Loading...
Larger font
Smaller font
Copy
Print
Contents
Mensajes Selectos Tomo 1 - Contents
  • Results
  • Related
  • Featured
No results found for: "".
  • Weighted Relevancy
  • Content Sequence
  • Relevancy
  • Earliest First
  • Latest First
    Larger font
    Smaller font
    Copy
    Print
    Contents

    Capítulo 39—La primera tentación de Cristo*Este Artículo Apareció en The Review And Herald, 4 y 18 de agosto de 1874.

    La Tentación de Cristo

    Cristo ha entrado en el mundo como el destructor de Satanás y el Redentor de los que se hallan cautivos bajo su poder. Con su propia vida victoriosa, quiere dejar un ejemplo que el hombre siga y venza así las tentaciones de Satanás. Tan pronto como Cristo entró en el desierto de la tentación, cambió su rostro. Entonces desaparecieron la gloria y el esplendor reflejados del trono de Dios, que le iluminaron el rostro cuando se abrieron los cielos ante él, y la voz del Padre lo reconoció como a su Hijo en quien se complacía. Su alma estaba siendo abrumada por el peso de los pecados del mundo y su rostro expresaba dolor inenarrable, una angustia profunda que el hombre caído nunca había experimentado. Sintió la abrumadora marea de desdicha que inundaba el mundo. Comprendió los alcances de la fuerza del apetito complacido y de las pasiones impías que dominaban el mundo y que habían ocasionado inexpresables sufrimientos al hombre. La complacencia del apetito había sido aumentada y fortalecida con cada generación sucesiva desde la transgresión de Adán, hasta que la raza humana había quedado tan debilitada en su poder moral, que no podía vencer con su propia fuerza. En el lugar de la raza humana, Cristo había de vencer el apetito soportando en este punto la prueba más poderosa. Había de recorrer solo el camino de la tentación y no iba a haber nadie que lo ayudara, nadie que lo consolara o sostuviera. Había de luchar con los poderes de las tinieblas.1MS 318.1

    Puesto que, en su fortaleza humana, el hombre no podía resistir el poder de las tentaciones de Satanás, Jesús se ofreció para emprender la obra, llevar la carga del hombre y vencer en su lugar el poder del apetito. En lugar del hombre, debía mostrar abnegación, perseverancia y firmeza de principios, que son importantísimos para vencer las angustias del hambre que carcomen. Debía demostrar un poder de dominio sobre el apetito más poderoso que el hambre y aun que la muerte.1MS 319.1

    Larger font
    Smaller font
    Copy
    Print
    Contents