Vendió su honor y la integridad de su carácter al procurar glorificarse a sí mismo ante el mundo, y finalmente se transformó en un déspota que sostenía sus lujos extravagantes imponiendo al pueblo tributos excesivos. Primero se corrompió en su corazón, luego apostató de Dios, y finalmente adoró a los ídolos.4TPI 621.2

    Al ver a nuestras hermanas apartarse de la sencillez en el vestir y cultivar el amor por las modas del mundo, nos afligimos. Al ir en esa dirección, se están separando de Dios y descuidan el adorno interior. No deben sentirse libres para dedicar el tiempo que se les ha dado al adorno innecesario de sus vestidos. ¡Cuánto mejor sería que lo empleasen escudriñando las Escrituras, y obteniendo así un conocimiento cabal de las profecías y las lecciones prácticas de Cristo!4TPI 621.3

    Como cristianos no deberíamos aceptar ningún empleo sobre el que no podamos pedir la bendición del Señor. Hermanas, ¿tenéis la conciencia tranquila con los adornos innecesarios que ponéis sobre vuestros vestidos? Mientras desconcertáis la mente con fruncidos, lazos y cintas, ¿podéis elevar el alma en oración a Dios para que bendiga vuestros esfuerzos? El tiempo pasado de esta manera podría dedicarse a hacer el bien a otros y a cultivar vuestra mente.4TPI 622.1

    Muchas de nuestras hermanas son personas hábiles y si sus talentos se usaran para la gloria de Dios el éxito coronaría su labor de ganar almas para Cristo. ¿Acaso no serán responsables de las almas que pudieron haber salvado si sus vestidos no hubiesen sido extravagantes y las preocupaciones de este mundo no hubiesen paralizado y empequeñecido las facultades que Dios les había dado de tal manera que no sintieron la carga de la tarea? Satanás inventó la moda para mantener la mente de las mujeres tan ocupada con el tema del vestido que no pudiesen pensar en nada más.4TPI 622.2

    Las obligaciones de criar a sus hijos en la nutrición y la advertencia de Dios que recaen sobre las madres no se pueden cumplir si continúan vistiendo como ahora visten. No tienen tiempo para orar o escudriñar las Escrituras para poder entender la verdad y enseñarla a sus hijos. No sólo es un privilegio, sino una obligación que cada uno aumente diariamente el conocimiento de Dios y de la verdad. Pero Satanás alcanza su objetivo si puede inventar algo que atraiga de tal modo la mente que ese no pueda ser el caso. La razón por la que tantos descuiden la asistencia a las reuniones de oración y no deseen participar en los ejercicios religiosos es que sus mentes están dedicadas a otras cosas. Se conforman al mundo en el asunto del vestido. Mientras actúen así, las almas que deberían haber ayudado haciendo que su luz brillara en forma de buenas obras, se refuerzan en su incredulidad con la incoherente conducta de los que profesan ser cristianos.4TPI 622.3

    A Dios le agradaría ver a nuestras hermanas vestidas con ropas aseadas y sencillas, dedicándose fervientemente a la obra del Señor. No carecen de capacidad, y si diesen el uso debido a los talentos que ya poseen, su eficiencia aumentaría grandemente. Si el tiempo que ahora dedican al trabajo inútil lo consagrasen a escudriñar la Palabra de Dios y explicarla a otros, su propia mente se enriquecería con gemas de la verdad y se fortalecería a la vez que se ennoblecería, gracias al esfuerzo hecho para comprender las razones de nuestra fe. Si nuestras hermanas fuesen cristianas de acuerdo con la Biblia y concienzudas, si procuraran aprovechar toda oportunidad para iluminar a otras, veríamos que, por sus esfuerzos abnegados, decenas de almas abrazarían la verdad. Hermanas, en el día en que se haga el ajuste de cuentas, ¿sentiréis placer al repasar vuestra vida, o lamentaréis haber buscado la belleza exterior, mientras que descuidabais casi completamente la hermosura interior, la del alma?4TPI 622.4

    ¿No tienen nuestras hermanas suficiente celo y valor moral para colocarse sin excusa de parte de la Biblia? El apóstol dio indicaciones muy explícitas acerca de este punto: “Asimismo que las mujeres se atavíen de ropa decorosa, con pudor y modestia; no con peinado ostentoso, ni oro, ni perlas, ni vestidos costosos, sino con buenas obras, como corresponde a mujeres que profesan piedad”. 1 Timoteo 2:9-10. Aquí el Señor, por medo de su apóstol, habla expresamente en contra de que se lleve oro. Cuídense las personas de experiencia de no extraviar a otras por su ejemplo al respecto. Ese anillo que rodea su dedo puede ser muy sencillo, pero es inútil, y el llevarlo ejerce mala influencia sobre los demás.4TPI 623.1

    Especialmente las esposas de nuestros ministros deben tener cuidado de no apartarse de las claras enseñanzas de la Biblia con respecto al vestir. Muchas consideran que esas órdenes son demasiado anticuadas para que se les preste atención; pero el que las dio a sus discípulos, comprendía los peligros que entrañaría en nuestro tiempo el amor al vestido, y nos envió la consiguiente amonestación. ¿Le prestaremos atención y seremos sabios? La extravagancia en el vestir aumenta continuamente. Y no se ha llegado aún al fin. La moda cambia a cada momento, y nuestras hermanas la siguen, sin reparar en el gasto de tiempo y dinero. Se gastan en vestidos muchos recursos que debieran ser devueltos a Dios, el Dador de ellos.4TPI 623.2

