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Testimonios para la Iglesia, Tomo 3 - Contents
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    Diligencia en el ministerio

    Se me ha mostrado que existe el peligro de que nuestros jóvenes ministros entren en el campo y se ocupen en la obra de enseñar la verdad a otros cuando no están capacitados para la sagrada obra de Dios. No tienen un sentido justo del carácter sagrado de la obra para este tiempo. Sienten un deseo de estar vinculados a la obra, pero fallan en llevar las cargas que se encuentran directamente en la senda del deber. Hacen aquello que les cuesta poco esfuerzo e inconvenientes, y descuidan de volcar toda su alma en el trabajo.3TPI 605.1

    Algunos son demasiado indolentes como para tener éxito en asuntos comerciales y son deficientes en la experiencia necesaria para hacerlos buenos cristianos en una capacidad privada; sin embargo se sienten competentes para ocuparse en la obra que de todas es la más difícil, la de tratar con las mentes y procurar convertir a las almas del error a la verdad. El corazón de algunos de estos ministros no está santificado por la verdad. Los tales son meramente piedras de tropiezo para los pecadores y están obstruyendo el camino de los verdaderos obreros. Se requerirá un esfuerzo más firme para educarlos de modo que tengan las ideas correctas, y no perjudiquen la causa de Dios, que para hacer el trabajo. Dios no puede ser glorificado, ni su causa puede progresar con obreros no consagrados y enteramente deficientes en las cualidades necesarias para ser ministros evangélicos. Algunos ministros jóvenes que salen a trabajar por otros necesitan ellos mismos convertirse a la religión genuina de la Biblia.3TPI 605.2

    Se me mostró el caso del hermano R de _____, quien en diversos sentidos ilustra los casos de otras personas. Se me mostró que el hermano R no es una verdadera ayuda para la causa de Dios y nunca podrá serlo a menos que experimente una conversión cabal. Tiene numerosos defectos de carácter que tiene que detectar antes que pueda ser aceptado por Dios como un obrero en su viña. La Palabra de Dios es sagrada. En primer lugar, el hermano R no ha experimentado ese cambio de corazón que transforma al hombre y que se llama conversión. Tiene una religión intelectual, pero necesita que se lleve a cabo en su vida la obra de la gracia de Dios en el corazón antes que pueda, en forma inteligente, señalar a otros al Cordero de Dios que quita los pecados del mundo. La obra para este tiempo es demasiado solemne e importante como para ser conducida con manos inmundas y corazones impuros.3TPI 605.3

    El hermano R es de temperamento irritable. Esto crea problemas para él y para sus mejores amigos. Por naturaleza es celoso, suspicaz y criticón. Las personas vinculadas más de cerca con él sentirán esto más profundamente. Tiene mucho egoísmo y una exagerada autoestima, y si no se es tenido en cuenta en forma especial para sentirse objeto de la máxima atención, enseguida busca a quien culpar por ello. La falta está en él. Le encanta que se halague su vanidad. Sospecha de los motivos de otros y muestra en estos sentimientos una mente muy estrecha y egoísta. Piensa que hay mucho para cuestionar, para encontrar faltas y para censurar en los planes de trabajo de otros, cuando el verdadero mal existe en su propio corazón desprovisto de humildad y no consagrado. El yo en él debe morir, y debe aprender de Jesús, que es manso y humilde de corazón, o fallará en perfeccionar un carácter cristiano y en ganar finalmente el cielo.3TPI 606.1

    El hermano R ha fracasado en su manera de enseñar la verdad a otros. Su espíritu no es atractivo. El yo está mezclado con todos sus esfuerzos. Es muy puntilloso en el aspecto externo, en lo que se refiere a su vestimenta, como si esto lo designara como un ministro de Cristo; pero ha descuidado el adorno interior del alma. No ha sentido la necesidad de buscar un carácter hermoso, armonioso, que se parezca al carácter de Cristo, el Modelo correcto. La mansedumbre y la humildad que caracterizaron la vida de Jesús ganarían los corazones y le darían acceso a las almas; pero cuando el hermano R habla con su propio espíritu, la gente ve expuesto tanto de su yo y tan poco del espíritu de humildad, que sus corazones no se conmueven, sino que se endurecen y enfrían bajo su predicación, porque carece de la unción divina.3TPI 606.2

