Loading...
Larger font
Smaller font
Copy
Print
Contents
Notas biográficas de Elena G. de White - Contents
  • Results
  • Related
  • Featured
No results found for: "".
  • Weighted Relevancy
  • Content Sequence
  • Relevancy
  • Earliest First
  • Latest First
    Larger font
    Smaller font
    Copy
    Print
    Contents

    Sobreponiéndonos al desaliento

    La primera noche después de llegar al lugar de la reunión, el desaliento sobrecogió mi ánimo. Traté de vencerlo, pero me parecía imposible dominar mis pensamientos. Me apesadumbraba el recuerdo de mis pequeñuelos. Habíamos tenido que dejar en el Estado de Maine a uno de dos años y ocho meses, y a otro, en el Estado de Nueva York, de nueve meses de edad. Acabábamos de efectuar con gran fatiga un viaje molesto, y yo pensaba en las madres que en sus tranquilos hogares disfrutaban de la compañía de sus hijos. Recordaba nuestra vida pasada y me acudían a la mente las frases de una hermana que algunos días antes me había dicho que debía ser muy agradable viajar por el país sin ninguna preocupación. Esa era la clase de vida que a ella le gustaría llevar. En ese momento preciso, mi corazón se sentía anheloso por mis hijos, especialmente por el pequeñuelo de Nueva York, y acababa de salir de mi dormitorio, donde había estado batallando con mis sentimientos, y, anegada en lágrimas, había buscado al Señor en demanda de fuerzas para acallar toda queja, de modo que alegremente pudiese negarme a mí misma por causa de Jesús.NBEW 144.2

    En este estado de ánimo me quedé dormida, y soñé que un ángel alto se ponía a mi lado y me preguntaba por qué estaba triste. Le referí los pensamientos que me habían conturbado, y dije: “¡Puedo hacer tan poco bien! ¿Por qué no podemos estar con nuestros pequeñuelos y disfrutar de su compañía?” El ángel respondió: “Has dado al Señor dos hermosas flores cuya fragancia le es tan grata como suave incienso, y más valiosa a sus ojos que el oro y la plata, porque es ofrenda de corazón. Este sacrificio conmueve todas las fibras del corazón como ningún otro. No debes mirar las presentes apariencias, sino atender únicamente a tu deber, para la sola gloria de Dios, y según sus manifiestas providencias. De este modo el sendero se iluminará ante tus pasos. Toda abnegación, todo sacrificio se anota fielmente y tendrá su recompensa”.NBEW 145.1

    Larger font
    Smaller font
    Copy
    Print
    Contents