    El sencillo y limpio vestido de las clases más pobres a menudo aparece en claro contraste con el atavío de sus hermanas más adineradas y esa diferencia suele causar un sentimiento de incomodidad por parte de los pobres. Algunas intentan imitar a sus hermanas más ricas y fruncen, hacen volantes y encordonan telas de calidad inferior para aproximarse tanto como sea posible a ellas en el vestido. Las chicas pobres, que sólo reciben dos dólares por semana como remuneración por su trabajo gastarán todos los centavos en vestir como otras que no están obligadas a ganarse la vida. Esas jóvenes no tienen nada para poner en la tesorería de Dios. Su tiempo está tan ocupado en confeccionarse vestidos tan a la moda como el de sus hermanas que no tienen tiempo para mejorar la mente, con el estudio de la palabra de Dios, con la oración secreta o con la reunión de oración. La mente está completamente ocupada en planear cómo conseguir una apariencia semejante a la de sus hermanas. Para cumplir este fin se sacrifica la salud física, mental y moral. La felicidad y el favor de Dios se depositan en el altar de la moda.4TPI 624.1

    Muchas no asisten al servicio de culto del sábado porque su vestido parecería muy distinto en estilo y adorno al de sus hermanas cristianas. ¿Consideraréis, hermanas, estas cosas tal como son y os daréis cuenta de la gravedad de la influencia que ejercen sobre otras? Al andar por una senda prohibida inducen a otras a que emprendan el mismo camino de desobediencia y desviación. La sencillez cristiana se sacrifica por la apariencia externa. Hermanas, ¿cómo se puede cambiar esto? ¿Cómo podemos rescatarnos de la trampa de Satanás y romper las cadenas que nos han atado a la esclavitud de la moda? ¿Cómo recuperaremos las ocasiones perdidas? ¿Cómo pondremos nuestras facultades en acción saludable y vigorosa? Sólo hay un camino y es el de hacer de la Biblia nuestra norma de vida. Todos debemos trabajar honestamente para hacer el bien a los demás, vigilar en oración, tomar la cruz tanto tiempo olvidada y aceptar las advertencias y órdenes del que dijo: “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame”. Mateo 16:24.4TPI 624.2

    Hermanas en Cristo, miraos al espejo, la ley de Dios, y probad vuestra conducta con los cuatro primeros mandamientos. Ellos definen explícitamente vuestro deber para con Dios. Y cualquier cosa que tienda a absorber la mente y a distraerla de Dios adopta la forma de un ídolo. El Dios verdadero y vivo es expulsado de los pensamientos y el corazón y el templo del alma es manchado con la adoración de otros dioses. “No tendrás dioses ajenos delante de mí” (Éxodo 20:3), dice el mandamiento. Escudriñemos el corazón, comparemos la vida y el carácter con los estatutos y los preceptos de Jehová y luego corrijamos diligentemente los errores.4TPI 624.3

    Los últimos seis mandamientos especifican los deberes del hombre para con sus semejantes. Aquí se sacan a la luz solemnes obligaciones que cada día pisotean los que profesan guardar los mandamientos. Los que han recibido la luz de la gracia de Dios, que han sido adoptados en la familia real, no siempre deberían ser niños en la obra del Señor. Si aprovecharan sabiamente la gracia que han recibido, sus capacidades se aumentarían y sus conocimientos serían más extensos. Asimismo se les confiaría una medida aún mayor de poder divino. Al llevar a cabo esfuerzos sinceros y bien dirigidos para atraer a sus semejantes al conocimiento de la verdad, son hechos fuertes en el Señor. Por obrar justicia en la tierra recibirán la recompensa de la vida eterna en el reino del cielo. Este es el privilegio de nuestras hermanas. Cuando vemos que usan el tiempo y el dinero de Dios en una apariencia innecesaria en el vestido no podemos menos que advertirlas de que están rompiendo no sólo los primeros cuatro mandamientos, sino que también quebrantan los últimos seis. No hacen de Dios el supremo objeto de su adoración ni aman a sus prójimos como a ellas mismas.4TPI 625.1

    Cristo es nuestro ejemplo. Debemos tener el Modelo constantemente ante nosotros y contemplar el infinito sacrificio que hizo para redimirnos de la tiranía del pecado. Si mirándonos en el espejo nos vemos condenados, no continuemos con nuestra transgresión, sino que volvámonos y lavemos nuestras vestiduras del carácter en la sangre del Cordero para que puedan ser sin mancha. Digamos, como David: “Abre mis ojos, y miraré las maravillas de tu ley” Salmos 119:18. Aquellos a quienes Dios ha confiado tiempo y recursos para que puedan ser una bendición para la humanidad, pero que han despilfarrado esos dones innecesariamente, gastándolos en ellos y en sus hijos, deberán rendir una terrible cuenta en el mostrador de Dios.4TPI 625.2

    “Porque he aquí, viene el día ardiente como un horno, y todos los soberbios y todos los que hacen maldad serán estopa; aquel día que vendrá los abrasará, ha dicho Jehová de los ejércitos, y no les dejará ni raíz ni rama”. Malaquías 4:1. El mundo incrédulo pronto tendrá algo en que pensar además del vestido y la apariencia. Cuando la desgracia y la incertidumbre separen sus mentes de esas cosas no tendrán nada a qué volverse. No son prisioneros de la esperanza y, en consecuencia, no se vuelven a la Fortaleza. Sus corazones se detendrán presa del temor y la aflicción. No han hecho de Dios su refugio y no será su consuelo. Se reirá de su calamidad y se burlará cuando venga su temor.4TPI 626.1