    El espíritu de confianza propia y de autoexaltación del hermano R debe ser eliminado, y él debe ver que es pecador y que necesita de la continua gracia y poder de Dios para avanzar en medio de la oscuridad moral de esta era degenerada y para alcanzar a las almas que necesitan ser salvadas. Él ha colocado externamente la dignidad de un ministro evangélico, mientras que no ha sentido que para tener éxito en la presentación de la verdad eran esenciales una experiencia real en el misterio de la piedad y un conocimiento de la voluntad divina.3TPI 607.1

    El hermano R es demasiado frío y carente de comprensión. No llega directamente a los corazones mediante la sencillez cristiana, la ternura y el amor que caracterizaban la vida de Cristo. En este respecto es esencial que cada hombre que trabaja por la salvación de las almas imite al modelo que le es dado en la vida de Cristo. Si los hombres fracasan en educarse a ellos mismos para llegar a ser obreros en la viña del Señor, podría ser mejor que se prescindiera de ellos. Sería una norma pobre sostener con la tesorería de Dios a aquellos que realmente desmejoran y dañan su obra, y que constantemente están rebajando la norma del cristianismo.3TPI 607.2

    A fin de que un hombre llegue a ser un ministro de éxito, es esencial algo más que un conocimiento libresco. El que trabaja por las almas necesita integridad, inteligencia, diligencia, energía y tacto. Todas estas cualidades son altamente esenciales para el éxito de un ministro de Cristo. Ningún hombre con estas características puede ser inferior, sino que tendrá una influencia convincente. A menos que el obrero en la causa de Dios pueda ganar la confianza de las personas por quienes trabaja, no puede hacer sino poco bien. El obrero en la viña del Señor diariamente debe derivar fuerza de arriba para resistir el mal y para mantener la rectitud en medio de las diversas pruebas de la vida, y su alma debe ser puesta en armonía con su Redentor. Puede ser un colaborador con Jesús, trabajando como él trabajó, amando como él amó, y poseyendo, como él, poder moral para resistir las pruebas de carácter más fuertes.3TPI 607.3

    El hermano R debiera cultivar la sencillez. Debiera poner a un lado su falsa dignidad y permitir que el Espíritu de Dios entre en él y santifique, eleve, purifique y ennoblezca su vida. Entonces puede llevar la carga por las almas que un verdadero ministro del evangelio debe sentir cuando presenta un mensaje de solemne amonestación a aquellos que están en peligro, quienes perecerán en su oscuridad a menos que acepten la luz de la verdad. Esta dignidad tomada en préstamo de su Redentor lo adornará con gracia divina, porque mediante ella es conducido a una estrecha unión con Jesucristo.3TPI 608.1

    Se me transportó más adelante en la vida del hermano R, y luego hacia atrás para examinar el resultado de sus labores, mientras intentaba enseñar a otros la verdad. Vi que unos pocos escucharían y, en cuanto a la parte intelectual, podrían estar convencidos; pero el hermano R no tiene un conocimiento experimental, diario, viviente de la gracia de Dios y su poder salvador, y no puede comunicar a otros lo que él mismo no posee. No tiene la experiencia de un hombre verdaderamente convertido. ¿Cómo, entonces, puede Dios transformarlo en una bendición para los pecadores? Él mismo está ciego, mientras procura guiar a los ciegos.3TPI 608.2

    Se me mostró que su trabajo ha estropeado buenos campos para otros. Algunos hombres que estaban verdaderamente consagrados a Dios y que sentían la carga de la obra podrían haber hecho bien y conducido almas a la verdad en lugares donde él ha hecho intentos sin éxito, pero después de su trabajo superficial la oportunidad áurea se esfumó. Las mentes que podrían haber sido convencidas, y los corazones que podrían haber sido suavizados, se habían endurecido y llenado de prejuicios bajo sus esfuerzos.3TPI 608.3

    Miré para ver qué almas de valor se mantenían aferradas a la verdad como resultado de sus labores. Observé cuidadosamente para ver qué atención le había dado a las almas, para fortalecerlas y animarlas, un trabajo que siempre debería acompañar al ministro de la Palabra. No pude ver a nadie que no habría estado en una condición mucho mejor si no hubiera recibido las primeras impresiones de la verdad de parte de él. Es casi imposible para una corriente de agua elevarse más alto que su fuente de origen. El hombre que lleva la verdad a los pecadores se coloca en una situación de terrible responsabilidad. O convertirá las almas a Cristo o sus esfuerzos las inclinarán en la dirección equivocada.3TPI 608.4

