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Testimonios para la Iglesia, Tomo 3 - Contents
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    A un joven ministro y su esposa

    Queridos hermanos A: Por algunos meses he sentido que era tiempo de escribirles algunas cosas que el Señor se agradó en mostrarme respecto a ustedes hace varios años. Me fueron señalados sus casos en relación con los de otros que tuvieron que esforzarse con el fin de estar capacitados para el trabajo de presentar la verdad. Se me mostró que ustedes dos eran deficientes en los requisitos esenciales y que si no los reunían, su utilidad y la salvación de sus propias almas estarían en peligro. Ustedes tienen algunas fallas en sus caracteres que es muy importante que corrijan. Si descuidan de encargarse del trabajo resueltamente y con empeño, estos errores aumentarán y debilitarán grandemente su influencia en la causa y la obra de Dios, lo que finalmente tendrá como resultado la separación de ustedes de la obra de predicar la verdad que aman tanto.3TPI 335.1

    En la visión que se me dio para B, se me mostró que él tenía un molde de carácter muy desafortunado. No había sido disciplinado y su temperamento no había sido subyugado. Se le había permitido tomar sus propias decisiones y hacer en gran medida lo que quería. Era muy deficiente en su reverencia a Dios y al hombre. Tenía un espíritu fuerte, insumiso, y una idea muy vaga de la gratitud debida a aquellos que estaban haciendo el máximo por él. Era extremadamente egoísta.3TPI 335.2

    Se me mostró que un espíritu independiente, una voluntad firme e inflexible, una falta de reverencia y del debido respeto a otros, el egoísmo y una confianza propia demasiado grande, distinguen el carácter de la hermana A. Si ella no vigila estrechamente esos defectos en su carácter y los vence, seguramente no llegará a sentarse con Cristo en su trono.3TPI 335.3

    Con respecto al hermano A, se me mostró que muchas de las cosas mencionadas en el Testimonio para B se aplican a usted. Se me señaló su vida pasada. Vi que desde niño usted ha sido confiado en sí mismo, terco y porfiado, y ha seguido sus propias ideas. Usted tiene un espíritu independiente, y le ha sido muy difícil ceder ante nadie. Cuando debía ceder frente a otros en su modo de actuar y en sus deseos, usted llevaba a cabo los asuntos en su propia manera precipitada. Usted ha sentido que era plenamente competente para pensar y actuar por sí mismo, independientemente. Ha aceptado y amado la verdad de Dios, la que ha hecho mucho por usted, pero no ha realizado toda la transformación necesaria para el perfeccionamiento del carácter cristiano. Cuando usted empezó primero a trabajar en la causa de Dios era más humilde y estaba dispuesto a ser aconsejado. Pero cuando comenzó a tener cierta medida de éxito, su confianza propia aumentó, y fue menos humilde y se volvió más independiente.3TPI 335.4

    Cuando examinó la obra del pastor y la hermana White usted pensó que podía ver dónde habría hecho mejor que ellos. Usted ha albergado en su corazón sentimientos contra ellos. Era naturalmente escéptico, infiel, en sus sentimientos. Cuando examinó el trabajo de ellos y oyó los reproches dados a aquellos que estaban equivocados, se preguntó cómo aceptaría un testimonio directo como ése. Llegó a la conclusión de que no podría recibirlo, y comenzó a afirmarse en su resistencia a la manera de trabajar de ellos, y así abrió una puerta en su corazón para las sospechas, las dudas y para sentir celos de ellos y de su trabajo.3TPI 336.1

    Usted llegó a albergar prejuicios contra el trabajo de ellos. Observó, y escuchó y reunió [toda la información] que pudo, y supuso mucho. Porque Dios le había dado una medida de éxito, comenzó a colocar su corta experiencia y labores en un nivel por encima de las labores del hermano White. Se jactaba de que, si estuviera en su lugar, podría hacer mucho mejor que él. Comenzó a agrandarse en sus propios ojos. Pensó que su conocimiento era mucho más extenso y valioso de lo que realmente era. Si hubiese tenido una centésima parte de la experiencia que el hermano White ha tenido en el trabajo, los cuidados y perplejidades reales, y en la experiencia de llevar cargas en esta causa, usted podría entender mejor su trabajo y estar mejor preparado para solidarizarse con él en sus labores, en vez de murmurar y albergar sospechas y tenerle celos.3TPI 336.2