    Los observadores del sábado que han cedido a la influencia del mundo, han de ser probados. Están por sobrecogernos los peligros de los postreros días, y espera al profeso pueblo de Dios una prueba que muchos no han anticipado. Será probada la sinceridad de su fe. Muchos se han unido con los mundanos en el orgullo, la vanidad, y la búsqueda de placeres, lisonjeándose de que podían hacer esto y seguir siendo cristianos. Pero son estas complacencias las que los separan de Dios, y los hacen hijos del mundo. Cristo no nos dio un ejemplo tal. Únicamente los que se niegan a sí mismos, y viven una vida de sobriedad, humildad y santidad, siguen verdaderamente a Jesús; y los tales no pueden disfrutar de la compañía de quienes aman al mundo.4TPI 626.2

    Muchos se visten como el mundo, a fin de ejercer influencia sobre los incrédulos; pero en esto cometen un triste error. Si quieren ejercer una influencia verdadera y salvadora, vivan de acuerdo con su profesión de fe, manifiéstenla por sus obras justas, y hagan clara la distinción que hay entre el cristiano y el mundo. Sus palabras, su indumentaria y sus acciones deben hablar en favor de Dios. Entonces ejercerán una influencia santa sobre todos los que los rodeen, y aun los incrédulos conocerán que han estado con Jesús. Si alguno quiere que su influencia se ejerza en favor de la verdad, viva de acuerdo con lo que profesa e imite así al humilde Modelo.4TPI 626.3

    El orgullo, la ignorancia y la insensatez son compañeros constantes. Al Señor le desagrada el orgullo manifestado entre su pueblo profeso. Le deshonra su conformidad con las modas malsanas, inmodestas y costosas de esta época degenerada.4TPI 626.4

    La moda rige el mundo; y es un arma tiránica, que con frecuencia obliga a sus adeptos a someterse a los mayores inconvenientes e incomodidades. La moda impone tributos sin razón y cobra sin misericordia. Tiene un poder fascinador, y está siempre lista para criticar y para ridiculizar a los pobres si no siguen en su estela a cualquier costo, aun con el sacrificio de la vida misma. Satanás se regocija de que sus designios tengan tanto éxito, y la muerte se ríe del celo ciego y de la insensatez destructora de la salud de aquellos que adoran ante el altar de la moda.4TPI 627.1

    Para proteger al pueblo de la influencia corruptora del mundo, así como para promover la salud física y moral, se introdujo la reforma en el vestido. No se pretendía que fuera un yugo de servidumbre, sino una bendición. No se buscaba aumentar el trabajo, sino reducirlo; tampoco se quería incrementar el gasto en el vestido, sino el ahorro. Distinguiría al pueblo de Dios del resto del mundo y así serviría como barrera contra sus modas y futilidades. El que conoce el fin desde el principio, que entiende nuestra naturaleza y nuestras necesidades, el compasivo Redentor, vio el peligro y las dificultades y condescendió en darnos advertencia e instrucción respecto de los hábitos de vida, incluida la adecuada selección de alimentos y vestidos.4TPI 627.2

    Satanás constantemente seduce con nuevos estilos de vestido que son una ofensa para la salud moral y física. Disfruta cuando ve que quienes profesan ser cristianos aceptan apresuradamente las modas que inventa. La cantidad de sufrimiento que se crea con el vestido antinatural e insano es incalculable. Muchos son inválidos de por vida por cumplir con las demandas de la moda. Dislocaciones y deformidades, cáncer y otras terribles enfermedades son el resultado perverso del vestido a la moda.4TPI 627.3

    Se ha adoptado más de un estilo en el vestido que era inadecuado e incluso ridículo porque estaba de moda. Entre esas modas perniciosas se encontraban los grandes miriñaques que, frecuentemente, causaban la exposición indecente de las personas. En contraste, se presentó un vestido modesto, limpio y decoroso que puso punto final al miriñaque y las faldas largas, y puso cobertura adecuada para los miembros. Pero la reforma en el vestido incluía más cosas que el acortamiento de la falda y la cobertura de los muslos. Incluía todos y cada uno de los artículos del vestido de una persona. Eliminaba el peso de las ancas suspendiendo la falda desde los hombros. Eliminaba los estrechos corsés que comprimían los pulmones, el estómago y los otros órganos internos e inducía la desviación de la columna vertebral, y una incontable serie de trastornos. La reforma del vestido dio una solución adecuada para la protección y el desarrollo de cada parte del cuerpo.4TPI 627.4

    La reforma del vestido demostró ser una bendición para los que la adoptaron de manera coherente, valorando sus ventajas y adoptando con alegría una posición contraria al orgullo y la moda. Cuando se llevaba a cabo con propiedad, el vestido era decoroso y coherente, por lo que las personas de mente cándida, aun la de aquellas que no pertenecen a nuestra fe, la aceptaban fácilmente.4TPI 628.1

    Se planteará la pregunta: “¿Por qué se ha abandonado ese vestido y por qué razón se ha dejado de defender la reforma en el vestido?” Expondré brevemente aquí la razón de este cambio. Mientras muchas de nuestras hermanas aceptaron esta reforma por principio, otras se opusieron al estilo de vestido sencillo y saludable que defendía. Requería mucho esfuerzo introducir esta reforma entre nuestra gente. No bastaba con presentar ante nuestras hermanas las ventajas de un vestido así y convencerlas de que gozaría de la aprobación de Dios. La moda ejercía tal influencia sobre ellas que les costaba romper su control, aun cuando obedeciesen los dictados de la razón y la conciencia. Muchas que profesaron aceptar la reforma no llevaron a cabo ningún cambio en sus malos hábitos en la indumentaria, excepto el acortamiento de las faldas y la cobertura de las piernas.4TPI 628.2