    Se me ha mostrado que el hermano R es un hombre indolente. Ama el placer y la comodidad. No le agrada el trabajo físico, ni le gusta aplicar su mente en forma rigurosa al estudio de la Palabra. Quiere tomar las cosas en forma indolente. Irá a un lugar e intentará introducir allí la verdad, cuando su corazón no está en eso. No siente el peso de la obra, ni una carga real por las almas. No tiene el amor de las almas en el corazón. Permite que sus inclinaciones lo aparten del trabajo, acepta que sus sentimientos lo controlen, y deja el trabajo y vuelve a su familia. No tiene una experiencia en materia de abnegación, en sacrificar su comodidad y sus inclinaciones. Trabaja demasiado en relación con el salario. No se aplica rigurosamente a su trabajo, sino que meramente toca aquí y allá sin perseverancia ni esfuerzo, y así no tiene éxito en nada. Dios desaprueba a tales profesos obreros. Son infieles en todo. Sus conciencias no son sensibles ni tiernas.3TPI 609.1

    Introducir la verdad en algunos lugares y luego carecer de valor, energía y tacto para completar el trabajo es un gran error, porque se deja el trabajo sin que se haga ese esfuerzo completo y perseverante que es positivamente esencial en estos lugares. Si las cosas son difíciles, si surge la oposición, él hace una retirada cobarde en vez de acudir a Dios con ayuno, oración y llanto, aferrándose por fe a la Fuente de luz, poder y fortaleza hasta que las nubes se despejen y se disperse la oscuridad. La fe se fortalece al entrar en conflicto con dudas e influencias opositoras. La experiencia obtenida en estas pruebas es de más valor que las joyas más costosas.3TPI 609.2

    El resultado de sus labores, hermano R, debiera avergonzarlo. Dios no puede aceptarlas. Sería mejor para la causa de Dios si usted dejara de predicar, y tomara un trabajo que implique menos responsabilidad. Sería mejor si fuera a trabajar con sus manos. Humille su corazón ante Dios; sea fiel en los asuntos temporales; y cuando usted muestre que es fiel en las responsabilidades menores, Dios puede encomendarle cometidos más elevados. “El que es fiel en lo muy poco, también en lo más es fiel; y el que en lo muy poco es injusto, también en lo más es injusto”. Lucas 16:10. Usted necesita una experiencia más profunda en los asuntos religiosos. Le aconsejo que vaya a trabajar con sus manos y que le ruegue fervientemente a Dios que le dé una experiencia espiritual personal. Aférrese a Jesús y nunca, nunca se atreva a asumir las responsabilidades de un ministro del evangelio hasta que sea un hombre convertido y tenga un espíritu manso y apacible. Necesita mantenerse alejado de la obra de Dios hasta que sea dotado con poder de lo alto. Ningún hombre puede tener éxito en salvar almas a menos que Cristo obre con sus esfuerzos y el yo sea puesto a un lado.3TPI 609.3

    Un ministro de Cristo debiera estar plenamente equipado para toda buena obra. Usted ha sido un fracaso miserable. Debe mostrar en su familia esa amable consideración, esa ternura, amor, bondad, noble paciencia y verdadera cortesía que es propia de quien es la cabeza de la familia, antes que pueda tener éxito en ganar almas para Cristo. Si usted no tiene sabiduría para manejar el grupo pequeño con quien está estrechamente unido, ¿cómo puede tener éxito al manejar un número mayor, que no están especialmente interesados en usted? Su esposa necesita estar verdadera y cabalmente convertida a Dios. Ninguno de ustedes está en condiciones de representar correctamente nuestra fe. Ambos necesitan una conversión cabal.3TPI 610.1

    Retirarse actualmente de la obra de Dios es lo mejor para usted. Hermano R; usted no tiene perseverancia ni espina dorsal moral. Es muy deficiente en esos rasgos de carácter que son necesarios para la obra de Dios en este tiempo. No ha recibido esa educación en la vida práctica que usted necesita a fin de tener éxito como un ministro útil de Cristo. Su educación ha sido deficiente en muchos respectos. Sus padres no han estudiado su carácter, no lo han instruido para que venza sus defectos totalmente a fin de que pueda desarrollar un carácter simétrico, y posea firmeza, abnegación, dominio propio, humildad y poder moral. Usted conoce muy poco de la vida práctica o de tener perseverancia bajo las dificultades. Tiene un fuerte deseo de rebatir las ideas de otros y de promover las suyas. Éste es el resultado de sus sentimientos de suficiencia propia y de seguir sus propias inclinaciones en su juventud.3TPI 610.2