    En cuanto a su propio puesto de trabajo, debería desconfiar grandemente de usted mismo, no sea que falle en hacer su obra de un modo que sea acepto para Dios, no sea que falle en honrar la causa de la verdad en sus labores. Usted debiera, con humillación de alma, sentir [lo que sintió el apóstol]: “Y para estas cosas, ¿quién es suficiente?” 2 Corintios 2:16. La razón por la que ustedes dos están tan listos para cuestionar y conjeturar respecto al trabajo del pastor White es porque conocen muy poco al respecto. Tan pocas cargas reales han recaído sobre sus almas, tan poca angustia genuina por la causa de Dios ha tocado sus corazones, tan poca perplejidad y verdadera aflicción han sobrellevado por otros, que no están mejor preparados para apreciar el trabajo del hermano White que lo que está un niño de diez años para entender los cuidados, ansiedad y trabajo fatigoso de su agobiado padre. El niño puede andar gozoso de espíritu porque no tiene la experiencia de su padre agobiado y lleno de inquietudes. Puede preguntarse el porqué de los temores y ansiedades del padre, que a él le parecen innecesarios; pero cuando se le añadan a su vida años de experiencia, cuando asuma y lleve sus verdaderas cargas, entonces podrá mirar retrospectivamente la vida de su padre y comprender lo que para él era misterioso en su niñez; porque la amarga experiencia le ha dado conocimiento.3TPI 337.1

    Se me mostró que usted está en peligro de situarse por encima de la sencillez del trabajo y de colocarse sobre el pináculo. Usted siente que no necesita reprensión y consejo, y el lenguaje de su corazón es: “Soy capaz de juzgar, discriminar y determinar entre lo correcto y lo erróneo. No veré violados mis derechos. Nadie me dirá lo que tengo que hacer. Soy capaz de formar mis propios planes de acción. Soy tan bueno como cualquiera. Dios está conmigo y me da éxito en mis esfuerzos. ¿Quién tiene autoridad para interponerse en mi camino?” Le he oído declarar estas palabras cuando su caso estaba pasando delante de mí en visión, pero no dirigidas a ninguna persona, sino como si conversara con usted mismo. Mi ángel asistente repitió estas palabras, mientras los señalaba a ustedes dos: “De cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos. Así que, cualquiera que se humille como este niño, ése es el mayor en el reino de los cielos”. Mateo 18:3, 4.3TPI 337.2

    Vi que la fuerza de los hijos de Dios está en su humildad. Cuando son pequeños en sus propios ojos, Jesús será para ellos su fuerza y su justicia, y Dios prosperará sus labores. Se me mostró que Dios probaría al hermano A. Le daría una medida de prosperidad; y si soportaba la prueba, si usaba provechosamente las bendiciones que Dios le dé, sin tomar honor para sí y sin volverse engreído, egoísta y lleno de confianza propia, el Señor continuaría dándole sus bendiciones por amor a su causa y para su propia gloria.3TPI 338.1

    Vi, hermano A, que usted está en el mayor peligro de volverse orgulloso, lleno de justicia propia y de autosuficiencia, y de sentir que es rico y no necesita nada. A menos que se ponga en guardia contra estos puntos, el Señor le permitirá continuar su camino hasta que usted haga evidente a todos su debilidad. Será puesto en situaciones donde será severamente tentado si otros no lo consideran en una luz tan exaltada como usted se estima a sí mismo y su capacidad. Se me mostró que estaba pobremente preparado para tener mucha prosperidad y una medida grande de éxito. Sólo una conversión cabal hará la obra que necesita hacerse en su caso.3TPI 338.2