    Tampoco esto fue todo. Algunas que adoptaron la reforma no estaban satisfechas con ser ejemplo de las ventajas de tal vestido, dando explicaciones por haberlo adoptado cuando se les preguntaba y dejando aquí el asunto. Querían controlar la conciencia de otras. Si ellas lo llevaban, las otras también debían llevarlo. Olvidaron que ninguna mujer estaba obligada a aceptar la reforma en el vestido.4TPI 628.3

    No era mi deber recomendar el tema a mis hermanas. Después de presentarlo ante ellas tal y como se me había mostrado, lo dejé a su conciencia. Las acciones de reforma siempre van acompañadas de sacrificio. Exigen que el amor por las comodidades, los intereses egoístas y el gusto por la ambición se sometan a los principios de la justicia. Quien tenga el valor de reformarse se encontrará con obstáculos. Se enfrentarán contra el conservatismo de quienes por negocio o placer se ponen en contacto con los adoradores de la moda y pierden el rango social con el cambio.4TPI 629.1

    Aquellas hermanas que constantemente urgían la reforma del vestido generaron muchos sentimientos de infelicidad. En el caso de las extremistas, esta reforma parecía ser el centro de su religión. Era tema de conversación y carga para el corazón. Sus mentes se desviaban de Dios y la verdad. No recibieron el espíritu de Cristo y manifestaron una gran falta de verdadera cortesía. En lugar de valorar el vestido por sus ventajas reales, parecían estar orgullosas de su singularidad. Quizá entre nosotros jamás surgió una cuestión que causara un desarrollo del carácter como la reforma en el vestido.4TPI 629.2

    Mientras muchas de las jóvenes adoptaron el vestido, algunas quisieron evitar la cruz permitiéndose adornos de más, convirtiéndolo así en una maldición más que en una bendición. Para las que lo vestían con reticencia, por sentido del deber, se convirtió en un pesado yugo. Otras, aparentemente las reformadoras más celosas, manifestaron una triste falta de orden y pulcritud. No estaba confeccionado de acuerdo con el modelo aprobado. Algunas llevaban un conjunto variado—el vestido confeccionado con una tela, la blusa con otra y aun los pantalones con otra—. Otras llevaban una falda muy larga, de modo que sólo se veía una pulgada de los pantalones y así el vestido quedaba desproporcionado y de mal gusto. Esos grotescos y desordenados vestidos desagradaban a muchas que de buen grado habrían aceptado un vestido adecuadamente reformado.4TPI 629.3

    Algunas estaban muy preocupadas porque no hice del vestido una cuestión probatoria y otras aún porque aconsejé que aquellas que tuvieran esposos o hijos incrédulos no lo adoptaran porque podría traer la infelicidad y ello contrarrestaría el bien derivado de su uso. Durante años llevé la carga de esta obra y trabajé por establecer una uniformidad en el vestido de nuestras hermanas.4TPI 629.4

    En una visión que el 3 de enero de 1875 se me concedió en Battle Creek se me mostró el estado de cosas que he representado aquí y que la gran diversidad en el vestido era perjudicial para la causa de la verdad. Lo que tenía que haber sido una bendición si se hubiera adoptado uniformemente y llevado con propiedad, se convirtió en un reproche y, en algunos casos, una desgracia.4TPI 630.1

    Algunas que llevaban el vestido suspiraban como si de una pesada carga se tratase, su corazón decía: “Cualquier cosa menos esto. Si se nos permitiera abandonar este estilo extraño estaríamos dispuestas a aceptar un vestido de longitud ordinaria sin adornos. Las piernas podrían estar cubiertas tan cálidamente como antes y podríamos disfrutar de todos los beneficios físicos. Preparar un vestido reformado requiere mucho tiempo”. Murmurando y quejándose destruían rápidamente la piedad vital.4TPI 630.2

    No tenía ningún testimonio sobre el tema del vestido. No hice ninguna referencia a él, ni defendiéndolo ni condenándolo. El propósito de Dios era probar a los que profesaban ser su pueblo y revelar los motivos de su corazón. En las reuniones anuales raras veces tuve algo que decir al respecto. Evité todas las preguntas y no respondí ninguna carta.4TPI 630.3

    Hace un año se me volvió a presentar el tema del vestido. Vi que nuestras hermanas se alejaban de la sencillez del evangelio. La mismas que sintieron que la reforma en el vestido exigía un trabajo innecesario y afirmaban que el espíritu del mundo no influiría sobre ellas ahora habían adoptado la moda que una vez condenaron. Sus vestidos estaban sobrecargados con todos los adornos mundanos innecesarios de manera indecorosa para los cristianos y en completa desviación con respecto a nuestra fe.4TPI 630.4

    De este modo se ha desarrollado el orgullo del corazón tolerado por un pueblo que profesa haber salido del mundo y haberse separado de él. La inspiración declara que la amistad del mundo está enemistada con Dios. Y, sin embargo, los que profesan ser su pueblo han gastado los recursos y el tiempo que Dios les dio en el altar de la moda.4TPI 630.5

    Nuestra gente ha retrocedido de manera constante en la obra de reforma. La sabiduría y el juicio parecen paralizados. El egoísmo y el amor por la ostentación han corrompido el corazón y deteriorado el carácter. Crece la inclinación a sacrificar la salud y el favor de Dios en el altar de la siempre cambiante y nunca satisfecha moda.4TPI 631.1

