Sesiones de oración y bendiciones
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Las circunstancias no se mostraban favorables para dirigirnos a Battle Creek, pero en mi mente estaba fija la idea de que debíamos ir.NBEW 190.1
Todo nos había ido muy bien en el viaje. Cuando el tren llegó a Battle Creek, fuimos recibidos por un grupo de fieles hermanos, quienes nos dieron una alegre bienvenida. Mi esposo descansó bien durante toda la noche. Al sábado siguiente caminó hasta el lugar donde se iban a celebrar los servicios del día y allí predicó durante tres cuartos de hora. Por la noche asistimos al servicio de la Cena del Señor. El Señor lo fortalecía mientras por fe se dirigía a estas reuniones.NBEW 190.2
La larga enfermedad de mi esposo fue un duro golpe no solamente para mí y mis hijos, sino también para la causa de Dios. Las iglesias se vieron privadas tanto de las labores de mi esposo como de las mías. Satanás se sentía triunfante al contemplar cómo quedaba interrumpida la obra de la verdad; pero, gracias a Dios, no se le permitió destruirnos. Después de haber estado desligados de la obra activa durante 15 largos meses, una vez más volvimos los dos a trabajar entre las iglesias.NBEW 190.3