    Se me ha mostrado que usted y su esposa son naturalmente egoístas. A menos que estén en guardia, están en constante peligro de pensar y actuar con referencia a ustedes mismos. Trazarán sus planes para su propia conveniencia, sin tener en cuenta cuánto pueden incomodar a otros. Están inclinados a ejecutar sus ideas y planes sin considerar los planes ni respetar los puntos de vista o sentimientos de otros. Ambos debieran cultivar la deferencia y el respeto a otros.3TPI 338.3

    Hermano A, usted ha considerado que su trabajo era de una importancia demasiado grande como para rebajarse a fin de ocuparse en deberes domésticos. A usted no le agradan estos requerimientos. Los descuidó en sus días más juveniles. Pero estos pequeños deberes que usted descuida son esenciales para la formación de un carácter bien desarrollado.3TPI 338.4

    Se me ha mostrado que nuestros ministros generalmente son deficientes en hacerse útiles en las familias donde son hospedados. Algunos dedican su mente al estudio porque aman esta ocupación. No sienten que Dios les ordena a los ministros el deber de ser una bendición en las familias que visitan, sino que muchos entregan su mente a los libros y se aíslan de la familia y no conversan con ellos sobre los temas de la verdad. Los intereses religiosos en la familia son apenas mencionados. Esto está totalmente mal. Los ministros que no llevan sobre sí la carga y los cuidados de la obra de publicaciones, y que no tienen las perplejidades y numerosas preocupaciones de todas las iglesias, no debieran sentir que su trabajo es excesivamente difícil. Debieran sentir el interés más profundo en las familias que visitan; no tendrían que sentir que deben ser mimados y servidos mientras no dan nada a cambio. Descansa una obligación sobre las familias cristianas de hospedar a los ministros de Cristo, y también los ministros que reciben la hospitalidad de amigos cristianos tienen el deber de sentirse bajo la obligación mutua de llevar sus propias cargas tanto como sea posible y no ser una carga para sus amigos. Muchos ministros abrigan la idea de que deben ser especialmente favorecidos y servidos, y los tales frecuentemente se ofenden y su utilidad se debilita al ser tratados como animalitos domésticos.3TPI 339.1

    Hermano y hermana A, al estar entre sus hermanos ustedes demasiado frecuentemente acostumbran hacer arreglos placenteros para ustedes y seguir un curso de acción como para granjearse la atención de los demás, sin considerar las conveniencias o los inconvenientes de ellos. Están en peligro de hacer de ustedes el centro. Han recibido la atención y la consideración de otros cuando, para el bien de sus propias almas como también para el beneficio de otros, deberían haber dedicado más atención a los que han visitado. Tal proceder les habría dado por lejos mayor influencia, y habrían tenido la bendición de ganar más almas para la verdad.3TPI 339.2

    Hermano A, usted tiene capacidad para presentar la verdad a otros. Tiene una mente investigadora, pero posee graves defectos de carácter, que he mencionado y que usted debe vencer. Usted descuida muchas de las pequeñas cortesías de la vida porque considera que no comprende que se requieran de usted esas pequeñas atenciones. Dios no quisiera que usted impusiera cargas a otros mientras descuida de ver y hacer las cosas que alguien debe hacer. No le resta dignidad a un ministro del evangelio traer leña y agua cuando se necesitan o practicar ejercicio al hacer el trabajo necesario en la familia donde se lo hospeda. Al no ver estos pequeños importantes deberes y no aprovechar la oportunidad para hacerlos, se priva de bendiciones reales y también priva a otros del bien que es privilegio de ellos recibir de él.3TPI 340.1

    Algunos de nuestros ministros no practican una cantidad de ejercicio físico proporcional a las exigencias que le imponen a la mente. Como resultado sufren de debilidad. No hay una razón satisfactoria por la que la salud de los ministros que sólo tienen que cumplir los deberes corrientes que le incumben al ministro, debiera fallar. Sus mentes no están constantemente abrumadas con preocupaciones que causan perplejidad y con pesadas responsabilidades respecto a las importantes instituciones que hay entre nosotros. Vi que no hay ninguna razón real por la que debieran fallar en este importante período de la causa y de la obra si le dan la debida consideración a la luz que Dios les ha dado en cuanto a cómo trabajar y cómo practicar ejercicio, y si le dan la debida atención a su dieta.3TPI 340.2