    No hay estilo de vestido más adecuado en el sanatorio que el vestido reformado. La idea que algunos sostienen de que afectaría la dignidad de esa institución es un error. Ese es precisamente el tipo de vestido que se esperaría encontrar allí y no debería ser descartado. Con esa ropa, las auxiliares podrían desempeñar sus funciones con mucho menos esfuerzo que el que ahora se requiere. Un vestido así predicaría su propio sermón a los devotos de la moda. El contraste entre su propia vestimenta insana, recargada y pesada y el vestido reformado, representado adecuadamente permite mayor comodidad en el movimiento de las piernas y sería más instructivo. Muchos de los pacientes habrían experimentado una gran mejoría de haber aceptado el vestido reformado.4TPI 631.2

    Lamentamos las influencias contrarias a este pulcro, modesto y saludable vestido. El corazón natural siempre defiende las costumbres mundanas; cualquier influencia se multiplica por diez si se ejerce en la dirección equivocada.4TPI 631.3

    Mientras ninguna hermana se sintió obligada a adoptar el vestido reformado, nuestra gente podía y debería haber apreciado sus ventajas y, por tanto haberlo considerado una bendición. Ahora podemos ver los malos resultados de una conducta contraria. En el sanatorio, los médicos y los asistentes se han apartado en gran manera de las instrucciones de Dios al respecto del vestido. La sencillez es rara. En lugar de una indumentaria pulcra y sin adornos, descrita por la pluma de la Inspiración, es posible ver casi todos los estilos de vestir a la moda. Aquí, como en cualquier otra parte, los mismos que se quejaban del trabajo que exigía confeccionar un vestido reformado ahora han alcanzado límites insospechados en el adorno innecesario. Todo ello ocupa tanto tiempo y trabajo que muchos se ven obligados a alquilar sus servicios al doble del costo que resultaría si las vestiduras estuvieran confeccionadas con sencillez tal como sucede con las mujeres que profesan piedad. La confección de tales vestidos a la moda cuesta con frecuencia más que el vestido en sí. En los adornos a menudo se gasta el doble del material. Se ostentan el orgullo y la vanidad y se ve una gran falta de verdaderos principios. Si se sintieran a gusto con vestidos sencillos y limpios, muchas que dependen de su salario semanal podrían coserlo ellas mismas. Pero ahora eso es imposible y la factura de la modista se lleva una considerable suma de sus ya de por sí cortas ganancias.4TPI 631.4

    Dios quiso que el vestido reformado fuera una barrera que impidiera que los corazones de nuestras hermanas se alejaran de él siguiendo las modas del mundo. Los que eliminaron esa barrera no tomaron sobre sí la carga de cortar el paso a los peligros que se seguirían. Algunos que ocupan cargos de responsabilidad han ejercido su influencia en favor de las costumbres mundanas completamente opuestas al modelo de la Biblia. Han aportado su grano de arena al presente estado de mundanalidad y desviación.4TPI 632.1

    Dios ha probado a su pueblo. Permitió que el testimonio referente al vestido permaneciera en silencio para que nuestras hermanas pudieran seguir su propia inclinación y desarrollara así el orgullo que realmente existía en sus corazones. La reforma se recomendaba para impedir el presente estado de mundanalidad. Muchas ridiculizaron la idea de que ese vestido era necesario para protegerlas de seguir las modas; pero el Señor ha permitido que se manifestara el orgullo que abrigaban sus corazones y eso precisamente era lo que debían hacer. Ahora se ha demostrado que necesitaban las restricciones que imponía la reforma en el vestido.4TPI 632.2

    Si todas nuestras hermanas adoptasen un vestido sencillo y sin adornos, de longitud modesta, la uniformidad que así se daría sería más agradable a Dios y ejercerían una influencia más salutífera en el mundo que la diversidad que se presentaba cuatro años atrás. Ya que nuestras hermanas no aceptarían el vestido reformado tal y como debería ser, se ha presentado un nuevo estilo menos objetable. Está libre de adornos innecesarios y carece de sobrefalda. Consiste en una blusa sin entallar y una falda de longitud suficiente para el decoro pero que no recoja el barro ni la suciedad de la calle. El tejido debe ser liso, sin grandes estampados ni dibujos. Se debe prestar la misma atención al cubrimiento de las piernas que al vestido corto.4TPI 632.3

    ¿Aceptarán las hermanas este estilo de vestido y rechazarán imitar las modas cambiantes constantemente imaginadas por Satanás? Nadie puede decir qué extravagante moda seguirá. Los mundanos cuya única preocupación es: “¿Qué comeré y qué me pondré?” no deben ser nuestro criterio.4TPI 633.1

    Algunos han dicho: “Después de quitarme este vestido me pondré otro más sencillo”. Ahora bien, si la conformidad con la moda del mundo agrada a Dios, al fin y al cabo, ¿por qué hacer un cambio? Pero si está mal, ¿Es mejor seguir en el error más tiempo del estrictamente necesario para hacer el cambio? Justo en este punto os recordamos el celo y la sinceridad, la habilidad y la perseverancia que manifestasteis al confeccionar vuestros vestidos según la moda. ¿Acaso no sería digno de alabanza manifestar al menos la misma sinceridad al confeccionarlo según el modelo de la Biblia? Para confeccionar esas vestiduras se usaron unos recursos y un tiempo preciosos otorgados por Dios. ¿Qué estáis dispuestas a sacrificar ahora para corregir el mal ejemplo que habéis dado a otras?4TPI 633.2

