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Testimonios para la Iglesia, Tomo 3 - Contents
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    Deterioro físico de la humanidad

    El libro de Génesis contiene un relato bien definido de la vida social e individual, y sin embargo no registro alguno de que un niño naciera ciego, sordo, lisiado, deformado o imbécil. No muestra un solo caso de una muerte natural en la infancia, niñez o temprana adultez. No se informa acerca de hombres y mujeres que murieran de enfermedad. Las notas necrológicas en el libro de Génesis rezan así: “Y fueron todos los días que vivió Adán novecientos treinta años; y murió”. Génesis 5:5. “Y fueron todos los días de Set novecientos doce años; y murió”. Génesis 5:8. Concerniente a otros, el registro declara: Y vivió hasta tener una edad avanzada, y murió. Era tan raro que un hijo muriese antes que el padre que un caso tal se consideró digno de registrarse: “Y murió Harán antes que su padre Taré”. Génesis 11:28. Harán tuvo hijos antes de morir.3TPI 155.1

    Dios dotó al hombre con una fuerza vital tan grande que éste ha resistido la acumulación de la enfermedad que recayó sobre la raza humana como consecuencia de hábitos pervertidos y ha continuado viviendo por seis mil años. Este hecho en sí es suficiente para evidenciarnos la fuerza y energía eléctrica que Dios le dio al hombre en su creación. Se necesitaron más de dos mil años de delitos y complacencia de las pasiones bajas para acarrearle enfermedad corporal a la humanidad en un grado apreciable. Si Adán, en su creación, no hubiera sido dotado con una fuerza vital veinte veces mayor que la que tienen los hombres actualmente, la raza humana, con sus hábitos actuales de vida en violación de la ley natural, se habría extinguido. En el tiempo del primer advenimiento de Cristo la humanidad se había degenerado tan rápidamente que pesaba sobre esa generación una acumulación de enfermedades, que acarreaba una marea de dolor y un peso de miseria inexpresables.3TPI 155.2

    Se me ha presentado la condición miserable del mundo en la actualidad. Desde la caída de Adán la raza humana se ha ido degenerando. Se me mostraron algunas de las razones por la deplorable condición actual de hombres y mujeres que fueron formados a la imagen de Dios. Y una idea de cuánto debe hacerse para detener, aun en cierta medida, la decadencia física, mental y moral, hizo que mi corazón se enfermara y desmayase. Dios no creó a la humanidad en su actual condición débil. Este estado de cosas no es la obra de la Providencia, sino la obra del hombre; lo han causado los hábitos erróneos y los abusos, por la violación de las leyes que Dios ha hecho para gobernar la existencia de los seres humanos. A través de la tentación a complacer el apetito, Adán y Eva cayeron primero de su elevado estado, santo y feliz. Y es a través de la misma tentación que la raza humana se ha debilitado. Han permitido que el apetito y la pasión tomen el trono, y que la razón y el intelecto sean puestos en sujeción.3TPI 155.3

    La violación de la ley física y su consecuencia, el sufrimiento humano, han prevalecido durante tanto tiempo que los hombres y las mujeres consideran el estado actual de enfermedad, sufrimiento, debilidad y muerte prematura, como la suerte que le corresponde a la humanidad. El hombre salió de la mano de su Creador perfecto y con una forma hermosa, y tan lleno de energía vital que pasaron más de mil años antes que sus apetitos y pasiones corrompidas, y las violaciones generales de la ley física, ejercieran su efecto en forma marcada en la raza humana. Las generaciones más recientes han sentido la presión de los achaques y enfermedades aún más rápida y fuertemente con cada generación. Las fuerzas vitales se han debilitado grandemente debido a la indulgencia del apetito y la pasión concupiscente.3TPI 156.1

    Los patriarcas desde Adán a Noé, con pocas excepciones, vivieron casi mil años. Desde los días de Noé la duración de la vida ha ido disminuyendo. Los que sufrían enfermedades en tiempos de Cristo eran traidos a él de cada ciudad, pueblo y villa para que él los sanara, porque estaban afligidos con todo tipo de enfermedad. Y las enfermedades han ido aumentando constantemente a través de las generaciones sucesivas desde aquel período. Debido a la violación continua de las leyes de la vida, la mortalidad ha aumentado a un grado terrible. Los años del hombre se han acortado, de modo que la generación actual pasa a la tumba aún antes de la edad cuando las generaciones que vivieron los primeros pocos miles de años después de la creación entraban en acción.3TPI 156.2

    Las enfermedades se han transmitido de padres a hijos, de generación en generación. Los infantes en la cuna sufren miserablemente debido a los pecados de sus padres, que han disminuido su fuerza vital. Sus hábitos erróneos de alimentación y vestir, y su libertinaje general, son transmitidos como una herencia a los hijos. Muchos nacen locos, deformes, ciegos, sordos, y un grupo muy grande tienen deficiencias intelectuales. La extraña ausencia de principios que caracteriza a esta generación, y que se revela en su descuido de las leyes de la vida y la salud, es asombrosa. Prevalece la ignorancia sobre este tema, mientras la luz está brillando a su alrededor. La principal preocupación de la mayoría es: ¿Qué comeré?, ¿qué beberé?, ¿y con qué me vestiré? Pese a todo lo que se dice y escribe sobre cómo deberíamos tratar nuestros cuerpos, por lo general el apetito es la gran ley que gobierna a los hombres y las mujeres.3TPI 157.1

    Las facultades morales se debilitan porque los hombres y las mujeres no viven en obediencia a las leyes de la salud ni hacen de este gran tema un deber personal. Los padres legan a su descendencia sus propios hábitos pervertidos, y enfermedades repugnantes corrompen la sangre y debilitan el cerebro. La mayoría de los hombres y las mujeres permanecen en la ignorancia de las leyes de su ser, y complacen el apetito y la pasión a expensas del intelecto y la moral, y parecen dispuestos a mantenerse ignorantes del resultado de su violación de las leyes de la naturaleza. Complacen el apetito depravado con el uso de venenos lentos que corrompen la sangre y socavan las fuerzas nerviosas, y en consecuencia se acarrean enfermedades y muerte. Sus amigos califican el resultado de esta conducta como el designio de la Providencia. En esto insultan al Cielo. Ellos se rebelaron contra las leyes de la naturaleza y sufrieron el castigo por abusar de ellas de esta manera. Por todas partes prevalecen ahora el sufrimiento y la mortalidad, especialmente entre los niños. ¡Cuán grande es el contraste entre esta generación y las que vivieron durante los primeros dos milenios!3TPI 157.2

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