    Usted no se ve a sí mismo y sus errores. No está dispuesto a aprender, pero tiene un gran deseo de enseñar. Se forma sus propias opiniones y se aferra a sus ideas peculiares con una persistencia tediosa. Está ansioso de promover sus puntos de vista, y en su opinión, sus ideas son de mayor importancia que el juicio experimentado de hombres de valor moral que han sido probados en esta causa. Usted se ha ilusionado con la idea de que tenía aptitudes que serían apreciadas y que lo convertirían en un hombre valioso; pero estas cualidades no han sido probadas. Usted tiene una educación unilateral. No posee ninguna inclinación o amor por los deberes domésticos y cotidianos de la vida. Su indolencia sería suficiente razón para descalificarlo para el trabajo del ministerio, si no hubiera ninguna otra razón por la que usted no tendría que ocuparse en él. La causa no necesita tanto a predicadores como a obreros. De todas las vocaciones de la vida, no hay ninguna que requiera obreros esforzados, fieles, perseverantes, abnegados como la causa de Dios en estos últimos días.3TPI 611.1

    La empresa de obtener la vida eterna está por encima de toda otra consideración. Dios no desea holgazanes en su causa. La obra de amonestar a los pecadores a huir de la ira venidera requiere hombres fervientes que sientan la carga por las almas y que no estén inclinados a aprovecharse de toda excusa a fin de evitar cargas o para dejar el trabajo. Los pequeños motivos de desánimo, como el tiempo desagradable o las enfermedades imaginarias, parecen razón suficiente al hermano R para excusarlo de hacer un esfuerzo. Aun apelará a su compasiva comprensión, y cuando surjan deberes que no se siente inclinado a cumplir, cuando su indolencia clama por ser complacida, él frecuentemente presenta la excusa de que está enfermo, cuando no hay razón por la cual debería estar enfermo, a menos que debido a hábitos indolentes y a la complacencia del apetito todo su sistema se haya trabado por la inacción. Podría tener buena salud si observa estrictamente las leyes de la vida y la salud, y practicara la luz sobre la reforma pro salud en todos sus hábitos.3TPI 611.2

    El hermano R no es el hombre para el trabajo en estos últimos días a menos que se reforme enteramente. Dios no llama a ministros que son demasiado indolentes para ocuparse en trabajo físico, para que lleven el mensaje probatorio de advertencia al mundo. Quiere obreros en su causa. Los obreros verdaderos, fervientes, abnegados, lograrán algo.3TPI 612.1

    Hermano R, su enseñanza de la verdad a otros ha sido un completo error. Si Dios llama a un hombre, no cometerá un desacierto tan grande como tomar a alguien de tan poca experiencia en la vida práctica y en las cosas espirituales como la que usted ha tenido. Usted tiene capacidad para hablar, en lo que a eso respecta, pero la causa de Dios requiere hombres de consagración y energía. Usted puede cultivar estos rasgos, puede obtenerlos si quiere. Al cultivar perseverantemente los rasgos opuestos a aquellos en los que ahora falla, usted puede aprender a vencer esas deficiencias de su carácter que se han incrementado desde su juventud. Salir meramente y hablar a la gente de vez en cuando no es trabajar para Dios. No hay verdadero trabajo en ello.3TPI 612.2

    Aquellos que trabajan para Dios apenas han comenzado la obra cuando dan un discurso en el púlpito. Después de esto viene el verdadero trabajo, hacer visitas de casa en casa, conversar con miembros de la familia, orar con ellos, y acercarse solidariamente a aquellos a quienes deseamos beneficiar. No le restará dignidad a un ministro de Cristo estar alerta para ver y comprender las cargas y cuidados temporales de las familias que visita, y ser útil, tratando de aliviarlos donde pueda al ocuparse en trabajo físico. De esta manera tiene un poder de influencia para desmontar la oposición y derribar el prejuicio, que dejaría de tener si en todo lo demás fuera plenamente eficiente como un ministro de Cristo.3TPI 612.3