    Es una vergüenza que nuestras hermanas se olviden de tal manera de su carácter santo y su deber para con Dios, que imiten las modas del mundo. No tenemos excusa excepto la perversidad de nuestro propio corazón. No extendemos nuestra influencia con una conducta tal. Es tan inconsecuente para con nuestra profesión de fe, que nos ridiculiza ante los ojos de los mundanos.4TPI 633.3

    Más de un alma que estaba convencida de la verdad se ha visto inducida a decidirse contra ella por el orgullo y el amor al mundo que manifestaron nuestras hermanas. La doctrina que se predicaba parecía clara y armoniosa, y las oyentes sentían que debían tomar una pesada cruz al aceptar la verdad. Cuando estas personas vieron a nuestras hermanas haciendo tanta ostentación en el vestir, dijeron: “Estas personas se visten tan vistosamente como nosotras. No pueden creer realmente lo que profesan; y al fin y al cabo deben estar equivocadas. Si realmente pensaran que Cristo va a venir pronto, y el caso de cada alma debe decidirse para la vida o la muerte eterna, no dedicarían su tiempo y su dinero a vestirse de acuerdo con las modas existentes”. ¡Cuán poco sabían del sermón que estaban predicando sus vestidos, estas hermanas que profesaban tener fe!4TPI 633.4

    Nuestras palabras, nuestras acciones y nuestra indumentaria predican diariamente y en forma vívida, y juntan para Cristo o dispersan. Esto no es un asunto trivial, que se ha de dejar a un lado con una broma. El tema de la indumentaria exige seria reflexión y mucha oración. Muchos incrédulos han sentido que no han estado haciendo bien al permitir que los esclavizara la moda; pero cuando ven vestirse como los mundanos y gozar de una sociedad frívola a algunas personas que hacen alta profesión de piedad, deciden que una conducta tal no debe ser mala.4TPI 634.1

    El apóstol inspirado dice: “Hemos llegado a ser espectáculo al mundo, a los ángeles y a los hombres”. 1 Corintios 4:9. Todo el cielo está tomando nota de la influencia diaria que ejercen sobre el mundo los profesos seguidores de Cristo. Hermanas, vuestro vestido habla en favor de Cristo y la verdad sagrada, o en favor del mundo. ¿Qué dice? Recordad que todos tendremos que dar cuenta a Dios por la influencia que ejercemos.4TPI 634.2

    De ninguna manera quisiéramos estimular la negligencia en el vestir. Que el atavío sea apropiado y decoroso. Aunque se lo confeccione con una tela de algodón de pocos pesos el metro, debe mantenérselo aseado y limpio. Si no hay frunces la persona que lo ha de llevar no sólo puede ahorrarse algo haciendo el vestido ella misma, sino que puede economizar pequeñas sumas al lavarlo y plancharlo por si misma. Las familias se imponen pesadas cargas al vestir a sus hijos de acuerdo con la moda ¡Qué despilfarro de tiempo! Los pequeñuelos tendrían muy buen aspecto con un vestido sin frunces ni adornos, pero que esté ordenado y limpio. Es tan fácil lavar y planchar un vestido tal, que este trabajo no se siente como una carga.4TPI 634.3

    ¿Por qué, al servir a las modas de esta época, se atreven nuestras hermanas a privar a Dios del servicio que le deben, y a su tesorería del dinero que deberían dar para su causa? Dedican los primeros y mejores pensamientos al vestido; despilfarran el tiempo y malgastan el dinero. Descuidan la cultura de la mente y del corazón. Consideran el carácter como de menor importancia que el vestido. El adorno de un espíritu manso y apacible es de valor infinito; y es una insensatez de las más perversas malgastar en actividades frívolas nuestras oportunidades de conseguir el precioso adorno del alma.4TPI 634.4

    Hermanas, podéis hacer una obra noble para Dios si queréis. La mujer no conoce su poder. Dios no quiso que sus capacidades fuesen todas absorbidas en preguntarse: “¿Qué comeré? ¿Qué beberé? ¿Con qué me vestiré?” Hay un propósito más elevado para la mujer, un destino más grandioso. Debe desarrollar y cultivar sus facultades; porque Dios puede emplearlas en su gran obra de salvar a las almas de la ruina eterna.4TPI 635.1

    El domingo, las iglesias populares parecen más un teatro que un lugar de adoración a Dios. Se ostentan todos los estilos de moda. Los pobres no tienen valor para entrar en tales lugares para adorar. Alguien que asistía a una de esas iglesias me comentó: “Proporciona una oportunidad ideal para el estudio de la moda. Puedo ver el efecto de los distintos estilos en el vestido. ¿Sabe? Obtengo un gran beneficio en el negocio con la observación del efecto que los distintos vestidos de diferentes formas tienen sobre las variadas complexiones. ¿Se dio cuenta de ese magnífico sombrero y esa falda? Sé cómo los confeccionaron. He tomado lecciones todo el día para ponerlas en práctica”.4TPI 635.2

    Ni una palabra se refería a Cristo o al sermón que se predicaba. Pensé: “¿Cómo puede Jesús considerar a alguien que ostenta tantos ornamentos y vestidos extravagantes?” ¡Cuánto deshonor se ha traído a la casa de Dios. Si Cristo viniese a la tierra y visitara esas iglesias, ¿no echaría fuera a todos los profanadores de la casa de su Padre?4TPI 635.3

    Pero el mayor de los males es la influencia que se ejerce sobre los niños y los jóvenes. Casi tan pronto como vienen al mundo, están sujetos a las exigencias de la moda. Los niñitos oyen hablar más del vestido que de su salvación. Ven a sus madres consultando con más fervor los figurines de modas que la Biblia. Hacen más visitas a la tienda y a la modista que a la iglesia. La ostentación exterior recibe mayor consideración que el adorno del carácter. Si se ensucian los lindos vestidos, ello arranca vivas reprimendas y los ánimos se vuelven irritables bajo la continua restricción.4TPI 635.4

