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Testimonios para la Iglesia, Tomo 4 - Contents
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    Deber hacia los pobres

    Los administradores del sanatorio no debieran estar gobernados por los principios que controlan otras instituciones de esta clase, en las cuales los dirigentes, actuando por conveniencia, demasiado a menudo tratan con deferencia a los ricos mientras que descuidan a los pobres. Los pobres con frecuencia tienen gran necesidad de simpatía y consejo, lo cual no siempre reciben, aunque desde el punto de vista del valor moral, pueden estar mucho más alto en la estima de Dios que los más ricos. El apóstol Santiago ha dado un consejo definido con respecto a la manera como debemos tratar a los pobres.4TPI 542.1

    “Porque si en vuestra congregación entra un hombre con anillo de oro y con ropa espléndida, y también entra un pobre con vestido andrajoso, y miráis con agrado al que trae la ropa espléndida y le decís: Siéntate tú aquí en buen lugar; y decís al pobre: Estate tú allí en pie, o siéntate aquí bajo mi estrado; ¿no hacéis distinciones entre vosotros mismos, y venís a ser jueces con malos pensamientos? Hermanos míos amados, oíd: ¿No ha elegido Dios a los pobres de este mundo, para que sean ricos en fe y herederos del reino que ha prometido a los que le aman?” Santiago 2:2-5.4TPI 542.2

    Aunque Cristo era rico en las cortes celestiales, se hizo pobre para que mediante su pobreza nosotros pudiéramos ser hechos ricos. Jesús honró a los pobres compartiendo su condición humilde. De la historia de su vida debemos aprender la forma de tratar a los pobres. Algunos llevan a extremos el deber de la beneficencia, y en realidad perjudican a los pobres al hacer demasiado por ellos. Los pobres no siempre se esfuerzan como debieran hacerlo. Si bien es cierto que no se los debe descuidar y hacerlos sufrir, es necesario enseñarles a ayudarse a sí mismos.4TPI 542.3

    No se debe descuidar la causa de Dios prestando a los pobres toda la atención. Cristo cierta vez dio a sus discípulos una lección muy importante acerca de este punto. Cuando María derramó el ungüento sobre la cabeza de Jesús, el codicioso Judas hizo un ruego en favor de los pobres y se quejó por lo que consideró un desperdicio de dinero. Pero Jesús vindicó el acto diciendo: “Dejadla, ¿por qué la molestáis? Buena obra me ha hecho”. “De cierto os digo que dondequiera que se predique este evangelio, en todo el mundo, también se contará lo que ésta ha hecho, para memoria de ella”. Marcos 14:6, 9. Con esto se nos enseña que Cristo debía ser honrado por medio de la consagración de lo mejor de nuestros bienes. Si dirigiéramos toda nuestra atención a aliviar las necesidades de los pobres, la causa de Dios sería descuidada. Ninguna de las dos debería verse afectada si sus mayordomos cumplen su deber, pero la causa de Cristo debe venir primero.4TPI 542.4

    Los pobres debieran tratarse con tanto interés y atención como los ricos. La práctica de honrar a los ricos y despreciar y descuidar a los pobres es un delito a la vista de Dios. Los que están rodeados por todas las comodidades de la vida, o que reciben atenciones especiales del mundo porque son ricos, no experimentan la necesidad de compasión y de tierna consideración como las personas cuyas vidas han sido una larga lucha con la pobreza. Estos últimos tienen muy poco en esta vida que los haga felices o alegres, debido a lo cual apreciarían las manifestaciones de afecto y amor. Los médicos y sus colaboradores en ningún caso debieran descuidar a esta clase, porque al hacerlo pueden descuidar a Cristo en la persona de sus santos.4TPI 543.1

    Nuestro sanatorio fue levantado para beneficiar a la humanidad doliente, tanto a los ricos como a los pobres, en todo el mundo. Muchas de nuestras iglesias tienen muy poco interés en esta institución, a pesar de que cuentan con evidencia suficiente de que es uno de los instrumentos designados por Dios para llevar a hombres y mujeres bajo la influencia de la verdad y para salvar muchas almas. Las iglesias que tienen pobres en su congregación no debieran descuidar su mayordomía y arrojar la carga de los pobres y enfermos sobre el sanatorio. Todos los miembros de las diversas iglesias son responsables delante de Dios por los afligidos. Llevarán también sus cargas. Si tienen enfermos entre ellos y desean que reciban el beneficio de algún tratamiento, envíenlos al sanatorio si es posible. Al hacerlo, no sólo utilizarán la institución que Dios ha establecido, sino que ayudarán a los que necesitan ayuda, y se preocuparán de los pobres de la forma que Dios requiere.4TPI 543.2

    No era el propósito de Dios que la pobreza desapareciera del mundo. Las clases de la sociedad nunca debían ser igualadas; porque la diversidad de condiciones que caracteriza a la humanidad es uno de los medios por los que Dios ha determinado probar y desarrollar el carácter. Muchos han urgido con gran entusiasmo que todos los seres humanos debieran tener una parte igual en las bendiciones temporales de Dios; pero éste no era el propósito del Creador. Cristo ha dicho que siempre debemos tener a los pobres con nosotros. Los pobres, tanto como los ricos, han sido adquiridos con su sangre; y entre sus seguidores profesos, en la mayor parte de los casos, los pobres le sirven con determinación, mientras que los ricos están constantemente depositando sus afectos sobre los tesoros terrenales y olvidan a Cristo. Las preocupaciones de esta vida y la codicia por las riquezas eclipsan la gloria de un mundo eterno. Si todos tuvieran la misma cantidad de posesiones mundanas, eso sería la peor desgracia que hubiera caído sobre la humanidad.4TPI 543.3

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