    Nuestros ministros jóvenes no tienen la responsabilidad de escribir, que los de más edad y experiencia tienen. No llevan una multiplicidad de responsabilidades que abruman la mente y desgastan a la persona. Pero son precisamente estas cargas de servicio solícito lo que perfecciona la experiencia cristiana, da poder moral, y convierte en hombres fuertes, eficientes, a aquellos que están ocupados en la obra de Dios. El evitar cargas y responsabilidades desagradables nunca hará de nuestros ministros hombres fuertes de quienes puede dependerse en una crisis religiosa. Muchos de nuestros ministros jóvenes son tan débiles como bebés en la obra de Dios. Y algunos que han estado ocupados en el trabajo de enseñar la verdad por años no son todavía obreros capaces, que no necesitan avergonzarse. No han crecido fuertes en experiencia al ser desafiados por influencias opuestas. Se han excusado de practicar ese ejercicio que fortalecería los músculos morales, dando poder espiritual. Pero ésta es precisamente la experiencia que necesitan a fin de alcanzar la plena estatura de hombres en Cristo Jesús. No obtienen poder espiritual al rehuir deberes y responsabilidades, y entregarse a la indolencia y al amor egoísta de la comodidad y el placer.3TPI 612.4

    El hermano R no carece de habilidad para revestir sus ideas con palabras, pero le falta espiritualidad y verdadera santidad de corazón. No ha bebido profundamente en la fuente de verdad. Si hubiera aprovechado sus momentos de oro para estudiar la Palabra de Dios podría ser ahora un obrero capaz, pero es demasiado indolente como para aplicar su mente rigurosamente y aprender por sí las razones de nuestra esperanza. Está contento con tomar material que otras mentes y plumas han trabajado para producir, y con usar sus pensamientos, que están listos a su disposición, sin esfuerzo ni empeño de su mente, ni reflexión cuidadosa, o meditación acompañada de oración que él mismo practique.3TPI 613.1

    Al hermano R no le agrada aplicarse profundamente ya sea al estudio de las Escrituras o al trabajo físico. Prefiere un camino más fácil, y todavía no conoce nada experimentalmente de la carga de la obra de Dios. Es más fácil para él repetir los pensamientos de otros que investigar diligentemente la verdad por sí mismo. Es sólo mediante el esfuerzo personal, la rigurosa aplicación de la mente y una dedicación completa al trabajo que los hombres llegan a ser competentes para el ministerio.3TPI 613.2

    Dice Cristo: “Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada?” Mateo 5:13. El sabor de la sal es gracia divina. Todos los esfuerzos hechos para hacer avanzar la verdad no son sino de poco valor a menos que el Espíritu de Dios los acompañe. Usted ha convertido la enseñanza de la verdad en un juego de niños. Su mente ha estado concentrada en su propia comodidad y placer, siguiendo sus inclinaciones. Usted y su esposa no tienen un sentido real del carácter sagrado de la obra de Dios. Ambos piensan más en agradar sus caprichos y en estudiar cómo gratificar sus deseos de comodidad y placer que en dedicarse a los deberes severos de la vida, especialmente las responsabilidades vinculadas con la obra de advertir al mundo en cuanto al juicio venidero.3TPI 614.1

    Usted ha visto al hermano S doblegado bajo las cargas y desgastado por el trabajo físico; pero ha tenido un apego tan grande a su comodidad y ha querido tanto mantener su propia importancia que se ha mantenido distante, excusándose de ocuparse en los deberes que alguien estaba obligado a realizar. Ha pasado días en confortable indolencia sin beneficiar a nadie, y luego su conciencia pudo permitirle, sin remordimiento, informar tiempo mayormente gastado en haraganería y recibir paga de la tesorería de Dios.3TPI 614.2

    Usted ha mostrado por su conducta que no tenía un sentido elevado de las cosas sagradas. Ha robado a Dios y ahora debería tratar de hacer una obra completa de arrepentimiento. No intente enseñar a otros. Cuando esté convertido, entonces puede ser capaz de fortalecer a sus hermanos, pero Dios no necesita hombres de su estampa de carácter en su viña. Cuando usted se quite esa estampa, y lleve la impronta de lo divino, entonces podrá trabajar para la causa de Dios. Debe aprender casi todo y apenas tiene un corto tiempo en el cual aprender estas lecciones. Dios le ayude a trabajar fervientemente y concentrándose en lo que hace. He escrito mucho más sobre principios generales, pero no puedo encontrar tiempo para darle a usted por ahora.3TPI 614.3

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