    Un carácter deformado no molesta tanto a la madre como un vestido sucio. El niño oye hablar más de los vestidos que de la virtud; porque la madre está más familiarizada con la moda que con su Salvador. Con frecuencia, su ejemplo rodea a los jóvenes con una atmósfera venenosa. El vicio, disfrazado con el atavío de la moda, se introduce entre los niños.4TPI 635.5

    La sencillez en el vestir hará que una mujer sensata tenga la apariencia más ventajosa para ella. Juzgamos el carácter de una persona por el estilo del vestido que lleva. El atavío vistoso indica vanidad y debilidad. Una mujer modesta y piadosa se vestirá modestamente. Un gusto refinado y una mente culta se revelarán en la elección de atavíos sencillos y apropiados.4TPI 636.1

    Hay un adorno que no perecerá nunca, que promoverá la felicidad de todos los que nos rodean en esta vida y resplandecerá con lustre inmarcesible en el futuro inmortal. Es el adorno de un espíritu manso y humilde. Dios nos ha ordenado llevar sobre el alma el atavío más rico. Cada mirada que echan al espejo debiera recordar a las adoradoras de la moda el alma que descuidan. Cada hora malgastada en el atavío les merece una reprensión por dejar inculto el intelecto. Podría haber entonces una reforma que elevaría y ennoblecería todos los fines y propósitos de la vida. En vez de procurar adornos de oro para la vista, se haría un esfuerzo ferviente para obtener la sabiduría que es de más valor que el oro fino; si, que es más preciosa que los rubíes.4TPI 636.2

    Quienes adoran ante el altar de la moda tienen poca fuerza de carácter, y poca energía física. No tienen un propósito grande para la vida y su existencia no logra ningún fin de valor. Encontramos por doquiera mujeres cuya mente y corazón están absortos en su amor por el vestido y la ostentación. Sus almas están atrofiadas y empequeñecidas y sus pensamientos se concentran en su pobre y despreciable persona. En cierta oportunidad en que pasaba una joven vestida a la moda delante de varios caballeros en la calle, uno de ellos preguntó algo acerca de ella. La respuesta fue: “Sirve de lindo adorno en la casa de sus padres, pero en otro sentido no tiene utilidad”. Es deplorable que los que profesan ser discípulos de Cristo consideren cosa buena imitar la indumentaria y los modales de estos adornos inútiles.4TPI 636.3

    Pedro da a las mujeres cristianas valiosas instrucciones acerca del vestir: “Vuestro atavío no sea el externo, de peinados ostentosos, de adornos de oro o de vestidos lujosos, sino el interno, el del corazón, en el incorruptible ornato de un espíritu afable y apacible, que es de grande estima delante de Dios. Porque así también se ataviaban en otro tiempo aquellas santas mujeres que esperaban en Dios, estando sujetas a sus maridos”. 1 Pedro 3:3-5. Todo lo que recomendamos es que se cumplan las órdenes de la Palabra de Dios. ¿Leemos y seguimos las enseñanzas de la Biblia? ¿Obedeceremos a Dios o nos conformaremos con las costumbres del mundo? ¿Serviremos a Dios o a Mammón? ¿Podemos esperar tener la paz del espíritu y la aprobación de Dios mientras andamos en forma directamente contraria a las enseñanzas de su Palabra?4TPI 636.4

    El apóstol Pablo exhorta a los cristianos a no conformarse con el mundo, sino a transformarse por la renovación de su entendimiento para que experimenten “cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta”. Romanos 12:2. Pero muchos de los que profesan ser hijos de Dios no manifiestan escrúpulos al conformarse a las costumbres del mundo en lo que se refiere a llevar oro, perlas y atavíos costosos. Los que son demasiado concienzudos para llevar estas cosas son considerados como de mente estrecha, supersticiosos y hasta fanáticos. Pero es Dios quien condesciende a darnos estas instrucciones; son las declaraciones de la Sabiduría infinita; y quienes las desprecian lo hacen a su propio riesgo y pérdida. Los que se aferran a los adornos prohibidos en la Palabra de Dios, conservan orgullo y vanidad en su corazón. Desean atraer la atención. Su vestido dice: “Miradme; admiradme”. Así, la complacencia aumenta constantemente la vanidad inherente a la naturaleza humana. Cuando la mente piensa sólo en agradar a Dios, desaparecen todos los embellecimientos inútiles de la persona.4TPI 637.1

    El apóstol pone el adorno exterior en contraste directo con un espíritu manso y humilde, y luego atestigua el valor comparativo de este último, “que es de grande estima delante de Dios”. 1 Pedro 3:4. Hay una contradicción decidida entre el amor al atavío externo y la gracia de la mansedumbre, el espíritu apacible. Únicamente si buscamos en todas las cosas amoldarnos a la voluntad de Dios reinará en el alma la paz y el gozo.4TPI 637.2

    El amor al vestido hace peligrar la moralidad, y hace de la mujer lo contrario de una dama cristiana, caracterizada por la modestia y la sobriedad. Los vestidos extravagantes y ostentosos, a menudo alientan la concupiscencia del corazón de quien los lleva y despiertan las bajas pasiones del corazón del que los contempla. Dios ve que la ruina del carácter está precedida con frecuencia por la indulgencia del orgullo y la vanidad en el vestir. Ve que las vestiduras costosas incapacitan para hacer el bien.4TPI 637.3