    Algunos de nuestros ministros comen muy abundantemente y no hacen suficiente ejercicio como para liberarse de la materia de deshecho que se acumula en el sistema. Comerán y luego pasarán la mayor parte de su tiempo sentados, leyendo, estudiando o escribiendo, cuando una parte de su tiempo debiera dedicarse a un trabajo físico sistemático. Nuestros predicadores ciertamente tendrán graves problemas de salud a menos que sean más cuidadosos en no recargar el estómago con una cantidad demasiado grande de alimento, aunque sea saludable. Vi que ustedes, hermano y hermana A, corren peligro en este punto. El comer en exceso impide el libre flujo del pensamiento y las palabras, y esa intensidad de convicción que es tan necesaria a fin de grabar la verdad en el corazón del oyente. La indulgencia del apetito oscurece y esclaviza la mente, y embota las emociones santas del alma. Las facultades mentales y espirituales de algunos de nuestros predicadores se debilitan por causa de la alimentación inadecuada y la falta de ejercicio físico. Aquellos que apetecen grandes cantidades de comida no debieran complacer su apetito, sino que debieran practicar la abnegación y retener la bendición de músculos activos y cerebros que funcionan con toda libertad. El comer en exceso embota todo el ser al desviar las energías procedentes de los otros órganos para hacer el trabajo del estómago.3TPI 340.3

    El fracaso de nuestros ministros al no ejercitar todos los órganos del cuerpo proporcionadamente hace que algunos se desgasten, mientras que otros están débiles a causa de la inacción. Si se permite que se desgaste casi exclusivamente un órgano o un conjunto de músculos, el que más se use llega a agotarse en exceso y a debilitarse grandemente. Cada facultad de la mente y cada músculo, tiene su función característica, y a todos se les requiere que se ejerciten por igual a fin de desarrollarse debidamente y para retener un vigor saludable. Cada órgano tiene su función que cumplir en el organismo viviente. Cada rueda en la maquinaria debe ser una rueda viviente, activa y que trabaje. Todas las facultades tienen una importancia interdependiente, y todas necesitan ejercitarse a fin de desarrollarse debidamente.3TPI 341.1

    Hermanos A, ninguno de ustedes disfruta del trabajo físico, doméstico. Ambos necesitan cultivar un amor por los deberes prácticos de la vida. Esta educación es necesaria para su salud y aumentará su utilidad. Ustedes piensan demasiado en lo que comen. No debieran tocar esas cosas que les darán una calidad pobre de sangre; los dos tienen escrófula.3TPI 341.2

    Hermano A, su amor por la lectura y su desagrado por el esfuerzo físico, mientras habla y ejercita su garganta, lo exponen a enfermedades de la garganta y los pulmones. Debiera precaverse y no hablar apresuradamente, machacando lo que tiene que decir como si tuviera que repetir una lección. No debiera permitir que el esfuerzo proceda de la parte superior de los órganos vocales, porque esto los agotará y los irritará constantemente, y colocará las bases para la enfermedad. La acción debiera afirmarse sobre los músculos abdominales. Los pulmones y la garganta debieran ser el canal, pero no debieran hacer todo el trabajo.3TPI 341.3

    Se me mostró que la manera en que usted y su esposa comen producirá enfermedad, la cual, una vez que se haya fijado en ustedes, no será vencida fácilmente. Ustedes dos pueden resistir por años y no mostrar ninguna señal especial de quebrantamiento [del sistema], pero la causa será seguida por los seguros resultados. Dios no obrará un milagro a favor de ninguno de ustedes a fin de preservar su salud y la vida. Deben comer y estudiar y trabajar inteligentemente, siguiendo una conciencia iluminada. Todos nuestros predicadores debieran ser reformadores de la salud sinceros, genuinos, que no adopten las reformas meramente porque otros lo hacen, sino por principio, en obediencia a la Palabra de Dios. Dios nos ha dado gran luz sobre la reforma pro salud, la que nos pide a todos que respetemos. No envía luz para que sea rechazada o descuidada por su pueblo sin que ellos sufran las consecuencias.3TPI 342.1

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