    Cuantos más recursos invierte una persona en el vestido, menos le es posible alimentar a los hambrientos y cubrir a los desnudos. Por tanto, la corriente de beneficencia, que debería fluir constantemente, se seca. Cada dólar ahorrado renunciando a los ornamentos inútiles puede servir para los necesitados o para ser depositado en la tesorería del Señor para sostener el evangelio, para enviar misioneros al extranjero o para multiplicar las publicaciones que lleven rayos de luz a las almas que se encuentran en las tinieblas del error.4TPI 638.1

    Hermana, ¿cuánto tiempo ha pasado confeccionando adornos innecesarios? Piense que deberá rendir cuentas a Dios por él. ¿Cuánto dinero gastó para complacer sus fantasías o ganarse la admiración de corazones tan vanos como el suyo? Era dinero de Dios. ¡Cuánto bien podría haber hecho con él! ¡Y qué perdida soportará en esta vida, y en la vida futura e inmortal, al no hacerlo! Las almas serán juzgadas según las acciones del cuerpo. Dios lee los propósitos y los motivos. Cada obra y cada secreto está al descubierto ante su ojo que todo lo ve. Ningún pensamiento, ninguna palabra o ninguna acción escapa de su atención. Sabe si lo amamos y lo glorificamos o nos complacemos y exaltamos a nosotros mismo. Sabe si ponemos nuestro afecto en las cosas de arriba, donde Cristo se sienta a la diestra de Dios, o en las cosas terrenales, sensuales y diabólicas.4TPI 638.2

    Cuando usted pone sobre su persona una pieza de vestir extravagante o inútil la está retrayendo de los desnudos. Cuando llena la mesa con una gran variedad de alimentos innecesarios y costosos descuida la nutrición de los hambrientos. ¿Cómo es el registro de su vida, cristiano profeso? Le encomiendo que no ponga en indulgencias insensatas y perjudiciales lo que Dios exige para su tesorería y la porción que debería ser dada a los menesterosos. No nos vistamos con ropas costosas, sino como las mujeres que profesan la piedad, cubrámonos con buenas obras. Que el clamor de la viuda y el huérfano no suba al cielo y hable contra nosotras. No manchemos nuestro vestido con la sangre de las almas. No despilfarremos este precioso tiempo de gracia en el orgullo del corazón. ¿Acaso no hay pobres por visitar, o algún ciego a quien leer la palabra de Dios o personas desalentadas y deprimidas que necesiten palabras de consuelo y oraciones?4TPI 638.3

    A medida que Dios os hacía prosperar, ¿no ha aumentado la indulgencia del orgullo, y la vanidad? Mientras dedicáis un tiempo precioso al estudio del vestido, descuidáis el adorno interior; no crecéis en la gracia. En lugar de ser más celestial, vuestra mente es cada vez más terrenal. Las pasiones insensatas y dañinas y los apetitos mezquinos nublan vuestro sentido de las cosas sagradas. ¿Por qué todos los que profesan amar a Cristo no huyen de esta indulgencia destructora de las almas? El mundo anda enloquecido siguiendo la espectacularidad, la moda y el placer. La lujuria aumenta de manera permanente y terrible. ¿Por qué los cristianos no son fieles a su profesión?4TPI 639.1

    Cristo queda avergonzado por los que profesan seguirle. ¿En qué se le parecen? ¿En qué se parece nuestra indumentaria con los requerimientos bíblicos? No quiero que los pecados de la gente pesen sobre mí, y daré a la trompeta un sonido certero. Durante años he dado un testimonio claro y decidido sobre este asunto por la página impresa y desde la tribuna. No he rehuido declarar todo el consejo de Dios. Debo estar libre de la sangre de todos. El hecho de que la mundanalidad y el orgullo dominan en forma casi universal, no proporciona a ningún cristiano excusa para ser como los demás. Dios ha dicho: “No seguirás a los muchos para hacer mal”. Éxodo 23:2.4TPI 639.2

    No juguéis más, hermanas, con vuestras propias almas y con Dios. Se me ha mostrado que la causa principal de vuestra apostasía es vuestro amor por el vestido. Os induce a descuidar grandes responsabilidades, y tenéis apenas una chispa del amor de Dios en vuestro corazón. Sin demora, renunciad a la causa de vuestra apostasía, porque es un pecado contra vuestra propia alma y contra Dios. No os endurezcáis por el engaño del pecado. La moda está deteriorando el intelecto y royendo la espiritualidad de nuestro pueblo. La obediencia a las modas está invadiendo nuestras iglesias adventistas, y está haciendo más que cualquier otro poder para separar de Dios a nuestro pueblo. Se me ha mostrado que las reglas de nuestras iglesias son muy deficientes. Todas las manifestaciones de orgullo en el vestir, que son prohibidas en la Palabra de Dios, deben ser suficiente razón para que la iglesia ejerza disciplina. Si a pesar de las amonestaciones, súplicas y ruegos, se continúa siguiendo la voluntad perversa, puede ello considerarse como prueba de que el corazón no está de ninguna manera unido al de Cristo. El yo, y únicamente el yo, es el objeto de la adoración, y un cristiano profeso de esta índole apartará a muchos de Dios.4TPI 639.3

    Pesa sobre nosotros como pueblo un terrible pecado, porque hemos permitido que los miembros de nuestras iglesias vistan de una manera inconsecuente con su fe. Debemos levantarnos en seguida, y cerrar la puerta a las seducciones de la moda. A menos que lo hagamos, nuestras iglesias se desmoralizarán.4TPI 640.1

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